UN NOCHE MUY ESPECIAL.

La mañana se había establecido en Londres, el sol brillaba en todo lo alto del cielo, nubes despejadas y el olor de la primavera recorría todo el lugar. En el Real colegio San Pablo todo era un caos, todos los alumnos se encontraban muy ocupados a finando los preparativos para dar comienzo al "FESTIVAL DE MAYO"; las señoritas terminaban de arreglarse, vestidos, listones y peinado. Todas a cuál se esmeraban en su arreglo, tantas ilusiones, tanta alegría; era la oportunidad para todas para pasar un poco de tiempo con sus familiares, con los chicos que les gustaban y compartir un poco de felicidad dentro de la estadía de aquella prisión.

Una rubia muy alegre recibía el día en el cuarto de meditación castigada por ayudar a su amiga Patty al ser encontrada con su mascota Jully. Suspiraba recordando que su mas grande amigo Albert, estaba tan gustoso de venir y ahora, solo podía observar todo por la ventana de aquel lugar de castigo.

Otra era la situación en la oficina de la Rectora la hermana Grey; se encontraba designado los lugares y cargos de cada una de las hermanas que ayudarían con el control y supervisión del festival de mayo. Era estricta, pero razonable sabía que los jóvenes bajo su cargo deberían de tener un poco de diversión, aun que solo fuera por seguir la tradición del prestigioso colegio. Terminaba por dar las ordenes y se retiraban las madres a cumplir sus asignaciones.

La puerta se cerraba y el sonido de un toquidos, sacaba de sus cavilaciones de la hermana Grey y dijo con voz firme- pase- fijando la mirada a la amplia puerta de madera. La hermana Margaret entraba ceremoniosamente al lugar.

Se acerco poco a poco al escritorio de la rectora- disculpe, hermana Grey-

Ella la vio fijamente con una cara seria- sí, hermana dígame, pero sea breve pues tenemos que ir a supervisar el inicio del festival-

La hermana Margaret se apresuró a responder- el señor Jonhson, secretario de la familia Andrew la busca hermana-

La cara de consternación se hizo presente y seriamente hablo – hágale pasar, hermana y espere afuera- la hermana Margaret asintió con la cabeza y obedeció.

El señor George entraba aquella oficina con todo el aplomo digno y característico de él -buenos días Hermana Grey- esta asintió- muchas gracias por permitirme una audiencia con usted en un día tan complica a vísperas de empezar el festival-

La hermana le hizo un gesto para que George se sentara- descuide, señor Jonhson. Siempre puedo hacer un espacio en mi itinerario para hablar con las familias de los alumnos de este honorable colegio- George asintió y procedió a tomar asiento. La hermana Grey vio a la hermana Margaret y con un gesto, le pidió que se retirara del lugar. Esta sintió y se retiró- ¿dígame señor Jonhson en que le puedo ayudar? –

El señor Jonhson saco de su saco una carta y se la dio a la hermana- traigo una carta del Sr. William Andrew, para usted hermana-

Ella tomo la carta y la comenzó a leer, al terminar, vio fijamente a George- es una petición muy extraña y poco convencional-

George la miraba fijamente- me lo imaginó hermana, pero como vera, mi jefe el señor William es una persona que se preocupa mucho por sus sobrinos al igual que por su hija adoptiva y bajo sus condiciones actuales, estaría muy agradecido de contar con su aprobación en este asunto en especial –

La hermana Grey se quedo muy pensativa por lo que había leído en esa carta- con respecto a la educación de los sobrinos y la hija adoptiva del señor William, hay mucho que hablar sobre todo del comportamiento de la señorita Candy- lo miró fijamente

Tocaron la puerta y era la hermana Margaret- disculpe, hermana Grey, pero el carro alegórico esta listo y esperan sus indicaciones para comenzar con el desfile-

George la miro fijamente- creo hermana que esta conversación, tendremos que hacerla cuando usted tenga más tiempo- la hermana Grey asintió, George sonrió discretamente- ¿Qué respuesta le doy al señor Andrew? -

La hermana Grey cerró los ojos por un momento y hablo pausadamente- dígale que – suspiro, en verdad se estaba volviendo muy sensible- que está bien, ayudare en todo lo que este en mis manos, su petición está aprobada-

George sonrió y se levantó- gracias hermana y no le quito mas su tiempo- la hermana Grey también se levantó. Se en filo a la salida- muchas gracias por su atención me retiro-

La hermana lo vio fijamente- a usted señor Jonhson y espero pronto tener oportunidad para hablar con usted – el asintió, ella vio a la hermana Margaret – hermana acompañe al señor a la salida- ella asintió.

Los dos caminaban por los pesadillos de la institución en absoluto silencio, un tiempo después llegaron a la entrada, con amplios barrotes. Un carruaje lo esperaba, dos hermosos caballos percherones, el carruaje de color café y la insignia de la familia Andrew; la reja se abría, cuando George vio a la hermana Margaret- disculpe hermana puedo atreverme a pedirle un favor-

La hermana Margaret asintió- por su puesto señor Jonhson, en ¿Qué le puedo ayudar?

George le sonrió- el señor William, está enterado de la penosa situación de la señorita Candy- viendo a la hermana fijamente.

La hermana Margaret suspiro- en verdad es una pena, si me lo permite la señorita Candy es buena muchacha trata de acoplarse al colegio y – guardo silencio- solo necesita pulirse un poco más-sonrió- esta castiga por ayudar a su amiga, es una gran amiga y será una gran señorita; por favor dígale al señor William-

George sonrió y le dijo- descuide se lo diré, quería pedirle un favor- ella asintió- si me puede ayudar, tengo un regalo para ella, se muy bien que esta en el cuarto de meditación, pero ¿podría hacerle llegar un regalo para ella? -

La hermana Margaret sonrió- descuide se lo hare llegar- George asintió y fue al carruaje y saco una gran caja y se la dio a la hermana- muchas gracias hermana- ella sonrió al tomarla- hágasela llegar por favor, y le encargo a los muchachos-

Ella asintió- descuide son buenos niños- los dos se despidieron y tomaron rumbos diferentes.

Después de un rato George llegaba a un zoológico, entraba con seguridad asta encontrar una casa hecha de madera, la puerta rechino al abrirse. Albert se encontraba tomando una taza de café, llevaba sus jeans azules, sus gafas, su camisa blanca y su chaqueta café.

George se acercó ante la mirada fija de él; tomo una silla y se sentó. Albert se aclaro la garganta y dijo firmemente- ¿Cómo te fue con la hermana Grey, George? Y ¿pudiste mandarle el presente a Candy? Y ¿las cosas que te pedí, las dejaste en mi departamento? -

El se acomodo la corbata-si descuida una hermana se lo hará llegar y las cosas que pediste también las lleve ya. William la hermana acepta tendrá todo listo para tu llegada-Albert sonrió, George suspiro y lo miro atento- ¿estas seguro de esto?, me preocupa que alguien pueda reconocerte y si alguien te ve ¿Qué harás?; sabes que aún no es tiempo de que sepan de tu existencia-

Albert bajo su taza de café y se quito los lentes- lo sé, George, pero también no quiero dejarla así, sabes que también se acerca el aniversario de Antony y estará triste, y yo bueno-

George sonrió y se levantó acercándose a el- mmmm si tú lo dices William- Albert lo vio a los ojos y el no se inmuto- no hay peor ciego que aquel que no quiere ver-

Albert movió su cabeza en signo de negación y se levanto de su lugar- no se a que te refieres con eso George-

El lo vio fijamente- nada William – frunció el ceño- solo te dijo que, si te quieres mentir a ti mismo, está bien, pero deberías de ser sincero contigo mismo- le tomo el hombro-se que aprecias mucho a la señorita Candy ¿pero creo que es tiempo de que seas sincero? -

Albert suspiro profundo-soy sincero George, solo quiero decirte que haga lo que hagas siempre estaré ahí para ayudarla-

George se puso serio- al igual que yo a ti, pero sabes perfectamente que tienes un propósito y tu tiempo se esta acabando. Si quieres hacer algo por tu felicidad hazlo- los dos se vieron a los ojos- no cometas el mismo error que yo-

Albert bajo la mirada- descuida George, te juro que mi interés asía Candy es solo …-

George se adelantó-no William, no tienes que darme explicaciones a mi- sonrió sarcásticamente- a mí no debes convencerme de nada, esa respuesta tendrás que dártela a ti y espero muchacho que sean sincero contigo- golpeo su hombro – ahora me voy, tengo unas reuniones pendientes y no creo que ¿quieras acompañarme o sí? -

Albert movió su cabeza en signo de negación y sonrió- lo tendré en cuenta- bajo la cabeza y sonrió-y no amigo aun no- alzo los hombros George- diviértete-

George asintió y comenzó a caminar a la puerta de salida- entonces que te todo salga bien esta noche, muchacho-

Albert sonrió- gracias por todo-

George lo miro- descuida, ya me la cobrare la próxima semana tenemos reunión en el consorcio aquí en Londres y vendré por ti; necesitas seguir con tu entrenamiento-

Albert solo sonrió- si que sabes como alegrar mi día George -el movió su cabeza antes de abrir la puerta- descuida te pagare el favor, lo prometo-

Se detuvo y volteo – lo se William, lo sé- salió de la cabaña dejando a un pensativo muchacho, camino un poco y dijo en un susurro- hay William, solo espero que te des cuenta de que la amas y se lo digas pronto o ese muchacho Granchester te gana y perderás como yo lo mas precioso que hay en el mundo el amor; pero esta vez tienes que descubrirlo tu solo, suerte hijo –siguió su camino

Mientras un William meditaba las palabras de George y se sentía nervioso por lo que hiba ocurrir esa noche. Candy vivía un festival de mayo muy poco convencional. Los trajes de Romeo y Julieta; le dieron muchas aventuras ese día. Bailes inolvidables y momentos divertidos con sus amigos. Recuerdos que vivirían en su mente por mucho tiempo-

La noche había caído, el castigo fue retirado y todos se encontraban disfrutando de una hermosa fogata, bajo la supervisión de las monjas del colegio. Candy se encontraba junto a sus primos y sus amigas, cuando la hermana Margaret le toco el hombro y la hizo girar a verla – Candy necesito de tu ayuda-

Candy la vio con una gran sonrisa – si hermana dígame ¿en qué le puedo servir? -

La hermana Margaret seria hablo- te necesitan en el lado oeste del colegio inmediatamente- Candy la vio incrédula- tu familia te ha mandado un regalo de cumpleaños y te espera ahí-

Candy hizo de lado su cabeza- ¿mi familia? - hizo gestos con su cara- hermana Margaret yo-

Ella se puso mas firme- ve Candy, han pedido permiso a la Hermana Grey y es una falta de respeto no ir a recibir tu regalo- la vio con una mirada mas firme- adema solo tienes una hora yo que tu; no la desperdiciaba siendo terca y desobedeciendo-

Candy le pareció extraño pero tal vez en el último momento, había llegado un regalo de América, de la señorita Ponny o la hermana María- está bien hermana, iré en seguida- ella asintió.

Candy empezó a caminar hacia el lado oeste del colegio, hiba con una sonrisa pensando en mil cosas, mil posibilidades; llego a pensar que Tom había llegado para traerle algún regalo. Aunque ella con solo el hecho de verlo le alegraría y la haría feliz.

De pronto freno en seco su paso- ¿Qué es esto? - se preguntó curiosa mientras observaba el lugar. Era una mesa sencillamente decorada un mantel blanco y un florero con rosas adornaba la mesa. Estaba el lugar alumbrado con algunas antorchas todo era muy modesto, un candelabro sencillo en la mesa; aun lado de ella un pequeño carro con muchos postres. Le ayudo a encontrar una nota y comenzó a leer.

CANDY.

SE QUE NO PUDISTE ASISTIR AL FESTIVAL, PERO ESO NO CAMBIA EL HECHO DE QUE ES TU CUMPLEAÑOS Y NO PUEDAS FESTEJARLO. ASI QUE "DEBEMOS FESTEJARLO NO LO CREES" VOLTEA.

Candy hizo lo que decía la nota y no podía creer lo que pasaba, se llevo las manos a los ojos – no puedo creerlo- sonrió y corrió abrazar a Albert.

Este la esperaba con los brazos abiertos, en un lindo traje sencillo de color negro y camisa blanca, en el ojal del traje una pequeña rosa roja- ni yo Candy- la abrazo y la soltó inmediatamente, mirándose a los ojos- esta tarde me llego una nota, que decía que me presentara a las 7 de la tarde aquí, para el cumpleaños de cierta rubia preciosa-

Candy lo miro consternada- y ¿Quién firmaba la nota Albert?, no creas que me quejo, estoy feliz por verte, pero no crees que es extraño-

Albert sonrió e hizo como si pensara- mmm bien déjame acordarme, la nota esta firmada por un tal señor William Andrew, ¿lo conoces? -

Candy sonreí y saltaba de felicidad, ante los ojos sorprendidos de Albert- es mi tío abuelo- se llevó las manos a la boca tratando de ahogar el grito de felicidad- es la persona que me adopto, se acordó de mi cumpleaños, Albert-

El asentía y tomo la mano de Candy- bueno en vista de que aclaramos la situación del ¿Por qué me encuentro aquí? – sonrieron los dos- vamos a disfrutar la cena ¿no te parece? -ella asintió y procedieron a comer.

Ellos comenzaron una platica entre risas y anécdotas de los que había pasado esa tarde, el regalo misterioso del tío abuelo, los encuentros inesperados con Terry, como había presentado a Patty y a Steart, el baile y el comportamiento de Terry y sobre todo como salieron bien librados de que Elisa los encontrara. Albert estaba escuchando todo muy atento y sonreía, reía a carcajadas al saber cómo había pasado esa tarde y las travesuras de Candy con los disfraces.

Estaban terminando con el ultimo plato que era un rico pastel de chocolate. Cuando Albert hablo – bueno Candy, la hora que según me dijeron que teníamos, casi termino- ella puso su cara triste- así que he traído un presente para ti, pronto será tu cumpleaños y bueno hoy era por tu primer festival de mayo en el colegio, pero en vista de todo, te lo daré-

Candy hablo rápidamente y sonrojada- Albert no debiste-

El sonrió y saco de su saco una cajita- este es un pequeño presente, a mi me hubiera gustado darte muchas cosas, pero con mi trabajo – levanto su mano derecha para tocarse su nuca- espero te guste-

Candy lo tomo y abrió la cajita y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. En la cajita se encontraba un pequeño dije con una hermosa rosa en plata pura- Gracias, pero no debiste Albert, el mejor regalo es que hayas venido- se sonrojo su cara

Albert se levanto y se acerco a ella, para colocarle el dije con una sonrisa amplia- este dije no es solo por mi Candy- ella se quedo estática al sentir las manos de él, colocándolo- es también en nombre de Antony, por tu cumpleaños, se que eran buenos amigos y te protegía de todo y aun que el ya no está yo quiero hacerte y – lo coloco y la vio a la cara – una promesa de que siempre estaré ahí para ti, Candy, pase lo que pase siempre estaré a tu lado- rozo suavemente su mejilla.

Candy no comprendía porque su corazón amenazaba con salir de su pecho, solo fue un toque, la cercanía, el regalo. Pero algo muy dentro de ella, estaba feliz de tenerlo cerca, había calma y un sentimiento que no alcanzaba a distinguir. Las lagrimas empezaron a salir por si solas, el las limpio y quedo muy cerca de su cara.

Candy no supo como reaccionar al ver tan cerca los ojos azules de él, le regalo una sonrisa- gracias Albert, no se como logras siempre estar conmigo cuando más te necesito – bajo por un segundo su cara- eres un ángel para mi y- toco el dije con sus manos- sé que cumplirás tu promesa, Gracias- sin pensarlo lo abrazo.

Albert recibió el abrazo gustoso, suspiro el perfume de ella, rozo con su mejilla su cabellera. Por un instante pidió a Dios que el tiempo se detuviera para estar así con ella siempre, cuidándola, protegiéndola y. Albert desato el abrazo Candy lo vio con una cara de desconcierto; el solo dijo – Candy creo que es hora de retirarnos-

Ella aun sin comprender bien lo que había pasado, asintió- si Albert, gracias por todo y gracias por venir- en ese momento la hermana Margaret llego por Candy. Ella la vio de lejos y se aproximo a Albert antes de que a la hermana les diera alcance y le dio un beso en la mejilla- buenas noches y otra vez gracias-

Candy corrió hasta donde estaba la hermana Margaret -¿cómo te fue Candy?-

Ella se giró tocando el dije- bien hermana, muy bien- cerro los ojos mientras caminaba a su habitación, su mente solo podía recordar la sensación de haber sentido tan cerca a Albert, suspiro- Albert- fue lo único que pronuncio junto a una gran sonrisa.

Albert no volteo, no quiso hacerlo. Inconscientemente toco su mejilla y cerro sus ojos. Segundos después el también se encamino a la salida del colegio. George lo esperaba con un saco, después de haberle dado las gracias a la Hermana Grey por el favor.

George se sorprendió al ver la actitud de su muchacho, sin pronunciar una palabra se subió al carruaje y detrás de el George. Cuando estaban lejos del colegio, George giro su cabeza y le pregunto – William ¿estás bien?, ¿paso algo? -

Albert veía por la ventana del carruaje, escucho las palabras de George, cerro los ojos y después de un suspiro se giró a verlo – si George paso algo que cambia todo-

George se alarmo- la señorita Candy sospecho algo ¿William, no le agrado la sorpresa? -

Albert solo movió la cabeza en signo de negación- no George, no fue eso- trato de sonreír- le encanto, de hecho, la pasamos muy bien y le pude dar su presente-

Mas intrigado George hablo - ¿entonces William?, ¿Qué paso que te puso en ese estado?-

Albert llevo su mano a la mejilla que aun ardía por el beso de ella, trago saliva y dijo – George, la abrazase- el asintió esperando -la tuve en mis brazos y me beso en mi mejilla-

George estaba más confundido, ¿Qué eso no era bueno? Se apuro a contestar-William ¿Qué eso no es bueno? -

Albert movió su cabeza en signo de negación- no George, por que me acabo de dar cuenta de algo-

George hablo imaginando lo que vendría- ¿Qué William? - con tono sereno.

Albert suspiro-George, estoy enamorado de Candy- George asintió pensando que su muchacho se decidiría por reconocer lo que hace tiempo vio con claridad y se daría la oportunidad de ser feliz.

George hablo serio – y ¿Qué piensas hacer, muchacho? -

Albert miro fijamente a George- irme a África, más pronto de lo que había pensado-lo vio con una cara de desconcierto mayor- si George, no puedo, no debo ella aún le falta mucho que descubrir y vivir; si yo le confieso ahora esto, no puedo condenarla a la vida que tengo que tomar, no a ella la amo demasiado para condenarla, así que mejor me voy a ir-

George desesperado por la locura de William de no tomar entre sus manos su felicidad dijo - ¿pero William, por dios piensa muchacho? -

Albert hablo en un tono firmemente que nunca utilizaba con George- he tomado la decisión y partiré lo mas pronto posible África es un hecho- levanto la barbilla- arregla todo cuanto antes-

George comprendió que era una orden y no una petición, al fin de cuenta Albert tenia que darse cuenta por si mismo de todo lo que estaba perdiendo y lo peor aclarar sus sentimientos- esta bien William y que haremos con la señorita Candy, madame Eloy y el consejo-

Se giro par a ver de nuevo la ventana- a Candy le dejare una carta diciendo que me voy; no se le hará extraño si le dijo, mi tía y el consejo manéjalos tu –

George se sobre salto - ¿William yo? - dudosos

Albert se giro a volver a verlo- si George, no iras esta ve conmigo- trago de nuevo saliva- tu quédate a cuidarla por favor y arregla todo- George movió su cabeza- sí, se lo que dirás, pero no George esta vez voy solo, necesito pensar muchas cosas y –

George comprendió este seria su ultimo viaje y para tomar ese cargo necesitaba estar en equilibrio consigo mismo- esta bien ve, pero piensa todo William, no solo la carga que pesa en tus hombros sino también que esa carga será menos pesada con alguien a tu lado- suspiro- y si la amas lucha por ella, dile lo que sientes y que decida-

Albert lo miro con ojos de desesperación- no George, esta carga es solo mía, la amo tanto que no puedo condenarla, a ella no, quiero que sea feliz y viva libre como siempre ha sido, la protegeré como el tío abuelo; pero no puedo, no puedo-

George hizo un gesto con la boca y coloco su mano en el hombro de Albert- calma muchacho, ve piensa las cosas y toma fuerza, a tu regreso tendrás lamente mas clara y le podrás decidir- le sonrió – yo hare los arreglos lo mas pronto posible, pero solo 6 meses William no más-

Albert lo abrazo- gracias George, gracias-

El carruaje siguió su curso perdiéndose en las calles de Londres, con un corazón lleno de dudas y otro con la esperanza de que muchacho no cometiera su mismo error, solo el tiempo podría decir que pasara, solo quedaba esperar.