I. Windrunner.

Aquel lugar no era para ella, no había nacido para esos escenarios y sin embargo ahí se encontraba. La gente a su alrededor estaba aglomerada hasta el punto de casi hacerse uno con el compañero que tenía a su lado. El aire se mezclaba con el olor de los neumáticos, la gasolina y el humo que expulsaban las maquinas aerodinámicas. Algunas personas lograban moverse para intercambiar dinero y comunicarse entre el bullicio. Se movía con dificultad entre el mar de personas, intentando no perder de vista a sus amigas; las hermanas Meioh.

-¡No te separes de mí, Michiru! – Le gritó Elsa Grey para que su voz sobresaltara sobre las demás.

-¡Cuando todo comience se pondrá peor, no vayas a quedarte tan atrás o podrán aplastarte! – Fue Setsuna quien habló, llegando a ella para sujetar su mano y halarla. - ¡Vamos! –

El sonido estático del equipo de sonido llenó el ambiente. El ruido la asustó y le hizo dar un pequeño brinco. Una voz masculina resonó con eco y llenó los oídos de los presentes.

-¡Bienvenidos al circuito de piques! – Dijo con un notable tono de orgullo. – Los amantes de la adrenalina y la gasolina están en el lugar correcto. Las apuestas terminan una vez los corredores crucen la línea de meta…o en su defecto, choquen. No se permiten las agresiones físicas, tampoco ayudar a los participantes. No se hacen devoluciones de dinero, ¡Todo está claro! –

El corazón le palpitaba con fuerza en el pecho. La gente no dejaba de mirarla y lanzarle piropos al aire que ella procuraba ignorar. No sabía en qué momento se dejó convencer por Elsa y Setsuna. La mayoría de tipos tenían un aspecto rudo y algunos estaban borrachos. Solo esperaba salir ilesa de aquel revuelo.

Desde que la morena había ganado un lugar respetado como Ingeniera Mecánica en la Universidad, era invitada constantemente a los piques ilegales, y tanto Elsa como ella, solían acompañarla a los tan afamados eventos. Aunque la policía hacía un claro esfuerzo por erradicar estas carreras, los jóvenes siempre encontraban la manera de llevarlos a acabo y mantenerlos en secreto por un tiempo prudencial.

Dado que ella era perteneciente a un círculo social alto, la primera vez que asistió a un pique había quedado totalmente anonadada. Setsuna; en cambio y aunque pertenecía a la misma élite social que su mejor amiga, se sentía más familiarizada con el salvaje ambiente. Todo se debía a Haruka, prima de las hermanas y quien había ingresado a las carreras hace poco más de un año. Poco sabía de ella, la muchacha le había dicho que su prima apenas cursaba segundo semestre de Ingeniería Automotriz y que ella sola lograba pagarse la carrera universitaria con las ganancias que adquiría, producto de sus carreras ilegales.

El hombre al micrófono hizo un sonido que llamó nuevamente la atención de los presentes.

-¡Esta noche tendremos un nuevo retador! – La gente gritó, víctimas de la emoción. – ¡Mamoru Chiba, estudiante de Medicina! –

Los gritos de intensificaron y la multitud se removió para ver al peli negro que ingresaba a la pista. Las personas chiflaron, algunos se burlaron del joven. Sin embargo, el rostro del chico parecía inmutable. Tuvo que cubrirse los oídos cuando la música sonó, sintió que los tímpanos le habían estallado.

-Nuestro siguiente corredor no necesita presentación, pero como sé que tiene una cantidad exagerada de admiradores, lo haré de todos modos. – Bromeó el locutor. - ¡Con todos ustedes Haruka "Windrunner" Tenoh! –

La gente explotó en gritos cuando un rubio apareció en el circuito. Hizo su entrada con un semblante tranquilo, como si ya estuviera totalmente acostumbrado a las masas. Pudo ver como los músculos se notaban por entre la ropa oscura que llevaba; un suéter cuello tortuga de color negro liso, pantalón de jean roto y en el cual, uno de sus agujeros, dejaba a la luz el indició de un tatuaje sobre su pierna derecha y botas militares desgastadas. Michiru se sintió desconcertada, estaba segura que el pariente de Setsuna era mujer. Frente a sus ojos había un hombre con semblante frío, no lo entendía.

Windrunner hizo una ligera reverencia, giró para encontrarse con la gélida mirada del chico de cabello oscuro, el rubio pareció divertirse con esa expresión. Hizo lo propio y saludo a su rival de esa noche.

Los competidores se acercaron a sus respectivos autos y tras un momento de hacer rugir los motores, el locutor hizo sonar la pólvora que marcaba el comienzo del anímico encuentro. Al principio Mamoru tomó una relativa ventaja y se posicionó frente al carro de Tenoh. Michiru los perdió de su rango de visión, tampoco era como si las personas le dejaran ver más, estaba apretujada entre los diversos hombros. Con el uso de todas sus fuerzas trato de abrirse paso entre la multitud, su objetivo era llegar adelante.

Ya casi estaba a punto de cumplir su meta, pudo visualizar como, en una jugada que hizo que el auto de Haruka estuviera a un milímetro de estrellarse contra un muro de concreto, la rubia tomó la delantera. Una mano la sujetó del brazo y tiró de ella.

-¿Qué crees que haces? – Setsuna se notaba preocupada, más por su amiga que por el hecho de que su prima hubiera podido chocar con su maniobra.

-No podía ver desde donde estaba. – Respondió con la voz elevada.

Se giró, justo a tiempo, pudo apreciar como Mamoru buscaba golpear el costado del auto de Haruka. Windrunner pareció acelerar, por un momento creyó que el constante golpeteo no había logrado desestabilizarla. Los neumáticos derraparon y el escape emanó humo que manchó su rostro y la hizo toser. La línea de meta fue cruzada.

La gente intercambiaba dinero, las personas desgarraban sus gargantas en gritos de victoria. Los hombres la empujaban de un lado a otro, Elsa estaba llamándola desde algún lugar de la multitud, pero ella estaba hechizada con el negro que recorría su rostro y su costoso vestido.

El sonido de unos pesados zapatos le hicieron salir de su trance y observar a la figura frente a ella, aquellos jeans y ese tatuaje a medio ver en la pierna, el pecho cubierto por el color negro de la tela, esos ojos que se perdían en el limbo del color gris y azul, la respiración levemente agitada y la frente perlada por el sudor, haciendo que sus mechones de oro se quedaran pegados a su piel. Aquella persona era un poco más alta que ella. Alguien la empujó con brusquedad y Haruka la sujetó de la cintura, para evitar que terminara en el suelo y fuera aplastada por la gente que se aglomeraba a su alrededor.

-¡Tengan cuidado, animales!- gruño la rubia, apartando a los hombres que se acercaban con la sonrisa torcida. Su mirada platinada se posó en la muchacha que se sostenía de su torso para no ser arrastrada con la multitud. –Lamento haberte ensuciado, Sirena. – Se separó unos centímetros y limpió el hermoso rostro con la manga de su suéter.

Alguien palmeó el hombro de Haruka.

-Hay que reclamar el dinero, Windrunner. –

Los ojos no se apartaron del mar profundo.

-Sobre el vestido…Se te veía muy bien. Perdón. – No pudo responder, el hombre que había tocado el hombro de la rubia se la había llevado, perdiéndose entre el grupo de fans que gritaban el nombre de la campeona.

-¡Michiru! – Gritó Elsa, llegando a su lado. -¿Estás bien? –

- ¿En qué pensabas, tonta? ¡Pudieron haberte arrollado!- Reclamó la morena, acercándose a ella con prisa.

-Me trajiste aquí para ver una carrera, ¿no es verdad? -

-Tus padres ni siquiera saben que estás aquí. – Riñó

-Los tuyos tampoco. –

-¡Yo no trato de meterme a la pista! ¿Qué les diremos si te pasa algo? –

-Tranquilas. – Intervino la chica de cabello rosa. – Es mejor irnos, ya vimos lo que queríamos ver. –

Para el día siguiente se encontraba almorzando con Elsa y Setsuna, a su alrededor habían varios jóvenes que asistieron al pique, pero nadie decía nada con respecto al tema.

-¡Hey, Set! – Las tres muchachas giraron la cabeza hacía la fuente de sonido. Haruka se acercaba a ellas con una sonrisa ladina en sus labios. Las chicas presentes suspiraban y cuchicheaban entre sí, cautivadas por la belleza de quien ellas creían, era un rubio bastante atractivo. Tomó asiento en la misma mesa que ellas y guiñó a Michiru. Fue en ese momento en que se dio cuenta de una pequeña cicatriz en el labio superior de la recién llegada. Terminó la comida entre palabra y palabra con Setsuna y Elsa, la peli aqua trataba de ignorarla y se concentraba en terminar su plato.

Tenoh se levantó de la mesa pero antes de irse, Setsuna le detuvo.

-¡Que descortés! – Gimió. – Haru, ¿Ya la conoces? Es mi mejor amiga. –

Haruka sonrió, una sonrisa encantadora. Todo su ser desprendía un aura de rebeldía y sexo. Michiru mordió el labio inferior con su intento de coqueteo.

-Jamás pensé que alguien más pudiera soportarte, Set. – El tono jocoso en su voz hizo que la morena frunciera los labios, en una mueca de fingida molestia.

-No eres la única, Haruka. –

-Yo siempre consigo ser la única, Sweetheart.-

-Vaya…- Murmuró la chica aqua.

La rubia se apoyó sobre la mesa, haciendo uso de su brazo diestro. Su mano libre se posó sobre la cintura.

-¿Así que tú eres la Sirena? –

-Tengo nombre. – La expresión en su rostro demostraba que encontraba entretenida la manera en que le había respondido. Eso solo la irritó.

-¿En serio? ¿Cómo es?-

No le contesto. Haruka carcajeó con suavidad.

-Entonces serás "Sirena" –

-Estoy tratando de comer. –

-Mi nombre es Haruka Tenoh. –

-Sé quién eres…-

-Oh ¿Fangirl? –

-No te hagas falsas ilusiones. Es fácil cuando mi mejor amiga es tu prima. – Windrunner se irguió.

-Ya veo. – Michiru hizo un mohín. – Tienes unos ojos muy bellos. – Soltó.

-Ya déjala en paz, Tenoh. – Advirtió Setsuna.

-Le dijiste que no, ahora se volverá más intensa. –Elsa se palmeó el rostro.

-Creeme, no eres su tipo. – Continuó la morena.

-¿Qué dices? – Fingió dolor. - ¡Soy el tipo de todas las chicas! –

Michiru le clavó la mirada y sonrió levemente.

-Vaya, sonreíste. No soy tan mala como creí. Fue un placer conocerte Siren. – Caminó rodeando la mesa y se inclinó para susurrarle algo a Elsa, Setsuna hizo el amague de lanzarle la bebida que tenía en las manos.

-¡Saca tus sucias palabras de mi hermana, Haruka! –

-¡Ya me voy, ya me voy, tranquila, Set! –Exclamó sonriendo con inocencia. – Nos vemos. –

Cuando abandonó la cafetería, Elsa se echó a reír.

-Tendrás problemas, Mich. – La aguamarina entrecerró los ojos. Setsuna le llamó la atención.

-Michiru es muy astuta para Haruka. No caerá en sus juegos. –

-No era necesario decirlo. – Susurró.

Tras el almuerzo las tres chicas tuvieron que separarse, Michiru caminó rumbo a su clase. Sus pasos elegantes y moderados, la mirada siempre al frente. Puso su mochila sobre la mesa frente a la silla y tomó asiento en la misma. Esculcó en busca de su computadora, mientras la preparaba, sintió a una segunda presencia sentarse en el pupitre contiguo.

-¡Qué bien! Compartimos clase. – Dijo con otra sonrisa en sus labios. Esas sonrisas eran realmente cautivantes, nada que ver con el frío semblante que se ponía cuando estaba en la pista.

-Ni siquiera deberías ver una clase de semestre avanzado. –

-¡Claro que sí! ¿Setsuna no te contó? Homologué algunas materias. –

-No voy a tomar nota por ti. – Respondió con simpleza, mirando a la pantalla del portátil.

Haruka abrió los labios para decir algo más pero ella le cortó con rapidez.

-No voy a acostarme contigo. – La rubia rio.

-No te he preguntado semejante cosa. – Sus dedos tamborilearon la madera de su escritorio. - ¿Verdad? –

-No soy un juguete como todas aquellas chicas que babean por ti. – Le dijo. – No me interesan tus tatuajes, tus encantos o tu sentido del humor. ¿Captas? –

-Está todo bien, Sirena. – Parecía ser inmune a sus palabras. - ¿Vendrás con Setsuna está noche? – Michiru se mantuvo en silencio unos breves momentos. – Vamos, no voy a violarte. –

-¿Violarme? Dios, no entiendo como las personas pueden derretirse por ti, tienes una manera muy vulgar de expresarte. – Haruka volvió a reír.

-Tan solo asiste. Ni siquiera notarás que estoy cerca de ti, lo prometo. –

-Lo pensaré. –

El maestro ingresó al aula y Haruka se pasó a su asiento habitual, con esa sonrisa que se negaba a abandonar sus labios. Michiru quería odiarla, pero extrañamente, no podía hacerlo con libertad. Durante el transcurso de la hora de clase, la vio bostezar, hacer rayones en la última hoja de su libreta y juguetear con la pulsera de cuero que rodeaba su muñeca zurda; la misma que compartía con sus primas Elsa y Setsuna.

Cuando finalmente terminó la clase, la muchacha se apresuró hasta la puerta pero la rubia ya estaba a su lado.

-¿Lo pensaste? – Cuestionó, acomodando la mochila sobre su hombro. La más pequeña hizo una mueca.

-¿El qué? –

-¿Vas a venir? –

-Si acepto, ¿Me dejarás en paz? –

-Si.-

-Iré. –

-¿Esta noche? – Michiru suspiró.

-Sí, iré esta noche. – Windrunner sonrió fascinada.

-Te veré luego entonces. –

Caminó hasta perderse de vista de la rubia, apenas unos metros más adelante se encontró a Setsuna junto a Andrew, un viejo amigo de carrera.

-No sabía que eras amiga de Tenoh, Michi. – Burló el hombre.

-Es muy obstinada. – Agregó Setsuna, acomodando los libros que llevaba en sus brazos.

-¿Irás esta noche, Setsuna? –

-Obviamente, yo me encargo de revisar el auto de mi prima. –

La chica sonrió, al menos sabía que Tenoh no le había mentido al decirle que su amiga iba a asistir al pique.