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La noche caótica
Prólogo
Las manos desesperadas toman su pequeña cintura y la acercan hacia él, su aliento cálido rozándole la oreja, ella jadea en respuesta y se pega más, él sonríe.
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—Hey Sakura, vamos, ¡nunca has salido de fiesta! ¿No te aburres? ¡Ya entraremos a la universidad y casi no tendremos tiempo, aprovecha ahorita!
Su largo cabello rosa se meneó al compás del viento y ocultó su expresión de duda, la propuesta le era tentadora.
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El cierre del vestido se ha roto y a ambos no les interesa en lo más mínimo, contentos de sentir el calor de sus pieles. Sus labios luchan, se separan y se vuelven a unir, no hay control.
La espalda de ella siente la pared y gime por el frío roce, rodeando con sus manos el níveo cuello. Verde contra negro se miran y se pierden en sí mismos.
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—No sé qué hago aquí Ino, este no es mi ambiente-
—No no, no es así. Sólo déjate llevar, ¡mesero! Deseo un trago bien cargado de…
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Las montañas rosadas son rodeadas por sus labios y ella echa la cabeza hacia atrás, perdida en la sensación de la caliente saliva rodeando su piel. Las traviesas manos se deslizan en el interior de sus muslos y rozan juguetonamente la braga húmeda, incitándolo a hundirse en aquellas profundidades.
Él se muerde el labio y se desabrocha el pantalón, mirándola en un inconsciente deseo.
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—Ino…¡hip! Veo doble…
Sakura rio escandalosamente y rodeó los hombros de su amiga, ésta en respuesta la miró con diversión y ambas continuaron bailando, ignorantes de que su belleza había atraído demasiadas miradas.
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El sonido de las pieles chocando es amortiguado por los escandalosos gemidos que ella emite. No está en sus cinco sentidos y no siente vergüenza del como le araña la espalda, le besa apasionadamente y pide más con su expresión corporal; él tampoco, él ignora en su edén el cómo la toca con desesperación y la jala del cabello, deslizando la lengua en su clavícula.
La noche es testigo del cómo se unen una y otra vez y en un ronco gemido…
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Sus tacones de plataforma no le ayudaban en su travesía por intentar encontrar un baño en la discoteca. Sakura esquivaba a los danzantes y a los ebrios, ansiosa, cuando entonces se sintió chocar contra algo medianamente duro. Subió el rostro con tal de mirar al culpable y se quedó de piedra ante la belleza de aquel ángel.
—Oh, lo sien-
Él la miró de manera extraña y ella no lo notó.
—No se preocupe.
Sakura no lo resistió y en cuanto él se quiso retirar, tomó la muñeca de aquel hombre y murmuró de manera lenta:
—Sakura Haruno.
—Sasuke Uchiha. —contestó aquél.
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Él muerde su cuello y no se mueve durante algunos segundos, descargándose. Ella echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos, completamente agotada. La faena finalmente ha acabado y ambos quedan rendidos, sin tener ninguna preocupación del mañana.
