Hola, este es mi primer fic del origen de los guardianes.
Es un fic dedicado para cielphantomville. Lo prometido es deuda. Ojalá te guste, es algo raro y nada rosa, pero aun así fue escrito con cariño.
Nade me pertenece, excepto la historia.
Y de por si es algo oscura, cuidado.
Con todas las advertencias listas, disfruten.
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Todo empezó cuando Jamie le gritó una noche que hablaba con Jack Frost, ella no evitó sonreír con cariño pensando en la imaginación de su hijo y siguió con sus cosas.
Comentarios similares le siguieron días después, pero para ella seguía siendo algo que jóvenes de aquella edad decían, sobre todo cuando su hija menor hacía comentarios similares a los del mayor.
La cosa se puso extraña cuando una noche de invierno, ya tres años después de aquel primer comentario, escuchó a su hijo hablando con alguien en su pieza. De golpe y sin aviso y con el corazón latiendo a mil por hora, por el miedo de que un extraño estuviera en la habitación de su pequeño, entró al cuarto sin avisar. Ahí solo la miró un sorprendido Jamie apoyado en el marco de la ventana abierta, con rapidez se acercó a donde su hijo estaba, buscando al intruso, pero no encontró nada.
- ¿Con quién hablabas hijo? – La mujer se percató del nerviosismo del pequeño.
- Ehm… Jack Frost.
- Hijo. – Ahora la preocupación inundaba a la mujer. – Sabes que Jack Frost no existe.
- ¡Claro que sí! ¡Puedo verlo mamá! – La mirada que el niño le dio le hizo preocuparse aún más, siempre habían locos por el mundo y su hijo seguía siendo un niño inocente.
- Escucha Jamie. - Observó a su pequeño con cuidado. – Puede que si exista, pero… bueno.
- Tranquila mamá, estaré bien si Jack está a mi lado.
La sonrisa que el pequeño le dio a su madre en un intento por tranquilizarla solo provocó un mayor temor en la mujer.
Con miedo se dedicó a escuchar a su hijo cada vez que podía, percatándose que todas las noches y a la misma hora el joven se encerraba en su cuarto, para luego escuchar su voz alegre en lo que era una animada conversación.
¿Con quién conversaba?
Ya había abierto la puerta de golpe en otras ocasiones, pero siempre que lo hacía Jamie estaba solo. Incluso una vez se puso a buscar entre las cosas del pequeño, recibiendo una mirada extraña por parte de su hijo.
Y así otro año pasó, solo provocando que la mujer se desesperara cada vez más debido a las "conversaciones" que su querido hijo tenía con "alguien", o como le decía Jamie "Jack Frost".
¿Qué tal si su hijo no mentía y si hablaba con alguien? ¿Acaso aquello significaba que su tesoro sufría de algún trastorno?
Aún más angustiada, hizo algo que no podía considerar como propio o bueno, pero estaba desesperada, ni siquiera su hija menor seguía con aquellos comentarios del tal Jack Frost, mas Jamie seguía y seguía insistiendo que aquel personaje era real, así que instaló una cámara en la habitación del pequeño.
Estuvo toda la noche angustiada debido a lo que hacía, pero trataba de convencerse de que era su deber como madre ver lo que hacía el pequeño.
Ya de día y con los niños en el colegio, tomó el objeto y luego lo observó con atención en su habitación. Este solo mostraba al pequeño haciendo tareas, jugando o simplemente tirado en la cama, pero algo cambió, vio como el niño cerraba la puerta y luego abría la ventana de su habitación mientras observaba el cielo, algunos minutos pasaron luego de ello y con sorpresa la madre de Jamie presencio cómo su hijo agitaba la mano y luego era levantado por una fuerza invisible mientras deba vueltas y vueltas mientras reía sin preocupaciones por lo que estaba viviendo. Con horror presenció cómo Jamie hablaba a la nada y otras veces era levantado nuevamente.
Aun mayor fue su horror y sorpresa cuando su pequeño tesoro cerraba los ojos y se sonrojaba mientras hacía una pose similar a la que daban las personas cuando besaban a otras, llena de lágrimas cerró con fuerza el notebook y se alejó de su pieza.
La semana pasó, pero no con ello su pesar disminuyó. Estaba desecha y desesperada, no sabía a quién recurrir debido al problema de su hijo.
- Jamie.
- ¿Si mamá? – El pequeño se le acercó con una sonrisa en su rostro, más esta fue desapareciendo al ver la expresión abatida de su madre. - ¿Qué sucede?
- ¿Con quién hablas todas las noches cielo?
- Oh… - El sonrojo no pasó desapercibido para la mujer. – Bueno, es difícil de explicar.
- Podrías intentarlo.
- Yo. – Jame se veía confundido. – No sé si puedas entenderlo.
- Jamie… - No pudo evitar derramar algunas lágrimas. - ¿Alguien más puede ver a tu… amigo?
- … - El pequeño bajó la vista. – Ya no.
Y aquello fue suficiente para que tomara una decisión, una que estaba segura sería lo mejor para su hijo.
Vio la mirada confusa de su hijo mientras caminaban por el gran hospital, vio el miedo en sus bellos ojitos cuando lo hizo entrar al cuarto donde el profesional lo esperaba. Con tranquilidad se sentó en un banco mientras esperaba a su hijo y los resultados del psiquiatra.
Aquello se extendió por una hora y Jamie salió con lágrimas en los ojos, mas no le dijo nada y en silencio se sentó al lado de ella, ya era su turno de entrar a aquel cuarto. Con el corazón roto escuchó al profesional y sin esperar más tiempo hizo que trasladaran a su hijo al recinto de aquel famoso hospital psiquiátrico.
- Mamá. – Le miraba el pequeño con lágrimas en los ojos. – No estoy loco, de verdad que no.
- Lo siento Jamie, son órdenes del profesional.
- No quiero ir a ese lugar.
- Es por tu bien.
- ¡Pero no estoy enfermo! ¡Jack es real! ¡Es real!
El silencio se hizo luego de aquel grito, era la primera vez que Jamie levantaba la voz a su madre y eso solo provocó que la mujer se mantuviera firme en su decisión.
- Irás Jamie y no se habla más del asunto.
- ¡Entonces le diré a Jack que me lleve con el! – Volvió a gritar mientras se encerraba de un portazo en su habitación.
- ¡Mañana nos iremos a primera hora Jamie, así que quiero que tengas tus cosas listas!
El silencio fue lo único que obtuvo como respuesta.
La mañana siguiente llegó con rapidez. Aun pensando en que lo que estaba haciendo era correcto fue a la habitación de su hijo, para su sorpresa, Jamie la esperaba con un rostro tranquilo y las maletas hechas. El desayuno fue de la misma forma. En el auto, mientras esperaba a que sus hijos llegaran, notó como Jamie hablaba con su hermanita, la abrazaba y le entregaba una carta a la pequeña, esta lo miraba sin comprender y luego lloraba, se volvieron a abrazar, su hija menor corrió a la casa y cuando regresó ya no tenía la carta con ella, con impaciencia le pidió a los pequeños que entraran al auto.
El paseo fue en silencio, las lágrimas de su hija caían silenciosamente mientras su hermano la tomaba de la mano y le sonreía para calmarla, no evitó pensar que aquello se debía a lo que le iba a suceder a Jamie y de por si los niños eran algo dramáticos para sus cosas.
Llegaron al recinto y Jamie la siguió sin decir palabra.
- Hijo, esto es por tu bien.
Jamie la observó sin responder, luego se dejó llevar por las personas del recinto.
Esa fue la última vez que vio a su hijo.
La llamada la recibió al día siguiente, corriendo fue al hospital y con horror se percató que nadie sabía nada de su hijo. Este había entrado a la habitación designada por el hospital y al día siguiente ya no estaba, ni sus cosas, ni el muchacho.
La búsqueda no se hizo esperar, pero no obtuvo resultados.
Con el corazón roto vio como las personas lentamente se rendían en la búsqueda de su hijo, lentamente fue perdiendo el ánimo, lentamente fue cayendo en la desesperación de no saber nada de Jamie y la culpa le seguía a todas horas.
¿Había hecho lo correcto?
¿Dónde estaría su pequeño en estos momentos?
¿Estaría bien?
¿Estaría… vivo?
Lloró con fuerza esa noche, tal como todas las anteriores, tal como las que seguirían en el futuro.
- Mamá.
La voz de su pequeña hija la devuelve a la realidad una mañana.
- Si querida.
El dolor y la culpa aumentan al ver a su hija, la está dejando de lado debido a su hijo desaparecido ¿también la perdería a ella? ¿Qué pasaría con Jamie?
- Mamá no estés triste, Jamie está con Jack Frost.
- ¿Qué?
- Jack Frost. – Le dijo la pequeña con una sonrisa, como si no fuera la gran cosa que su hermano ya no estuviera con ellas. – Me lo dijo cuándo se fue al hospital.
- No entiendo.
Con un suspiro la joven se fue a su cuarto y luego regresó con un sobre, con sorpresa se percató que era el mismo sobre que Jamie la había dado antes de irse y del que no había tomado en cuenta.
- Léela si quieres, dijo que lo podrías necesitar.
Con cuidado abrió el sobre y luego saco la carta, su corazón se encogió al reconocer la letra de su hijo.
Hermanita, lo siento, pero debo irme.
Mamá cree que estoy loco porque ella no puede ver a Jack.
Quiere llevarme a un lugar feo y con gente rara.
Jack dijo que me cuidará junto con los demás guardianes.
Estaré bien.
Prometo visitarte con Jack.
Te quiero.
Cuida a mamá, tal vez no lo entienda ahora.
Dile que la quiero y que no se preocupe por mí.
Jack es bueno y seremos felices.
- ¿Qué…? – No sabía que decir.
- Por eso no debes estar triste. – Siguió hablando su hija, inconsciente del dolor que sentía su madre en estos momentos. – Jamie está bien porque está con Jack.
- ¿Jack? – Lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos.
- Jack Frost, tu sabes.
Sin más abrazó a su hija con fuerza mientras las lágrimas salían sin control. Notó las pequeñas manitas de su hija acariciando su espalda mientras le susurraba palabras tranquilizadoras, más aquello solo provocaba que el dolor aumentara.
Y tal vez nunca se curaría.
Había perdido a su hijo.
Inicio – término – 20 – 02 - 15
Y el fin.
Espero que te haya gustado cielphantomville.
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