Quiero aclarar que nada es mío, sólo la absurda historia, los personajes son de Rowling para mi pesar =(.

-Rebeldías.-

Sí, en definitiva hoy mismo dejaría la prisión en la que vivía, bajo las reglas de esos decrépitos viejos, los cuales, evidentemente estaban celosos de toda ella y no la dejaban en paz, lo único que querían era joderle la vida. Agitó la varita en un movimiento y toda su ropa se encogió debido al diminuendo que había lanzado, la metió en una maleta, la cual también sometió al mismo encantamiento y la metió en su bolsa sin fondo. Estaba harta de ser la buena niña, la hija perfecta, la chica que nunca desobedeció las peticiones de sus padres. Se cansó de pintarse los labios de color rosa. Bajó por las escaleras y salió por la puerta de enfrente, dando un sonoro portazo. Sus padres ni se inmutaron porque pensaron que volvería.

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Caminaba por el Londres muggle, a paso apresurado. Malfoy vería a uno de sus clientes fuera de Borgin & Burkes en exactamente 3 minutos y él no era de las personas que esperaban, miró el reloj de nuevo, 7:58 am, al menos ya estaba en el Caldero Chorreante. Comenzó a correr y se detuvo al inicio del callejón Diagón y se apareció en donde debía de estar, quedándole 1 minuto y medio de sobra. A las 8:00 am, el señor Vandervir se apareció, después de caminar hasta alguno de los establecimientos del callejón Knockturn, ambos se estrecharon la mano, al parecer había aceptado el trato. Vandervir se retiró y él caminó hasta el Caldero Chorreante de nuevo, para pedir un trago de whiskey de fuego. Podría ser temprano, pero el día definitivamente sería largo.

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Caminaba dando zancadas lo suficientemente largas, ella tenía dinero y un trabajo, pero ahora tendría que encontrar un lugar donde quedarse, un departamento cerca del Caldero Chorreante, o al menos uno que tuviera una chimenea para conectarla a la red Flú. Ya habían pasado varias horas desde que había comenzado su frenética búsqueda de un nuevo hogar, pues ya no había vuelta atrás. Miró el reloj de pulso, eran las 12:00 pm, debía almorzar. A lo lejos miró una bonita cafetería, caminó hasta ella y se sentó en una de las mesas. Se colocó unos grandes lentes de sol, de esos que cubrían la mitad de su rostro, pues el sol le parecía molesto en ese ángulo. Espero que llegara el mesero a sucumbir su orden, estaba hambrienta. Al pasar unos minutos, en su mesa se colocó un sándwich y un café bien cargado, ella bebió un sorbo y sintió como el cansancio se esfumaba. Miró a la calle distraídamente y miró una singular cabellera adentrarse al local en el que estaba ella. Sabía perfectamente quién era, y por si fuera poco, su primer reflejo fue taparse la cara con la carta que había olvidado el despistado mesero, eso llamó la atención del rubio y caminó con paso seguro a la mesa donde se encontraba la castaña, la miró con interés y se sentó en la silla libre.

-¿Hola?- dijo con una ceja alzada y la castaña bajó la carta y lo miró con odio, casi repulsión.

-¿No te han dicho que acosar a las mujeres es una falta grandísima de respeto?- Le escupió.

-Mi intención no es acosarte, adorable mujer.- Le dijo casi burlándose de ella y ella era Hermione, a Hermione no le gustaba que se burlaran de ella.

-Oh- articuló y bajó los grandes lentes de sol para ponerlos sobre la mesa.- Pues no veo la hora para que te largues, Malfoy.- Sonrió. Draco se quedó estupefacto. Llevaba los labios tan oscuros y un sombrero gigante, un sueter color ocre, sobre una sencilla playera blanca. -G-ranger.- Apenas pudo decir en forma de saludo, la observó directamente a los ojos.

-Pues que pena.- esculcó en su bolsa para poner el dinero de la cuenta sobre la mesa.- Pero, me parece que tengo que irme, como siempre, ha sido un gusto, Malfoy.- Se le llenó de sarcasmo la boca y arrastró las sílabas al decir su nombre, tal como su antiguo profesor de pociones lo hacía. Se levantó y caminó con paso seguro, como el de una supermodelo. Llevaba puesta una falda larga, por enfrente le llegaba unos 20 centímetros debajo de la rodilla y por atrás era más debajo de los tobillos, color guinda. A Draco casi se le caía la boca al suelo, nunca había visto una Granger tan distinta a la empollona ,comelibros, rata de biblioteca que solía pasear por los pasillos de Hogwarts. Granger había dejado sus lentes ahí, Draco los tomó con asco y se los puso en uno de sus bolsillos. Se levantó de donde estaba y se fue al callejón más cercano, tenía que contarle a Zabinni.

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-¡Como te digo, Zabinni! Hasta parecía hija de Snape.- le miraba al ojiazul, con una mirada desconcertada.

-¿Granger, la insufrible sabelotodo?- Le miró con una sonrisa en su rostro.

-Sí, sí. Ella misma.-

-¿Igual de oscura, también?-

-Sí, con labios casi negros y ropas ridículas.-

-¿Seguía estando buena?- Sonrió.

-¡Qué asqueroso eres, Blaise!- Levantó la voz y el moreno soltó unas carcajadas.

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Y aún seguía teniendo la misma costumbre, irse a relajar a la mesa más recóndita de la biblioteca más vieja de todo el Londres mágico, tomó uno de los libros de las estanterías y sobó el lomo con cariño, desempolvó un poco el ejemplar y lo abrió. Si bien nunca le habían interesado los dragones, hoy no veía algo más interesantes que ellos. "Dragón, del latin, Draco" recordó a los ojos del color del mercurio con un poco de rabia, él nunca dejaría de ser el idiota de la generación. Se estremeció al escuchar su nombre en un susurro. Miró por todos lados y vio unos ojos verdosos, que se clavaban en ella. Era un chico blanco como la nieve, de cabellos cafés más oscuros que los de ella, cabellera larga y revuelta, atractiva. Facciones finas y a la vez rudas… Desde que salió del colegio, lo veía ahí cada que visitaba la biblioteca, en la misma mesa. Lo recordaba de Hogwarts, puesto que él, junto con Malfoy y ella fueron los premios anuales. Los más listos. Theodore Nott, un slytherin callado, apuesto, culto y un sinfín de cualidades. Bajó la mirada y tomó su bolso, caminó a la mesa de Nott y se sentó en ella.

-Disculpa la impertinencia, Nott.- Le miró a los ojos

-No te preocupes, Granger.- Le miró sin expresión alguna

-¿Porqué me miras?-

-¿Y por qué no?-

Levantó una ceja en forma de desentendimiento. Cerró el interesante libro para mirarlo sólo a él. Ella sólo intentó escapar de alguna manera, pero los reconfortantes ojos de Theodore la hipnotizaron por unos segundos, o quizá minutos.

La respuesta tan escueta de Nott la dejó perpleja, después de todo él tenía la razón, se sintió tonta por unos momentos. Sí, ella podía ser la persona más orgullosa de todas, pero esta vez, la serpiente castaña le había ganado, suspiró rendida y se dispuso a retirarse. Se levantó y no dio más de tres pasos para volver a escuchar la aterciopelada voz de Theodore.

-Sal conmigo, Granger.-

-¿Es acaso una orden?-

-No, sólo que no dejo la posibilidad de negarte.- Hermione no pudo evitar sonreir. Esperó a que él se levantara para caminar junto con él.

-¿deberé de llamarte Theodore?-

-Sólo si tu lo deseas, Hermione.-

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Hola :D, es mi primer Dramione D: y pues, realmente quiero que quede claro que será DRAMIONE, al inicio tendrá una relación con mi adorado Theo Nott, para meterla al mundo de las serpientes. La historia se situa en un post hogwarts, los padres de Hermione recuperaron la memoria y se regresaron después de que todo terminara.

Porfavor, reviews, críticas constructivas de preferencia. No es mi primer Fic, pero, será mi primer fic largo, así que necesito consejos :3, gracias.