Disclaimer: Gravity Falls pertenece a Alex Hirsch.
Capítulo 1: Viaje al pasado.
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"Es 17 de junio. Hace calor, ya que el verano está a la vuelta de la esquina, y con eso pensé en tomarme unas merecidas vacaciones.
A decir verdad, no dejé de trabajar y estudiar desde que me fui de Gravity Falls. Quizás ese sea el motivo por el cual estoy volviendo allí finalmente, a pasar unas semanas.
Sé que es difícil para Uds., así que no pretenderé que quieran volver.
No se preocupen por mí, decidí dejarles esta carta porque sé que vendrán a mi casa en estos días. Cualquier problema pueden llamarme a mi celular.
Los quiero.
Pacífica."
Una joven de cabellos rubios dejaba una nota sobre una larga mesa de madera y suspiraba al hacerlo. Se sentía algo agotada al haber estado ordenando algunas cuestiones laborales para poder hacer su viaje. Sin embargo, lo necesitaba. Después de todo, San Francisco era una gran ciudad que había robado mucho de su tiempo, y ahora quería recordar lo tranquilo que podía ser el bosque en Gravity Falls.
Luego de perder su fortuna, ella y su familia tuvieron que pasar por algunos problemas complicados. Pacífica Northwest se esforzó mucho los dos años que se quedaron en el pueblo, pero finalmente las mayores oportunidades surgieron en la ciudad y se mudaron allí.
Ella empezó a trabajar, y sus padres debieron también hacerlo. Rápidamente su situación económica fue recuperándose, aunque era bien distinto a lo que estaban acostumbrados. Pese a eso, la hija del matrimonio se dio cuenta realmente lo que implicaba tener que ganarse el pan, y desde allí no paró un segundo de avanzar. Luego, comenzó a estudiar y a dedicarse a su propio trabajo.
Ahora, allí estaba, con 20 años podía depender sólo de sí misma, viviendo sola y encargándose de su vida. Pero hacía un tiempo que recordaba algunas cosas que la ataban aún a Gravity Falls. Debía volver, y lo hacía después de cinco largos años. Había estado realmente muy ocupada.
Bien, está todo listo dijo con una sonrisa mientras se veía al espejo.
Tomó su maleta rosada, y salió de su casa. Sintió una leve brisa que generó movimiento en su fresco vestido violáceo, y se dirigió a su automóvil con ojos de felicidad.
Como viajaba sola, se aseguró de llevar consigo muchos cd's para que la música la acompañara. De paso, le ayudaría a recordar algunas cosas.
Cinco años… Me pregunto por qué dejé que pasara tanto decía hablando consigo misma mientras avanzaba en la carretera.
En otro tiempo no lo hubiese admitido, pero estaba muy emocionada por volver a verlos a todos. Y, por sobre todo, quería volver a formar esas memorias que le habían dado la fuerza para seguir intentando.
Ella había conocido, obviamente, a muchas personas, y tenía algunas amistades que declaraba importantes. Pero, a decir verdad, no se había olvidado de los lazos que logró construir con los mellizos Pines y su grupo. Es decir, antes de que ellos dos volvieran a Piedmont ya habían logrado un mejor trato. Pero después de eso, Pacífica esperó pacientemente al siguiente verano para verlos. La ayudaron en su crisis de dinero y, principalmente, modificaron muchos pensamientos en los que sus padres intentaban dominarla.
La rubia esbozó una pequeña sonrisa al recordar la cara de Mabel cuando la encontró, después de un año, trabajando en un negocio de ropa que Pacífica definía como "ñoño". Por supuesto, a la muchacha Pines le encantaba y por eso entró a comprar. Pero el asunto era la sorpresa de ver a una Northwest en ese estado. O eso pensó Pacífica al creer que Mabel se burlaría de ella.
Nada más alejado de la realidad: la de cabellos castaños corrió a abrazarla luego de tanto tiempo, y ella tuvo que hacer fuerza para no llorar al emocionarse.
Después se expandió el círculo, y Grenda y Candy también la visitaban. Así, comenzó a ir a la cabaña del misterio -a la cual Ford y Stan ya habían regresado-, donde hacían reuniones hasta tarde. Misteriosamente, Dipper también se unía a ellas.
Dipper... susurró Pacífica al pensar en él.
Unas imágenes se le vinieron a la cabeza entonces.
[Flashback]
Así que, te vas, ¿eh? Sonrió él con tristeza.
Pacífica estaba sentada en un tronco en el bosque de Gravity Falls. Ese era su lugar para pensar, así que no fue difícil para el mellizo hallarla.
No tengo otra opcióndijo en respuesta, encogiéndose de hombros.
Bueno, San Francisco es una gran ciudad soltó tratando de animarla, y tomando un lugar a su lado.
Sí… Sí, lo es. Me esforzaré. Determinó la rubia.
Alzó su vista al no tener más respuesta y notó que Dipper no la estaba mirando: mantenía su cabeza hacia el lado contrario, y entre su gorra y el cuello subido de su camisa roja a cuadros, no podía ver su rostro.
Un susurro casi inaudible llegó a los oídos de Northwest. Ella hizo un gesto de confusión y se acercó más al muchacho.
¿Dijiste algo? preguntó preocupada.
No te vayas. Declaró tajante entonces, clavando sus ojos oscuros en los suyos de pronto.
Por un momento, Pacífica pensó que el mundo entero había frenado. Sintió al viento elevando sus cabellos en cámara lenta, y boquiabierta, terminó agachando su cabeza.
Quisiera eso, Dipper, de verdad, pero… Tú deberías entenderlo. Tienes sueños que cumplir y cosas que hacer allí en Piedmont, más allá de lo mucho que te guste este lugar. Justificó.
Sin animarse a volver a verlo, tomó un tallo del suelo y comenzó a hacer garabatos en la tierra.
Escuchó que él suspiró profundamente.
Tienes razón. Lo siento… Pronunció apenado, y tomó una rama para imitar la acción de la chica. Esforcémonos dijo de pronto, y le sonrió.
Ante esto, ella finalmente volvió a dirigirle la mirada y se sonrojó un poco. Iba a responderle, pero divisó que Dipper había escrito algo en el suelo.
¿WHHVSHUXUH? Leyó ella. Es de esos criptogramas extraños que me contaste, ¿verdad? Echó una carcajada. ¿Qué significa?
Él asintió y luego lo borró con su pie izquierdo.
Nada en realidad, no me los he aprendido del todo. Creo que en código atbash sería… CSSEHSFCFS. Pensativo.
Así que en verdad no eres tan nerd. Señaló ella y ambos rieron.
[Fin Flashback]
Sus pensamientos fueron interrumpidos porque su celular empezó a sonar. Lo tomó de su cartera sin quitar los ojos del camino, y atendió con tranquilidad, creyendo que serían sus padres.
Hola, mamá, qué rápido llamaste soltó.
Paci, mi amada Paci. No soy tu madre, pero igual te amo. Escuchó del otro lado de la línea.
Al sentir esa voz, aceleró un poco su auto sin querer. Retomó al segundo la compostura, y respiró profundo.
¿Qué quieres, Draco? dijo en tono enojado y serio.
Oh, princesa mía, ¿por qué tan molesta? se rio la voz ante su propio comentario sarcástico.
No entiendo por qué llamas pronunció ella sin inmutarse.
Quería saber cómo se encontraba la chica más hermosa del mundo respondió rápidamente Draco.
No lo sé, quizás debas llamarla a ella. Alzó una ceja con odio.
El joven se carcajeaba en el teléfono.
Vamos, ¿todavía estás enojada por eso? Sabes que no significó nada para mí. Se excusó.
Pacífica suspiró. Tardó unos segundos en volver a hablar.
Mira, realmente ya no me importa lo que haya pasado o no con ella. Me interesa que entre tú y yo ya no hay nada, y por lo tanto, no quiero que me llames más finalizó.
Preciosa, preciosa escucha. Quiero hablar contigo, ¿sí? Te extraño, simplemente es eso. Ahora hablaba de una forma más amable.
Yo no. Debo seguir conduciendo sin tener los nervios de punta explicó.
¿Quieres venir a mi casa? Insistió.
No. No estoy en San Francisco, así que ya no me molestes. Bye-Bye, Draco. Y cortó, no prestándole atención a las quejas que el susodicho empezaba a dar.
Pacífica apagó su celular, prometiéndose internamente que luego lo encendería, y continuó su viaje.
Todo ese mal trago con Draco la había puesto de malhumor. Sin embargo, hacía poco que había logrado reponerse de esa relación. Porque sí, él había sido su novio por algunos meses, y quizás ella realmente se había enamorado de él. Nunca se esperó que la engañara de esa forma y en su propia cara, tomándola de estúpida.
La rubia negó con la cabeza, tratando de alejar todos esos malos pensamientos. Ahora ella estaba perfectamente bien con ese tema, y podía analizar las cosas de una manera más realista. Después de todo, había estado ilusionándose con algo que no era real.
Ella lo idealizó, creyendo que él la quería, y que era otra clase de persona. Después de todo, lo conoció en una clase y él supo cómo llevar la conversación. Principalmente, a Pacífica le llamó la atención a partir de que él le dijo que se llamaba Draco, "al igual que la constelación". No sabía bien por qué eso le había resultado tan mágico y romántico.
Decidió relajarse y cantar un poco de su música, y de hecho, al rato podía notar que estaba por llegar a Gravity Falls. Las aproximadas seis horas de viaje no le resultaron tan pesadas al final.
De pronto, algo llamó su atención: ya desde la ruta podían verse nubes muy oscuras y de gran tamaño. No era novedad para ella de igual modo, en Gravity Falls cualquier clima era posible, pero le preocupaba encontrar un lugar en el cual quedarse.
Ahora que lo pensaba, no había planeado nada de eso. Tampoco sabía a quiénes iba a encontrar allí. Después de todo, aunque tenía muchas ganas de ver a Mabel, a Dipper y al resto, no tenía idea de si estarían allí tan sólo porque era verano.
Ellos tienen mi edad, al fin y al cabo pensó en voz alta.
Al estar ya casi en el pueblo, una neblina que volvía borroso el camino comenzó a preocupar a la rubia. Aunque todavía quedaba un rato para que cayera la noche, allí no se veía nada ciertamente. Pese a eso, siguió avanzando con su vehículo, y su mirada se clavó en la ruta emergente que la llevaba directamente a la ex mansión Northwest.
Pacífica se mordió el labio inferior y disminuyó la velocidad. Dudó unos segundos, pero luego decidió comenzar su viaje por allí, porque si eso iba a traerle recuerdos, que fuese un golpe directo y frontal primero. Así, dobló a toda marcha y fue cuesta arriba.
Cada metro la hacía subir más su nerviosismo, uno que venía desde adentro de su pecho. Aunque se había ido de Gravity hacía cinco años, lo cierto es que desde hacía siete que no visitaba la mansión. El tiempo que se quedó con sus padres en el pueblo lo hizo alquilando una pequeña casita en lo más céntrico, y no quiso volver a ver su antigua casa, aunque el viejo McGucket la invitó incontables veces y quiso ayudarla. Simplemente para ella era doloroso aceptar eso, y también las historias terribles de su familia.
Interrumpiendo sus pensamientos, la casona se presentó ante ella. Pero, a decir verdad, Pacífica nunca esperó encontrarse con algo así: el lugar daba miedo, y la casa estaba vieja y tenebrosa, más con aquella niebla. Algunas luces encendidas permitieron que pudiese verla.
Bajó de su automóvil y se acercó a los portones. Un arco por encima de éstos decía en madera "Laboratorio de Gravity Falls". Ella no comprendió esto, pero antes de que pudiese analizarlo, escuchó una voz que emitía el portón eléctrico.
¿Quién está ahí? dijo seriamente.
La muchacha abrió los ojos de par en par en cuanto reconoció a la persona que hablaba.
¿D-Dipper? casi susurró.
Hubo un silencio del otro lado, y de pronto, con un tono de igual sorpresa, obtuvo respuesta.
¿Pacífica? ¿Eres tú? Sonaba amable y sorprendido.
Sí. Soy yo, Dipper. Se sonrió sin poder evitarlo. Me alegra que estés aquí, pensé que quizás no podría encontrarte en Gravity Falls pronunció ella emocionada.
La chica no escuchó nada más después de eso, y se extrañó; pero, al cabo de unos segundos, las puertas de madera se abrieron, y ella finalmente lo vio. Parado en el portón de la mansión estaba Dipper Pines, y acercándose ambos, se encontraron en un punto medio en el camino del jardín principal.
Pacífica. E-Estás aquí dijo él sonriendo como un tonto.
Ella asintió con la cabeza, no pudiendo ocultar su felicidad, y se animó a abrazarlo. Él se llevó una sorpresa con eso, pero pronto la correspondió. Tocó su suave cabello rubio, igual de largo que siempre, y sintió nuevamente aquel aroma a flores que recordaba bien. Se separaron luego de un tiempo, y se sonrojaron al notar sus acciones.
Espero que no me des un billete para pretender que esto no pasó acotó él, risueño.
Pacífica dio una carcajada, recordando aquella vez en la que ocurrió eso en ese mismo lugar, hacía ya siete años.
Ciertamente no será así. Vine para no olvidarme de nada nunca más aclaró contenta.
Él la veía tan radiante que más notaba el contraste que hacía con el clima actual. Hablando de eso, un fuerte viento hizo que ella debiera tomar su vestido para que no se levantara.
Oh, lo siento, debes estar incómoda aquí. Además hace frío, vamos adentro. Propuso aquello y comenzaron a caminar hacia la entrada.
Pacífica lo observó entonces: no se había fijado antes, pero su ropa consistía en una bata blanca y ropa casual por debajo. Además, él era más alto que ella ahora y sus rasgos eran más varoniles.
Así que, finalmente te convertiste en un científico comentó.
Seh. Así parece, ¿verdad? La miró a los ojos cuando dijo aquello, y ella notó cierto vacío en ellos.
De seguro que había millones de cosas que quería preguntarle. Ella ni siquiera sabía que él estaba allí. Pero, por alguna razón sentía que debía esperar para saber todo eso.
Al entrar, Pacífica caminó unos pasos hacia adelante. Dipper cerró la puerta con llave mientras tanto, y ella quedó estática observando todo.
Su antigua casa. Sus reliquias de madera, su gran alfombra, su araña de techo. Suspiró sin notarlo. Él la vio por detrás y luego se acercó a ella.
Debe ser difícil para ti, ¿cierto? dijo casi en un susurro.
La rubia negó con una sonrisa triste.
No exactamente. Me alegra que tú estés aquí ahora. Le sonrió. Por lo menos es una buena forma de devolverle algo al pueblo, después de que los Northwest hiciéramos tanto mal sobre él.
Dipper mostró una mirada algo enojada y la abrazó nuevamente. Pacífica no sabía cómo reaccionar, pero sintió una extraña calidez emanando de su pecho que llenó el vacío que un segundo antes había sentido.
Tú no le debes nada a nadie. Nos salvaste a todos aquí ya una vez. No seas tan dura contigo misma pronunció con firmeza, y luego se separó de ella.
Dipper… soltó y atajó una lágrima antes de que cayera. Gracias. Es bueno regresar. Se alivió.
Claro. Sonrió él. Ahora ven, tomemos algo caliente.
Así, ella lo siguió, y cuando él atravesó la puerta hacia la cocina, ella paró en seco. Dipper quizás no era capaz de notarlo, pero Pacífica conocía bien esa casa. Ningún ruido podía pasar desapercibido para ella allí, y así fue cuando sintió pasos que no provenían de sus pies. Los escuchó unos segundos y luego se detuvieron. Se preguntó, entonces, si acaso había algo sin resolver allí una vez más.
¿Pacífica? ¿Vienes? Escuchó desde la cocina.
Ella decidió acudir al llamado de Dipper, y pretender que no había sucedido nada. Quizás sólo estaba muy cansada por el viaje.
¡Hola! Me presento en este fandom, soy nueva en él (siempre escribí historias de Fairy Tail, bastante alejado al Cartoon), pero espero lean mi fic y les guste. Particularmente la pareja de Dipper y Pacífica me gusta muchísimo, pero también van a tener relevancia otros personajes. La historia se desarrolla de a poco.
¡Si llegaste hasta acá, gracias!
Subiré un nuevo capítulo si este llama la atención, sino no tiene sentido hacerlo, para aburrir, jaja. ¡Saludos!
Sakunoevan
