Bueno la verdad no sé que decir acá. Esta es la primera vez que hago un fanfiction, alguna historia o cualquier cosa relacionada con la literatura. Cualquier crítica o sugerencia la tomare con gusto. Espero les guste la historia

Sin mas que decir

Ninguno de los personajes de Digimon me pertenece.

El Angel Guardian

Existe un mundo donde el mar significaba para los grandes imperios la vida, religión y libertad reinaban las historias de aventureros en busca de tesoros escondidos, piratas temibles y sin misericordia, y buques de guerra enfrentándose entre en impresionantes batallas marítimas. Es una época en donde la civilización apenas estaba empezando a florecer. Todavía eran las eras de las fragatas y galeones. La economía y el poder militar de los imperios cercano a los mares se encontraban en los mares y quien los controlara. La geografía del lugar en específico del que les hablo se encontraba un continente pequeño rodeado por grandes islas. Los imperios estaban esparcidos por los mares y las costas de las masas de tierra. Si bien la milicia era un signo de importancia en los Imperios la verdadera fuerza militar se encontraba en el poder naval de las grandes naciones. Durante muchos años el poder cambia de dueño dependiendo quien tenía la nueva arma secreta en los mares, sin embargo esto cambio después de la gran guerra donde el Imperio del continente puso en orden todas las cosas. Pero me adelanto demasiado a nuestro relato

La primavera en el sur del continente no traía ninguna sorpresa. Los días lluviosos eran comunes en la costa de la capital, sin embargo, los negocios en la plaza se mantenían en auge a pesar del mal tiempo. La plaza principal ajetreada como siempre mantenía un ambiente más vivaz por la mañana en especial donde el día mantenía un clima placido y despejado. Ni una sola nube se asomaba por el horizonte y el sol transmitía una calidez que aprovecho una joven de pelo castaño para convencer a sus amigas que la acompañen en busca de alguna prenda para el banquete preparado en honor a su hermano y dar su debut a este tipo de eventos para las 16 primaveras que acababa de cumplir la pequeña Hikari.

Hikari Yagami, o Kari como prefiere que le diga, una hermosa joven de pelo castaño de una apariencia inocente y frágil, sin embargo, la gente cercana a ella sabían que tiene algo especial que la hace más fuerte de lo que parece.

-No puedo creer que quisieras comprar el vestido para la cena de la corte en la Plaza central. – Mimi, una joven un poco mayor que Kari, se quejaba mientras veía de una forma despectiva los puestos de ropa tradicional de la ciudad. – ¡Argh! Es tan denigrante solamente pasearse por acá.

El centro de la Plaza era un gran espacio cuadrado ubicado en el centro del sector comercial de la Capital, con puestos grandes y pequeños dependiendo de lo que buscaba la persona. La gente pasaba a prisa y sin voltear a ver a los demás, un lugar muy ocupado y con cierta belleza para el que lograra ver a través de todo esto. A sus alrededores se encontraban calles que conducían a otros sectores del mercado por todos lados y donde se podia encontrar casi cualquier cosa que sea se buscaba. No por nada el sector comercial de la capital se le consideraba la capital del comercio mundial entre los grandes imperios. La plaza principal no será ni una pequeña porción que este lugar podría ofrecer a los comerciantes pero si la zona más segura para las doncellas.

-No es para tanto. – Suspiraba Kari – La ropa tradicional es más cómoda y tiene un toque especial y único. No encontraras alguna otra chica con una prenda similar en la fiesta.- Termino Kari

A Kari poco le importaba lo que usara para su fiesta. Toda la situación le parecía ridícula, pero una joven de su clase y posición debía de cumplir con todas las formalidades. Además era un gran día para su hermano, Tai Yagami se convertiría en el Comodoro más joven de la flota real del Gran Imperio a sus 22 años. Desde sus días como cadete, su valentía y audacia lo hicieron resaltar sobre el resto, y nadie dudaba que dentro de poco se ascendiera hasta Contraalmirante. Claro que a nadie sorprendía esto, su padre el almirante Yuuko Yagami fue un héroe de la guerra continental que arraso los mares por 20 años, pero gracias al sacrificio y esfuerzo de hombres como el término hace termino hace 14 años. Al igual que Tai, fue un excepcional marinero que destaco a temprana edad, claro no tan joven como el caso de Tai.

-Aun así, bien podríamos estar en el zona más rica de la capital con diseñadores para tu vestido. – Mimí se quejaba vencida. Sabía que no podría convencer a Kari de esto, no era la primera vez que discutían por estos temas.

-Si, pero si fuéramos a las tiendas de ahí no podríamos encontrar alguna prenda tan única como esta. – Kari decía mientras sostenía un vestido tradicional de la capital rosado y blanco, bastante lindo para la ubicación donde lo encontraron – ¿No crees Yolei?

-¿Eh?, ah si, claro señorita Yagami – Contestó una peli morada algo nerviosa.

-Yolei, te he dicho que me llames Kari – Respondió la castaña con una expresión molesta pero tranquila, y sonriendo simplemente continuo – Yolei, tu familia trabaja para la mía desde hace mas de 30 años, nos conocemos desde que yo tenía 5 años. Te considero casi una hermana, sabes que no me gusta ese tono tan formal conmigo.

Yolei, la mejor amiga de Kari es un año mayor que esta. Una chica de anteojos más alta que su amiga con un peculiar pelo morado.

-Disculpe señorita Ya…- Yolei decía mientras que Kari fruncía el ceño – Hikari – continuo Yolei. A pesar de considerarse también una gran amiga de Kari, era mal visto que la servidumbre tratara de una forma tan casual con la nobleza. La peli morada sabía su lugar muy a pesar de la insistencia y malestar de la castaña.

-Supongo que eso es ganancia – Suspiro Kari resignada, sabía elegir sus batallas y considero esto una pequeña victoria.

Una pelirroja reia mientras observaba la charla entre sus amigas. Sora Takenouchi, una hermosa chica de pelo rojo y con una expresión tan cariñosa es la hija del famoso comerciante Haruiko. No le molestaba tanto pasear entre las plazas comunes como a su mejor amiga Mimi Tachikawa, al contrario estaba familiarizada con el lugar ya que había acompañado a su padre a visitar en varias ocasiones las tiendas comunes de la plaza de las cuales su padre era dueño. Si bien tenían tiendas de bienes y joyas de mayor prestigio en la zona rica de la ciudad a Sora le agradaba pasear entre las grandes cantidades de personas y ver lo que el puerto tenia para ofrecer; cualidad que Kari apreciaba muchísimo ya que ir sola estaba fuera de discusión, incluso escoltada con Yolei

-Y bueno Sora, ¿ya tienes un vestido para ver de nuevo a tu marinero favorito? – Mimi decía mientras le daba un par de ligeros codazos en el costado de su amiga – No lo has visto desde el dia antes que se escaparon a las praderas del norte de la capital para besuquearse todo el fin de semana antes de su partida a la naval – Mimi decía con una sonrisa pícara, mientras que Sora combinaba el color de sus mejillas con los de su cabello – Aun no creo que lo único que hiciste fue besarte con Tai aque…

-¡MIMI! – Exclamo esta vez Sora con la cara aún más colorada que su pelo – ¡Eso no es de tu incumbencia! – Grito Sora avergonzada – Sabía que no debí haberte dicho nada de aquella vez. Ademas para tu información soy una dama.

-Tu corsé no diría lo mismo cuando me rogaste que lo reparan mis sirvientes para que tus padres no sospechen nada – Decía Mimi manteniendo aquella sonrisa pícara – Una de mis sirvientas me comentaro que no había visto prendas en tal mal estado desde que trabajaba en las casas de compañía de los mari… - Mimi no pudo terminar de hablar puesto que Sora la asfixiaba con una almohada del puesto de enfrente.

-¡Oh!, ¿eso le gustaba a Tai?, nunca me lo hubiera imaginado – Mimi alcanzo a decir entre risas mientras se trataba de quitar la almohada de encima, lo que provoco aún más a una enardecida Sora.

Yolei y Kari se reían a más no poder. Si bien Kari tampoco supo lo que había pasado aquel fin de semana a detalle jamás había visto a su hermano con una sonrisa tan amplia como la que mostro antes de su partida, así que no había mucho margen para adivina lo que había sucedido esos días. Si bien Kari no juzgaba para nada a su amiga, puesto que aunque debido a su posición social se esperaba de ella un comportamiento que rayaba en la castidad, ella jamás había siquiera tenido su primer beso. Su hermano tampoco ayudaba mucho en ese sentido, era bien sabido sobre la ira del sobreprotector y celoso hermano Yagami, pero aun asi eso no era suficiente para asustar a todos los pretendientes de la joven Kari, en especial desde que Tai se unio a la naval. La joven Yagami era deseada por gran cantidad de pretendientes ya sea por su lugar en la nobleza o su indudable belleza. Kari en cambio no le interesaba mucho lo que la capital le podía ofrecer como pretendientes. Jóvenes arrogantes y presuntuosos, con el deseo de tenerla como un trofeo en sus vitrinas y presumirla ante sus demás amigos. Kari solo podía temblar ante la idea de terminar con un hombre asi.

La tarde concluyo sin mayores contratiempos. Las amigas se despedían unas con otras. Sora todavía un poco avergonzada había logrado perdonar a su amiga. Mimi y Sora se despidieron de Kari y Yolei y se iban dirigiendo a su carruaje.

Kari no te demores mucho en regresar a tu hogar – Sora le dijo antes de subir a carruaje – Y nada de regresar a la plaza, ya es peligroso para una joven de tu edad ir sola por ahí.

-Claro que no. – Respondio Kari con una sonrisa. Por alguna razón Sora no se sentía tan confiada.

Hasta mañana Kari, nos vemos en la cena. – Mimi se despedia mandando un beso al aire por la ventana del carruaje.

Nos vemos Chicas- Kari se despidió de estas.

-¿Nos vamos al carruaje señorita Hikari? – Pregunto Yolei

Por supuesto que no. – Sonreía Kari. Al fin se habían ido sus amigas, le molestaba usarlas de esa forma pero la única forma de convencer a su madre de ir al sector comercial era con la condición de que fuera acompañada con Sora, puesto que de ninguna forma aceptaría traer escoltas puestos estos no le permitirían realizar el plan que tenía en mente.

-A que se refiere señorita Hikari.- Dijo la pelimorada un tanto preocupada

-Iremos a una tienda en busca de un libro en especial.-

Yolei suspiro aliviada, Kari tenía la cara de un ángel pero cada ocurrencia que se le ha venido a la cabeza solo podía ser obra de un demonio atascado en su cabeza. Aún recuerda cuando intento subirse a escondidillas al navío donde se encontraba su hermano antes de partir. Incluso hubiera dado resultado si no hubiera sido por que empezó a llorar cuando no pudo salir del barril en cubierta donde se había escondido. Una visita a la librería principal del centro no podía ser tan peligrosa.

-De acuerdo señorita Hikari la librería principal se encuentra por aca-

-No vamos a esa librería-

-Bueno podemos ir a la librería del este, pero le aseguro que la librería principal tiene una mayor varieda de lib…

-El Libro que quiero es del poeta Gennai.-

-No entiendo que importancia tenga el autor señorita Hikari- Dijo Yolei algo confundida

-Es un antiguo escritor del archipiélago de Cristal- Respondía Kari esperando que entendiera al fin

Esto altero a Yolei – Pero señorita Hikari usted sabe que todos los textos de aquel lugar son prohibidos en la cap… - Yolei se detuvo horrorizada captando el plan de su amiga

Es cierto los textos y prácticamente cualquier obra o arte del Archipelago de Cristal estaba prohibido en la capital o cualquier ciudad del Gran Imperio desde el final de la guerra. Eran imposibles de conseguir en cualquier librería a lo largo del Gran Imperio. Bueno casi Imposible. El mercado negro y el contrabando no era algo raro en el Imperio, y mucho menos en la capital del comercio mundial. Buscar en el lugar adecuado se puede conseguir cacao del archipiélago, una que otra pintura robada, o en este caso cierto libro censurado del gran poeta de las islas del sur. Claro que en lugares donde el contrabando es común, cerca de los puertos donde desembarcan los barcos al sur, atrae a la gente equivocada y no lo hace el lugar más seguro para jovencitas de clase, vaya ni siquiera para jóvenes sin mucho dinero. Algo que Yolei sabía muy bien

¿¡Estás loca Kari!- Exclamo la peli morada sin pensarlo.

-Yolei, ¿Crees que esa es la forma correcta de dirigirse a una señorita en mi posición?- Kari se dirigió a ella con una cara indignada.

Ehhh… yo… mil disculpas señorita Ya…- Yolei se apuró a decir pero se luego percató de la sonrisa en la cara de la joven castaña y entendió su pequeña broma, cosa que no calmo su disgusto.- Señorita Yagami no puede hablar en serio, sabe lo peligroso que son los barrios al sur de la zona comercial.-

-Por eso voy acompañada por mi mejor amiga, y dime Kari- La castaña se arrepentía de su pequeña broma

-Señorita Yagami no veo cómo puedo ser de ayuda ante un bandalo o una situación comprometedora.-

-Bueno entonces supongo que tendré que ir sola al distrito- Dicho esto Kari se fue caminando hacia el sur de la plaza.

-¡Señorita Yagami, espere! - Grito Yolei resignada, esto no le gustaba para nada.

Los distritos de los muelles al sur de la zona comercial de la capital daban crédito a su fama de mala muerte. Marineros borrachos cantando por las calles, mendigos gritando incoherencias sobre el fin del mundo y la corrupción del Imperio. Personas sucias y con una presentación nada agradable ofreciendo hierbas y sustancias de dudosa calidad y efectos. Una joven asustada aprendida del brazo de otra joven no daba crédito a lo que veía, escuchaba historias pero sinceramente creía que eran algo exagerabas. Después de escuchar las historias y ver esto considero que se quedaban cortos. Si bien la gente que pasaba por las calles daban una pésima impresión, ni que hablar de la arquitectura del lugar, edificios caídos y sucios, las tabernas por montones que se podían admirar desde las calles transmitían un olor horrible. En cierta ocasión salio volando por una ventana un marinero borracho, este de inmediato se levantó saco un cuchillo y regreso corriendo al lugar.

-¡¿Cómo puedes estar tan tranquila caminando por este lugar Kari?- Chillaba Yolei. El miedo de la peli morada le hizo olvidar completamente las formalidades cosa que a Kari le daba risa. Cuando estaban solas ellas dos parecía que Yolei cambia por completo su personalidad siendo mucho más llevada y expresiva.

-No es para tanto.- Kari mintió, la verdad no se imaginaba lo mucho que había decaído el lugar. Si bien es cierto no era extraña muchas de las cosas que veían por los barrios, el lugar parecía más peligroso de lo normal. Probablemente era porque nunca había estado en este lugar tan tarde, pero aun así las cosas no parecían así de malas. Noticias sobre la guerra del Golfo Rojo de las montañas del norte había provocado que gente de peor reputación fuera a la capital para registrarse a la naval o el ejército. La realidad es que Kari estaba aterrada y empezaba a considerar que todo esto era una mala idea, pero había llegado tan lejos y no se presentaría una oportunidad similar así que decidió seguir.

Finalmente llegaron a una pequeña tienda que y Kari la reconocio enseguida, ahí se encontraba en el mostrador un hombre enorme, calvo y gordo con una barba negra mal cortada.

Buenas tardes Viktor.- Kari se acercó al hombre con una sonrisa. Finalmente una persona con la que se sentía seguro

-¿Kari? ¿Pero qué demonios haces aquí a esta hora? ¿Sabes lo peligroso que son estos lugares por aquí?- Viktor se sorprendió de ver a la pequeña Kari.

-Lo sé pero recibí la carta que me mandaste y no pude evitar la tentación. ¿Todavía tienes ese libro?

Viktor ahora se sentía un poco culpable, de haber sabido que la pequeña Hikari vendría sola hasta los muelles nunca le hubiera mandado esa carta, imagino que mandaría a algún guardia por él, aunque luego pensó que ningún guardia se atrevería a romper un decreto del emperador por más dinero que ofrecieran, esto incluia ser cómplice del tráfico de material ilegal. Desde que la conoció por medio de Tai, puesto que este le suministraba la mejor calidad de ron de las tierras frías del norte a escondidas no pudo evitar encariñarse con la pequeña. El personalmente le hubiera entregado el libro a Hikari pero desde la vez que lo cacharon entregándole el ron a Tai hace ya 4 años estaba completamente vetado del palacio donde vivía Hikari, aun asi se mantenían en contacto por cartas. No podía entender la extraña fascinación por la poesía sur de la castaña, para el eran puras tonterías sentimentalistas pero vendían bien a la gente que le interesaba.

-Toma pequeña, reserve esta última copia para ti.-

Kari no pudo ocultar su emoción y junto con un grito abrazo a Viktor.

-¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! – Gritaba la joven, estos libros son extremadamente raros de conseguir en la capital, apenas era el tercero que conseguía.-

Ni lo menciones pequeña.- Dijo Viktor algo sonrojado y bajando a la pequeña- En serio no lo hagas podría costarme la cabeza.- Termino con una carcajada.

-Acá está el dinero- Kari le entrego 20 monedas de plata. A Yolei le parecía excesivamente caro para solamente un libro pero tomando en cuenta lo peligroso que es conseguir ese libro y transportarlo no hizo ninguna objeción.

-Muchas gracias pequeña-

-Ve rápido a tu casa Kari, no te distraigas con nada estos rumbos no son seguros para hermosas damiselas como ustedes.

Yolei no pudo evitar sonrojarse, le agradaba el tal Viktor.

-Hasta luego Viktor- Kari se despidió

Las dos jóvenes caminaban por los distritos de los muelles todavía con precaución pero un poco más tranquilas sabiendo que faltaba poco para el carruaje que las debe de estar esperando.

-Solo a usted se le ocurre semejantes aventuras señorita Yagami.-

-¿Todo salio bien a final de cuentas no?- Kari dijo con una sonrisa que no pudo ocultar, todavía estaba emocionada con el libro del famoso poeta Gennai que acaba de conseguir.

-¡Ayuda por favor!- Una joven voz de un niño gritaba al otro lado de la calle.

Kari y Yolei voltearon instantáneamente mientras veían una muchedumbre y a un niño siendo arrastrado contra el suelo por un hombre visiblemente grande con prendas algo rotas y cicatrices en el rostro.

-¡Silencio mocoso! Te enseñare que le hacen a las pequeñas ratas como tú acá en los distritos- exclamaba el hombre mientras sacaba una cimitarra.

Al ver esto el niño no pudo evitar llorar aún más fuerte pidiendo ayuda a oídos sordos.- Por favor señor no he comido en días necesitaba cualquier cosa para sobrevivir.

-¿Crees que eres el único con problemas mocoso?, cierra la boca mientras te corto las ma…

-¡Suficiente! – grito Kari. El hombre impresionado se volteo a ver y luego dibujo una sonrisa al ver a la joven, esto altero un poco a Kari pero se mantuvo firme.- Deja en paz a ese pobre niño, probablemente no ha comido en días. Puedes tener un poco de compasión ¿no crees?

Ja! Mira donde estas lindura – Dijo el hombre mientras amaraba al niño a una lámpara de la calle para evitar que se escape. – Compasión es la única cosa que no encontraras en los distritos del sur.- Decia el hombre y se acercaba amenazantemente a Kari

Parte del gentío se iba apartando, no quería tener nada que ver con un hombre tan peligroso como el que se veía, Yole se percató de eso y sabía que nadie los ayudaría.

-Señorita Yagami creo que lo más conveniente es huir mientras podamos.- Decía una Yolei complemente aterrada ante la situación.-

Kari también se sentía aterrada pero no podía dejar a la suerte el destino de ese niño.- Mire señor le pagare por lo que sea que haya robado aquel niño- decía con una voz temblorosa

¿Dinero? Encontré algo mejor y más difícil de encontrar en estos rumbos – dijo a pocos pasos de Hikari, a continuación la jalo hacia su cuerpo.- Creo que podríamos preparar un arreglo entre nosotros- Dijo mientras se acercaba a los labios de la joven. El aliento alcohólico del hombre le provocaba una repugnancia a Kari que tuvo que contener sus instintos de vomitar. Yolei estuvo a punto de protestar pero Kari reacciono rápido y soltó una bofetada al hombre. La audacia de Kari tomó por sorpresa al hombre pero solamente lo enfureció. Soltó a Kari y levanto su brazo. Kari sabía lo que se aproximaba pero no podía hacer nada el pánico ya finalmente la alcanzo y solamente cerro los ojos pensando que a lo mejor eso contendría el impacto que se aproximaba.

¡Señorita Yagami!.- Yolei grito casi llorando

Pequeña rame…-Dijo el hombre pero algo lo contuvo

Pasaron 5 segundos que parecieron horas y al no sentir el impacto del hombre Kari abrió los ojos y vio al hombre completamente congelado y noto el filo de un sable en forma de espadín a una distancia peligrosamente cercana a su cuello. El sable no se movía ni un milímetro demostrando el pulso firme del joven. Kari casi podía ver como el hombre tragaba saliva.

Creo que deberías de aceptar la oferta inicial que te hizo la dama presente.- Una voz vino de atrás. Kari trato de ver a su salvador y observo a un joven que no podía tener más de 17 años de edad. Tenía un paliacate verde que cubría una visible cabellera rubia. Traía una camisa blanca casi transparente desabrochada prácticamente a la mitad de su pecho y unos pantalones de tela azules. Si bien traía una apariencia poca amenazadora, su mirada tenia un ojos azules y frios completamente fijados en el filo de su sable. Aquellos ojos no mostraban ni un solo signo de compasión hacia el malandrín. Un escalofrió recorrió el cuerpo de Kari y entendía que el joven misterioso no dudaría un segundo en doblar el filo a la yugular si fuera necesario. Algo le decía que no es la primera vez que lo haría al ver el temple del joven.

El hombre ni siquiera había visto a su atacante pero entendió que no tendría forma de salir de esa por la cual alzo ambos brazos en señal de rendición.

-Solo quiero la cartera que me robo el mocoso.- Dijo el hombre. El Joven se relajó un poco pero sin soltar el pulso de su espada acompaño al hombre hasta el niño que le quito una bolsa con un poco de monedas de cobre.

Con el brazo izquierdo el joven saco de su pantalón una pistola y la apunto en la nuca del hombre, al escuchar el cargador de la pistola el hombre nuevamente trago saliva.

-Por esta ocasión te dejare vivir, en el momento que quite el sable de tu asqueroso cuello correrás sin voltear atrás, si acaso se te ocurre tan siquiera voltear, vas a necesitar el parche más grande de todo el continente para cubrir el agujero que mi pistola dejara en tu cabeza ¿entendido?.- El joven dijo lentamente y sin una pausa en sus palabras. El hombre sabía que no bromeaba y lo mejor sería seguir sus instrucciones. El rubio bajo el sable y el hombre no lo pensó dos veces y corrió en sentido contrario del gentío sin siquiera pensar en mirar hacia atrás. El joven misterioso se volteo hacia el niño y corto la cuerda con la que el niño estaba amarado de un solo movimiento con su sable, a continuación lentamente guardo el arma de fuego y el sable.

Kari reacciono al fin y observo toda la situación.

El niño estaba completamente paralizado del miedo y no sabía quién era este extraño o por que se le acercaba con esa mirada. El joven rápidamente cambio esa mirada fría por una sonrisa cautivadora. Kari pensó que exageraba pero creía que su corazón se saltó un latido. La mirada cambio por completo. Esos ojos azules y frios se derritieron en un instante. En vez de percibir el glacial de las aguas del norte, el azul de esos ojos le recordó el cálido mar caribe de la península del imperio donde alguna vez fue con su hermano. El rubio se arrodillo y trato de calmar al niño sacando unas 10 monedas de oro de su bolsillo y entregándoselas en las manos. Ni siquiera Mimi en la zona más rica y segura traía esa cantidad de dinero en su bolso pensó Kari. El pequeño niño no lo podía creer, sus ojos estaban prácticamente inundados de lágrimas, volteo a ver al joven y aquella mirada fría y asesina había desaparecido, no existía rastro si quiera que alguna vez ojos asi se posaran en la tranquila tez del rubio. En su lugar había una mirada noble, gentil y cálida, casi esperanzadora. Ni siquiera Kari lo podía creer, como una persona era capaz de mostrar dos miradas completamente diferentes. Kari siempre había podido leer a las personas por su mirada pero el conflicto que generaba ambas expresiones tan contrarias la confundía. ¿Cuál era la verdadera mirada de su salvador?

-Esto podría alimentar a una familia rica por meses.- Dijo de una forma calmada y relajante el joven. Hasta su voz cambio rápidamente.- Quiero que me prometas que dejaras de robar y buscaras una forma más honesta de sobrevivir.- Término el rubio con una sonrisa

-Si se…señor.- Decía entre lágrimas el niño. Abrazo fuerte al joven lo que lo sorprendió pero le devolvió el abrazo.

-Puedes irte.- Susurro al oído del niño y este se fue corriendo por una de las calles con las monedas.

Kari todavía estaba en shock ante la escena y veía al joven acercarse a ella y se quedó paralizada

-¿Te encuentras bien amiga?- El joven le pregunto sin despegar esa hipnotizante sonrisa.

-…-Kari no reaccionaba y ahora se sentía completamente inmóvil al tener al extraño tan cerca. Este le veía algo divertido.

-¿Señorita Yagami se encuentra bien?- Yolei al fin hablo algo preocupada pero tranquila con el joven que parecía inofensivo, paradójicamente si consideramos lo que sucedió anteriormente

-¿Eh? Ah sí perdón- Kari finalmente reacciono sonrojada.- Muchísimas gracias por salvarnos no sé qué hubiera pasado si no hubieras aparecido

-Probablemente tendrías una marca en esa bella mejilla que no se iría por un mes al menos- respondió un poco más serio el joven- es demasiado peligroso para un par de bellezas estar por estos lugares sin protección ¿no una lindura en tu posición tiene el dinero para contratar a un guardaespaldas?

Esto agarro de sorpresa a Kari y la ofendió un poco.

-Puedo cuidarme sola.- Respondió a la defensiva olvidando lo que acababa de suceder.

-Si se nota.- Respondió divertido el joven. A Kari no le hizo mucha risa.

-Además como sabes que tengo el dinero para contratar guardaespaldas.-

-No lo sé… Tal vez porque tu linda amiga no te deja de llamar por tu apellido, lo cual cualquier idiota podría descifrar que es una especie de sirvienta, el hecho de ofrecías dinero por salvar al niño, o simplemente lo hermoso que hueles en un lugar como este.- Termino el joven sin despegar su sonrisa.

Kari se sonrojo pero se resignó. El joven misterioso tenía razón, fue demasiada obvia. Además le debía probablemente incluso la vida al rubio por lo que considero que sería injusto reprocharle algo después de lo sucedido. Finalmente suspiro

Muchas gracias por lo que hiciste.- Dijo resignada Kari. El joven se sorprendió un poco, imagino que podía divertirse un poco con el carácter de la chica linda.

Cuando quieras preciosa.- Dijo con una mirada provocativa. Esto hizo sonrojar aún más Kari.

-¡CASANOVA! Luego seduces a las jóvenes del distrito, ya encontramos el Lobo Solitario.- Se escuchó un grito a lo lejos de algunos jóvenes un poco mayores que el chico. Este sonrió aunque al voltear a Kari suspiro un poco, la castaña supuso que su conversación con su salvador estaba a punto de terminar.

-En fin preciosa, me tengo que ir, trata de no hacerte la heroína sin mi cerca, esta vez no podré salvarte-. Termino diciendo y se volteo en dirección de lo que imagino eran sus amigos

-Espera por favor.- Dijo Kari, el joven volteo a verla- Mi nombre es Hikari Yagami, me puedes decir Kari, gracias de nuevo por salvarme.- Kari dijo apresuradamente, esperando que con esto al menos supiera el nombre de aquel joven.

De nada.- El joven solo respondió con una sonrisa y estuvo a punto de seguir su paso pero Kari nuevamente lo interrumpió un poco frustrada

-¿No podría al menos saber tu nombre?, me gustaría agradecerte de alguna forma.- Kari le dijo

-¿Qué tal con un beso?- El joven le respondió esporádicamente con esa maldita sonrisa que la había hecho sonrojar más veces que de las que recordaba en su vida. Yolei lo miro con cautela pero a Kari la agarro por completa sorpresa, no sabía cómo responder a eso ni siquiera sabía si lo dijo como una broma o lo decía en serio, sinceramente no podía descifrar para nada al joven.- No creo que nos volvamos a ver, así que no veo conveniente intercambiar direcciones.- dijo el joven riendo- Para no arruinar el momento piensa que soy tu ángel guardián por el día de hoy. Dicho esto se volteo y siguió su camino, pero termino diciendo.- Si nos llegamos a ver otra vez te cobrare ese beso- termino riendo guiñándole el ojo, y finalmente se perdió entre el gentío que ya había perdido interés en lo que pasaba.

Kari de nuevo paralizada ante tales respuestas, no terminaba de decidir quién era aquel joven, si ese frio personaje o aquel cálido y compasivos samaritano. Tampoco sabía si era enserio su propuesta o una broma. Pero lo que más le causaba duda es que si ella quería que fuera en serio aquel pago que le debe a su Ángel de la Guardia por un día.

Yolei la veía con curiosidad y no pudo evitar suspirar pensando que esto no iba a terminar acá. No sabía si eso era algo bueno o malo, aunque sospechaba que lo segundo sería lo más probable. Por el momento solamente quiere regresara al Palacio de la señorita Yagami y mantenerla a salvo. Ahí ya le reprochara toda la situación y le podrá gritar como había querido desde el momento que pusieron pie en el distrito. Estando ellas a solas tenía la confianza de hablarle en privado de una forma más personal. Aunque debía admitir que le resultaba divertido que por primera vez en la vida de la castaña, era la otra persona la que termino dejando suspirando a Kari, y no al revés como había acostumbrado.