Alguna vez has escuchado una frase que decía: "Si no encuentras el libro que quieres pues escríbelo", pues heme aquí...
Es mi primer fanfic pero lo haré lo mejor posible, espero que les guste.
Sus personajes no me pertenecen lamentablemente. ¡Ok menos charla más acción!
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En un apartamento en la ciudad de Nueva York, dos hombres se encontraban vistiéndose. El más alto Takashi con el pelo negro azulado, piel tronzada y unos ojos color azul muy atractivos, su acompañante un tipo de una noche, bastante joven, rubio con unos ojos color azul también, pero más claros.
—Takashi cada vez me sorprende más lo pervertido que puedes llegar a ser. — Expresó el chico Rubio colocándose la camisa ya casi vestido.
— Gracias por el cumplido pero ya sabes donde esta la puerta. — Respondió con ironía Takashi mirando a la ventana.
—Tu tan amable como siempre, si no fueras atractivo ni te hablaría.
— Y Millonario.
— Eso también. — inquirió su acompañante marchándose din despedirse.
Takashi por otra parte se quedó parado un rato viendo a la ventana, perdido en sus pensamientos al notar la soledad tan amarga de su apartamento. Se echó a la cama, siempre se sentía así cada vez que se acababa su "juego "con alguien. Se llevó una mano a sus ojos sumergido en sus pensamientos, hasta que el ruido de la puerta lo saco de ese mundo.
— Veo que hubo acción está noche.— la voz de amigo Bob o mejor dicho su abogado, compañero, niñero, de todo un poco lo regañó.
— Bob que gusto verte. Sabías que se toca la puerta antes de entrar. — Regañó Takashi.
—Y tú sabias que tu padre está preocupado por ti. También tienes responsabilidades, por ejemplo no has ido a la universidad una semana. — Se aproximó hasta la cama para mirarlo de cerca— En primer lugar lo de mi padre no me importa, en segundo lo de la universidad lo tengo arreglado pues me iré a la universidad de Nagoya.
— ¿Nagoya? ¿Y ese cambio?— dijo sorprendido Bob.
— Un viejo amigo estudia en esa universidad, hace años que no nos vemos, desde que me fui de Fukuoka.
— ¿Hablas de Morinaga?
— Si del mismo, escuche que dejo sus "juegos".— Takashi se asombró incluso a sí mismo cuando recordó que su querido amigo Morinaga ya no hacía las mismas cosas que él, debido a lo que sucedió con Masaki.
— Deberías de aprender de el.
Bob se levantó y tomó una fotografía del mueble de Takeshi en donde miró a su amigo y el tan nombrado Morinaga juntos de pequeños. Comenzó a reír y expresó:
— Es broma, en verdad me sorprende que Tetsuhiro dejara ese mundo, me pregunto el porqué de sus acciones.
En la universidad de Nagoya Morinaga estornudó
— ¿Morinaga qué te pasa?— Regañó Souichi viendo a su asistente limpiándose la nariz.
— No lo sé sempai, creo que alguien está hablando de mí. — Sonrió Morinaga rascándose la cabeza.
— Deja de estar perdiendo el tiempo que tenemos trabajo que hacer.— amenazó alzando el puño.
– hai sempai.
Después de unas horas de trabajo los dos jóvenes se retiraron a su apartamento, mientras Morinaga comenzó a recordar…
Por la mañana mientras ellos caminaban procuraba pensar en cómo conquistar el corazón de su sempai, ya que la noche anterior tuvo la fortuna de poseerlo, con sus sensuales gemidos, las uñas incrustándose en su espalda, aunque como todas las veces negándole las cosas por la mañana. De esa manera su caminar se hizo pesado hasta que el profesor los interrumpió:
— Buenos días Tatsumi-san, ¿Morinaga puedo hablar contigo por favor?
Sin decir una sola palabra los gestos de Souichi le indicaron que aguardaría por él en el laboratorio, razón por la cual marchó con el profesor. Una vez en su oficina, el profesor le mostró una sonrisa amable y le dijo:
— Morinaga te tengo grandes noticias, hoy en la mañana tuve una junta con los directivos de la universidad y decidieron en mandar a un grupo de estudiantes a un seminario de tres semanas que se llevará a cabo en Tokio. Como tú eres uno de mis estudiantes más reconocidos pensé en invitarte, puesto que ir te ayudará mucho para tu futuro. Quizá podrías encontrar trabajo para después que te gradúes ¿qué me dices?
Morinaga no sabía qué hacer, ni que decir. La oferta era muy buena, podría presentar algunos argumentos para negarse pues en sus planes nunca estuvo dejar a su adorado sempai por tres semanas. Titubeó nervioso sin saber que responder:
— profesor y … yo.
— No te preocupes ve y habla con Tatsumi-san, sé que su palabra cuenta mucho para ti y que son muy unidos, pero mañana quiero tu respuesta. Que tengas un muy buen día Morinaga.
Ahora que marchaban a casa no pudo evitar pensar en la forma de plantearle la situación. Tan sólo pensar en dejarlo en estos momentos en los que su corazón ha comenzado a abrirse, pues ya no opone tanta resistencia sus besos, caricias y tantas veces que en medio del calor los gemidos han pronunciado su apellido como fundiéndose en la pasión; sin olvidar los hermosos sonrojos y las pequeñas lágrimas que se le escapan en cada encuentro, como momentos inolvidables para no alejarse jamás de su lado. Tantas cosas que hicieron a Morinaga prácticamente babear inmerso en sus lujuriosos pensamientos, hasta que recibió un golpe en la cabeza de su sempai. Souichi por su parte procuraba hablar con él de tantos problemas que habían tenido ese día con los experimentos a lo que enojado le gritó por no prestarle atención:
— Eso te pasa imbécil por no escucharme, ¿en qué tanto está pensando?
De hecho sabía muy bien lo que le ocurría, siempre que su kohai ponía esa expresión de estupidez sin lugar a dudas pensaba en sexo, más por lo que ocurrió la noche pasada en la que fue obligado a ceder, sin evitar propinarle un puñetazo al siguiente día muy temprano. Sin embargo de igual forma Souichi se preguntó sobre la charla que su asistente tuvo por la mañana con el profesor Fukushima.
—Perdón sempai no me di cuenta, es que me perdí en mis pensamientos —dijo Morinaga sobándose la parte afectada.
— Que idioteces estás pensando ahora… no mejor no lo digas, no quiero saber que perversiones piensas.
— Sempai ¡yo no soy un pervertido! … Bueno si, pero sólo contigo. —Su comentario logró hacer sonrojar hasta las orejas a Souichi aunque se ganó de nuevo un golpe, por lo cual respondió:
— ¡Cállate imbécil que estamos en la calle! Deja de estar diciendo estupideces y mejor dime que te dijo el profesor.
Morinaga no sabía que decir todavía, no decidía si decirle o no a sempai sobre el seminario.
—…—
— sigo esperando la respuesta. — Insistió de nuevo empezando a enojarse.
— mira sempai ¿y si compramos cervezas?
La respuesta evasiva hizo sospechar a Tatsumi quien de inmediato inquirió nuevamente:
— NO y no me cambies el tema —
De inmediato se percataron que arribaron a su destino, por lo cual entraron al departamento, sin quitar el dedo del renglón:
— Morinaga qué diablos te p… —no pudo terminar la frase ya fue preso de los labios de Morinaga.
— Mmm… sempai —dijo Morinaga poniendo sus manos en la cintura de Souichi, a lo cual este trató con todas sus fuerzas separarse de Morinaga, pero como siempre sin éxito alguno.
— Mori…mmm. —Gimió notando que ese par de labios lo hacían perder la fuerza. Su cabeza comenzó a perderse en las sensaciones aunque procuró aferrarse a la idea de saber eso que tanto evade su kohai.
— Sempai —susurró Morinaga besando el cuello y comenzando a alzar la camiseta de Souichi para encontrarse con esos botones color rosa, comenzó a masajearlos con una mano.
— Mori.. Mmm deten.. aah.. para —Souichi procuró con todas sus fuerzas alejarse, a lo que Morinaga respondió:
— Vamos sempai tú también lo deseas.
— Morinaga… Hmm lo hicimos ayer —Se preguntó Souichi pensando: "¡Que este hombre nunca se cansa de hacer perversiones! Todavía me duele la cadera, a veces Morinaga es un poco brusco e idiota". Sin embargo nuevamente fue asaltado con una leve mordida a su oreja, deslizó el botón de sus pantalones y acarició el sexo de su amante diciendo con la voz más sensual:
— Solo relájate sempai.
—Mori mmm ham de.. tente.. Dije que te detuvieras —
Con un fuerte golpe y dos pasos hacia atrás, Souichi se liberó finalmente del ataque lascivo. No obstante los dulces ojos de Morinaga reflejaron una profunda decepción que atenazó a Souichi.
— Pensé que querías, ¿pero cómo saber si quieres o no? Si siempre al principio te niegas y después cedes.
Como todas las veces Souichi nunca podía responder adecuadamente, lo único que agradeció fue estar en el interior de su departamento para evitar que las personas pudieran escuchar sus palabras tan vergonzosas de Morinaga. Por lo que simplemente marchó a su habitación azotando la puerta y exclamando con ira:
— Imbécil.
En el interior de su habitación un muy frustrado sempai notó su erección levantada culpando a su kohai por esas ideas pervertidas que lo trastornan, además de los tiernos ojos de cachorro que le duelen en el alma cada que lo miran con tristeza. Pensó en disculparse más tarde, sin embargo al notar las marcas rojas en su cuello del encuentro anterior, profirió en voz alta:
— Ese hombre a veces parece un animal.
Tocó la marca más grande que se encuentra en su hombro y a su mente aterrizaron todos esos recuerdos de la noche anterior. Las suaves manos pasando por su piel como si la conociera de memoria, la boca de su peli azul marcando como suyo su cuerpo, los movimientos que a veces pasan de ser las de una persona normal a los de un animal en celo. De esa manera la frustración lo acogió y se recostó en la cama procurando poner esos pensamientos "homo" lo más lejos posible, sin poder evitarlo ya que no fue capaz de ponerlo en su lugar desde el inicio. El gran problema de Souichi es sin lugar a dudas que no siempre es Morinaga el que anhela con deseo aquellas caricias, sino que él también se ha visto totalmente necesitado de ese afecto dulce, aunque su amado kohai quizá nunca lo sabrá…
Perdido en sus pensamientos, su eficiente asistente tocó a la puerta anunciando que la cena estaba lista, por lo que al salir de su habitación el agradable aroma de la cocina llenó su nariz y con sus ojos miró dispuestos sobre la mesa los platos de arroz con verduras. El rostro amargo de Tetsuhiro continuó sin cambio, sin embargo en ese instante aprovechó para decirle de su partida al seminario, por lo que su sempai casi se ahoga con la comida.
— Sempai está bien. Tome sempai, despacio. —Le facilitó un vaso con agua y entonces indagó molesto:
— Cómo es eso que mañana te vas ¿A dónde? ¿Por qué?
— Espere sempai déjeme explicarle. Me voy a un seminario a Tokio por tres semanas.
— ¿Eso era lo que hablaste con el profesor hoy en la mañana?
— Si esta mañana el profesor me informó sobre el seminario y que eso me ayudará a mis estudios y también a encontrar trabajo después que me gradué.
De alguna forma una profunda decepción cubrió sus pensamientos, ya que nunca Tetsuhiro aceptaba algo sin haberlo consultado en primer lugar a su sempai, puesto que de la misma forma son buenos amigos, o al menos eso fue lo que angustió terriblemente a Souichi que resignado dijo:
— Así que ya tomaste una decisión… Tiene mucha razón el profesor, esto te ayudará a que crezcas en el campo de la farmacéutica. — Sus palabras salieron procurando contener sus emociones de soledad, pues de la misma, forma aunque no lo acepte del todo, no le agrada estar lejos de Morinaga.
— Gracias sempai. — dijo mostrando una sonrisa fingida que tanto odia su sempai, sin comprender que a él también le duele su partida.
— ¿Y cuando lo decidiste?
— Hace un rato llame al profesor para decirle que si iré y de la misma manera para saber la información del seminario.
Al escuchar esa respuesta de inmediato Souichi se percató que la decisión fue tomada a razón de su pelea, por lo que simplemente procuró conocer los pormenores:
— ¿A que ora tienes que partir mañana?
— A las 6 de la mañana.
— ¿Por qué tan temprano?
— No lo sé, creo que como es un seminario de estudiantes, nos pidieron ir lo más pronto posible.
— ¿Y quien va ir? — Preguntando sin darse cuenta con tal de conocer a las personas que rodearían el entorno de su kohai.
— No sé, el profesor dijo que la directiva había elegido a los estudiantes … ¿el sempai está celoso?
De inmediato el intuitivo Morinaga notó las dudas en la cabeza de su amado, el cual de inmediato respondió sonrojado:
— ¡Claro que no idiota! Eso era solo curiosidad.
—Sempai no tienes que preocuparte, yo solo te amo a ti.
El sonrojo creció en el chico rubio agachando la mirada al instante espetando:
— Idiota tú siempre insinúas cosas a tu conveniencia. Mejor deja de estar hablando estupideces y come.
Para Souichi, pensar en tres semanas sin Morinaga lo hacían sentirse extraño, sin saber si alegrarse debido a sus prejuicios en los que siente como algo totalmente negativo el tener una "relación" con su kohai, además de mejorar en sus estudios o entristecerse por su lejanía…
Después de comer se levantó y puso el plato en el lavabo de la cocina pues Morinaga dijo que los iba a lavar, entonces Tatsumi partió a su cuarto, agarró el pijama y tomó una larga ducha para reflexionar. Al salir del baño la puerta de la habitación de su kohai abierta lo invitó a mirarlo de espaldas guardando sus cosas en una maleta, un poco de ropa casual, otras formales, zapatos, entre otras cosas.
Por accidente al mirar las once treinta de la noche en el reloj de Morinaga, sintió un nudo en el estómago de imaginar que en poco tiempo tendrá que marcharse, por lo que se alejó e ingresó a su habitación a procurar descansar, se recostó y de inmediato cerró los ojos partiendo a los brazos de Morfeo. En un leve susurró la voz de Souichi se escuchó en medio del silencio:
— Buenas noches Morinaga…
Por su parte Morinaga pensó que alejarse de su sempai podría ser algo bueno si lo ayuda a progresar, a pesar de mirar los bellos ojos miel llenos de esa contrariedad, sabía de hecho que tres semanas sin sempai serían difíciles pero lo haría con tal de hacerlo sentir orgulloso.
Cuando finalmente terminó de empacar su maleta eran cuarto para las doce, el profundo silencio de la noche lo hizo pensar que quizá podría ver el hermoso rostro de Souichi. Con la puerta de la otra habitación abierta, ingresó en silencio mirando el rostro de seriedad, quizá mirando su propia melancolía reflejada en aquel apacible rostro, con ese cabello rubio esparcido por la almohada que tanto adora, puesto que cada que hacen el amor no puede evitar mirarlo detenidamente una vez se duerme.
Lleno de nostalgia por los días que se avecinan procuró guardar en su memoria cada detalle, desde su blanca y casi pálida piel, hasta el hermoso leve sonrojo que portaban sus mejillas. Se aproximó haciendo el menor ruido posible, incluso conteniendo el aliento para darle un pequeño beso en la frente y después en los labios. Con un amoroso susurro dijo casi inaudible:
— Te amo sempai. –
Observó que arrugó la nariz como un bebé causando la felicidad en Morinaga por tener un amante tan adorable, por lo que se despidió antes de ir a dormir:
— Buenas noches sempai.
Los murmullos no fueron percibidos, simplemente el silencio volvió a cubrir la noche en aquél departamento, con los únicos pensamientos en la cabeza de Morinaga sobre alejarse de su querido sempai.
