Exención de responsabilidad: Ni One Piece ni sus personajes me pertenecen, son propiedad del buen hombre de Eiichiro Oda.
Nota de autor: Este es una especie de tributo al fic 'Triangulation' de Gibson 1959 Les Paul, me he inspirado en él. Lo hago porque la idea me encantó, es decir, las parejas LuNa y LuRo son mis favoritas, y ambos fics expresan muy bien como pienso yo acerca de dichas parejas.
'Triangulation' es un fic incompleto, se dejó hace ya mucho tiempo y no tiene pinta de que se vaya a finalizar (aunque nunca se sabe). Escribiré esta historia, que será de máximo 5 capítulos, con la base de dicho fic pero utilizaré mis propias ideas y claro está, mi forma de escribir.
Espero que os guste, y agradecería inmensamente favs y follows porque me motivarían a seguir escribiendo esta apasionante historia (básicamente porque me está costando mucho expresar de manera correcta los sentimientos de cada uno de los personajes). Pero sin duda los reviews serían de mayor ayuda sobre todo si he cometido algún error, tanto gramatical como de cualquier otro tipo (todos serán bien recibidos), al fin y al cabo, este fic es tan vuestro como mío.
Sin más que explicar, disfrutad de este primer capítulo en el que tanto cariño he puesto.
Pd: No olvidéis decir cómo creéis que acabara este triángulo amoroso, a ver quién lo consigue adivinar.
Capítulo 1: Los sentimientos de Robin
"Estoy enamorada de Monkey D Luffy" Se dijo Robin para sí misma con una tímida sonrisa mientras se frotaba el cabello bajo la ducha.
…
Remontémonos al comienzo del día.
Los primeros rayos de sol se asomaban por las ventanas del cuarto de las chicas despertando a la arqueóloga de los mugiwaras, era el segundo día tras dejar la isla Gyojin y ya estaban en el Nuevo Mundo dispuestos a cumplir sus sueños.
Robin abría lentamente los ojos observando enfrente de ella a Nami durmiendo plácidamente, tras haberse reunido después de dos años todo iba genial. Cada uno de los mugiwaras había cambiado mucho físicamente pero en general seguían con la misma personalidad de antes de separarse, lo que les había sorprendido la actitud de su capitán. No había cambiado nada después de la Guerra de Marineford. Luffy seguía siendo el capitán de siempre, risueño, despistado, hambriento, juguetón y seguro de sí mismo y de su tripulación.
A Robin le sorprendió un poco verlo tan cambiado. Había dejado de ser ese chico delgado, estaba más alto, sus músculos estaban mucho más marcados, su pelo había crecido un poco, se podría decir que ahora sí que parecía un hombre… aunque con la mentalidad de un niño. Pero a la arqueóloga le encantaba todos sus cambios, bueno, todos menos uno, la dolorosa cicatriz que cubría su pecho era un amargo recordatorio de todo lo que tuvo que pasar el morocho sin ella a su lado… Sin la tripulación a su lado.
"Es gratitud lo que siento hacia él, nada más…" Se repetía una y otra vez Robin mientras miraba al techo de su habitación. Llevaba diciéndose lo mismo desde hacía mucho tiempo, pero desde que se reencontraron sus sentimientos eran como el sentido de orientación de Zoro, confusos. De repente un recuerdo abordó su mente.
Flashback
Viendo como rocas y columnas se desplomaban a su alrededor, Robin se dio cuenta de que su vida llegaba a su fin. Lo había intentado pero eran demasiados los obstáculos que se interponían entre ella y su sueño, este había sido su destino desde el principio. Después de veinte años de huir, esconderse, de decisiones moralmente dudosas, solo con el sueño de descubrir el 'siglo vacío'. Había hecho cosas horribles, cosas que le hicieron creer que el nombre de 'niña demonio' era totalmente merecido… Y este era su merecido final.
-¿Pero qué crees que haces?- Dijo Robin al verse cargada al hombro por chico que acababa de derrotar a Crocodile. Sí, el chico que debería estar medio muerto y sin poder moverse, ese mismo. -¡No tengo ningún motivo para seguir viviendo! Por favor… solo déjame aquí- Pidió la pelinegra, estaba claro que el capitán de los sombrero de pajas la entregaría a los marines.
-¿Por qué tendría que escucharte? Mientras yo esté delante, nadie morirá- Respondió simple y serio.
"¿De verdad que me va a sacar solo por eso? ¿Es que acaso no recuerda que yo he sido la subordinada del tirano que ha provocado todo esto?" Pensó Robin porque no se creía lo que estaba ocurriendo. Es decir, el cuerpo del chico estaba cubierto por sangre, acababa de ser envenenado y a pesar de ello, había vencido a Crocodile. Y como si fuera una broma estaba cargando con dos personas, es plausible que quisiera salvar al rey… ¿pero a ella? ¿Por qué se estaba arriesgando tanto por una desconocida?
Fin del flashback
Queriendo dejar ese recuerdo atrás, sacudió la cabeza y se sentó en la cama. Los recuerdos en los que Luffy y los demás la había salvado y dado una oportunidad más de vivir, se repetían una y otra vez desde que se volvieron a reunir. Una pregunta que no había querido decir en alto estos dos últimos años, estaba ocupando cada rincón de su mente a estas alturas.
La brisa fresca de la mañana se colaba por una ventana que estaba medio abierta la hizo taparse otra vez y acurrucarse entre las sabanas, y al mismo tiempo que un buen recuerdo hacía eco en su mente.
Flashback
-Monkey D Luffy, ¿no te habrás olvidado de lo que me hiciste, verdad?- Preguntó Robin con una sonrisa indescifrable confundiendo al joven capitán. La reacción del resto de la tripulación no fue para menos, nadie entendía qué hacía ella en su barco.
-¡Oi Luffy, maldito! ¡¿Qué demonios le has hecho a esta hermosa señorita?!- Gritó un rubio con las cejas en espiral mientras zarandeaba al pobre chico que ahora estaba más confuso.
-¿Pero qué? ¡Yo no te he hecho nada!- Protestó Luffy sin hacer el mínimo caso al rubio.
-Sí que lo hiciste, me hiciste algo terrible- Volvió a increpar la pelinegra. -Y tienes que asumir la responsabilidad de tus actos- Estás palabras dejaron a los tripulantes con distintas reacciones: La pelinaranja y el espadachín esperaban cautelosamente cualquier signo de hostilidad, el nariz larga se encontraba arrastrándose por el barco mientras hablaba a través de un megáfono, y un pequeño mapache se escondía detrás del mástil.
-No sé de qué estás hablando. ¿Pero qué quieres de todos modos?- Preguntó él un poco molesto.
-Déjame unirme a tu tripulación- Contestó como si fuera algo lógico.
-¡¿QUÉ?!- Gritaron todos ante semejante petición.
-En ese entonces, en la tumba real- Recordó la escena de su último encuentro. -Tú me salvaste cuando todo lo que yo quería era morir, ese es tu crimen. Ahora yo no tengo a ningún lugar al que volver, asique… ¿Me permitirías unirme a tu tripulación?-
-Con que es eso. Creo que no tengo elección- Respondió muy calmado. -Bien, te puedes quedar- Añadió sin pensarlo mucho.
-¡LUFFY!- Exclamaron los sombrero de paja. Todos, menos el rubio que brillaba de felicidad, increpaban a su joven capitán.
-Shishishi- Rio Luffy ante la preocupación de sus amigos. -No os preocupéis, ella no es mala persona- Finalizó mientras se seguía riendo.
Fin del flashback
"Ella no es mala persona" Esa frase provocó que los ojos azules de la arqueóloga se humedecieran un poco.
"¿Alguien le había dicho algo así, alguna vez en su vida?" Se preguntó mientras esbozaba una tímida sonrisa. Cuando Luffy le dijo eso, en su voz no había ignorancia, lo único que se podía notar era pura convicción en que lo que estaba diciendo era tan cierto como que el sol sale todas las mañanas. La sonrisa se ensanchó cuando recordó que la mejor decisión de su vida fue embarcarse en esta loca tripulación, la tripulación de un chico de apenas 17 años, un chico que no sabía cuánto le cambiaría la vida.
Al fin y al cabo así era Luffy… Esas sonrisas que ponía en cualquier momento, esa inexplicable fortuna que tenía, su actitud despreocupada y segura ante cualquier situación. Por Dios, en poco más de dos días vio a Luffy estar al borde de la muerte dos veces (la primera con un agujero en el pecho y a punto de morir enterrado, y la segunda envenenado) y sin embargo, conservaba su sonrisa como si nada hubiese pasado… Esa forma de ser cambiaba la vida de todas las personas, pueblos, ciudades e incluso países enteros que se cruzaban en su camino. No tenía sentido que un delgado, risueño e infantil joven pudiera ser también semejante fuerza de la naturaleza, que conseguía aquello que se proponía sin importarle los obstáculos. Y aunque Luffy no se diera cuenta, dejaba una huella enorme en el corazón de cada persona que conocía.
Porque sin duda, él y su tripulación tenían gran parte de su corazón, ese frío corazón que Luffy comenzó a calentar con cada sonrisa, cada tontería, cada cosa que no entendía y ella se lo explicaba… La inmediata fe que había puesto en su persona, su insistencia en que ella era su amiga, todo eso sin pedirle absolutamente nada a cambio. Solo porque ellos creían que ella merecía existir y ella también lo comenzó a creer. Porque confiaban en ella, incluso cuando ella no podía confiar en sí misma. Le dieron la elección de amar y ser amada, no tenía por qué seguir en la soledad en la que se había convertido su vida.
Luffy le dio la oportunidad de ser la nakama que él había visto en ella, le enseñó a ser esa persona. No la mujer solitaria que creía que sería para siempre, ni aquella que traía la oscuridad del mundo con ella, sino la mujer amable y sonriente, una persona amada e irremplazable.
Seguía pensando cuando recordó cómo su capitán y la tripulación habían llegado hasta lo que parecía ser el fin del mundo, solo para rescatarla a pesar de que les había pedido lo contrario.
Flashback
Robin observaba incrédula desde los balcones de la Torre de la Justicia, hasta el edificio de enfrente. Ahí de pie, la figura de su capitán al borde del precipicio, estaba mirándola fijamente como si fuera el héroe de aquellos cuentos que leía de pequeña en la gran biblioteca de Ohara, aquellos cuentos que se obligó a olvidar porque eran totalmente irreales.
-¡ROBIN! ¡He venido a llevarte de vuelta!- Gritó él con una voz que hizo eco en toda la isla y directa a ella. Robin temblaba mientras buscaba las fuerzas y las palabras para, de una vez, hacerle entender.
Hacerle entender que debía irse, marcharse para no volver y dejar que ella les salvara del arma que la había atormentado toda su vida y ahora los amenazaba a ellos. ¿Es que acaso ese idiota no comprendía que no valía la pena arriesgar su vida por ella?
-¡No sé qué es lo que estás pensando! ¡Pero escucha bien, Robin, todos ya estamos aquí!- Continuó hablando el joven capitán para que justo después, el techo del edificio reventara por un tornado y aparecieran Nami y Chopper gritando impulsados por la fuerza de la ráfaga. Pero Luffy seguía mirándola a ella, como si no hubiese nada más a su alrededor.
-Asique vamos a salvarte de todos modos. Si luego sigues queriendo morir, entonces podrás hacerlo. Pero no hasta que te hayamos salvado- Añadió dejando sin palabras a la pelinegra. Ahí abajo otras dos personas aparecieron, el espadachín y el cocinero que enseguida se unieron a los demás en la cornisa del edificio. Y un poco después entró en escena Usopp, volando por encima del edificio.
-Esa es mi única petición Robin- Luffy hizo una pequeña pausa. -Morir o no morir. La verdad es que no me importa lo que decidas… Pero hazlo una vez estés a nuestro lado- Finalizó sin una pizca de duda en su voz.
El resto de los sombrero de paja no vacilaron ni un segundo en apoyar completamente a su capitán. "¿Por qué?" Pensó Robin, después de estos últimos días en los que se había mantenido fría sin mostrar ningún sentimiento, no podía frenar las lágrimas que se iban acumulando en sus ojos nublándole la vista.
-Solo déjanos el resto a nosotros-
La tristeza y la ira se apoderaron de su cuerpo mientras intentaba buscar las malditas palabras para hacerle comprender… ¿Por qué? ¡¿Por qué habían tenido que venir?! ¡¿Es que no sabían el peligro que corrían allí?!
Esa tremenda impotencia y frustración se transformaron en más lágrimas. Ella estaba intentando protegerlos de ella misma, ¿Acaso no lo podían entender?
-¡No lo entendéis!- Gritó para luego explicarles a lo que se enfrentarían si seguían con ella.
-¡Ese arma me lo ha quitado todo y no dejaré que también haga daño a mis nakamas! ¡No importa lo lejos que vaya, nunca podré escapar de mi pasado! ¡Por mucho que quiera estar a vuestro lado, mientras más tiempo esté con vosotros, no podré protegeros de mi enemigo… Porque mi enemigo es el mundo entero!- Dijo sollozando con furia. -Da igual lo bueno que seáis, en algún momento me dejareis de lado para salvaros a vosotros mismos, ¡y eso es lo que más temo! ¡ES POR ESO QUE OS DIJE QUE NO VINIERAIS TRAS MÍ!- Exclamó con todo el dolor de su corazón.
Robin rezó para que eso fuera suficiente, que contando su secreto por fin se darían por vencidos y se marcharían. El silencio se hizo eterno y desgarrador hasta que el despiadado jefe del CP9 comenzó a reír guturalmente, mientras se sentía seguro con sus agentes apostados en el balcón a su lado.
-¡Ella está en lo cierto! Nadie sería tan estúpido como para aliarse con esta mujer- Se burló. -¿Veis esa bandera?- Preguntó señalando hacia arriba, a la bandera del Gobierno Mundial. -¡Esa bandera representa la unión de 170 países alrededor del mundo! ¡Esa es la magnitud de su enemigo! ¡¿Os hacéis una idea de lo insignificantes que sois comparados con su inmenso poder?! ¿Tenéis alguna idea de lo que significa aliaros con esta mujer?- Espetó burlescamente.
Por unos instantes de silencio, ella creía que por fin lo habían comprendido… Hasta que escuchó como Luffy le decía unas palabras casi inaudibles a su amigo enmascarado.
-Ahora entiendo quién es el enemigo de Robin. Está bien, Sogeking-
-¿Si?- Preguntó Usopp, que por alguna razón portaba una máscara.
-Esa bandera…- Indicó apuntando al cielo. -Haz que arda-
-Recibido-
La pelinegra apenas tuvo tiempo a reaccionar antes de que la bandera ardiera con una explosión que se vio en toda la isla. Cientos de piratas y marines en estado de shock eran testigos de tremenda declaración de guerra al Gobierno Mundial.
-¡¿ESTÁS MAL DE LA CABEZA?!- Explotó el jefe del CP9 en incredulidad. -¡¿Te das cuenta de que le acabas de declarar la guerra a todo en Gobierno Mundial?! ¡¿Crees que podrás vivir después de esto?!- Amenazó.
-¡¿QUIERES APOSTAR?!- Rugió Luffy de manera desafiante, su voz resonó en toda la isla e hizo temblar a Robin mientras la miraba firmemente a los ojos.
-¡ROBIIIN! ¡AÚN NO LO HE OIDO DE TU BOCA, ASIQUE DILO! ¡DI QUE QUIERES VIVIR!-
Todas, todas las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo salieron por fin a la superficie. Ese deseo que ella misma se había negado porque todo el mundo se lo prohibía.
-¿Vivir?- Sus labios suspiraron con miedo. Ella siempre había creído que no tenía ese derecho… Tanta gente le había dicho que su mera existencia era un pecado que acabó creyendo que el solo pensar en ello era imperdonable, solo una persona le dijo algo parecido.
"El mar es inmenso, Robin. Un día, sin ninguna duda, hallarás amigos que te protegerán por encima de todo" Robin recordó las palabras que le dijo el hombre que la salvó de ser asesinada por la Buster Call.
Después de tantas traiciones de personas que creía sus amigos, era incapaz de creer en las palabras de Saul. Pero delante de ella tenía la prueba irrefutable de la veracidad de la promesa del gigante.
En el fondo de su corazón, hace tiempo que había comenzado a creer que los Sombrero de Paja serían la familia que tanto se le había negado. Pero ese sentimiento era lo que más miedo le daba en todo el mundo. Por primera vez en esos duros y solitarios 20 años, al fin tenía algo que temía perder, nunca se había sentido tan vulnerable. Se convenció a sí misma de que la única manera de protegerlos era irse para siempre sin tan siquiera despedirse, para no pasar por el dolor de dejarlos ir y finalmente sacrificarse para que estuvieran bien.
"Ten fe en Luffy" La frase que le dijo un derrotado Usopp resonó en su cabeza. "¿Sería capaz de confiar tanto en una persona como para entregarle mi vida?" Se preguntó mientras más lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Y ahí estaban los Sombrero de Paja, diciéndole que no era tan sencillo dejar la tripulación sin el permiso de su capitán, que su vida ya no le pertenecía solo a ella. Entonces se dio cuenta que quisiera o no, ella les pertenecía tanto como ellos a ella. Pensó en lo que le contestaría a Luffy si dejara de mentirse a sí misma, y solo había una posible respuesta.
Dejó de dudar para gritar lo que le pedía cada fibra de su cuerpo.
-¡QUIERO VIVIR!- Tomó un poco de aire. -¡DEJARME REGRESAR AL MAR A VUESTRO LADO!- Suplicó a los cuatro vientos.
Y lo vio, borroso, pero lo vio. La sonrisa determinada de su capitán y la cara de seguridad del resto de sus nakamas.
-Yosh… En marcha-
Fin del flashback
Robin no se dio cuenta pero, durante el tiempo que estuvo recordando, que Nami ya se había levantado y ahora se encontraba cepillándose su larga cabellera naranja. De pronto se percató de un par de lágrimas traicioneras se le escapaban de sus ojos, para su suerte la navegante se encontraba de espaldas y no pudo ver como se limpiaba las lágrimas. Ese recuerdo siempre provocaba que sus sentimientos se volvieran locos y siempre la dejaban con un sabor entre felicidad y amargura.
"Ya no hay ningún motivo por el que llorar" Se dijo en voz baja. Sus nakama la protegerían. Luffy la protegería, como siempre hacía. Seguía en sus pensamientos una voz la sacó de sus pensamientos.
-Oye Robin, ¿estás bien?- Preguntó Nami un poco preocupada pues Robin tenía la mirada perdida.
-Oh, claro- Respondió sonriendo. -¿Te parece si nos vestimos y vamos a desayunar? Lo más probable es que Luffy le esté rogando comida a Sanji- Ambas se rieron.
Se ayudaron mutuamente a elegir qué ponerse y se dirigieron a la cocina.
···
-¡Pero Sanji! Tengo hambre, ¿por qué tenemos que esperar a Robin y a Nami?-
-Te he dicho que vamos a esperar a mis señoritas porque yo soy un caballero. Nadie va a probar bocado hasta que estén ellas aquí- Dijo dando una calada a su cigarrillo.
-Buenos días a todos- Saludaron a la vez las chicas mientras entraban a la cocina. Sanji comenzó a dar vueltas y a saludarlas a la vez que se sentaban.
-Oi Sanji, ya date prisa- Se quejó Luffy sacando la lengua cual perro.
-Aye, aye- Contestó Sanji.
El desayuno transcurrió como siempre, Luffy robando comida y los demás quejándose, Nami y Robin hablando tranquilamente. Robin observaba a Luffy cómo hacía enfadar a todos, Sanji le amenazaba con no darle más comida, Zoro le amenazaba y Nami le golpeaba mientras le decía que se callara.
Cuando el desayuno terminó, todos volvieron a sus tareas diarias por un par de horas. Hacía un día cálido pero sin llegar a ser bochornoso…
-Robin, ¿te apetece tomar un poco el sol?- Preguntó Nami al entrar a la librería donde se encontraba la morena.
-Me encantaría- Respondió mientras se incorporaba del sofá en el que estaba sentada. Se pusieron el traje de baño en la habitación, Nami con un sugerente bikini rojo simple y Robin con uno blanco que al igual que el de Nami, dejaba poco a la imaginación. Listas, se prepararon sus tumbonas en el césped de la cubierta junto a una sombrilla. En ese momento, en la cubierta se encontraban Luffy, Brook, Chopper y Usopp, los cuales estaban pescando y no se habían percatado de la presencia de las chicas pero cuando Sanji llegó como una exhalación para servirles unas limonadas a las chicas, Luffy se giró sediento.
-¡Oi Sanji, nosotros también queremos limonada!- Se quejó el capitán.
-¡Eso, eso!- Apoyaron los demás de forma infantil.
-Primero van las señoritas, y para vosotros solo hay agua del grifo- Contestó mientras volvía a la cocina a preparar la comida y a su espalda se escuchaban abucheos.
-Capitán, puedes beber un poco de mi vaso si lo deseas- Ofreció Robin educadamente sorprendiendo levemente a los presentes.
-¿De verdad Robin?- Preguntó tremendamente ilusionado, Robin solo sonrió y asintió. -Gracias, eres la mejor- Y sin esperar ni dos segundos, se bebió la mitad del vaso. Robin le miró con una pequeña sonrisa mientras se preguntaba si Luffy sabría qué es el amor si podría, algún día, tal vez, quizás… Encontrar a alguien a quien amar.
-Oi Robin, Nami, casi se me olvida- Dijo Luffy muy contento.
-¿Qué ocurre?- Cuestionó la morena con una pizca de curiosidad al igual que la pelinaranja. Pero no obtuvieron respuesta porque Luffy había salido corriendo a su cuarto, al cuarto del capitán. Tras esperar unos 15 minutos y tras oír cómo Luffy revolvía su habitación, Luffy regresó esbozando una enorme sonrisa y traía consigo un objeto rectangular envuelto en una sábana y una hoja grande, enrollada y que por su aspecto parecía ser bastante antiguo.
-Nami, esto es para ti- Ofreció la gran hoja en forma de pergamino. Todos se acercaron a la navegante mientras ésta desenvolvía la hoja para ver de qué se trataba, todos se sorprendieron al ver que se trataba de un mapa, pero no era un mapa ordinario, era un mapa del Calm Belt. -Me pareció que te gustaría shishishi- Rio alegre al ver la cara de asombro de todos.
-Pero… ¿por qué?- Preguntó Nami aún atónita pero con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios, y un leve rubor que solo detectó la arqueóloga.
-Un día en el que Rayleigh me dio descanso le vi mirando esto, le pregunté qué era y me dijo que era un mapa del mar donde estuve entrenando y como nosotros nunca hemos estado ahí, le pedí que me lo prestara para que te ayudara a dibujar el mapa del mundo. Pero hay que devolvérselo eh, shishishi- Respondió el moreno sorprendiendo aún más a sus amigos.
-Pues muchas gracias Luffy- Dijo Nami para seguidamente darle un pequeño beso en la mejilla a Luffy y seguir observando el mapa.
-De nada Nami- Sonrió. -Y Robin, esto es para ti- Añadió mientras le extendía el otro objeto.
Robin estaba un poco ilusionada, a quién quiero engañar, estaba muy ilusionada. Asique comenzó a desenvolver el regalo, que resultó ser un libro. Todos sonrieron al ver qué era, Luffy había acertado al escoger los regalos. Pero cuando fueron a ver la cara de Robin se asustaron un poco porque no mostraba ninguna expresión. El joven capitán se percató de eso y se asustó pensando que había cometido algún error.
-…-
-Oh Luffy… ¡Muchas gracias!- Exclamó mientras le abrazaba con mucha fuerza. Esto cogió desprevenidos a todos que no se esperaban tal reacción, y aunque se habían calmado al ver que el regalo le había encantado a Robin, Luffy comenzaba a entrar en pánico al no saber cómo reaccionar.
-Pe…Pero Robin, ¿estás llorando? ¿Entonces no te ha gusta…-
-Oye gomu-mierdoso, ¿por qué estás abrazando a Robin?- Dijo de forma celosa, que cambió al ver a Robin. -¿Qué le has hecho a mi preciosa Robin-chwan?- Gritó Sanji corriendo hacia ellos, pero siendo detenido por unos brazos que brotaban del suelo. Luego Robin se separó de Luffy, se limpió un par de lágrimas y se giró hacia sus amigos para tranquilizarlos.
-Tranquilos, es solo que es el mejor regalo que me han hecho- Explicó con un rubor en sus mejillas y una genuina sonrisa plasmada en su cara.
-Fiuu, me había asustado pero me alegro que te haya gustado. Ese libro también se lo pedí a Rayleigh cuando lo vi leerlo mientras yo entrenaba- Dijo haciendo un puchero. -Se lo pedí porque recordé que siempre estás leyendo- Respondió Luffy con su característica sonrisa de oreja a oreja.
-Oi Usopp, ¿jugamos a las cartas?- El pelinegro cambió de tema espontáneamente.
-Sí, sí. Yo también quiero- Pidió Chopper mientras Usopp asentía emocionado.
-Si me permiten, yo también quisiera jugar. Mi cara de póker es la mejor, bueno… la sería si yo tuviese cara yohohoho- Bromeó como siempre mientras el grupo se dirigía al acuario. Sanji regresó a la cocina maldiciendo a Luffy por el abrazo con Robin. La arqueóloga se quedó de pie mirando el libro con la misma sonrisa, y Nami se sentó pensando por qué le había molestado que Robin abrazara a Luffy pero también por qué Robin había reaccionado de esa manera.
La morena se tumbó de nuevo mientras abrazaba entre sus pechos el libro, esbozando una sonrisa nostálgica.
-¿Robin?-
-¿Si?-
-¿Por qué te has puesto así por un libro?- Preguntó recordando el abrazo, cosa que le hizo poner una voz un tanto hostil.
-Es verdad, te lo contaré- Comenzó sin despejar la vista del cielo. -Antes de conoceros todo el mundo me perseguía para cobrar mi recompensa o porque creían que era un demonio. Mucha gente que creí mis amigos me traicionaron, por eso y entre otras cosas me centré única y exclusivamente en mi sueño. No tuve tiempo para relajarme, para leer un buen libro, para enamorarme… Envidiaba a todas las parejas que veía pensando en que jamás podría ser cómo ellos. Cuando era una niña en Ohara leí los clásicos cuentos de hadas, esos que jamás podrían ocurrir en la vida real…- Su sonrisa se amplió mientras apretaba el libro con un poco más de fuerza. -En mi adolescencia me di cuenta de que eran solo eso, cuentos. Este libro- Dijo a la vez que le enseñaba la portada, en la que ponía: Campanas al viento. -Es un libro que vi en ese entonces, deseé leerlo pero no tenía tiempo y no quería soñar con esa clase de tonterías- Entonces Robin le relató la sinopsis del libro que decía así: LiLy Christian era apenas una niña inocente y encantadora, que había crecido en una paraíso, cuando se enamoró de ese capitán hermoso y bronceado que vino para llevarla a Inglaterra. Pero el impacto fue duro. Avergonzada y humillada por las damas de la corte, pronto y con amargura hubiera deseado no salir jamás de su tierra. A medida que pasaban los años y las crueldades del destino la forzaron a una vida aventurera, la niña despreciada se convirtió en una deslumbrante belleza. La traición que ya una vez había destruido a su familia, ahora la amenazaba a ella. Su único refugio era su amor. Y él la defendería. Juntos debieron afrontar el peligro de la aventura y de la intriga, ganaron gloria al servicio de la reina... y consumaron el amor para el que estaban predestinados más allá de la pasión y del deseo.
-Pero después de lo que Luffy, todos hicisteis por mí, pude pensar en leer este libro. Lo he estado buscando desde Water 7 pero nada, comenzaba a perder la esperanza. Y cómo no, Luffy es la persona que me lo ha traído y ni siquiera sabe lo que ha hecho…- Nami notó algo "raro" en la forma en la que hablaba la morena pero no le dio importancia. -A ti también te ha gustado lo que te ha traído- Afirmó de forma segura.
-Sí, la verdad. Quién pensaría que un idiota como Luffy sabría lo que es hacer un regalo- Dijo Nami sonriendo mientras sacudía la cabeza.
-¿Enserio crees que ha sido un regalo?- Dijo mientras se levantaba y se dirigía al cuarto de baño a darse una ducha.
-Pues claro, no sé qué quieres decir- Se sorprendió un poco por la pregunta. Robin la miró cariñosamente y le regaló una sonrisa.
-No ha querido hacernos un regalo, es más simple que eso. Tan solo quiere vernos felices…- En ese momento Robin no pudo negarlo más, estaba loca y perdidamente enamorada de Monkey D Luffy.
Espero que os haya gustado el primer capítulo. El próximo será Los sentimientos de Nami.
Os veré en el siguiente, me despido con un abrazo.
