¡Hola a todos! Bueno, primero que nada, paso a contarles que es lo primero que escribo sobre esta parejita. Espero disfruten esta pequeña introducción:

Ilusiones de Cristal

Disclaimer: Los personajes de la siguiente historia son propiedad de Masashi Kishimoto.

Capitulo 1: Memorias de una nueva Vida.

— ¡No la amo, ella no significa nada para mí! —Gritaba el rubio desde la otra habitación.

Yo escuchaba todo desde la recamara que compartíamos, sin darme cuenta, mis ojos se llenaban de lágrimas que rápidamente empezaron a caer por mis mejillas, mis fuerzas se desvanecieron, por inercia termine de rodillas en el suelo y es que… en verdad Naruto había dicho eso — ¿Por qué me había mentido? ¿Por qué me había dicho que me amaba? ¿Con quién hablaba con tal sinceridad? Pero principalmente… ¿Por qué se había casado conmigo? — Yo siempre había sido tan estúpida pero no podía creer que todo lo que había vivido con el fuera una completa mentira.

Yo si había sido sincera y hasta había aceptado desprenderme del clan Hyūga para poder estar a su lado y ser su esposa ya que mi padre no aceptaba nuestra relación. Y ahora… ¿Que iba a hacer? Me había casado con alguien que jamás me había amado, ahora tenía mi corazón roto y mi vida estaba destruida.

Recuerdo muy bien cómo comenzó todo esto pero ¿Desde cuándo Naruto me había mentido? Vienen a mi mente todos aquellos momentos creo que todo dio inicio el día que me mude a Tokio, yo era una persona tímida pero en verdad estaba harta que mi padre manejara mi vida por lo que había estado ahorrando para poder rentar un apartamento en esta ciudad y así poder empezar mi nueva vida.

Ese día lleve mis cosas al pequeño apartamento que en realidad no era la gran cosa pero estaba segura que sería un gran hogar con el tiempo; después de organizar las pocas cosas que había traído decidí ir a dar un pequeño paseo y quizás conseguir un empleo de medio tiempo para cubrir mis gastos luego de que mis ahorros se agotaran.

Camine unas cuantas cuadras desde mi apartamento observando el lugar que estaba lleno de edificios de apartamentos y pequeñas tiendas a lo largo se divisaba entre los enormes rascacielos la torre de Tokio que era un lugar realmente majestuoso y en mi opinión mágico, además disfrutaba del clima y fue allí cuando encontré una pequeña tiendita ubicada en una esquina.

Me acerque al lugar que estaba pintado de un vibrante amarillo y tenía una puerta de cristal sobre la que se encontraba el pequeño letrero que decía: "Kurusuke". Rápidamente entre en ella y me dirigí hasta el pequeño mostrador donde se encontraba un anciano vestido con pantalones negros y una camisa beige además tenía el cabello completamente blanco y una apariencia cansada pero en verdad noble.

—D-disculpe… me preguntaba si estaban contratando nuevos empleados— Le dije algo nerviosa. El anciano levanto la mirada y después de unos segundos de silencio —Necesitamos una cajera, yo estoy muy viejo y ya no puedo encargarme de eso— Mientras se dirigía hasta donde estaba yo. — ¿Cuál es tu nombre jovencita? —Me interrogaba. —Hinata…Hinata Hyūga— Respondía yo con la mirada baja. —Tus ojos, son realmente preciosos me recuerdas a mi nieto— Me halagaba un tanto melancólico.

Unos minutos después aparecía un joven con la sonrisa más hermosa que mis ojos habían visto jamás su apariencia era la de un muchacho un tanto rebelde: cabello rubio, ojos azules, piel un poco morena; estaba vestido con unos pantalones negros, una camisa naranja con un símbolo amarillo en la parte delantera además llevaba un colgante muy bonito era una piedra color verde.

—Viejo ya llegue— Saludaba al anciano mientras se colocaba un delantal el que por cierto parecía no agradarle mucho. —No me llames así Naruto… mocoso— Respondía el señor. El joven tomo unas cuantas cajas y las coloco al fondo de la tienda al regresar donde estábamos su mirada se clavó en mí y yo sentía como si mi corazón fuera a explotar como si nada más existiera en ese lugar solo… nosotros.

—Ella es Hinata Hyūga, la nueva cajera— Interrumpía el señor. — ¡Agh! ¡Que molestia!— Se quejaba el rubio mientras se dirigía a acomodar las cajas que poco antes había movido.

—Me retiro, empiezas mañana a las 7:00 pm Hinata-chan— Me indicaba el anciano. —Buenas noches, me voy— Le respondí. —Acompáñala a su casa, Naruto— Le ordenaba al ojiazul.

El me hizo una mirada de desprecio y salió de la tienda. — ¿Qué no vienes? —Preguntaba. Yo caminaba a su lado y a pesar que me caía como patada en el hígado a causa de su actitud tan altanera y arrogante aun así estaba completamente nerviosa podía sentir como mis mejillas se tornaban de un color rojo intenso.

— ¿Por qué tan nerviosa? — preguntaba con su arrogante actitud. — ¿N-nerviosa yo? No claro que no— Trataba de responderle yo pero de pronto sentí como sus labios rozaban los míos, yo jamás había sentido esto era… mágico.

Cerré mis ojos pero de pronto escuche como él se carcajeaba. —Estúpido —Pensé antes de alejarme y tratar de abrir la puerta pero me encontraba demasiado nerviosa casi sentía como si fuera a desmayarme. —Nos vemos mañana Hinata— Decía con un tono burlón mientras tomaba el camino por donde habíamos venido.

Entre al apartamento todavía muy agitada — ¡Es un altanero, será difícil trabajar con él! —Suspire. Luego de tomar un baño y de preparar mi atuendo del día siguiente que consistía en una falda con volados de color azul, una bonita blusa blanca y zapatos que hacían juego me prepare para dormir después de todo mañana era mi primer día de universidad.

Al recostarme en mi cama lo único que venía a mi mente era aquel beso el engreído ese me había robado mi primer beso, definitivamente no podría llevarme bien con el eso fue lo que pensé antes de que el sueño me venciera.

A la mañana siguiente me desperté la verdad me encontraba muy animada… luego de desayunar, tome un baño, me vestí y me marche con rumbo a la universidad. Al llegar allí me di cuenta de que todo era enorme habían muchos edificios, mucha gente y mucho alboroto. Con dificultad encontré el aula donde recibiría mi clase de literatura, cuando estaba en mi asiento alguien me dijo —No pensé encontrarte aquí también, Hinata-chan— al voltear me di cuenta era el —Hola, Naruto-kun—Le respondí.

Este tomo el asiento junto al mío —No puede ser, ¿también tendré que soportarlo aquí?— Fue lo que pensé. Asombrosamente resulto ser un alumno aplicado, compartía mis gustos literarios lo que hacía que ya no me fuera tan desagradable y fue así como termino mi primer día en la universidad.

Eso es todo. ¿Qué les pareció?¿Cómo se desarrollara el romance entre estos dos? ¿Por qué Naruto llego a decir eso? Espero que sigan esta historia *-* y espero sus comentarios al respecto, ya que, al ser la primera que escribo sobre el NaruHina, me genera cierto nerviosismo jaja. Esto fue una pequeña introducción; los capítulos que siguen, calculo, van a ser un poquito más largos.

¡Saludos para todos!