¡Hola!, aquí les traigo una nueva historia inspirada en la famosa serie Once Upon a Time. He leído varios one shots e historias en el fandom en inglés con esta idea,y quise contribuir con esto. Además las parejas de Fairy Tail siempre me han recordado a los cuentos de hadas (aunque en esta historia, los cuentos están un poco retorcidos, mezcla de disney y su versión original). No les puedo decir cada cuanto voy a actualizar, pero espero no tardar mucho entre actualizaciones.
Sin más preámbulos, aquí les presento el capitulo uno. Espero y les guste (y que no se confundan por el pasado/presente).
¡Besos!
Disclaimer: Ni Fairy Tail, Once upon time, y las historias de princesas me pertenecen. Lo único que me pertenece es esta historia que he creado sin fines de lucro.
Capítulo I
Poor unfortunate souls
Pasado. Fiore (Isvan)
La sirena nadaba lo más rápido que su pobre aleta (lastimada, y con varias raspaduras) podía. Sentía ya como el agua estaba más fría e incluso sentía el hielo chocar contra ella, pero debía darse prisa. Porque lo que escuchó hace unos minutos de la boca de Invel, el brujo del mar, fue suficiente para hacer que su corazón se detuviese. Muévete Juvia, hay que llegar a tiempo, se dijo mientras evitaba a los leones de mar; pero también porque estaba consciente de que si se detenía, aunque fuese un segundo, ellos la atraparían.
Invel tiene vigilantes en todo el mar, y está segura de que en estos momentos la está mirando. Esos ojos fríos la están siguiendo, está decidiendo que hacerle una vez tenga sus manos sobre ella, ¿pero es posible que sabiendo eso, no le importe ni un comino? Porque ella puede aguantar todo, que la torturen, que la encarcelen incluso, menos que le toquen un cabello a él.
El príncipe y futuro rey del reino de Isvan: Gray. Aquel que fue nacido bajo la primera luna de invierno y obtuvo así, una magia única de hielo. El hombre que ella ama con toda su alma y por quien dejaría el mar si se lo pidiera. Pero ahora… ahora era su deber protegerlo.
Ya que el Ser Oscuro se había enterado de las habilidades de Gray. Se había enterado de otro tipo de magia existente en Fiore; alguien que no era su subordinado había heredado una magia increíble y él no iba a dejar que nadie tuviese más poder que él. Juvia lo sabe, el Ser Oscuro solo tiene dos maneras de tratar a seres mágicos: 1) los hace sus aliados o 2) los asesina a sangre fría tras rehusarse a él. Y Juvia conoce a Gray demasiado bien, sabe que inmediatamente rechazará su propuesta si hay una.
Y Juvia no puede soportar la idea de ver a un Gray muerto en su vida.
A lo lejos escucha los gritos de marineros, se da cuenta que ha llegado a la costa y sin pausar, acelera hacia donde está el palacio. En aquel final entre mar y tierra. Donde Gray siempre la espera.
Su corazón se acelera cuando lo ve ahí, sentado sobre una roca. No trae puesta su ropa de realeza, sino que tiene una ropa común como la que siempre usa cuando se mete al mar a jugar con ella; cuando es un chico libre, o así se lo ha dicho a ella miles de veces. Porque Gray nunca finge ser alguien más en su presencia, y siempre lo ve sonriente a diferencia de cuando lo ve con otras personas (más específicamente, con otros miembros del palacio). Con ella siempre juega, siempre le cuenta sus sueños y como habría deseado surcar por los océanos, pero sus responsabilidades no lo dejan.
Incluso siempre, Gray le hacía una figurita de hielo cada que se veían. Siempre de cosas que ella no conocía pero quería hacerlo. Una bailarina, una mariposa, unos copos de nieve… cosas que Juvia jamás ha podido tener en su vida. Pues ella no tiene piernas para hacer esos movimientos de baile, las mariposas no nadan cerca del agua, y los copos de nieve siempre se desasían antes de llegar al mar.
Pero Gray le dice que no se preocupe por ello, pues él siempre le enseñaría el mundo que ella desconoce. Por eso cuando lo ve ahí haciendo una flor de hielo, sale del agua y se sienta en la arena en movimientos bruscos y el corazón acelerado. Porque él sigue vivo. El Ser Oscuro no ha llegado a él.
Pero no deben de tentar su suerte.
—¡Gray-sama! —lo llama mientras se acerca a él arrastrando. Gray se preocupa al ver su estado.
Pues por un momento Juvia se olvidó de lo maltratada que estaba su aleta, pero al ya no estar en movimiento el dolor le llegó a montones.
—¡Juvia! —trata de ayudarla, y la apoya sobre una roca cerca del mar. Le pregunta quien le ha hecho eso (hielo se comenzó a formar bajo sus pies, pues aunque no lo demostraba estaba enojado). —Juvia háblame, vamos.
—Gray-sama…—murmuró, mirándolo a los ojos. Le dolía preocuparlo. —Tienes que irte. Estas tierras ya no son seguras para ti.
—¿A qué te refieres?
—Invel, el brujo del mar… él descubrió tus poderes. Descubrió que Juvia viene a este reino a verte y la siguió, entonces te vio. — Se mordió el labio; sus ojos ya tenían lágrimas. —Y él se lo dijo al Ser Oscuro.
Para nadie era secreto quien era ese Ser Oscuro, todos en las tierras mágicas lo conocían. Incluso su nombre hacía temblar a aquellos que habitaban el país de Edolas (aquel que está bajo al reinado de la temible reina de corazones, Irene). Por eso cuando aquellas palabras salieron de la boca de Juvia Gray sintió temor. No por él, sino por lo que ese sujeto podría hacerle a su familia, y por lo que sabe podría hacerle a Juvia por venir a contarle. También temió por su pueblo, aquel que había guardado el secreto de su magia.
El Ser Oscuro era un destructor, aquel que deja humo negro por donde pasa.
—Avisaré a la guardia, no dejaré que ese sujeto toque estas tierras, avisaré a mi padre y-
—Gray-sama, eso será inútil.
Y ambos lo sabían, nadie podía hacerle frente a él. Ni mucho menos cuando su arma para manipular los dejaba en desventaja.
Gray chisteó y agarró ambas manos de Juvia, mientras le promete que eso no importa, que él se enfrentará al Ser Oscuro; que es lo suficientemente fuerte para darle batalla. Y Juvia le cree, por un momento cree que Gray podrá vencerlo al escuchar la seguridad en su voz. Por lo que suspira y se apoya en él, tranquilizándose al escuchar los latidos de su corazón; y Gray la abraza, porque no sabe lo que venga adelante.
(Lamentablemente la preocupación y amor entre esta sirena y su príncipe, fue lo que los maldijo a ambos).
—Efectivamente Juvia, sería inútil. — Y esa voz los hizo mirar hacia atrás.
Donde Invel los miraba con una sonrisa, mientras que usaba sus tentáculos para alejar a Juvia de Gray. El príncipe rápidamente se puso de pie y comenzó a crear hielo de sus manos, pero un humo negro a metros de él lo hizo temblar.
—Espero y no te molestes, pero el señor Oscuro necesita hablar a solas contigo príncipe. Juvia y yo te tenemos que dejar.
—¡No!, ¡Juvia!
—¡Gray-sama!
Y esa, fue la despedida del príncipe y su sirena.
Presente. Magnolia.
En las calles del pueblo de Magnolia sus habitantes caminan listos para empezar otro día de trabajo. La escuela en el centro da la bienvenida a los niños, y un pequeño diner ha abierto ya. Su dueña Mirajane les sonríe a los primeros clientes del día, mientras su hermana menor va apenas llegando y cuelga su cazadora roja para ponerse el mandil.
Es común ver lleno el lugar a estas horas de la mañana, pues algunas veces cuando no se alcanza a desayunar deciden detenerse ahí, incluso hay niños comiendo panqueques en unas mesas. Y es que a todos les encantaba ir y ver a la sonriente Mirajane. A quien pareciera pajarillos pasean por cada lugar que pasa. Y eso le parece extraño a los adultos del pueblo, menos a los niños quienes piensan que cada vez que ven eso, es como si miraran a una princesa.
Cual cierto están ellos, ¿no?
Pero sus palabras inocentes solo quedan ahí, en palabras, ya que nadie le creerá a lo que un niño dice. Ni mucho menos cuando el alcalde del pueblo les resta importancia y para mandar a quemar a escondidas los cuentos de hada que hay en las bibliotecas. Ya que nadie debería de vivir en fantasía, todos deben de aceptar esta realidad.
—¡Buenos días! — saludan entrando al diner mientras se acomoda en la barra. —Un jugo de naranja, Lissana.
—En un momento te lo hago Natsu, aguanta.
Y Natsu Dragneel es el nombre de ese chico que apenas pasaba los veintitrés años. El hermano menor del alcalde del pueblo y su asistente personal.
Y uno de los detonantes para lanzar aquella maldición años atrás por el Ser Oscuro.
En el hospital las enfermeras visitaban a sus pacientes para darles sus medicamentos y desayuno respectivamente. Unos han sido dados de alta y otros han entrado por resfriados comunes o heridas leves (como chichones y esas cosas).
Se puede escuchar el eco de unas zapatillas de piso por el pasillo, es una enfermera de cabello plateado quien está leyendo su carpeta mientras camina. Lee varias veces a la paciente que está teniendo sin creer que no haya habido ninguna mejoría en ella, incluso cuando comparte sus preocupaciones con sus compañeros sabe que no es la única que encuentra extraño lo que ocurre. Pues la paciente cuando llegó, ya tiempo atrás, no presentó ninguna herida externa ni interna. No había trauma alguno, y sus signos vitales estaban sin ninguna anomalía.
Entonces, ¿por qué Lucy Heartfilia no despertaba de su coma?
—Buenos días Yukino. —La saluda Minerva mientras le pasa un capuchino. — ¿Vas a ver a Lucy?
—Hoy le tocan ejercicios de pierna, pero quería leer de nuevo su historial.
—No importa cuánto leas, no hay nada aquí.
Y para alguien más esas palabras podrían ser normales, quizás las de hacer a un lado el tema y avanzar, pero Yukino sabe mejor que nadie. Minerva no es alguien que solo habla por hablar, y sabe más de lo que aparenta.
Pero algo le dice que hay cosas que no puede decirle y por eso le deja esas pequeñas pistas.
—Anda ve, Lucy te espera.
Yukino asiente, mientras abre la puerta de la habitación y observa a Lucy. Una hermosa chica de cabellos rubios quien lleva dormida…
…¿Qué?
¿Cuánto tiempo lleva Lucy Heartfilia en coma?
Por alguna extraña razón tratar de recordar cuanto, le traía un dolor de cabeza.
Pasado. Fiore. (Crocus)
En un castillo una chica de diecinueve años se arregla por octava vez su vestido rosa. Mira que su cabello rubio esté perfectamente peinado y que su corona no caiga. Mueve la cabeza de un lado a otro, sonríe cuando la corona no cae.
—Lucy-sama estás perfecta, no tienes que preocuparte. —Le dice Yukino, su dama de compañía quien había ayudado a vestirse.
—Quiero verme bien, —dijo mirándose nuevamente en el espejo. —Oye Yukino, ¿has recibido alguna carta de Isvan?
Más específicamente, una carta de Gray. Su príncipe amigo de otro reino quien desde su última carta le había contado que estaba enamorado. Y que le iba a confesar sus sentimientos a esa persona. Juvia, así se llama su enamorada. Pensó Lucy con una sonrisa. Pues su amigo decía tantas cosas bonitas de esa chica, que ella era muy feliz. Porque todos merecen amor en esta vida, y la realeza no es la excepción.
Yukino le dijo que no había cartas de aquel reino, y tras su permiso, se retiró de su habitación.
Mientras que Lucy volvía a pensar sobre el gran evento que se llevaría esa noche. Pues este iba a ser el baile en su honor por ser su último día teniendo diecinueve años de edad… y también, el último baile que asistirá por un tiempo. Pues cuando cumpla los veinte años, su dedo con una rueca se pinchará, y quedará durmiendo hasta cierto tiempo.
Se preocupaba al principio de ello, cuando su hada madrina se lo dijo hace dos años se rompió a llorar. Ya que creyó que dormiría para siempre, porque nadie podría despertarla. El amor verdadero era difícil de encontrar, y nadie quería asociarse con una princesa maldecida, así que decidió llorar sin dar batalla.
Hasta que lo conoció a él. El chico que paseaba por el bosque y la hacía sentir viva.
—¡Lucy! — ella se gira al escuchar su voz, y sonríe al verlo sentado en su ventana. Ya no se sorprende, pues ya son muchas las veces que se cuela por su ventana.
—Natsu…—susurró, corriendo a abrazarlo. Él ya había cruzado media habitación. —Viniste…
—Claro que vine Lucy… nadie va a evitar que venga a verte.
—¿Ni tu hermano?
Zeref. Pensó Natsu con amargura mientras la abrazaba más fuerte. Al mismo tiempo que pega su frente con la de ella. Lucy no comprendía porque Zeref tenía tanta peste en ella.
—Ni él ni nadie. Al fin de cuentas él no sabe que estoy aquí, no estaba cuando me fui. —Decía mientras pegaba su frente con la de ella. Sonrió. —Además te hice una promesa, ¿no?
Ella también sonríe –sonrojada-, y se siente algo valiente para darle un beso en la mejilla.
—Prometiste que me despertarías. Prometiste que con un beso tú me despertarías.
Presente. Magnolia.
Cerca del diner en una heladería, Natsu mira como un chico se despide a una niña que fue a comprarse un cono de chocolate. Lo saluda mientras este lo invita a entrar, y no se sorprende al ver como otro chico está trabajando sobre un bloque de hielo (con protector de ojos, guantas y toda la cosa).
—Hey ¿Qué tratas de hacer esta vez?
—Hola Natsu. No lo sé. Puede ser un cisne, unas flores, una ardilla… no lo sé. Veamos que sale.
—En lugar de estar desperdiciando nuestro hielo deberías ayudarme a pintar este lugar, Gray. Se ve de porquería.
El príncipe Gray… quien tras la intervención del Ser Oscuro había caído también. Y junto al rey, ahora trabajan en una heladería en aquel pueblo de Magnolia. Pero al igual que los demás no recuerda nada. En su memoria renovada, él siempre ha sido residente de Magnolia. Loke (quien es el sujeto quien atendió a la niña) siempre ha sido su amigo al igual que Natsu y las hermanas Strauss, y la heladería es un negocio de familia.
Y aquella magia que lo hizo una vez único y el blanco perfecto para el Ser Oscuro, fue drenada de él. ¿Pero quién lo recordaba como el príncipe de hielo?, nadie. Ni él lo hacía. Para Gray, él era solo un chico atascado en este pueblo, sin oportunidad de ser algo más. Porque su vida debía dedicarse a la tienda que le dejaron sus padres; aquellos que pasaron a mejor vida siendo él pequeño.
—Ahora que lo veo mejor, sí que le falta una buena mano de obra, — decía Natsu mientras veía la caja de sabores, preguntándose a sí mismo cual pedir.
—Yo creo que se ve bien de azul.
—Se ve bien, lo admito… pero creo que le deberíamos dar más vida.
Gray sin saber por qué, se enojó: —Loke, el azul es un color lleno de vida, y es el color de-
(El mar, el cielo, las moras, escamas, una aleta, y un cabello que ha estado soñando por un tiempo).
Natsu y Loke lo miraron entre sorprendidos y preocupados.
—¿Gray?
Parpadeó un par de veces: — Nada… es solo una jaqueca.
—En ese caso entonces atiéndeme, quiero un cono con cuatro esferas. Dos de chocolate, una de vainilla y una de pistacho.
—Háztelo tú, estoy ocupado.
—¡Pero es tu negocio Gray!
Entonces se escucha la campana de la puerta, y los tres chicos voltean para ver como el alcalde del pueblo entra con una amistosa sonrisa.
—Buenos días caballeros.
—Buenos días señor.
—Hey hermano.
Más Gray se queda en silencio. Porque desde que tiene memoria, el alcalde la ciudad le ocasiona escalofríos y mala espina. No importaba que fuera hermano de Natsu, él desconfiaba plenamente de él.
—Creo que no viene por un helado porque no le gustan mucho—trató de aligerar el ambiente Loke, pues sabe lo que su amigo piensa del recién llegado. —¿Lo podemos ayudar?
—Solo venía a hacer un anuncio. Hoy se pronostica una tormenta así que ir a los muelles puede ser muy peligroso. Así que no les recomiendo acercarse porque sé que gustan de ir al bar de los Alberona.— Entonces su mirada se posó en Gray. Era como si ese mensaje fuera especial para él. Una advertencia quizás. —Ah Natsu, que bueno que estás aquí. Necesito que lleves algo por mí a la estación de policía.
—Sí sí, solo déjame comprar mi helado.
Loke miró al alcalde: —Tomaremos en cuenta su advertencia señor, muchas gracias.
El de cabellos oscuros sonríe.
—Deja de llamarme señor, Loke, me hace sentir viejo. Dime Zeref a secas.
Pasado. Fiore (Isvan)
Invel lanzó a Juvia en una jaula y abrió su caldero. Mientras que la sirena usaba su aleta para tratar de romper las varillas de metal, pero todo era inútil. Se sentía derrotada, fracasada. Había fallado en proteger a Gray y ahora el Ser Oscuro estaba con él.
Mira a Invel, ese brujo que está creando pociones para engañar a otras sirenas y tritones. Pero piensa, y si le propone un trato ¿tal vez la dejaría ir a dónde Gray? No. No lo haría. Él jamás traicionaría al Ser Oscuro. Pensó.
—Te lo dije una vez Juvia, el mundo de allá no es para nosotros. Nuestra lealtad es para-
—El Ser Oscuro. —Lo interrumpió Juvia mientras lo miraba con odio. —Pero Juvia jamás le dará su lealtad.
El brujo la miró sin sorpresa.
—Sabía que dirías eso, pero dime, Juvia. —Pausó un poco continuando con su poción. —¿No lo harías por ese príncipe tuyo que tanto adoras?
—Que…
—Si te dijera que nuestro señor planea dejarlo en paz a cambio de tu lealtad, ¿lo harías?
Y fue ahí cuando todo le cayó como fuertes rocas. Todo era una trampa. Que ella escuchara aquella conversación había sido una trapa: ellos habían querido que fuera con Gray. Habían querido que ella supiera que el Ser Oscuro llegaría a donde estaban.
Estaban usando su amor en su contra.
—El tiempo pasa Juvia, no estaría sorprendido si en estos instantes el príncipe de hielo se ha drenado por completo.
Y Juvia llora. Porque no sabe si realmente hará una diferencia, pero ella ya ha firmado aquel contrato dorado que flotó hacia su jaula. Llora porque puede escuchar la promesa de Gray de que él le haría frente a aquel ser malvado. Y llora, porque ve como una perturbadora sonrisa a aparecido sobre el rostro de Invel.
—Y ahora debo de cobrar el pago por tu inicial traición.
Y algo en la garganta de la sirena se apagó.
Mientras que el contrato la frase Juvia le otorga su lealtad al Ser Oscuro Zeref brilla cual hecha de oro.
Presente. Magnolia.
En el muelle una chica de cabellos azules camina. Observa como las nubes están tapando el cielo azul, y las gaviotas vuelan en lado contrario para protegerse. Unas ganas inmensas de meterse al mar se hacen presentes, pero se aguanta pues sabe que si se pone a nadar y la tormenta estalla, seguramente no la libraría.
Mira que personas están cerrando sus negocios, incluso han dado salida en escuelas. No falta nada para que Cana (la hija del dueño del bar donde trabaja) la venga a buscar para que se refugie en el lugar. Y en efecto ella viene, tiene un paraguas en la mano y una gabardina en la otra, la cual la coloca sobre Juvia: Aquella chica muda que se había encontrado caminando en la costa meses atrás.
La recuerda aún con unos trapos viejos que parecían haber sido en otro tiempo una buena ropa, y tambaleaba mucho (como si no supiese caminar). La llevó al hospital cuando la notó débil y Porlyusica le inyectó un suero; el alcalde había llegado minutos después a la habitación donde ella estaba con la extraña.
Y también él le pidió dejarlo a solas con Juvia. Y esos quince minutos, serían siempre un misterio para Cana Alberona. Solo sabe que después de eso, Juvia no quiso separarse de ella. A lo que nos lleva ahora a ver como la castaña se lleva de la mano a su muda amiga, sintiendo como esta le aprieta la mano.
Sabe que Juvia le quiere decir muchas cosas, lo siente.
Pero más que nada, sabe que su amiga se ha tensando totalmente cuando ambas ven al alcalde Zeref de pie frente al bar.
—Oh, buenas tardes Cana, Juvia.
Y Juvia se aguanta las ganas de echar un grito.
(Un grito que sabe, jamás será escuchado).
Poor unfortunate souls
In pain, in need
Notas de autora:
Todos vieron los guiños hacia la sirenita, la bella durmiente y frozen, espero (aunque fue muy obvio). La historia se ve confusa en estos momentos. Toda la onda del Ser Oscuro y Zeref tiene muchos huecos que se irán resolviendo a lo largo de los capitulos. Además si están al tanto de OUAT, sabrán que nadie tiene recuerdos, salvo él. Y pocos seleccionados.
En el siguiente capitulo veremos a otros personajes y sus historias, y veremos flashbacks del primer encuentro entre nuestra sirena y su príncipe, Lucy y Natsu, y como fue que se llevó a cabo la maldición (y porqué, Zeref le tiene grima a Lucy). He de confesar que estoy muy emocionada con esto, y ya quiero escribir cuando Gray y Juvia se vuelvan a encontrar al igual que las otras parejas (que irán apareciendo).
En fin me despido, espero de todo corazón que les haya gustado.
Looop
