Hola hola, sí, para empezar sé que tengo un fic a medias, vale, ya, lo sé, pero en ese la inspiración ha decidido irse de vacaciones, me cuesta bastante escribirlo pero sé que seguiré haciéndolo. Esto es un ONE-SHOT, por ahora claro, mientras lo escribía se me han ocurrido miles de situaciones entre ellas, casi las mismas de las serie pero con distintos detalles como podréis ver aquí. Tengo cosas pensadas para el antes y para el después, pero, lo dejo en vuestras manos. Ya sabéis a lo que me refiero, ¿no? Que cruel puedo ser, podéis dejarlo en un final feliz o.. saber cómo una de ellas se declaró primero y blablablabla... Bueno, os dejo con esta cosa. Gracias.
Creo que nunca había respirado un aire tan puro, estoy segura, puede que sea por esa presión que me recorre el pecho y que lucha por escapar o porque estoy en el centro de toda la naturaleza de este pueblo, o las dos, o por huir de ella. - Se encontraba en lo más profundo del bosque de StoryBrooke, sentada, con su espalda apoyada en el pozo y las piernas flexionadas de manera que se permitía abrazarse a sí misma y dejar descansar todos sus pensamientos junto con su cabeza sobre las rodillas. Llevaba allí ¿cuánto?, quizás una hora o dos, desde que salió corriendo de la fatídica situación que tuvo con ella. - No sé porque ha hecho esto, ¿por qué ahora? ¿Por qué cuando las cosas nos estaban yendo tan bien? Podíamos reunirnos por el bien de Henry sin que ninguna de las dos estallase, las discusiones seguían pero de una manera tan natural que no nos molestaba, o eso creía... - Eso creía hasta que la otra mujer le había confesado uno de sus mayores secretos a raíz de una de sus discusiones.
- No puedo seguir así, ni discutiendo contigo, no puedo volver a verte. - Le había costado mil suspiros llegar a pronunciar esas 12 palabras llenas de sentimiento -
- ¿Se puede saber por qué dices eso? - La confusión se había adueñado de ella en tan sólo unos segundos -
- No quieras saberlo. - Su voz, cargada de dolor, negaba la respuesta a la otra mujer -
- Si pregunto por algo es, digo yo. Dímelo antes de que Henry vuelva, por favor. - Suplicaba impaciente -
- Porque, no sé de que manera, o sí... - hizo una pausa en la que 1 sola Guerra Mundial podría haber empezado y acabado – sé que te quiero. - Bajo la mirada intentando esconder una pequeña lágrima que prefirió suicidarse por sus mejillas, tornadas en un color carmesí, sin resultado, ella la había visto.
- Pero.. - antes se sentía confusa pero, ahora, ahora había una especie de rabia e incomprensión dentro de ella -
No pudo continuar su frase y decidió huir dejando a Henry volviendo del baño, testigo de la escena, solo con ella, tuvo que huir. - Muy bien, si lo tuyo siempre ha sido huir a los problemas o afrontarlos de forma completa y totalmente drástica, ¡vaya personalidad con la que he tenido que vivir! - Parecía como si se culpase a sí misma de ser así, de huir de una declaración corta aunque llena de más sentimiento del que haya podido ser testigo nunca. - No lo niegues, sabes que lo habías notado, que te miraba de forma distinta, que te permitía muchas cosas aún sabiendo quien eres y quien es ella pero.. ¿por qué? ¿Por qué me quiere a mi? ¿Por qué ha tenido que elegirme a mi? Bueno... Eso no se elige, no la culpes así, se notaba que estaba sufriendo. ¿Y si es un plan? ¿¡Pero un plan para qué?! - Hacía rato que estaba jugando con una piedra en su mano mientras pensaba, piedra que recibió toda su rabia al ser lanzada con todas las fuerzas que tenía contra un árbol. - Vaya, no pensaba que tuviese tanta puntería. Quizás podría ser buena con el arco. ¿Por qué me mira así? Sé que yo también le permitía cosas y me las pagaba con esa mirada, solo a veces juraría que podía hablarme con ella, aunque su boca dijese lo contrario, yo estaba tranquila al ver esos ojos tan profundos llenos de esperanza, esperanza por vivir. Sé... - A ella también le costaba admitirlo. - Sé que también me gusta pero no sé si tanto, si de esa forma, no sé si la quiero. A ver, muero por arrastrarme hasta su boca y besarla desde que estuvimos tan cerca en las dichosas minas, desde que, si no hubiera sido por Graham, me hubiera vuelto loca con ella sujetando mi mano por más tiempo pidiendo y prometiendo pero, ¿será suficiente? No, no puede ser suficiente, ¿cómo voy a estar con una persona que tiene esos andares tan seguros de sí misma, comiéndose el mundo como si fuera de ella, haciendo que se le vea absolutamente atract... ¡NO! Siempre esos pensamientos, siempre.
Ella no lo quería admitir, se negaba a aceptarlo, pero supo nada más salir del restaurante que estaba cometiendo un error al no seguir hablando con ella, al no decirle que sentía cosas muy parecidas, que quizás la quisiera también, que se moría por besarla. Supo que se equivoco pero no había vuelta atrás, sus piernas no querían seguir otro camino que no fuera el de desaparecer a un paso lento y tranquilo, un paso que la llenase de calma.
Creo que debería de ir a hablar con ella.
Se levantó segura de sí misma pero sin tener claro que decirle, limpio los restos que la hierba había dejado en su ropa. El camino de vuelta fue más corto, sus piernas andaban rápidas y nerviosas, no dejaba de entrelazar sus manos y colocarse el pelo, la brisa se ocupaba de seguir haciendo que respirase aunque notaba como, nuevamente, esa presión que recorría su pecho decidía recorrer cada parte de su ser. - Si no me importase no estaría tan nerviosa, digo yo, no sé que decirle... - Se seguía mordiendo el labio, que manía tenía, a ese paso no podría ni hablar bien de lo que le dolería. Casi sin mirar los caminos, ni las calles, había llegado a su destino, estaba parada enfrente de su puerta esperando oír algún sonido que le indicase que la otra mujer ya estaba en la casa. Se tomó 5 suspiros de fuerzas y 2 de decisión, tocó a la puerta. Oyó como alguien se acercaba y su respiración se bloqueó instantáneamente. La puerta se abrió revelando a una mujer no tan fuerte como de costumbre.
- ¿Qué haces aquí? - Aún con lágrimas en sus ojos, ¿cuánto tiempo llevaría así?, le contestó con toda la normalidad que pudo.
- Quería hablar contigo... - dos suspiros más, esta vez de valentía – sobre lo de antes. - Empezó a jugar con su pelo, nerviosa.
- Creo que lo dejaste todo claro al salir huyendo. - Dio un paso hacia adelante y se acercó a la otra mujer – Así que puedes marcharte.
- Crees mal. - "Hazlo, hazlo" se repetía en su mente – Muy mal diría yo, solo salí a pensar. - Dio un paso también dejando que la separación entre ambas fuera casi invisible -
- Pues dime, ¿qué piensas? - Su corazón latía de forma desorbitada, por una vez creía realmente que podría salir bien. -
- No pienso, solo creo y... - cerró los ojos y dejando escapar un suspiro, para seguidamente mirarla como nunca la había mirado – creo que yo también te quiero Regina.
Regina desencajó su mandíbula sin darse cuenta observando a una Emma que, por momentos, se sonrojaba más y que le sonreía tímidamente encogiendo los hombros. Sus lágrimas cesaron de pronto, soltó una pequeña carcajada y copió la sonrisa que adornaba el rostro de Emma. No tardó mucho en colocar la mano sobre la mejilla de la rubia, acariciando suavemente su piel con su pulgar. - No vuelvas a huir de mi Emma, por favor...
Fue lo único que acertó a decir antes de besar esos labios que tanto deseaba, que tanto ó poco a poco a Emma, cogiéndola de la cintura con su mano libre, hasta haber pasado el umbral de la casa, cerrando la puerta tras de sí.
Dejando atrás todos sus demonios, esos que le susurraban que nunca iba a tener su final feliz.
Nunca se imaginarían lo que estaba a punto de suceder,
Habían salvado a la reina caída.
