Se levantó, como siempre se metió a bañar, sacó un pantalón y una blusa de manga larga, no es que hiciera calor pero le gustaba usar ese tipo de blusas. Hizo el desayuno, agradeció por la comida y se dirigió a lavarse los dientes. Una vez que estuvo lista tomó su mariconera y atravesó en el cuerpo, tomó las llaves y cerró el departamento. En el estacionamiento estaba su bicicleta, quitó el candado de esta y se echó a andar directo a su trabajo, despues de conducir un rato, a lo lejos vio el local en el que trabajaba por lo que disminuyó un poco más la velocidad, cuando llegó se detuvo y bajó de su bicicleta, caminó por el pasillo para llegar a la puerta donde entraban los empleados. De nuevo le puso una cadena a su bicicleta, para que no se la robaran, abrió la puerta y saludó a los presentes.

- ¡Buenos días!-

- ¡Ciao!- le contestaron, rápidamente se puso el delantal y entró al local.

- Ciao ragazza.-

- Hola Lovi.-

- No me digas así, sabes que no me gusta.-

- Lo sé, pero me gusta llamarte así… ¿No piensas ir a la escuela?-

- Para mi suerte no tuve clases, claro que Feliciano si, ya se largó a la escuela ¿y tú, ya dejaste la escuela o qué?-

- Recuerda que estudio los fines de semana, ni loca pienso dejar de estudiar.-

- Al menos tienes iniciativa, si fuese por mí no estudiaría pero mis padres y en especial mi abuelo insisten en que estudie, después de todo ya llevo dos años estudiando la universidad y como para tirar esos dos años a la basura creo que no estaría bien.-

- No me acordaba que tenemos la misma edad *suspira* bien… tus padres no me pagan porque venga a platicar contigo así que me pondré a trabajar, chao.- tomó una base, unos ramos de flores y cintas, los puso sobre una mesita y como siempre, de manera alegre, se puso a hacer arreglos florares. Así estuvo trabajando horas, sin desconcentrarse de lo que tanto amaba, disfrutaba sentir la textura de las flores rozar con su piel, estaba perdida en sus propios sueños, perdida lejos de la realidad que tanto despreciaba.

-Sí que está muy concentrada trabajando.- le comentó Elizabeth a Lovino, quienes la miraban desde el fondo de la tienda.

- Lo sé, es muy dedicada a lo que hace, se nota que le encanta trabajar con las flores.-

- Amigo, ama las flores, para ella es lo mejor que existe en el mundo… lástima que aún no ha encontrado a alguien a quien amar.- dijo mientras se abrazaba a sí misma.

- Es una tonta, cae con el primero que se le cruza y le dice cosas bonitas.-

- No es que sea una tonta, es que ella se enamora de verdad, es muy tímida para esas cosas y hasta pienso que se apasiona con facilidad.-

- Eso del amor son tonterías, aún recuerdo cuando se la pasó llorando, estaba muy deprimida por lo que le hizo el idiota francés.-

- Es que si lo amaba de verdad, francamente… le dolió que la dejara, según hasta donde sé, ella se escapó de su casa con él, pero el muy hombre se atrevió a dejarla, a abandonarla, desde esa vez no le he sabido de alguien más.-

- Necesita a alguien que la respete, la valore, la admire pero que sobre por todas las cosas la quiera.- Lovino sintió la mirada de Eli encima, por lo que no pudo evitar sonrojarse.- No es que… ella me guste ni nada… es solo… es solo… una vaga opinión…-

- Pero si he visto como la miras mientras trabaja, hasta te olvidas de lo que te rodea… anda *le pega suavemente con el codo* dile que te gusta, que la amas, tal vez y te dé una oportunidad.-

- Nananananananana no me gusta por lo tanto no le diré nada… además… yo soy solo un tipo flojo, irresponsable, amante del tomate que no se merece a una chica tan bonita, genial e increíble como ella…- un momento de silencio, eso fue lo que hubo pero no sintió la mirada maliciosa de la húngara, hasta que volteó a verla.- Mejor me voy antes de que intentes hacer algo, adiós.-

- Lo que tú digas.-

~~~~~ á ~~~~~

- Listo, este arreglo está terminado.- dijo sonriente, estaba feliz de su trabajo, realmente lo amaba. Miró el reloj y se dio cuenta de que la hora de comer hasta se le había pasado.- ¡Elizabeth!- la nombrada apareció de la nada, llevando en su rostro una sonrisa maliciosa.

- ¡NO DIGAS NADA!- entró Lovino al lugar corriendo y gritando con desesperación.- ¡POR FAVOR!-

- ¿Qué sucede Isabel? Oye *mirada maliciosa nivel 4 para Lovino* Tengo algo que decirte.-

- Me lo dices luego, tengo hambre pero necesito que uno de ustedes dos se quede aquí.-

- Se quedará este idiota, yo tengo que ir a atender la cafetería, así que adiós… los dejo solos…- dijo con un tono algo siniestro la húngara, desapareció de una manera misteriosa detrás de las cortinas, dejándolos solos.

- ¿Qué le pasara?- preguntó Isabel.- Bien, iré a comer, atiende con amabilidad a los clientes, por favor. Intenta parecer feliz, sé que no te gusta este trabajo pero por lo que más quieras… sonríe… ¿sí?-

- Lo intentare, aunque no prometo nada, provecho y que disfrutes de tu comida.-

- Lo haré.-