Historia anexa a la de Tactics¿Qué pasaría si Miyabi no hubiese muerto de esa enfermedad¿Haruka le hubiese correspondido con su amor?. Aquí un One-shot
Luego de esa terrible batalla con aquel espíritu negro, el cual engañó a Mai con decirle, si ella mataba a humanos, podría salvar a su hermana. Un viejo amigo de Kyoko, era doctor y venía recién llegando de Europa, donde había concluido sus estudios de medicina con altos honores. En el momento en que Miyabi se encontraba más grave, este señor llegó y pudo diagnosticar con exactitud la enfermedad y su cura, por consiguiente, Miyabi solo tenía la labor de descansar unos días para que hiciese efecto la medicina.
Por otro lado Haruka, no podía esconder su preocupación por aquella inocente niña, así que iba a verla todos los días. Cada vez le tomaba las manos y pensaba en el momento en que ella le había dicho que lo amaba con toda su alma; acariciaba su pelo, podía estar interminables horas mirándola, en ese momento la paz acorralaba su cuerpo y olvidaba toda angustia o penuria que existía en su dura vida como demonio. Su piel blanca, su pelo de color negro, ojos cafés, simbolizaba toda su belleza, era su ángel, no había duda de aquello. En aquellos momentos en que retornaba a casa siempre pensaba acerca de sus sentimientos por su pequeño ángel, ella le había dicho que lo amaba, pero él nunca se dio la tarea de pensar en sus sentimientos, sin embargo, ahora es el tiempo de hacerlo.
Como todos lo días, Haruka se dirigía a la casa de Kyoko. Mai por su parte, no tenía inconveniente, el hecho de que alguien viese a ver a su hermana, ya que así, ésta no estaría sola. Lo único que ésta deseaba, es la felicidad de su hermana y eso implicaba traer a alguien que no fuese de su agrado, sería capaz de cualquier cosa. Por ende, Haruka no tenía ningún inconveniente en ir y salir de esa casa.
Haruka al llegar a la residencia de Sra. Kyoko, se percató de que sentía mucha sed, a despecho de sus deseos, el cual eran ver a su pequeño ángel durmiente, sin embargo, decidió satisfacer sus secundaria necesidad. Se dirigió, a paso corto, como si nadie lo apurase, no obstante, había un olor en el ambiente que le era muy familiar y relajante,'¡No puede ser, este olor es de...!', pensó rápidamente Haruka, que no se dio cuenta, de que sus pies ya lo llevaban con destino hacia aquel paso donde vio por primera vez a su pequeña.
En efecto ahí se encontraba ella, y por esas raras coincidencias de la vida; otra vez se le había roto el calzado. La pequeña Miyabi levantó lentamente su cabeza y le brindó la más calurosa y tierna que alguna vez el demonio había recibido en su vida. Esa luminosidad que engendraba su sonrisa, no evitó, un enrojecimiento por parte del mayor.
'Haruka-san', dijo sin perder esa tierna sonrisa.
