Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece.
Ha llovido mucho ultimamente.
Ravissant
.
Había salido tarde de la Academia. Al terminar las clases había ido a la oficina de All Might, que le citó para platicar algunas cosas. Tras despedirse del héroe profesional se retiró con rumbo a su casa.
El cielo estaba nublado así que aceleró el paso, esperando que la lluvia no empezara a medio camino. Ni bien pensó aquello sintió las gotas caer en su cabello.
Buscó con la mirada algún lugar donde refugiarse de la lluvia, su ropa se estaba mojando y comenzaba a enfriarse. Tuvo que poner su mano derecha contra su frente, simulando una visera para que las gotas no le molestaran y los mechones de su cabello no entraran en sus ojos, su alborotado cabello se pegaba en su cara y había perdido el volumen que le caracterizaba. El agua se estaba acumulando y cada uno de sus pasos hacía un sonido acuoso.
No tardó en vislumbrar un refugio temporal. Estaba demasiado enfocado en cubrirse de la lluvia que no se percató de que había alguien más bajo ese techo de lámina.
Quitó algunos de sus mechones de encima de su cara y sacudió los restos de agua que había en sus manos por culpa de su empapado flequillo. Se abrazó a sí mismo y frotó sus manos en sus brazos buscando calentarse.
Hizo todo aquello bajo la atenta mirada carmín de su compañero hasta ahora ignorado.
A pesar de que las gotas hacían ruido contra el asfalto, los charcos y la lámina encima de su persona, pudo escuchar el rumor de una respiración que no era la suya y volteó alerta hacia su derecha. Se estremeció de pies a cabeza y se quedó en su sitio.
Su cabello rubio lucía menos mojado, al igual que su ropa, dedujo que debió estar unos minutos más enfrente de él, aunque no podía encontrar una razón para ello, las clases habían terminado hacía rato.
Sacó su mano izquierda del bolsillo de su pantalón y la alzó hasta la altura del rostro del menor y retiró algunas hebras verdes de su sien colocándolas detrás de su oreja. Sus ojos esmeraldas le miraban confundidos y brillaban hermosamente bajo ese ambiente pardusco.
Bajo ese techo de lámina, cobijándose de la lluvia y del mundo a su alrededor, el joven de mirada rubí dio rienda suelta a su penoso corazón.
Besó los labios del menor, quien en ese día grisáceo se le antojó precioso.
OWARI
