Discraimer:Todos los personajes pertenecen aJ.K. Rowling, yo solo escribo una partecita de lo que me hubiese gustado leer de ella u.u

Capítulo re-editado

Hola a todos!

A esta historia la escribí hace tiempo pero no me animaba a publicarla, consta de 2 capítulos nomás (hasta el momento) y me inspiré en una canción que me encanta

Espero que les guste!

Sin más, me despido…

A disfrutar :)

Tócame

El borde de un abismo…

Sintió un dolor profundo que atravesaba su corazón como una daga, y respiraba agitadamente. La bronca y la angustia brotaban por cada poro de su piel. Era tan insoportable la rabia que no lo dejaba hablar, un enorme nudo se le había formado en la garganta. No podía creer cuánto sufrimiento era capaz de sentir una persona. No podía creer la realidad. Pero esta golpeaba su puerta sin aviso, como un balde de agua fría, helada. Le arrojaba a un pozo profundo y oscuro, encerrándole en un laberinto interminable del que no podía encontrar la salida. Quizá porque salir era imposible. Quizá porque no estaba listo para encontrar la vía de escape, aún no. O quizá porque la tristeza era tan intolerable que no le dejaba moverse.

Necesitaba salir de allí. El ambiente de la Madriguera era… depresivo, un aura oscura la rodeaba. Todo se había vuelto tenso y triste desde la llegada de los Weasley luego de la guerra. Aunque aún quedaba el alivio de la batalla ganada, el recuerdo de la muerte era un fantasma que atormentaba a todos sus habitantes. Salió al patio e inspiró fuertemente. El aire puro entró y purificó su cuerpo pero no su corazón. Comenzó a caminar por el verde prado, con el sonido del llanto silencioso de las personas dentro de la casa apagándose poco a poco.

No podía creerlo, era incapaz de asimilar todo lo que había pasado. El miedo de saber a quién se enfrentaba y la incertidumbre de no saber a qué se enfrentaba. La furia de no conocer el camino a seguir, de sentir que avanzaba con los ojos vendados. El enojo por el abandono, por dejarse llevar por persuasiones estúpidas. El consuelo y la alegría de saber que todo había terminado. De que estaba muerto, de que la persona que atormentó a la sociedad mágica y muggle había muerto. Que la sospecha iba a desaparecer ya, que todo volvería a ser como antes. Pero Lord Voldemort no se fue solo, se llevó consigo la vida de miles de personas. Personas valientes que lucharon por un mundo mejor, y también, personas inocentes que no tenían nada que ver. Familias enteras asesinadas, destruidas por una persona.

No entendía. No lograba comprender por qué. Porque se había llevado a los que tanto quería. Las lágrimas comenzaron a caer, pero no se preocupó por retenerlas.

¿Por qué? ¿Por qué su familia? ¿Por qué sus amigos? ¿Por qué? Esas personas que necesitaba y que habían dado la vida por un futuro mejor, para que en el mundo haya paz al fin, para que todo acabe. El dolor que sintió fue tan grande. Creía que se asfixiaba y la impotencia le nublaba la vista. Tenía bronca porque no había podido salvarlos, porque no podía creer que ya no estuvieran. Porque se sentía solo. Cayó de rodillas ya sin poder aguantar más. Las lágrimas brotaron con más fuerza y unas ganas enormes de gritar se apoderaron de él, pero esta vez no las reprimió. Gritó tan fuerte como le fue posible. Tratando de sacar toda la tristeza que le inundaba el alma. Aunque no lo consiguió, pudo al menos disminuir un poco la desesperación.

Los colores anaranjados, rojos, amarillos y rosados tiñeron el cielo, como un enorme lienzo pintado por el más grande artista. Era mágico, el atardecer era uno de los momentos que más le gustaba. Pero ahora esa vista tan magnífica no tenía importancia para él. Los colores dejaron de serlo, ahora todo lo veía en blanco y negro.

Estaba sentado en el suelo, apoyado en el tronco de un árbol. Tenía la cabeza entre las manos, cuando sintió pasos acercarse a él. Su instinto le dijo que se pusiera alerta. Pero no le dio importancia, es más, deseaba que fuera un mortífago para que terminara con él y con su sufrimiento de una buena vez.

Unas pequeñas manos se apoyaron en su espalda.

- Ron - lo llamó la chica – vamos a casa.

- No... No puedo.

- Por favor – él negó con la cabeza, suspiró y se sentó a su lado - ¿En qué estas pensando?

La miró, ella tenía una pequeña sonrisa, pero sus ojos estaban apagados, no tenían esa vida, ese fuego que los caracterizaba. Suspiró, había estado cerca de perderla a ella también – En nada. Solo me preguntaba por qué.

Ella captó enseguida a que se refería y suspiró - Yo me pregunto lo mismo, pero supongo que así debía ser. Era el destino.

- ¿El destino? ¿Teddy se merecía quedarse sin padres? - dijo incrédulo - ¿Por qué Ginny?

- No, no se lo merecía. Pero Remus y Tonks dieron su vida para que él pueda tener una mejor. Para que tenga un futuro. Ellos sabían lo que tenían que abandonar, asumieron los riesgos, enfrentaron el miedo y lucharon.

- Dejando solo a su hijo – sonó como una afirmación.

Ella sonrió sin ganas y negó con la cabeza –No lo dejaron solo. Nos tiene a nosotros, a su abuela y a un padrino que lo van a amar como si fuera su hijo. A una familia numerosa y divertida que lo van a mimar.

Ron sonrió por primera vez desde hace mucho tiempo, pero fue una sonrisa sin vida. Sonrió por la contradicción, sonrió porque justo en este momento su familia no estaba en las mejores condiciones. Sonrió porque su hermana tenía razón.

- Eres única hermanita.

- Ya lo sé –dijo rodando los ojos.

Un silencio le siguió a las tres últimas palabras.

- ¿Por qué Fred? – dijo luego de un tiempo.

- No lo sé – suspiró.

- Me cuesta creer que ya no lo vamos a poder a ver haciendo bromas con George. Que no volveremos a verlo reír – Ginny apoyó su cabeza en el hombro de su hermano y comenzó a llorar.

Y los recuerdos llegaron poco a poco, inundándolo de imágenes. Las caóticas cenas: en donde la gran mayoría ocurrían con la mitad de la comida volando por el comedor y esparciéndose en las ropas y cabezas de los 7 hermanos, y una Molly gritando y renegando con los gemelos por iniciar la guerra de comida. Cuando lo usaban de conejillo de indias para probar sus inventos y experimentos. Navidad y Año Nuevo. Las vacaciones que se pasaban jugando al Quidditch, en el estanque, donde se mezclaban con Harry y Hermione.

El sollozo ahogado de Ginny lo trajo al presente. Ambos recordaban. Lloraban y sonrían al mismo tiempo. Nunca nada iba a volver a ser como antes. "Pero eso no significa que no sea feliz. Dejen de llorar y disfruten el tiempo que puedan estar juntos. Vivan. Recuerden pero no dejen de vivir". Se estremeció, y dejó de respirar por un momento. ¿Fred? No era posible. Pero había escuchado esa voz tan llena de vida. No sabía si había sido un espejismo de su mente o si era… real. Comenzó a reír mientras más lágrimas brotaban de sus ojos. Ginny lo miró.

- ¿Sabes algo Ginny? - ella negó con la cabeza – A Fred le hubiese gustado que lo recordemos cómo era, feliz. Alegre, luchando al lado de las personas que amaba. Seguramente ahora se estaría riendo de nosotros.

- Si… es verdad – agregó entre suaves risas – Estaría burlándose de nosotros.

- Me diría marica. – estallaron en risas, aunque la alegría no terminaba de llegar a sus ojos.

- Era increíble.

- Si… ven, - agregó - vamos a sacarlos a todos del pozo. Vamos a recordar a Fred, a llorarlo y lamentarlo, pero debemos y tenemos que seguir… por él.

- Por él. – convino la pelirroja.

Una suave brisa sopló llevándose consigo los últimos rasgos del crepúsculo y arrastrando las últimas palabras y lágrimas dolorosas de los hermanos. Caminaron hacia la Madriguera, abrazados. Dándose fuerza entre ellos.

Este capítulo está dedicada a Fatty L, mi beta. Muchas gracias hermosa por ayudarme!

Nos estamos viendo cohachones de melones!