Prefacio

No sé como termine siendo la mejor amiga de Edward Cullen, tal vez fue la manera tan amable en la que él me trato ese día hace ya dos años o tal vez fue el gran vacío que ambos sentíamos en el corazón, yo sufría por Sam, el amor de mi vida hasta que se enamora de mi prima Emily dejándome seca por dentro convirtiéndome en algo que nunca en toda mi vida pensé ser; una maldita arpía en todo el sentido de la palabra, odiada y temida por todos pase de ser una persona amable a una que disfrutaba tratando mal a los demás. Hice cosas malas y las seguiré asiendo porque cuando no uso mi mascara, cuando no hay nadie cerca la verdad me golpe…estoy sola.

Algo parecido le sucedió a Edward con su amada Isabella cuando esta eligió a Jacob, el fingía que todo estaba bien seguía siendo amable con la gente e incluso dejo de interponerse en la relación de Bella y Jacob. Siempre pensé que no había amado lo suficiente a Bella por haberla dejado ir con otro pero cuando lo conocí de verdad me di cuenta que el estaba tan roto como yo. Cuando era pequeña los ancianos de mi tribu contaban historias de cómo cuando los antepasados de los Cullen llegaron a Forks nos quitaron partes de nuestra tierras y por eso éramos enemigos, que eran seres déspotas, presumidos y altaneros, y ahora cuando veo a Edward no se me ocurre una descripción menos adecuada.