Ya se me olvidaba el bendito "DISCLAIMER" aquí les va: "Esta historia, personajes, derivados no me pertenecen. Si así fuera, no me viera en la necesidad de escribirla porque sería inmensamente rica y para encontrar algo que hacer solo vería las películas de mis libros. Además, piensen, no estaría escribiendo en español"
...Confundido...
…Solo dos personas seguían luchando, aparentemente in-advertidos de la nueva llegada. Harry vio como Sirius esquivaba un chorro de luz roja de Bellatrix:
-¡Vamos, puedes hacerlo mejor!- gritó, su voz resonando por la cavernosa sala.
El segundo chorro de luz le acertó en el pecho.
La sonrisa no había desaparecido de su rostro, pero sus ojos se abrieron completamente sorprendidos.
Harry soltó a Neville, aunque ni se dio cuenta. Ya estaba saltando escaleras abajo, sacando su varita y apuntando, al igual que Dumbledore, mientras se acercaban a la tarima. Parecía que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo encorvado de forma elegante mientras se hundía de espaldas a través del velo roto que colgaba del arco. Harry vio el aspecto asustado y sorprendido del ahora desgastado rostro de su padrino, hacía tiempo bello, mientras caía a través del antiguo portal y desaparecía tras el velo, que se elevó por un momento como si un fuerte viento soplara, y volvió a su lugar. Harry escuchó el grito triunfante de Bellatrix Lestrange, pero sabía que no podía significar nada… Sirius solo había caído a través del arco, aparecería en cualquier segundo…
Pero Sirius no aparecía.
-¡SIRIUS!- gritaba Harry. -¡SIRIUS!-
Había llegado al suelo, su respiración entrecortada. Sirius tenía que estar justo detrás de la cortina, él, Harry, tiraría de él… Pero cuando comenzó a correr hacia la tarima, Lupin sujetó a Harry por el pecho, frenándolo.
-No puedes hacer nada, Harry…-
No le daba crédito a esas palabras…
-¡Harry quédate donde estas!-
Por primera vez, Dumbledore sonó asustado. Harry no se explicaba por qué, el salón estaba absolutamente vacío a excepción de ellos, Bellatrix seguía sollozando aun atrapada debajo de la estatua de la bruja, y el bebé Phoenix Fawkes que graznaba débilmente en el piso.
Entonces la cicatriz de Harry se abrió de pronto y él sabía que estaba muerto, era un dolor más allá de lo imaginable, un dolor insoportable. Se había ido del salón, estaba atrapado ente los tentáculos de una criatura de ojos rojos, atado tan fuertemente que Harry no sabía dónde terminaba su cuerpo y empezaba el de la criatura, estaban fundidos en uno, atados por el dolor, y no había manera de escapar.
Y cuando la criatura habló, utilizó la boca de Harry, de modo que en su agonía él sintió su quijada moverse...
-Mátame ahora, Dumbledore...-
Cegado y muriendo, cada parte de él gritaba para liberarse, Harry sintió a la criatura utilizarlo otra vez.
-Si dices que la muerte no es nada, Dumbledore, mata al muchacho…-
-Deja que acabe el dolor-pensó Harry… -déjalo matarnos…acábalo Dumbledore…la muerte no es nada comparada con esto…Y podré ver de nuevo a Sirius…-
Dumbledore pensaba que se descompondría ahí mismo, viendo el sufrimiento de uno de sus alumnos más preciados -¡Más que eso!- Harry se había ganado un lugar especial en él, desde el primer día que lo había visto entrar por las puertas del comedor de Hogwarts. Le dolía en el fondo de su alma verlo luchar contra algo que parecía invencible, porque él lo sabía. Su experiencia le indicaba que Voldemort no se resignaría perder tan fácilmente así fuera muy fuerte el contrincante.
Temía por la seguridad de quien consideraba su nieto. Si bien nunca estuvo con él en todos aquellos desafortunados eventos donde siempre terminaba victorioso por un milagro y por su coraje a la hora de enfrentar lo que el destino le pusiera en el camino, hoy sentía demasiado miedo. Nunca tuvo miedo de perderlo antes, aún sabiendo por lo que había pasado, no eran cosas de la magnitud de lo que hoy presenciaba. Sentía un nudo en la garganta, quería hablar, quería gritar para hacer que Voldemort se alejara y dejara en paz a su Harry, pero las palabras morían en el pensamiento.
El alma se le despedazaba a cada grito de lamento y dolor que salían de la boca del joven de 15 años. Se esforzaba por mostrarse fuerte para él, para que, si en algún momento de luz lo alcanzaba a distinguir, se diera cuenta de que no estaba solo. Pero sabía que no podía ser así. Cerró los ojos fuertemente, haciendo acopio de todas sus fuerzas de voluntad, esperando transmitir un mensaje de alivio aún así fuera lo último que hiciera. Ya era mucho tiempo el que había dejado a un joven hacerse cargo de asuntos como ese, debía pelear él. Debía volver a tener el control de la situación en sus manos.
Al abrir los ojos, un terrible tormento lo azotó sin piedad. Harry no estaba luchando más, estaba cansado, muy cansado. Los dedos de su mano todavía se aferraban al piso, los encogía de golpe cuando las oleadas de dolor le inundaban el cuerpo sin piedad. Temblaba menos, su cuerpo estaba agotado siquiera para expresar la mitad del dolor que lo recorría hasta el rincón más escondido. Su respiración era más lenta pero no tranquila, cada que intentaba llevar oxígeno a sus pulmones sentía una gran opresión en el pecho y el mismo aire le quemaba al pasar. Ya no podía más.
-Harry…-susurró Dumbledore con la voz temblorosa y alargando su mano con la esperanza de tocarlo, pero sabía que las cosas podrían empeorar si lo hacía. Se detuvo a medio camino, impotente y furioso consigo mismo por no hacer nada. Temblaba de furia contenida, quería sacarla de sí y dirigirla toda a Voldemort. Pero de nuevo se sentía amarrado con cuerdas invisibles, con la única opción de aguantar y cerrar su puño con frustración.
No iba a aguantar más. Sabía que todo terminaría mal y él sería el único culpable.
Bajó la cabeza con una mueca de tristeza. Apretó los ojos una vez más, pero esta vez las lágrima encontrar su camino a lo largo de su viejo rostro y no hizo nada para detenerlo. Quizás él si merecía estar sufriendo con lo hacía, pero no Harry, no ese muchacho. Dio un trago amargo cuando escuchó voces preocupadas susurrando en las cercanías, todo se pondría peor.
-¡HARRY!-el grito lleno de un aterrado sentimiento de pérdida hizo eco en toda la sala. Pero eso sorprendió al viejo director de Hogwarts quien se giró incrédulo al lugar de donde provenía tal lamento. Lo vio, parado, cansado pero vivo.
No podía creerlo, no después de lo que él mismo había visto. Sirius había cruzado el velo, de donde no había regreso. Una parte de su mente creyó que Voldemort ahora estaba jugando con él para distraerlo de la importante tarea de mantener a salvo a Harry, pero otra gran parte le decía que eso no era una cruel ilusión y que el padrino del muchacho que estaba perdiendo, se encontraba parado a unos metros de distancia con el corazón destrozándosele de la vista que tenía de un cuerpo casi inerte.
Albus regresó a su tarea de traer a Harry de vuelta con ellos, impedir que Voldemort lograra su cometido dentro de la mente del muchacho. Ahora tenía un motivo más para arrebatarlo de las garras del mago oscuro, y era que otra persona a la que le importaba su vida más que la propia, estaba parada después de haber dado todo por mantenerlo seguro.
-Harry…-susurró de nuevo con un poco más de fuerza, lo más que su garganta cerrada se lo permitía -…tienes que volver con nosotros. Te necesitamos- era verdad, claro que todo lo que le decía era verdad.
El muchacho se había convertido en una parte importante de él, de los Weasley, de los maestro de Hogwarts, incluido Snape aunque este lo negara. Todos siempre se había preocupado por él, porque un alma tan gentil y dulce como la de él era muy difícil de encontrar así la buscase por todo el mundo. Alguien tan desinteresado por sí mismo, y que velaba por el bien de los demás no nacía todos los días, así que tampoco moriría hoy.
Concentró su mirada penetrante y azul en el cuerpo de su alumno, esperando poder hacer contacto con Voldemort para luchar personalmente con él y enseñarle de una vez por todas, que nunca podría vencer a Harry mientras siempre hubiera alguien detrás de él, apoyándolo con el último aliento de su vida.
Pasó lo que menos esperaba… o lo que más temía.
Harry dio un gran suspiro en extremo cansado y su cuerpo dejó de temblar sobre el suelo de madera. Se había quedado quieto, pálido y agotado asustando a quien pudiera verlo. Pero Voldemort hizo acto de presencia a su lado. Tras un leve "crack" apareció parado a un lado de Harry, con una sonrisa fría en su rostro y los ojos llenos de maldad pura saltando dentro de las rendijas de sus pupilas.
Dejó salir una risa malvada y atemorizante que heló la piel de su misma sombra. Caminó hacia atrás, muy lentamente como esperando algo, y eso tenía que venir de Harry. No levantaba la vista del muchacho. Dumbledore palideció, regresó de inmediatamente su atención a su alumno, tocó suavemente su mejilla con la mano derecha, estaba helado. Frunció el entrecejo por preocupación y se desconectó del mundo a su alrededor.
Si era lo que temía, estaban en un gran lío.
-¡¿Que le has hecho a mí ahijado Voldemort?!-el grito de furia provenía de un lugar más cercano del que Albus esperaba. Sirius estaba a su lado a punto de un colapso nervioso al ver a Harry tan inmóvil e indefenso. Los ojos del Black desprendían odio en su forma más pura y de una manera que Dumbledore nunca creyó haber visto en ese hombre. Pese a la muerte de James y Lily, a los años en Azkaban, nunca lo había visto de esa manera.
Y no era para menos, él se sentía igual.
Los dos olvidaron todo lo que pensaban o murmuraban en contra del mago oscuro que parecía disfrutar todo y deleitarse de sus palabras de rencor. Harry había emitido un gemido de dolor y parecía querer despertarse.
Entonces abrió los ojos para descubrir dónde estaba. Seguía confundido y atemorizado al recordar el dolor por el que había pasado cuando Voldemort osó entrar en su mente y controlarlo a su antojo. Sentía las extremidades entumecidas y todavía no intentaba moverlas, extrañamente cada hueso de su cuerpo le ardía y no bastaba para adormecerle la mente y dejar de sentir.
Al fin pudo enfocar algo decente que no fueran manchas borrosas. Supo que una persona estaba acuclillada a su lado y seguramente lo miraba a la expectativa, podía sentir sus ojos clavados en él aunque todavía no identificara al mago. Parpadeó un par de veces para enfocar, pero solo logró que las figuras borrosas mejoraran un poco y distinguirlas, en ese momento se asustó.
Lord Voldemort esta hincado a su lado con expresión seria. Sus pupilas rojas parecían acecharlo en lo más recóndito de su mente. Fue entonces que con esfuerzos sobre humanos se levantó lo más rápido que pudo del suelo. Mandó la fuerza que conservaba a sus manos y así poder levantarse, pero el mago oscuro lo miraba extrañado y se levantó al mismo tiempo que él extendiendo ambas manos como para sujetarlo. Haciendo a Harry retroceder todo lo que su fuerza le permitiera antes de toparse con alguien.
Sintió con dureza que así había sido. Iba tan descuidado que ni siquiera sentía la presencia de alguien a su espalda hasta que se topó con una persona. La mente adormecida por lo que fuera que hubiese hecho Voldemort reaccionó cuando levantó su rostro y pudo distinguir con precisión al director de Hogwarts. Suspiró aliviado.
Sintió un peso uniforme en ambos hombros, supo que Dumbledore había puesto ambas manos sobre él y de cierta forma ahora lo defendía, lo que le hacía sentirse más seguro. Pero Harry sintió que le habían movido el cielo y la tierra pues donde se suponía estaba Voldemort ahora lo estaba Dumbledore y viceversa. Aunque eso no importara mucho teniendo en cuenta que cuando esos dos magos estaban en un mismo lugar solo se podía esperar un gran choque de fuerza.
De nuevo miró el rostro de su director que tenía una sonrisa socarrona en los labios, algo que ni en sus sueños más locos pensó ver y menos en una situación como en la que estaban. Al parecer Dumbledore parecía divertido y confiado por algo, Harry supuso que se había perdido de algo importante mientras luchaba en su mente con Voldemort. Pero lo que más le extrañó que la faceta nunca vista de su director era la expresión de su enemigo. Ahora si que se encontraba confundido.
Voldemort parecía hasta cierto punto preocupado y tenía el entrecejo –o algo parecido- junto. Sus pupilas rojas estaban clavadas en él como si no pudiera creer algo, se notaba estupefacto. De inmediato recordó que una vez más había vencido a aquel mago y eso era seguro lo que lo tenía en ese estado. Volvió a ponerse en guardia aunque supuso que no sería necesario, entonces el Lord habló:
-¿Qué te pasa Harry? Vuelve aquí-su voz siseante recorrió todo el recinto y a Harry siempre le causaba un escalofrío el escucharlo, pero extrañamente no tenía el mismo tono que en veces pasadas. No se denotaba ninguna mala intención y eso lo hizo dudar. Además, ¿por qué motivo Voldemort le pedía que regresara a su lado? Era más que obvio que nunca se uniría a él y eso lo había hecho saber siempre que podía. El mago perdía su tiempo intentándolo de nuevo.
-Harry se irá conmigo-contestó Dumbledore fuertemente sin quitar esa sonrisa de su rostro, la mayoría en la sala lo miraban. Entonces Harry reparó en los detalles a su alrededor.
Detrás de Voldemort se encontraban sus mortífagos, como siempre, leales a él, solo él. Pero quien estaba más cerca era Bellatrix, su más fiel seguidora. También lo miraban a él con expresión confundida y hasta cierta parte preocupados ¿por qué rayos los mortífagos se preocuparían por él? Bellatrix abrió la boca un poco mirando la situación con desconfianza.
A lado de los mortífagos pasaban uno a uno los miembros de la orden, rodeándolos sin temor, y finalmente se unían detrás del director. Moody, Kingsley, Remus, Sirius y Tonks. Todos se veían en perfecto estado, pero Harry volvió a algo que su mente había registrado y a lo cual había correspondido en el instante. Algo verdaderamente importante, por primera vez se atrevió a hablar.
-¿Sirius?-preguntó esperanzado al hombre que parecía ser su padrino y este le sonrió con un asentimiento de cabeza.
Su corazón prácticamente se reconstruyó solo de los pedazos que se habían formado dentro de él cuando Remus le había dicho que su padrino estaba muerto y que no podía hacer nada para ayudarlo. Tendría una larga plática con su ex profesor de DCAO. El haberlo engañado así casi le había costado su derrota con Voldemort.
-¡Mentira!-chilló Bellatrix desde el otro lado del salón levantándose completamente y con expresión más fiera que la que debía tener una mujer. Todos los mortífagos levantaron su varita al compás de la voz de la mortífaga y se veían muy decididos a atacar. Entre ellos estaban Lucius, Barty Jr., Narcisa y Dolohov. Pero de nuevo habló Dumbledore.
-No se atreverán a lanzar ningún hechizo-se notaba muy seguro de ello y al parecer eso aplacó un poco a los enemigos quienes titubearon en apuntarles con la varita.
Voldemort les indicó con un movimiento de mano que la bajaran, entonces su plática fue con el director.
-¿Qué pretendes?-siseó suavemente pero sus ojos comenzaban a expresar más de lo que decía. –No podrás engañarlo-siseó de nuevo con furia contenida desbordando por sus ojos. Sus fosas nasales crecían y disminuían considerablemente al ritmo de sus latidos.
Harry sintió que la mano de Dumbledore que antes estaba en su hombro izquierdo ahora se posaba sobre su cabeza. Se sintió extrañado de aquel acto pero logró enojar a los mortífagos antes de hablar. Se notaban tensos y alertas.
-Harry está en el lugar correcto. Donde siempre debió estar-le devolvió.
¿Dónde siempre debió estar? ¿Acaso no estaba del lado correcto antes? ¿De que rayos hablaban? Aunque debía tener claras las intenciones y los motivos por los que estaba presente en el ministerio, el ataque de Voldemort había logrado descontrolarlo. Sentía una gran pieza faltante, un espacio de tiempo que se había esfumado de su mente y que en esos momentos le podía ser de mucha ayuda ya que esa plática solo lo mareaba. Sacudió la cabeza para concentrarse de nuevo en lo que pasaba y ver si así podía mantenerse al ritmo de los demás, pero le fue inútil.
Voldemort tenía de nuevo esa mirada peligrosa y estrechada a su director, con todas las ganas de asesinarlo. Se preguntó por unos momentos por qué Dumbledore estaba confiado de salir vivo sin siquiera levantar la varita porque a simple vista no la tenía en la mano. El mago oscuro que tenían en frente, era el ser más despiadado que podía haber pisado el planeta y más de una vez había demostrado que no tenía compasión con nadie, ¿De qué privilegios gozaba el director de Hogwarts para no salir herido?
No importaba ya, después vendrían las explicaciones porque estaba seguro de no poder concentrarse en lo que sea que le dijeran. Su cuerpo ardía como si estuviera dentro de una gran chimenea y sus huesos le dolían con el más mínimo movimiento. La vista continuaba borrosa por más que la forzara a enfocarse en algún punto. Se llevó ambas manos a la cabeza en seña de dolor y se tambaleó peligrosamente. De inmediato sintió de nuevo los brazos de Dumbledore a su alrededor y eso lo sabía sin verlo, era quien estaba más cerca.
Escuchó los pasos de alguien, sobre aquel piso de madera. Hacían eco por todo el lugar y supo la proximidad de otro miembro de la orden, otra mano más gruesa que la del director lo tomó del antebrazo y lo jaló consigo. Pero antes de que pudiera ver con quién estaba ahora, otro grito le erizó la piel.
-¡No te atrevas a tocarlo!-Bellatrix de nuevo había hablado con esa voz tan chillona y escandalosa que la distinguía entre mil magos. Estaba parada de manera amenazante sosteniendo la varita en dirección a quien fuera que estuviera detrás de él. Cuando giró el cuello un poco distinguió a su padrino y eso lo hizo juntarse más a él. Tenía miedo de perderlo de verdad. Se abrazó fuertemente al brazo que lo sostenía. -¡Harry!- este nuevo grito de la mortífaga parecía un reclamo por su actitud, pero ¿Qué creían que pasaba? Al parecer se habían vuelto locos.
Al parecer Dumbledore no le dio importancia a aquello puesto que se giró con tal tranquilidad que a Harry le dio miedo que los mortífagos y el propio Voldemort lanzaran todo su repertorio de hechizos contra él, pero no fue así. El director lo pasó de largo y toda la orden lo empezó a seguir, y eso no le parecía nada seguro al muchacho que todavía miraba como los mortífagos estaban sumamente quietos a pesar de sus expresiones furiosas. Sintió que su padrino le dio un pequeño jaloncito del brazo. De inmediato lo siguió.
-Desaparición conjunta-ordenó el director solo para sus miembros, y con un suave "clic" todos desparecieron.
Voldemort soltó un gruñido de frustración al igual que todos sus mortífagos. En especial, Bellatrix cayó al suelo de rodillas con ambas manos en el rostro, sufriendo en su interior. Lucius Malfoy se acercó a la mortífaga y puso una mano en su hombro como si intentara reconfortarla de alguna manera.
-¡¿Por qué lo dejó ir?!-gritó Bellatrix llena de furia a su señor, clavó su mirada en las dos rendijas rojas de Voldemort. Pero este seguía mirando el punto donde desapareció Harry y la Orden del Fénix.
-No estamos en posición de hacerle creer nada-contestó el Lord con un leve siseo pero aún así el enojo se hacía palpable en cada palabra de la oración -¡Sabes que no nos iba a creer!-
-¡Debimos intentarlo!-secundó Lucius buscando también una respuesta de su líder. Pero este seguía frío y de mirada calculadora como si estuviera pensando en qué hacer para callar las reclamaciones de los suyos.
-Es un chico listo…-comenzó. Se levantó y miró a todos, para convencerlos y darles a entender que no todo estaba perdido -…sabrá lo que pasa-
¿Hola? ¿Hay alguien leyendo? Si es así, tengo que dar una buena explicación.
1ro.- ¿Ya les dije que no me puedo mantener quieta en cuanto a Fics se refiere?
2do.-Soy inocente de cualquier cargo del cual se me acuse, créanme, compré un seguro de vida por próximas maldicones, hechizos de budú, etc...
3ro.-Yo se, sion, que te prometí no subir fics nuevos, pero te diré algo: "Siempre pide por escrito mis promesas, con todo y mi firma. Además de un juramento ante los pies de JK para que yo considere esa promesa válida XD no es para tanto, esto será un short fic, o eso espero, no vaya a ser que se convierta en trilogía!!!
4.-No hagan preguntas que saben que no responderé,,,,muajajaja, no soltaré ni un solo secreto de lo que pasará más adelante, a menos de que me agarren con una sobredosis de chocolate XD
5to, último y más importante: ¿Les gustó? ¿Lo sigo o lo dejo como oneshot donde solo cambié el final de la Orden del Fénix? ¿Me corto las manos lenta y dolorosamente con un cuchillo de mantequilla?
anypotter
