Hola chicas, es un gusto estar de nuevo aquí con ésta nueva historia. La inspiración surgió mientras estaba en un hospital xD sirvió de algo estar ahí. De verdad espero que me acompañen en este proceso y que me digan sus sugerencias opiniones y así. Todos sus comentarios me motivan a seguir adelante así que los estaré esperando. Les mando un gran abrazo y muchos besos. La narrativa será en primera persona, principalmente Sakura y Shaoran aunque me imagino que habrá alguno que otro narrado por otro personaje (¿) uwu. La historia la estoy haciendo mientras se me ocurra algo pero la idea principal ya está.
1.- Recuerdos.
Sakura
Es un nuevo día, el sol pega en la traviesa abertura de las cortinas en mi cuarto, es imposible no ignorarlo. Me he levantado minutos antes de que suene la alarma, me doy el lujo de estirar un poco mi cuerpo y recobrar sentido. Con la misma lentitud y monotonía me dispongo a tomar la ducha, al salir de mi cuarto puedo percibir el olor de la cocina, mi hermosa madre haciendo el desayuno y lo más probable es que mi padre este a lado de ella ayudándole o leyendo el periódico. La casa es un menos ruidosa desde que Touya se ha ido de intercambio por un año, al menos ya no inicio mis mañanas peleándome por el baño, aunque debo admitirlo que lo extraño… solo un poco.
Entro al baño, me desvisto y toco mí cuello para poder despojarme de la pequeña cadena de oro que hay en él, tiene un pequeño dije en forma de la flor de cerezo.
¿Por qué es que lo cuido tanto? Me pregunto, pero la respuesta ya la sé.
El baño es refrescante, la sensación del agua recorrer mi cuerpo siempre alegra un poco mis mañanas. Hoy, como todos los días tendré que ir al hospital a tomar algunas clases para después hacer guardia, creo que este día me toca junto a Yamazaki, así que no será tan aburrido.
Lo siguiente es más rápido de hacer: tomo el collar, me lo pongo, me limpio y me cambio con mi traje representativo; un pantalón blanco, zapatos blancos, una linda camisa rosa pálido. Arreglo mi cabello y me doy cuenta que cada vez es más largo llegando por debajo de mis hombros y opto por solo hacerme una media coleta, brilla tanto y me alegro de haber decidido dejarlo crecer así. El maquillaje es discreto pero lindo con el protocolo de primero un poco de polvo, rubor y en mis ojos rímel, lo suficiente para resaltar el color de mis ojos, verde esmeralda y por qué no, también perfume.
Por último es ponerme mi casi obligatorio reloj, tomar mi celular y la mochila que está en mi pequeño escritorio. Pronto bajo y mis padres me saludan con unos buenos días y les respondo animada.
-¿Hoy de nuevo irás al hospital?- Pregunta mi papá mientras acomoda mi plato al parecer él ya termino, hoy son hotcakes.
-Sip. Llegaré tarde, pero saben que Tomoyo me trae.- Doy un pequeño mordisco a esos hot cakes.- Saben demasiado bien.- Sonrío como niña.
-Me alegro que te gustaran, cariño.- Mi madre sonríe comiendo a lado de mí. Mi padre se levanta de la mesa para después despedirse para ir al trabajo. Deposita un lindo beso en los labios de mi madre, debo admitir que sus muestras de cariño me incomodan, después a mí me da un en el cachete y finalmente desaparece.
-¿Todo va bien con el trabajo de mi papá?- Pregunto aun degustando mis hot cakes y tomando café.
-Sí, al parecer el hospital vuelve a tener más pacientes. No puedo esperar a verte a ti como una futura doctora, Sakura.
El comentario de mi mamá me hace sonrojar. Después de todo, Touya y yo habíamos decidido seguir los pasos de mi padre, estudiar medicina.
-Ser directora de un hospital no son mis metas, sabes que me gustaría ser más pediatra al cien.- Finalmente he terminado y levanto mis platos hacia el fregadero.- ¿Touya te ha llamado?
-Sí, ayer en la noche solo por unos minutos, dice que Europa es mucho más cálido de lo que pensó.
-Claro, Madrid siempre lo es.- Sonrío.- Ojalá le vaya excelente.
-Esperemos y sí.- Declara mi madre. Rápidamente lavo los trastes que he usado, subo para cepillar mis dientes y me despido de mi madre con un beso, ella como siempre me desea un lindo día.
Aún son las 7:00 am, duras penas se puede percibir que el amanecer está a punto de suceder. Camino, ya que aún no tengo suficiente dinero para tener un carro, por suerte la parada de autobús está cerca. Quizás y pasaron 10 minutos para que pasara. Me subo y tomo un asiento que este a lado de la ventana.
Mi vida se había vuelto un poco monótona, siempre hacia lo mismo, como un ritual que tenía que seguir. Aunque siempre había sido tranquila, desde hace dos años, el tiempo que tengo estudiando medicina se hacía más notorio lo común que era.
A lo mejor me acostumbré a las emociones del instituto.
Mierda. Ahí estaba de nuevo, recordando.
Tratando de desviar mis pensamientos opte por escuchar un poco de música en el celular y dedicarme a observar desde la ventana. En cada parada veía a algunos estudiantes hasta que finalmente vi a una chica con el uniforme del instituto donde yo estaba. De nuevo, los recuerdos me estaban atormentando.
Ella se subió, obviamente, porque yo hacía lo mismo. Era inevitable para mí no poder mirarla de reojo. Me había desecho del uniforme, realmente ya no quería nada que me recordara a él y bueno aquí estoy viéndolo. Observo de nuevo por la ventana y capto mi reflejo.
¿Él seguirá ahí?
Inmediatamente le subo al volumen a mi celular, así ignoraría el ruido de mis pensamientos.
Ya han pasado tres años.
Entonces vuelvo a recordar.
-0-
Hoy había clase de historia, después cálculo integral y finalmente literatura japonesa. Debo admitir que no es mi favorita, pero él la hace mucho más ligera. Me encanta verlo sin que él sepa, aunque lo he atrapado observándome es una relación que solo nosotros dos sabemos.
Me encontraba con Tomoyo, mi dulce amiga, debajo de un cerezo disfrutando del receso y el aire primaveral.
-Sakura ¿A qué hora es tu examen de admisión?- Pregunta curiosa- El mío es las 9:00 am.
-Oh.- Mastico rápido mi pan dulce.- Es a las 11:00 am ¿Por qué?
-Me estaba preguntando si después de ahí íbamos a un Karaoke con los chicos, ya sabes para despejarnos de tanto estrés. Yamazaki, Rika, Naoko y Chiharu irán.
-Claro.- Sonrío ampliamente.- Tenemos que ir.- Suspiro.- Estoy nerviosa, todos queremos presentar en la misma facultad y me pondría triste que alguno de nosotros no fuera admitido.
-No te preocupes.- Tomoyo me regala la más sincera de las sonrisas.- Hemos estudiado por montones, sería ilógico si no quedamos, además ya te dije que seré tu enfermera personal.- En esa última oración puedo percibir el tenebroso brillo de sus ojos, está emocionada y yo igual. Deseo tanto ser una futura doctora y tener a Tomoyo conmigo.
-Estoy soñando por vivir eso.- Sonrío.- Tomoyo, hoy quería hablar contigo de algo.
Tomoyo percibe el gran sonrojo en mis mejillas.- ¡Sakura! Me asustas ¿Qué pasa?- Dice con evidente preocupación.
-H-Hoy a la salida, te confesaré un secreto que es muy preciado para mí, y si te preguntas porque hasta la salida es por las clases.- Sonrío tímida y Tomoyo como loca comienza a rogarme que le cuente ese gran secreto, zarandeándome de un lado para otro pero mantengo mi firmeza en cuanto a mi decisión. Gracias a Dios la campana me había salvado, me tuve que despedir rápido dejando a Tomoyo haciendo un gran berrinche. No tomamos las clases juntas este último año.
Animada subo las escaleras para el segundo piso, en realidad, no iré a clases ya que el maestro aviso que no iría. Pasando entre los demás estudiantes saludo a los que se me hacen conocidos y sigilosamente me escabullo a la enfermería. Sin dejar que nadie más me vea y al entrar ahí está el de espaldas.
Mi corazón no deja de latir como loco, quizás por la adrenalina pero le adjudico la culpa a este gran amor. Silenciosamente le pongo el seguro a la puerta y él por fin ha notado mi presencia, se gira para verme y ofrecerme su cálida sonrisa.
-H-Hola.- Digo tímida.- ¿Me tardé mucho?
-Claro que no.- Se acerca a mí y en cada paso que da parece que el tiempo se detiene y finalmente me envuelve en sus brazos donde puedo inhalar el varonil aroma de su colonia.
Él es el maestro Tsukishiro.
-Te extrañé.- Susurra en mi oído haciendo que lo voltee a ver y es ahí donde nuestros labios se unen. Puedo sentir en mi mejilla como algunos de sus mechones plateados se posan. No es suficiente para su cabello estar amarrado en forma de coleta, siempre se escapan de ahí. Como siempre, nuestros besos son tímidos, amorosos, suaves y seductores hasta que por fin nuestra falta de aire hace que nos separemos. A pesar de tener un año así, aún no me acostumbro sigo sintiéndome apenada y él lo nota.
-Adoro cuando te sonrojas hasta las orejas.- Sonríe tranquilo haciendo reír esos hermosos ojos cafés.- Agradezco que hayas venido, pequeña Sakura.
-0-
Así es, yo mantenía en secreto una relación prohibida con el maestro de Literatura Japonesa. Yukito Tsukishiro. Un año y meses teníamos así y pronto terminaría el escondite ya que me graduaría en unas semanas y por fin nosotros podíamos tener la relación que tanto anhelábamos.
O almenas eso creía yo.
Volviendo a la realidad, indique mi parada al chofer y baje serena tratando de olvidar aquello que recordé. Sin dejar de escuchar música seguí caminando, el hospital estaba aún a unas cinco calles. Por esa razón detestaba no tener auto, así no tendría que caminar.
La caminata en vez de tranquilizarme me hizo hundirme más en mi tormentoso pasado. Recordando de nuevo aquello que pasó en ese día.
-0-
Después de haber compartido ese beso, nos sentamos en dos sillas que había en la enfermería a platicar sobre cómo había sido nuestro día. Yuki me contaba sobre su trabajo administrativo y el cómo el director estaba tan contento por su desempeño ya que, misteriosamente, la mayoría de los alumnos a los que le daba clase habían mejorado sus notas en la clase que él daba. ¿Y cómo no? Si era imposible no prestar atención ante su catedra. Yo solo me limitaba a decirle mis incertidumbres sobre mi futuro, el de mis amigos y muy tercamente del nuestro.
No era que yo estaba desesperada por gritarle al mundo lo mucho que lo amaba, bueno sí, pero él siempre permanecía sereno y hasta un poco distante cuando le cuestionaba de eso. Incluso no contaba mucho sobre su familia, pero eso, en ese momento nunca me importó.
Porque pensaba que después me presentaría a su familia.
-Sakura.- Habla con esa voz varonil y suave sacándome de mis inseguridades.- ¿Crees que nuestro amor pueda hacer milagros?- Observaba mis manos, para después depositarles pequeños besos.
La manera en que lo hizo me extraño un poco, sonaba melancólico como si quisiera decirme algo más.
-Claro que lo creo.- Le brindo la más sincera sonrisa.- El amor hace milagros muy grandes.
Yukito solo se limita a sonreír ante mi respuesta infantil. Ahora besa mi frente. Solo pienso que este día ha habido muchos besos.
-Yo también lo creo.
Nuestra pequeña cita in fragantti fue interrumpida por la llamada del director a su celular. Así que optamos por salir de ahí, uno después del otro. Nos despedimos con un abrazo y otro beso. Yuki iba a salir primero pero cuando estaba a punto de cruzar la puerta fue inevitable preguntar.
-¿Estás seguro de que no hay algo más que contar?- Pregunte insegura e ignorante de mis intenciones. Sus ojos se impresionaron un poco pero después recuperaron la serenidad de siempre.
-No, todo está bien, de verdad.- Sonríe y quedo un poco inconforme pero aun así nos despedimos, veo como se marcha y me dispongo a acomodar las sillas cuando de repente vuelven a abrir la puerta de la enfermería. Me asusto porque pensé que era alguien más que pudo habernos descubierto pero era él de nuevo. Me jalo del brazo para volverme a abrazar, esta vez con más fuerzas como si no quisiera soltarme nunca.
-Nada de esto es mentira.- Me abraza aún más, recorriendo sus manos por mi cintura.- Te amo más que nadie, pequeña Sakura.
Y mi corazón, sentimientos, pensamientos e inclusive las piernas se encontraban fuera de lugar. Nunca antes me había dicho que me amaba.
Rápidamente me dejo ahí, atónita y feliz por lo que paso.
Cuando regrese a clases solo espera estar en la suya, aunque no nos veíamos después de clase hoy quería hacer la excepción y por supuesto con más ganas quería contarle a Tomoyo todo lo que había pasado. Ella sería la primera en saber. Yukito entro al salón y se limitó a dar la clase y una que otra vez me dirigía una mirada y yo a él. Cuando por fin se acabó y todos los demás de habían ido, fui a la sala de maestros Yukito siempre era el último en irse quizás y lo alcanzaba solo.
Con el corazón emocionado caminaba hacia mi destino, cuando estaba enfrente de la puerta a punto de entrar escuche su voz y la del maestro Nakamura.
-Y dígame usted joven Yuki ¿Tiene novia? Ya ve, todas las niñas de la escuela están tan entusiasmadas a su presencia.
Yukito solo se limitó a reír un poco.
-Son unas niñas. Yo tengo 24 ¿Cómo podría fijarme en una de ellas? Además…
-¿Además qué?- Pregunto el maestro Nakamura
Yukito hizo una pausa demasiado larga. Hasta yo estaba a la expectativa.
-Me acabo de comprometer con mi novia.
Mi pequeño mundo se vino abajo. Mis manos sudaron frio al escuchar eso y una punzada en mi corazón se enterró para quedarse. No me faltaban ganas para abrir la puerta y encararlo pero mi valentía se escurrió entre mis piernas que estaban estáticas, ni siquiera podía moverme sin pensar en caerme. Y lentamente una lagrima cayo por mi mejilla, una y otra y otra más. Estaba llorando sin poder sollozar, apreté fuerte mis labios para evitar soltar alguno. Acaricie mi cuello y sin pensarlo rompí la cadena que tenía. Ese collar me lo había dado.
Me fui corriendo de allí, tirando ese collar en la puerta.
Para que supiera de mi parte, que todo había terminado.
-0-
Al fin había llegado al hospital. Era demasiado grande y de prestigio. El hospital Tomoeda uno de los más importantes en nuestro país y afortunadamente nuestra escuela estaba encargada de casi todas las áreas con estudiantes de la facultad aunque los únicos en coincidir con horarios era la futura enfermera, Tomoyo y el futuro médico el exótico de Yamazaki.
Venir al hospital era lo único que me animaba, hacia lo que más amaba, que era ayudar a las personas todo lo que pudiera, aprender de ellas y sobre todo salvar vidas. Llegué primero al área de recepción para poner mi hora de llegada y colocarme mi bata y a lo lejos pude ver a Tomoyo acercarse.
-Hola, Sakura.- Dice animada.- ¿Cómo has amanecido?
En nuestra facultad existían tres tipos de carreras. Enfermería, psicología y medicina. Tomoyo había optado por enfermería, mientras que Rika y Naoko psicología y finalmente Chiharu, Yamazaki y yo medicina.
Tomoyo simplemente se veía divina con su traje de enfermera, y no era pasado por alto por los demás. Todos los chicos, incluso los doctores la observaban pícaramente, pero ella solo se limitaba a mandarlos muy lejos.
-Amanecí muy bien.- Sonrío, porque era verdad, incluso después de haber recordado lo pasado con Yukito.- Este día me quedaré hasta la noche ¿y tú?
-Por supuesto, tenemos muchas cosas que hacer, al parecer las infecciones estomacales están de moda en este verano y la sala de urgencias está repleta de niños pequeños.
-Ni que lo digas.- Ambas comenzamos a caminar en el pasillo.- Hoy tendremos una junta con el nuevo jefe de pasantes ¿tú sabes quién es?
-No.- Hace un gesto pensante.- Pero he sabido por las chicas que es un doctor muy joven y guapo.
-Solo espero que si está muy guapo sea igual de amable, el antiguo jefe era tan tajante.- Suspiro cansada.- Te veo luego ¿sí?
-Claro, en el almuerzo.
Nos despedimos en el pasillo, Tomoyo no está en la misma área que yo, las adjuntas de enfermería toman las clases en otro modulo mientras que nosotros del otro lado del hospital. Saco mi celular para ver la hora y por más patético que sea admito que aún tengo una foto de Yukito y mía de protector. Recuerdo que ese día él me regalo este collar y estaba tan emocionada que le rogué por una foto juntos.
Me odio, digo que lo quiero superar y aún tengo esto
Como una total distraída camino sin dejar de ver mi celular inmersa en mis propios pensamientos tóxicos cuando de pronto choco con alguien, cayéndome y también mi celular.
-¡Oh no!- Una voz varonil y notoriamente preocupada resuena en el pasillo.- Perdóname, no me fije por donde caminaba.- Amablemente el hombre misterioso me tiende su mano mientras trato de asimilar el dolor de mi trasero.
-N-No pasa nada.- Digo negando su toque.- Puedo levantarme sola.
Al voltear a verlo, pude sentir como el tiempo se paró unos instantes. Era exageradamente atractivo. Sus ojos cafés con un singular brillo dorado los hacían hipnotizan tés junto con esas pestañas largas y pobladas cejas que los resaltaban sobre cualquier cosa, no se diga sus facciones masculinas y su cabello castaño medianamente despeinado. Por su bata blanca, deduje que era un doctor.
¿Desde cuándo había doctores así de guapos aquí?
Cuando al fin pude levantarme él se limitó a sonreírme casualmente, hasta que se dio cuenta que mi celular estaba a sus pies.
-Mira, aquí está su celular, señorit—
Su voz paro de golpe, cuando él recogía mi celular, me preocupé pensando que quizás se había lastimado la columna o cintura.
-¿D-Doctor? ¿Está usted bien?
-¿Él es tu novio?- Lo dijo secamente mostrándome mi protector de pantalla. Sentí que mi rostro se hacía de mil colores. ¿Qué hacia el preguntándome ese tipo de cosas? Su mirada seguía estoica ante mí, causándome nervios y sin poder hablar.
¿Desde cuándo no me pasaba esto?
-Por favor, responda.- Una vez más su varonil voz. A lo que solo me limite a arrebatarle mi celular como una niña tonta a la cual le habían descubierto lo peor del mundo. Pero por alguna extraña razón me vi obligada a decir la verdad.
-E-Es mi ex novio.- Mi voz cada vez se hacía más tenue.- Disculpe, me tengo que ir.
No tuve tiempo de examinar su reacción por la rapidez en la que hui de ahí, pero pude darme cuenta que tenía una expresión como si hubiese recibido una gran sorpresa.
¿Quién diablos es él?
