Summary: "Había veces en que se preguntaba por qué se alteraba de tal manera, por qué la necesidad de conocerlo era tan jodidamente desbordante, por qué la sensación en todo su cuerpo era tan persistente. De todas formas, terminaba por acreditárselo a esos "ciertos cambios" que estaba teniendo gracias a su poco común enfermedad…"
Pairing: Levi/Eren
Disclaimer: El mundo de Shingeki no Kyojin y sus personajes pertenecen a Isayama Hajime. La historia que se desarrolla en este fic es de mi completa originalidad.
Advertencia: AU. Palabras obscenas. Multipairing. Posible muerte de personajes. Posible lemon. Reencarnación.
Wonderwall
by
Crosseyra
I
Irvin
Irvin miró la ficha médica por un par de segundos, ojeándola por décima vez en el día. Se llevó una mano a la sien y dejó los papeles a un lado bajo la insistente mirada de su amiga y subordinada, Hanji Zoe. Dejó escapar un suspiro, recargando los codos sobre su escritorio y desviando la mirada hacia el gran ventanal de su despacho; los primeros capullos de flores ya estaban abriéndose, anunciando la llegada de la primavera.
—Hey, Irvin… ¿Qué te parece? —la voz de la mujer le hizo voltearse, encontrándose con sus ojos serios y expectantes.
—Es complicado… —admitió, echándose hacia atrás. Volvió a tomar el documento entre sus manos. —¿Estás segura de que no hay rastros del padre?
Hanji negó con la cabeza.
—Luego de que se le diagnosticara la enfermedad al chico, el hombre desapareció. Nadie sabe nada de él…
—¿Qué hay de la madre? —preguntó con, quizás, lo que sería un tono preocupado. —¿No tiene más parientes aparte del doctor Jeager? ¿Alguien? —Smith sintió como el corazón se le apretujaba con cada segundo, con cada palabra, cosa extraña, ya que nunca había sido una persona muy blanda que digamos.
La mujer volvió a negar, esta vez ajustando sus lentes por sobre el puente de su nariz.
—La madre falleció hace seis meses atrás por cáncer mamario. —aclaró —Por lo que se sabe, tenía una hermana adoptiva, pero lleva un año desaparecida. Y, guiándome por las conversaciones que alcancé a tener con Grisha Jeager, la chica probablemente llegó a parar al mercado negro.
Irvin sintió algo retorcerse en su interior, y una sensación de desánimo le invadió por completo. Volvió a posar la mirada sobre los rosados capullos que lentamente se abrían a las afueras del gran hospital de Trost, una brisa fresca se coló por la ventanilla y el aroma a cerezos inundó sus fosas nasales. Era un clima perfecto, era un día perfecto… Entonces ¿Cómo había llegado a sentirse de una manera tan amarga?
Suspiró, extendiéndole el papeleo a Zoe.
—Trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de pánico ¿Cierto? —Hanji asintió, recibiendo los documentos. —Lo más sensato sería derivarlo a un hospital siquiátrico… —Smith arrastró las últimas dos palabras con sumo cuidado. Por alguna razón, la idea no le gustaba. Tenía la ligera sensación de que no sería lo indicado.
—Es lo que se debería hacer. El chico prácticamente no tiene familia, muestra patrones de estrés severos y, hasta ahora, no ha soltado ni una sola palabra a nadie. —la mujer pareció decaída, al igual que el rubio. Este tipo de situaciones siempre eran iguales. —No hay mucho que podamos hacer por Eren Jeager, Director. — Sí, siempre eran iguales…
Odiaba que este tipo de decisiones tan típicas recayeran en él, odiaba no ser capaz de hacer algo más, odiaba ser tan inútil en ese sentido. Tenía un doctorado, se había graduado de la universidad real en Sina, se había convertido en el director de uno de los mejores hospitales de la ciudad de Rose y, aún así, ahora, en ese preciso momento, era un inútil.
Zoe lo supo, lo sabía desde un principio, sabía lo frustrado que su superior se sentía en situaciones como esa, lo imbécil bueno para nada que pensaba que era y, aunque en algún momento había tratado de convencer a Irvin de lo contrario, no lo había conseguido. Habían sido contadas las veces en que se habían topado con personas como aquel muchachito, personas sin una familia, con enfermedades complicadas, solos en este mundo… y todas esas veces Smith se había frustrado al no poder ayudarles.
Hoy, era al turno de que se hundiera en amargura por Eren.
Y Hanji no iba a quedarse para verlo.
—Prepararé los papeles para la transferencia al hospital siquiátrico de Shiganshina—la mujer se levantó de su asiento, tomando todos los documentos sobre el escritorio del rubio. —Iré a ver a Jeager.
—Voy contigo —se apresuró a contestar Smith, imitando a su subordinada. Hanji le dedico una mirada de "No tienes que hacerlo", mientras se acercaba a la puerta y tomaba el pomo con su mano libre, a lo cual Irvin sonrió. —Solo avanza, Zoe.
Caminaron por los pasillos del gran hospital del distrito de Trost, saludando de paso a colegas y compañeros. En el camino se encontraron con Sasha Braus, quien casualmente era la enfermera designada de Eren.
Llegaron a la habitación del muchacho y, al entrar, Irvin supo que no iba a ser fácil. El chiquillo estaba sentado en la cama cubierto únicamente por una bata de hospital y las sábanas blancas de la camilla. Aparentemente no rebasaba los doce años. Tenía el cabello castaño algo alborotado, altura promedio, unos ojos grandes, verdes y ensombrecidos, y, en su cuello, una venda con ligeros tiznes de sangre. Smith le dirigió una fugaz mirada a su colega, buscando alguna explicación, sin embargo, ella lo pasó por alto.
—Hola, Eren… ¿Podemos pasar? —habló Hanji asomándose desde la puerta, esbozando una radiante sonrisa. Los ojos muertos del muchacho se posaron sobre la "intrusa" por escasos segundos, para luego volver a desviar la mirada a un punto muerto de la habitación.
Para Hanji, eso había sido un "Está bien, entra y arma el alboroto que se te ocurra".
—Oye, Eren. ¿Te sientes mejor? —Zoe entró tranquila, sonriendo. —¿Has dormido bien? ¿Te duele el cuello?
Jeager volvió a levantar la mirada, percatándose de cómo la mujer se acercaba a él y se arrodillaba a un lado de la cama, observándolo desde abajo. Hanji seguía con esa radiante sonrisa, mientras que Sasha e Irvin contemplaban a una distancia prudente.
Y así fue como transcurrieron treinta minutos de su tiempo, mirando cómo su compañera trataba de acercarse un poco al chico, intentando que dijera algo, lo que sea.
Eventualmente, Eren no dijo ni una sola palabra.
Smith estuvo todo el día pendiente de lo que le sucedía al muchacho. Visitaba cada media hora a su colega para preguntar si había progresado algo con él, pero nada; siquiera, luego de cuatro días desaparecido, preguntó por su padre. Simplemente estaba ahí, sobre la camilla, mirando la nada misma, con sus grandes ojos verdes sin un atisbo de vida. E Irvin, a cada que transcurrían las horas, pensaba más y más en lo que podría hacer por él, sus opciones, lo que estuviera a su alcance, cualquier cosa…
Y con cualquier cosa, se refería a CUALQUIER cosa.
Caída la noche, el rubio estaba en su despacho revisando las últimas fichas médicas de sus pacientes, cuando Hanji le interrumpió.
—Tengo los papeles para la transferencia de Eren. —anunció, cerrando la puerta tras de sí. —Ya he llamado al hospital, me han dicho que para mañana temprano estará todo listo. Solo falta que firmes.
Irvin levantó la mirada de las fichas, para volver a bajarla hacia los documentos.
—No será necesario…
—¿Ah, no? ¿Por? —replicó la mujer, dejando los papeles sobre el escritorio del hombre y tomando asiento frente a él. El rubio le imitó, posando las hojas a un lado y recargando los codos sobre el mesón, entrelazando sus manos a la altura de sus labios. Hanji continuó mirándole sin entender, y Smith no soltó palabra alguna.
Un minuto así, en completo silencio, esperando a que el hombre le diera explicaciones. Los filosos ojos azules de Irvin destellaban a la luz blanca de su oficina, pero no emitía siquiera un sonido.
Y fue allí cuando Hanji lo entendió.
—¡NO! ¡NI HABLAR! —gritó, levantándose abruptamente de la silla. — ¡No, Irvin! ¡¿Estás loco?! ¡No puedes quedarte con ese niño!
—El padre está desparecido, la madre está muerta, no tiene parientes vivos. No hay nadie además de mí que pueda hacerse cargo de él. —refutó el rubio, convencido. —Podemos mantenerlo en el hospital con todo lo que necesita, por los gastos me encargo yo.
Zoe comenzó a agitar los brazos como una loca, buscando argumentos.
—Irvin, escúchame. —le dijo, tomándole de los hombros. —Cuidar de un crío es una responsabilidad enorme, y tú no estás calificado para ser padre ¿Entiendes? —apegó sus frentes y le miró con los ojos desmesuradamente abiertos, tanto así que Smith intentó retroceder. —Solo con mirar a tu perro uno se da cuenta de eso…
—No lo insultes. —replicó, cruzándose de brazos. —Cuido bien de Sam.
—Irvin, cariño… ¡SAM ESTÁ OBESO! Si lo cuidaras bien, estaría en su peso normal.
Continuaron así un par de minutos, discutiendo sobre el estado de salud de la mascota de Smith, Zoe insistiendo en que ese perro estaba en un riesgo vital por lo gordo que estaba, y el rubio defendiéndolo, diciendo que solo estaba "rellenito de amor" por dentro, y que no era por su mala alimentación. Además, ¿Qué querían que hiciera? El pobre hombre pasaba todo el día y parte de la noche en el hospital, apenas y veía al canino. Le dejaba un cerro de comida al animal para que no muriera de hambre mientras no estaba.
—Irvin, insisto… —intentó Hanji, por décima vez, hacer entrar en razón a su colega. —No puedes adoptar a Eren. En tu departamento apenas hay espacio para ti y Sam, además pasas la mayor parte del tiempo aquí ¿Cómo vas a cuidar de él? ¿Y si entra en una crisis cuando no estés? —la mujer golpeó el escritorio con las manos, tratando de abrirle los ojos a su amigo, más no surtió efecto.
Smith estuvo a punto de responderle, pero fue interrumpido por leves golpes dados a la puerta, seguido del rechinido de las bisagras al ser abierta.
—Oye, Irvin… Traje lo que me pediste. —la voz grave e indiferente de cierta persona se hizo presente en el despacho del rubio, sorprendiendo tanto al mencionado como a la loca mujer, quienes estaba por iniciar una guerra de manotazos.
Tanto Zoe como Smith se separaron cuando vieron a la figura esbelta, arrogante y elegante de Rivaille entrar a la oficina; el rubio acomodándose en su sillón y Hanji tomando asiento frente al escritorio del director.
Levi se acercó a ambos y dejó una bolsa que emanaba un fuerte olor a comida sobre el mesón, para luego tomar asiento en la única silla restante, a un lado de la dama.
Hanji le observó, expectante.
—¿Qué hace el enano aquí? —preguntó cruzada de brazos, señalando al nombrado "enano" con el pulgar.
Rivaille le fulminó con sus ojos fríos e inexpresivos, para luego optar por ignorarla, centrando su atención en Irvin.
—Gracias por el favor, Levi —agradeció el rubio. El mencionado asintió. —Ahora, en lo que estábamos… Hanji, yo…
—¡RIVAILLE! ¡Qué bueno que estás aquí! —le cortó abruptamente, lanzándose sobre el susodicho, el cual la apartó de una patada. —¡Levi! ¡Irvin quiere adoptar a un niño con trastornos de ansiedad y pánico! ¿Te lo puedes creer? —espetó la castaña, creyendo que Corporal le ayudaría.
Grave error.
—Ah ¿Es así? —Zoe asintió frenéticamente. —Bien por él. —a Hanji casi se le sale el alma por la boca al escuchar las palabras del moreno.
—¡¿QUÉ?! —gritó atónita. Se volteó para ver a Smith, quien sonreía ampliamente y agradecía a su amigo muy en su fuero interno por brindarle apoyo a su manera
Pasaron alrededor de diez minutos en los que Hanji no hacía más que gritar desesperada, agitar los brazos y golpear cosas intentando hacer entrar en razón a ambos hombres, pero ninguno parecía ceder, es más, sus semblantes implacables le hacían ver como si ella fuera la loca en todo ese asunto. Y es que no lo podía aceptar, porque simplemente era una locura.
¿Adoptar a Eren? ¿Un muchacho que conoce hace apenas una semana? ¿Así nada más? Smith era idiota, pero inteligente… Era un idiota inteligente con un corazón bueno, demasiado bueno. Y eso, tarde o temprano, iba a traerle serias consecuencias. Habían pocos como él, con buenas intenciones y cabeza para no cometer errores, pero en ocasiones se dejaba llevar por sus sentimientos. A veces, solo a veces.
Y estaba segura que esta era una de esas veces…
Luego de tanto alboroto, Zoe se dejó caer en su asiento, resignada. Miró tanto a Irvin como a Rivaille por el rabillo del ojo, y soltó un suspiro frustrado. Acomodó sus lentes por sobre el puente de su nariz y se recargó sobre el respaldo de la silla, cruzándose de brazos.
—Ya, y según tú… ¿Cómo planeas mantener al muchacho? —preguntó aún no muy convencida, acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja.
—Lo mantendremos en cuidados intensivos hasta que las heridas del cuello sanen. Luego de ello, se irá a vivir conmigo, pero lo traeré al hospital, donde tendré su propia habitación—Smith adoptó una mirada seria, mientras que posaba sus codos sobre su escritorio. —Tendrá comida, ropa, un techo donde pasar las noches y un tutor que le ayude con sus estudios. Estará vigilado por Sasha si algo sucede… —dijo, orgulloso del plan que había ideado. — Y, cuando tenga que salir por temas del hospital, Rivaille se ha comprometido a hacerse cargo de él.
Hanji inmediatamente desvió sus ojos a Levi, mirándole de soslayo. "Así que el enano ya estaba enterado" pensó, soltando una risilla maltrecha.
—¿No crees que el que viva en un hospital ya, de por sí, es negligente? —espetó tan seria como lo estaba su superior. —Un hospital no es un ambiente para que viva un niño de su edad…
—Si lo envías a un hospital siquiátrico ¿No sería exactamente lo mismo? ¿Incluso peor? —sorpresivamente, era Levi quien le había refutado. Zoe le miró expectante, incrédula y, sobre todo, desconcertada. El enano iba en serio. —Piénsalo, cuatro ojos. Es mejor que esté aquí rodeado de enfermos que de locos. —Oh, Jaque mate.
La mirada de Hanji pasó de Irvin a Rivaille y de Rivaille a Irvin, a ambos los miraba con una expresión confundida, y es que aún guardaba la ligera esperanza de que no iban en serio, que era una broma. Pero los semblantes serios e inmutables de ambos le reafirmaban lo contrario. Al final, terminó rindiéndose.
Echó la cabeza hacia atrás y comenzó a maldecir en voz baja, mascullando cosas sin sentido y una que otra palabra obscena, clavando los ojos en el techo; todo ante la expectante mirada azulina del director. Vio pasar una mariquita sobre el tapiz de la pared—que probablemente entró por la ventanilla abierta—y aprovechó de maldecirla, luego su vista se encontró con un bolígrafo en uno de los tantos lapiceros y lo insultó también. Era un maldito objeto inanimado, siquiera sabía por qué estaba mandando un bolígrafo a la mierda.
Lo peor de todo es que, muy en su fuero interno, muy en el fondo de su corazón donde los sentimientos y las hormonas ganaban terreno, también quería quedarse con el muchacho.
Y seguía siendo una locura…
—Bien, tú ganas, quédate con Eren. —se encogió de hombros, resignada. Ya no valía la pena seguir discutiendo. —Pero ni creas que te voy a dejar criarlo solo, serías un desastre… —Zoe esbozó una sonrisa sincera, e Irvin le devolvió el gesto, agradecido, aliviado.
Hanji dejó escapar un suspiro, mientras notaba cómo Smith se dejaba caer sobre el asiento tras su escritorio con una evidente alegría, pareciera como si la felicidad emanaba de ese hombre. Por su parte, Rivaille no hacía más que mantenerse al margen de hacer algún otro comentario con su habitual expresión seria y de pocos amigos. De todas formas, se veía complacido.
Y, luego de un cómodo silencio donde los tres asimilaban en lo que se estaban metiendo, Zoe recordó algo sobre el mesón del rubio.
—Por cierto, ¿Vamos a cenar comida china? —preguntó la castaña, alargando el brazo y revisando la bolsa olvidada sobre el escritorio. De inmediato recibió un manotazo de Irvin. —¡Hey!
—Quita tus manos, no es para ti… —aclaró el rubio. Hanji entrecerró los ojos.
—¿Ah, no?—se cruzó de brazos, indignada. —¿Y para quién es? ¿Para el enano? —volvió a señalar a Rivaille con el pulgar.
—Obviamente es para el mocoso, genio. —le restregó Levi en la cara, con el orgullo ligeramente herido por haberlo llamado "enano" dos veces en un día.
—¿Y para qué? Si el hospital les da su porción de cena a todos los pacientes hospitalizados. —preguntó la mujer, sobándose la mano golpeada por el rubio y haciendo pucheros.
Smith sonrió.
—Porque no voy a permitir que Eren se alimente con comida del hospital…
—¡Oh! Y tu concepto de buen padre radica en darle comida chatarra ¿No? —en ese momento, una batalla de miradas entre Irvin y Hanji comenzó a reñirse, con un único espectador, Rivaille, quien no apoyaba a ninguno de los dos, porque, sencillamente, no le interesaba. En realidad, ambos eran algo patéticos.
En ese momento, Sasha hizo acto de aparición, deteniendo por instantes la pelea que se llevaba a cabo.
—Doctora Hanji, el paciente Eren Jeager acaba de hablar… —todos se le quedaron mirando con cierta sorpresa, mientras observaban a la muchacha en la entrada; el rubio con una expresión anonada, la castaña con una boba sonrisa en el rostro y el moreno con una mirada indescifrable. Esperaron a que dijera algo más en lo que la chica seguía parada bajo el marco de la puerta. Braus entendió el mensaje y prosiguió. —Dice… dice que tiene hambre…
Irvin y Hanji se miraron por escasos segundos, para luego salir corriendo de la oficina del director directo a la habitación del chico con bolsa en mano, seguidos únicamente por Sasha, en tanto Levi prefirió quedarse en el despacho de Smith.
Al final, resultó ser que a Eren no le gusta la comida china.
Aquí el final de ésta primera parte. Realmente no soy buena en los capítulo introducción, pero espero que lo hayan entendido y que haya satisfecho sus expectativas.
En fin. Claramente es un fic situado en un universo alterno con algo de OoC. Realmente quiero mantener las personalidades intactas, pero Eren y Levi tiene personalidades tan únicas y complicadas que se me va a hacer difícil. Espero poder lograrlo, a lo menos, a medias.
Anyway, un poco sobre la(s) enfermedad(es) de Eren:
Trastorno de Ansiedad generalizada: Se refiere a la situación en la que el individuo experimenta una ansiedad constante y a largo plazo, sin saber su causa. Estas personas tienen miedo de algo, pero son incapaces de explicar de qué se trata. Debido a su ansiedad no pueden desempeñarse en forma normal. No logran concentrarse, no pueden apartar sus temores y sus vidas empiezan a girar en torno a la ansiedad. Esta forma de ansiedad puede, al final, producir problemas fisiológicos. Las personas que padecen del trastorno de ansiedad generalizada pueden comenzar a sufrir dolores de cabeza, mareos, palpitaciones cardiacas o insomnio.
Trastorno de pánico: es un trastorno de ansiedad en el que la persona afectada sufre repetidos ataques súbitos de terror en ausencia de estímulos externos que puedan desencadenarlos. Los episodios frecuentes de terror acompañados de un fuerte estado de ansiedad se denominan ataques de pánico o, en algunos casos, ataques de ansiedad o crisis de ansiedad.
Como ven, estos dos trastornos van de la mano, o normalmente es así.
Bien, sobre la actualización... no sabría decirles, la musa es caprichosa y viene cuando se le da la gana. Pero trataré de subir cap. lo antes posibles.
En fin, espero que les haya gustado.
¿Un review? ¿No? Bueno, igualmente se te agradece el que te hayas tomado la molestia de leerlo ;).
Nos leemos en el siguiente cap.
Crosseyra.
