Sin duda alguna, odio las cosas cursis -en realidad odio todo lo que tenga que ver con verguenza ajena-
En estos momentos me encontraba comprando un estúpido ramo de rosas, ¿para quien? Pues para la molestia chillona.
Estúpida mota de pelo rosa jodidamente adorable.
Su cumpleaños iba era hoy y tenía que ir a una estúpida fiesta.
Odio las fiestas.
Son irritantes, molestas y idiotas.
Pero iba a ir, por la molestia, y porque me habían obligado...
Que molestia.
Llame a la puerta de la casa de Sakura (donde se haría la fiesta) y me abrió Naruto.
-Maldito Sasuke, llegas 1 hora tarde, ¡Sakura-chan esta triste por tu culpa!-Chilló Naruto para después pegarme en el brazo y arrastrarme hacia adentro.
-Callate idiota, tuve unos...problemas...
-Si si, como sea, ¡ve a hablar con ella ahora!
-¿Por qué tendría que hacer eso?-
-¡Pues porque es su cumpleaños! ¡Imbecil!
-¡Idiota, no me insultes! Ademas, yo no quise venir a esta fiesta.
-Pero es el cumpleaños de Sakura-chan así que te jodes.
-Tsk.-Maldita sea, estúpida molestia, no se ni porque vine, podría haber ignorado todo esto y haberme quedado entrenando o haciendo cualquier cosa.
Malditos sentimientos extraños y repugnantes.
-¿Sasuke-kun? ¿Eres tu?-Preguntó la molestia sin poder creerse que estuviera aquí, creo que ni yo se el por qué.
-No, soy antonio, el de la esquina.
-¡Sasuke-kun! ¡Estas aquí!-Rapidamete se abalanzó para abrazarme con una sonrisa hermosa, joder, ¿hermosa? ¿Enserio? Estúpida molestia.
-Sueltame.
-Ah...per-perdon...-puso una mieca triste y rapidamente se alejó de mi, como siempre, fuí demasiado tosco, pero no podía evitarlo.
¡Estaba nervioso! Era normal.
Malditos nervios.
-...Eh...-¿Y ahora? ¿Ahora que se supone que haría?-Voy al baño.-Joder, vaya mierda de excusa.
-Está bien.
Al llegar al baño me lavé la cara y me miré al espejo.
-Soy una mierda de persona.-No puedo creer que alguien como Sakura haya llegado a quererme, es mas, debería de odiarme, pero no.
Sakura siempre tuvo un corazón fuerte, mucho mas que el de Naruto y por supuesto el mío.
Y yo...¿Yo que?
¿Que sentía por Sakura?
La fiesta fué demasiado escandalosa, música, pastel, canción ridicula de cumpleaños, un idiota rubio molestandonos a Hinata y a mi.
Al acabar, todos se dispusieron a irse, yo no sabía el por qué, pero, esperaba algo... Algo que tenía que conseguir, así que busqué a Sakura, definitivamente, estoy loco.
Al encontrarla grité su nombre, ella estaba en la cocina tomando agua y al oírme se giró rapidamente.
-¿Sasuke-kun? ¿Pasa algo?-Preguntó asombrada, e de decir que yo también estaba asombrado por lo que haría a continuación.
-Toma.
-¿Qué..?-Le entregé un ramo de flores blancas, sí, yo, Sasuke Uchiha, estaba entregandole flores a Sakura Haruno.
-¿Pa-Para mí?-Dijo confusa y con tono emocionado, sin poder creerselo aún.
-¿Para quién mas va a ser?
-Gracias...Pero...¿Por qué?-Eso me preguntaba yo...¿Por qué?
-Porque... ¡Porque sí!-Dije para salir corriendo de allí, ¿estaba sonrojado? Malditos nervios. Maldita noche. Maldito corazón. Maldita molestia.
Maldita sea...
-¡Sasuke-kun! ¡Espera! Por favor...-Me paré al escuchar esa súplica para girar hacia ella y ver que estaba nerviosa y sonrojada.
-Yo...¡Te amo! ¡Y no me importa lo que pienses de mi! Te amo a pesar de todo, y quiero que sepas que ya no es un capricho como el de el pasado, yo te amo, te amo demasiado. Y te pido que por favor me dejes hacerte feliz...
-No...
-¡Por favor! Se que soy patética pero..-No pude aguantarlo mas, al verla llorar...simplemente mandé a la mierda el orgullo.
-Sakura.-Me acerqué y la besé, el primer beso -Al menos, romantico, maldito Naruto- que tuve.
Se sentía extraño, pero a la vez, reconfortante. Sin poder evitarlo, me puse feliz. Feliz al saber que me quería a pesar de todo, y que, no estaba solo.
-Sa-Sasuke-kun... Tu.. Tu..
-Sakura, quiero que sepas que tu no eres patética, eres hermosa, adorable y perfecta.-Ella sin poder dejar de llorar, sonrió con expresión aliviada y feliz.-Y quiero que sepas algo.
-Con eso me basta. Se que lo haces por hacerme sentir bien y...
-¡No! Yo...
-Sasuke-kun... No-no hace falta q-que te mientas a... a ti mismo.-Dijo con tristeza y tartamudeando.
-¡No! Yo...lo que quiero decir es que..-Ella supuso lo que en verdad pasaba, y ensanchó los ojos sorprendida. Maldita molestia, joder, soy de lo peor por haberla despreciado. Me odio a mi mismo... Y se que, ella me ama, y aunque le haya echo daño y no merezca su amor ni sus lagrimas, yo..
-...Maldita sea, te amo.
