Llega cierto momento de la vida en que las cosas se vuelven algo monótonas, o eso dicen la gran mayoría, yo por mi parte puedo decir que mi vida de monótona no tiene ni los buenos días.
Lulú mi hija menor es la primera en despertar y lo primero que hace es saltar encima mio siempre cada mañana desde que aprendió a caminar, hace 2 años ya. No me quejo Lulú es mi debilidad es mi nena mimada y a pesar de que tengo una hija mas que también es el sol de mis ojos, Lulú tiene algo que…
No tengo una favorita, las amo a los dos por igual. Sin embargo Beth que es la mayor es más independiente, mas resuelta y odia que le estemos atrás, ella cada noche se prepara la ropa que va usar al otro día tratando de que cada prenda combine a la perfección con la otra, eso evidentemente es culpa de Kurt su tío favorito, siempre la lleva de compras hasta que mi tarjeta de crédito queda en cero, pero enojarse cuando sus ojos verdes no hacen otra cosa que brillar me resulta imposible, no es malcriada no piensen eso ni mucho menos caprichosa, es una niña centrada y estudiosa con una debilidad por la ropa digna de su edad.
En cambio Lulú tienes apenas 5 años a ella hay que estarle atrás o ella está atrás tuyo.
Hace unos días tuve una sesión de fotos para el nuevo cast de Wicked, hicieron una reposición de la antigua obra y me llamaron a mí para ser la encargada de las fotos promocionales y las de la marquesina de Broadway, justamente de eso me estoy encargando ahora, de elegir las imágenes que le presentare al director de la obra. Un intenso quebradero de cabeza sabiendo que Lulú está dando vueltas como tiburón blanco por la puerta de mi estudio.
La amo juro que sí, pero es que su madre también está próxima a re- estrenar Evita el musical y últimamente (4 meses) está poco y nada en casa, solo para cenar, ducharse y dormir. De sexo nada, pero no me quejó la conozco hace años y se lo comprometida que es con su trabajo, aunque debo de admitir que extraño su cuerpo desnudo sobre el mio.
Rachel Barbra Berry me enamoro desde el primer momento que la vi, con sus atrevidas faldas y sus ridículos jersey de renos, con sus ojos grandes y expresivos, con su intensidad desbordante capaz de hacerme doler la cabeza en un segundo, con sus sueños y su tenacidad.
Rachel era todo lo que yo no, Rachel era todo lo que deseaba pero que por aquel entonces no iba admitir, claro que ese capricho sin sentido me trajo a Beth producto de una noche de alcohol en la que me acosté con Noah, que tal vez en ese momento fue lo peor que me pudo haber pasado, pero sin duda cuando hoy en día nos sentamos a ver alguna película de Tim Burton todos aquellos pensamientos que alguna vez tuve se convierten en nada, en un miedo aceptable para un adolescente de 16 años.
A mis 17 acepte que Rachel Berry era la persona que tenía que estar a mi lado y sí, la manera en que me acerque a ella no fue la mejor, la engatuse susurrándole al oído palabras dulces hasta hacerla perder la razón, ella estaba enamorada del bobo sin futuro de Finn Hudson, pero no iba a permitir que se quedara con lo que era mio verdad? Qué clase de Fabray sería si hubiese dejado que eso pasara?
Rachel era mi deseo continuo, mis ganas de crecer y ser mejor persona, quería que ella me acompañara en el camino de criar a Beth. Así que un día bajo la típica artimaña mande a unos de los chicos de Futbol a que le tiraran un granizado, el objetivo? Fácil yo la ayudaría a limpiarse en el baño.
Antes que el timbre sonara Rachel entraba sollozando al baño bañada con aquel granizado sabor a fresa, pero su mirada gélida me derrumbo por completo, no podía soportar verla así por mi culpa, por mi miedo a aceptar que me encantaba y estaba perdidamente enamorada de ella.
Que haces aquí?-exclamo molesta mientras humedecía papel para limpiarse la cara.
Solo quiero ayudarte, quiero que sepas que estoy aquí para ti- me confesé con miedo a su reacción.- déjame estar aquí contigo- le pedí agarrando papel para ayudarle a limpiarse el pegajoso granizado.
Porque quieres ayudarme cuando fuiste tú quien mando a los gorilas del equipo de futbol-me acuso y con razón, si tenía que reconocer mi error y decirle lo que sentía era ese el momento nada más me importaba y saben que hice? La bese.
A pesar del granizado que todavía le adornaba el rostro la bese como si no hubiera mañana, oh dios sus labios sobre los míos, carnosos y picantes hacían bailar mis hormonas en un desenfrenado compas, no me pude resistir y la acerque a mi cuerpo a pesar de que seguro terminaba manchada.
Presione su cintura con mis manos con tanta fuerza que seguro y le quedo alguna marca pero era tanto lo que sentía, era tanto lo que la quería…
Mamá, mamá- grito Lulú entrando a mi despacho lanzándose encima mio, grave complejo de Edipo tenía mi hija, pero ya les dije era mi debilidad- mami llego tem…tempa…tempano pelo ta nojada- para no amarla cuando hacia todo el esfuerzo de querer hablar correctamente, un momento dijo que Rachel está enojada, pero si ella nunca se enoja.
Porque está enojada mami Lulú?- pregunte a mi niña, pero Rachel Berry entro en forma de huracán a mi despacho.
Vete ya con tu hermana Penélope- ordeno suave pero firme, ella nunca le gritaría a una de nuestras hijas, es incapaz para eso estoy yo.
Cariño…
Cariño nada Quinn Fabray, de cariño nada!- exclamo cerrando la puerta cuando mi Lulú salió e incluso le puso seguro a la puerta, que demonios habría hecho para merecer el castigo de la ira de mi mujer? – tienes otra verdad?- preguntó con su voz algo quebrada.
Qué demonios, que tengo otra? Esta mujer debe estar loca de remate.
Porque dices eso?-
Yo lo sabía, yo sabía que te cansarías de mí, de mi intensidad, yo sé que no soy como una de esas modelos de calendario…
Para, para Rachel de que hablas- tuve que interrumpirla porque ella no tendría altura pero no tenía absolutamente nada que envidiarles a esas mujeres de calendario.
Hace cuanto no me tocas Quinn? Hace cuanto no me dices algo bonito- golpe bajo, si lo dije anteriormente 4 meses que no tenemos sexo, pero siempre dijo que primero su carrera y vamos tengo 35 años no 20 ni 25 para andar correteándola como en su momento.
Agache mi cabeza y antes de que pudiera decir algo ella termino de aniquilarme- hace años que no me miras como lo hacías en el instituto o como cuando nos casamos Quinn, cuando… cuando entraba en la casa tus ojos desprendían fuego, no dudabas en acercarte para poder tocarme-cierto- y tus manos sobre mi piel quemaban de tal manera que sentía morir.
La quede mirando y su respiración estaba visiblemente agitada, su mejillas algo sonrojadas tal vez consciente de lo que había dicho.
Te extraño Quinn, incluso cuando duermes a mi lado cada noche te extraño- demonios era la peor esposa de todo el mundo.
Di un paso hacia adelante, intentando aclarar mis pensamientos, ella extrañaba a la Quinn de antes, la que la convencía de escaparse de clase para tener sexo en el cubículo del baño.
Dios Quinn incluso extraño cuando nos escapaba…
Nada, la calle con un beso voraz pegándola a mi cuerpo con necesidad, que sintiera el fuego recorrer mi cuerpo, quería sexo se lo iba a dar, cada día y cada noche si fuera necesario, extrañaba a mi cuerpo? se lo iba dar pero primero iba hacer que perdiera la cordura, iba hacerla desvariar de tal manera que ni de sus hijas se iba a acordar.
Que extrañas Rachel? dime y te lo devolveré con creces- susurre en sus labios para terminar mordiéndolos.
Gimió en mi boca inundada de deseo- te quiero a ti- balbuceo
No-exclame- dime que deseas, dime que es lo que quieres- exigí algo brusca y vi sus ojos como dos bolas de fuego.
Quiero que… que me lo hagas como en el instituto- me pidió con la voz cargada de deseo.
Y me deje caer de rodillas delante de ella- estás segura que quieres eso?-le pregunte mientras intentaba subir por sus piernas aquella apretada falda- maldición Rachel no había una falda más apretada- gruñí hasta que en el costado derecho vi un delicado tajo, chau falda, lleve mis manos a la decorativa abertura y tira de ella con todas mis fuerzas.
Oh dios-clamo embargada de deseo y calor.
Sabes, podría romper esto también- murmure mordiendo sus piernas mientras mis manos jugaban con su ropa interior de encaje negra- pero son tan pequeñas que sólo las moveré a un lado…como en el instituto.
Estaba tan excitada que podía olerla y eso me volvía loca era condenadamente sensual, lamí su muslo hacia arriba hasta que llegue a su palpitante y deseado clítoris, como extrañaba esto dios, una delicia no, un manjar para mi lengua.
La sentí temblar, sus piernas temblaban y lo mejor era que no tenía nada detrás suyo para agarrarse, con mis codos abrí sus piernas y sentí como hundía sus dedos en mi pelo con fuerza e incluso un poco de dolor, su cuerpo se inclino hacía adelante, estaba loca si pensaba que iba a dejar que llegara al orgasmo así tan rápido.
Extrañabas esto verdad- provoqué alejándome un poco de su cuerpo.
Dios si Quinn…
Dime que es lo que más extrañabas- le pedí con voz grave mientras la punta de mi lengua jugueteaba por encima de su clítoris.- mis dedos?- pregunte y entre en ella sin aviso, el grito que salió de su boca bien podría suponerse que era digna de una película condicionada y me encantaba- o mi lengua?- cuestione saliendo de ella para volver a entrar pero con mi lengua, estaba tan caliente que no todavía no sé cómo no se había desplomado en el piso.- dime- exigí en un gruñido.
Tu cuerpo, tu calor, tu humedad- contesto entre espasmos del inminente orgasmo que estaba por llegar.
Me desabroche el pantalón mientras mi rostro seguía hundido en ella, trate de bajarlo todo lo que pude pero estando arrodillada era casi imposible, sintió mi forcejeo y con decisión saco mi cabeza de entre sus piernas. Me beso con decisión pasando su lengua caliente por mis labios bañados en su esencia y empujo mis hombros hacia atrás.
Crees que te voy a dejar tener todo el control-sus ojos ya no eran chocolate, era de un negro intenso llenos de deseo, dios eso solo indicaba que hoy no dormiríamos.
No querías a la Quinn del instituto…
Creo que te olvidas quien era la que se metía en tu falda en los baños del instituto- jodida buscona, era una provocadora, me saco los zapatos y de un tirón se deshizo de mis pantalones y mi ropa interior. Subió por mis piernas mientras me las arañaba y mi cuerpo se estremecía, maldito cuerpo delatador.
Gruñí cuando paso un dedo por mi intimidad y se la llevó a su boca como si fuera helado. Esos labios carnosos eran mi maldita perdición- vamos cariño- susurre meneando mis caderas buscando un poco de liberación.
Eres tan deliciosa Quinn Fabray, te comería lentamente- dijo besando mis piernas mientras sus manos desabrochaban mi camisa, odiaba que lo hiciera lento me desesperaba, pero a ella le encantaba jugar conmigo.
Rachel- pronuncie metiendo mi mano en su pelo haciendo que me mirara- vamos cielo, hazlo- dije levantando nuevamente mis caderas.
Pero no, ella no lo haría, se sentó encima mio se saco su blusa blanca quedándose desnuda para mi, deslizo su mano por entre sus pequeños y deliciosos pechos hasta la unión de nuestros sexos- estas tan caliente Quinn… que me juego mi carrera que con un leve meneo acabas sin más- maldita arrogante pensé.
Haz lo que quieras Rachel-replique con los dientes apretados mientras mis caderas subían buscando alivio, si yo estaba caliente ella era un infierno, sentada justo arriba mio su humedad se mezclaba con la mía y el calor era simplemente insoportable.
Pero nuevamente no lo hizo, paso su rodilla derecha por detrás de mi pierna izquierda y la levanto hasta sus hombros, maldita pervertida pensé, arrodillándose delante de mí, apretó su sexo con el mío en un perfecto ángulo.
Estos son los beneficios de que hayas sido animadora- dijo mientras movía sus caderas contra las mías, empezó a moverse de manera frenética mientras dejaba húmedos besos en la pierna que tenía su hombro, hasta que recordé que ero yo la que tenía que darle placer a ella.
Baje la pierna de su hombro y volví a sentarla arriba mio haciendo que me rodeara con sus piernas mi cintura, sabia de sobra que le encantaba cuando lo hacíamos así- agárrate fuerte- pedí, lleve dos dedos a su boca para provocarla y los llevé hacia el punto justo de nuestra conexión, no porque hiciera falta más humedad, solo para alimentar mas el deseo y la parte morbosa que las dos teníamos.
Me incline levemente hacia atrás sosteniéndome con las palmas de mi manos y empecé a moverme, rápido y fuerte hacia arriba y hacia abajo, pronto solo los gemidos devastadores de las dos inundaron mi despacho, el calor nos envolvió y el sudor se hizo presente en nuestros cuerpos.
En algún momento Rachel cayó sobre mi pecho jadeante y húmeda, con una sonrisa satisfecha en su rostro, mi corazón latía de forma desenfrenada contra su pecho.
Te amo- escuche que dijo antes que el sueño producto del cansancio la venciera, mire la hora 17:30, de acuerdo Beth se encargaría que mi Lulú se tomara su leche con cereales.
Mi Lulú era el producto del amor que nos teníamos, mi Lulú era una pequeña Rachel Berry en potencia, era un pequeño clon del amor de mi vida, de ahí mi debilidad, así como Rachel se desvivía por Beth.
Éramos una familia como cualquier otra, con la diferencia que vivíamos con una diva exigente de Broadway, que buscaba que nuestros encuentros fueran únicos y desbordantes.
