Los siguientes personajes pertenecen a J. K. Rowling


Prólogo

Cuando Albus entró en la habitación de su prima, se sintió afligido y angustiado. No tenía muy claro qué era lo que había ocurrido, pero Rose llevaba dos días sin comer nada, bebiendo muy poco, y sin hablar con nadie. Debía hacer algo. Sus tres mejores amigos estaban abajo, esperándole a él y a Rose, y Scorpius aún estaba duchándose. Grimmauld Place se había convertido en un lugar de vacaciones, donde se reunía toda la familia.

Sus padres, no muy convencidos de su responsabilidad, les habían dejado solos en casa para irse por asuntos de trabajo. James, Fred, Victoire y Teddy se habían ido con ellos, así como el señor y la señora Malfoy. Sólo ellos sabían qué pasaba, pero todos sabíamos que era peligroso… e importante.

Sin embargo, llevaban solos dos semanas, y no había ocurrido nada. Aún faltaban dos semanas para que sus padres volviesen, y todo iba bien. Todo, excepto lo de Rose. Nadie sabía qué le pasaba. Bueno, no era exactamente así. Albus sabía que Scorpius era consciente de lo que le ocurría, pero no quería decir nada.

El muchacho trató de no hacer mucho ruido al entrar, pero la casa estaba vieja, y las puertas crujían al abrirse y cerrarse. Sin embargo, Rose no se inmutó. Al contrario, se quedó ahí, tumbada en la cama, de espaldas a la puerta, quieta. ¿Estaría dormida? Pensaba Albus. Pero sabía que no era así. Siempre estaba despierta.

-¿Rose?- a Albus no le salió la voz, de modo que tosió y volvió a intentarlo-¿Rose?

La chica no se movió, no habló, no hizo nada, pero era su prima, su mejor amiga, y Albus sabía, sentía que su prima le había escuchado perfectamente.

-Llevas días sin comer, ¿por qué no bajas a desayunar?-su prima le ignoró durante un momento, pero, cuando Albus iba a hablar de nuevo, ésta negó con la cabeza. Era un progreso.-Está bien… ¿y si te subo comida?

Rose no quería escuchar a nadie, no quería desayunar, y mucho menos tener que enfrentarse a las preguntas de sus mejores amigos y a la mirada de Scorpius. Scorpius… no tenía muy claro qué era lo que sentía por aquel chico, rubio patino y de ojos grises, aquellos irresistibles ojos grises. Sabía que había algo. ¡Pues claro que sí! Lamentablemente sí. Hacía ya casi un año que Scorpius se había convertido en alguien irresistible para ella. Pero a la vez en alguien odiado por la chica.

Sabía que esto no podía durar mucho tiempo más. Con todos sus primos y su hermano en casa, preocupados, algún día tendría que salir y enfrentarse a sus sentimientos, enfrentarse a él. Pero, hasta entonces, pensaba mantenerse escondida entre las suaves sábanas de su habitación propia en el tercer piso del número 12 de Grimmauld Place.

Entonces, Rose pronunció algo, al principio casi imperceptible, susurrando y tartamudeando.

-No… no tengo hambre.

-Está bien…

Ella suspiró y Albus salió de su habitación, rindiéndose. Cada tres o cuatro, éste se asomaba a la habitación y la conversación, el momento, e incluso los pensamientos, eran siempre los mismos. Todos estaban preocupados.

En cuanto Albus bajó las escaleras y Scorpius escuchó las protestas de Lorcan y Lysander, los hijos raros de Luna y Rolf Scarmander, y Alice, hija de los Longbottom, supo que tenía el camino libre y llamó a la puerta. Sabía que la chica no le iba a responder, de modo que entró.

Cerró la puerta sin hacer ruido para que el primo de Rose no lo escuchase y avanzó un paso. Observó la habitación de la chica, con la pared llena de fotos y las estanterías llenas de libros.

-Rose-dijo él, decidido a arreglarlo todo.

Ella se estremeció al escuchar su voz. Estaba enfadada, estaba muy enfadada, pero su voz aún le parecía irresistible, a pesar de que su personalidad era insoportable. Prepotente, egoísta, idiota, mal educado, engreído, cruel, tozudo, pero por mucho que se dijese eso, también conocía sus partes buenas, y, aunque muchas personas pensasen lo contrario, ella sabía que, en el fondo, éstas superaban todos sus defectos.

Se quedó callada; sin embargo, el no se fue, ni se conformó con saber que estaba ahí como hacía su primo.

-Date la vuelta, mírame-insistió él, molesto.

-Tú no eres nada mío, no puedes darme órdenes, Malfoy

Malfoy. ¿Desde cuando le llamaba por su apellido? Scorpius estaba aún más enfadado.

-¡Vamos, no seas estúpida! ¿Cómo puedes ser tan infantil? Llevas tres días sin comer nada, encerrada en este sitio, sin hablar con nadie. Eres una Gryffindor, Weasley-Scorpius Malfoy recalcó esta última palabra-. Y debo decirte que te estás comportando como una cobarde, y como una niña pequeña.

Aquello fue la gota que colmó el vaso, Rose ya se había hartado de aquel imbécil, de modo que se levantó de golpe de la cama y le miró.

Scorpius se quedó mirándola, esperando a que dijese algo. A pesar de que sus ojos no estaban especialmente rojos, Scorpius notaba que había llorado.

-¡Tú…!-dijo furiosa, casi chillando- ¿¡Crees que tienes derecho a darme órdenes, a decirme lo que tengo que hacer! ¿Yo soy la infantil?-Rose soltó una carcajada forzada-No me hagas reír.

Desde la cocina se escuchaban gritos y más gritos, y Albus, Alice y Lorcan y Lysander trataban de escuchar en silencio.

-¿Creéis que lo arreglarán? Hace mucho que no hablo con Rosie-susurró Alice entonces.

Lorcan le mandó callar, pero Albus le escuchó con atención y respondió.

-Tranquila, Ali, esto no puede durar mucho, tarde o temprano esto se arreglará, podrás hablar con Rose, ella te lo contará todo y tú nos lo contarás a nosotros.

Ambos rieron, pero Lysander, molesto, se dio la vuelta y exclamó:

-¿Queréis o no queréis escuchar esto?

Alice y Albus dejaron de reírse y siguieron escuchando la conversación.

En el segundo piso, las cosas no iban bien. Rose y Scorpius seguían discutiendo, Rose, con lágrimas en los ojos ante las crueles palabras de aquel chico rubio platino. Éste, tenso, de pie, en frente suyo.

-¿Por qué me haces esto, Scorpius?-dijo entonces Rose-¿Me odias tanto como para hacerme tanto daño? Eres un puto insensible.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos, y en la cocina, esto se notó. Los ojos grises de Scorpius, iguales a los de su padre, observaron a la chica brillantes, aparentemente inexpresivos, realmente llenos de amor.

-Te quiero-dijo el chico, tranquilo a la vista, pero por dentro nervioso-. Por eso discuto contigo, por eso quiero separarte de mí, porque te quiero, estoy enamorado de ti hasta las trancas, y no quiero hacerte daño.

Al momento, la joven bruja levantó la cabeza y le miró, atenta, sin saber que decir.

-Ahora dime por qué narices crees que vas a hacerme daño.

-Porque sí, porque lo sé, porque soy así. Lo soy desde que nací, tal y como tú me has descrito, cada uno de los insultos son verdad. Y como es así, sé que te voy a hacer daño.

-Scorpius, no puedes hacerlo, no podemos seguir así, ¿me oyes?

Y entonces, Scorpius se acercó a Rose. Ésta trató de escapar caminando hacia atrás, pero pronto se chocó contra la pared. El chico ignoró el gesto y le dio un beso agresivo, pero suave, lleno de ira, pero a la vez de amor. Un beso único.


¡Hola! Bueno, este es mi primer fic. Lo subí antes, pero se me borró. Además lo modifiqué. El caso, que espero que os guste. Lo más probable es que suba un capítulo cada Sábado, pero casi seguro que no hago caso a esta norma jaja

Por favor, dejad Reviews, quiero mejorar, y lo mejor es que me mandéis sugerencias... También podéis mandarme correos y hablar conmigo en danielleable hotmail. com (sin espacios y con una "arroba" entre danielleable y hotmail).

Un beso!:)