Nota del autor: Para los que leen mi otra obra "A Loud Symbiote", se preguntaran porque estoy haciendo una secuela cuando ni siquiera estoy a la mitad de la obra anterior mencionada, bueno, la respuesta es simple: Originalmente esta iba a ser la historia original de A Loud Symbiote. Tranquilamente pude terminar la historia del joven Lincoln y luego hacer esta pero... Soy impaciente xD, no digo que tienen que leer A Loud Symbiote para entender esto (Principalmente porque ni está terminada), véanlo como una historia aparte que si es canónica, igualmente, no hay muchos spoilers aquí, vean esto como... un spin off.

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Dios se acerca Parte Uno

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Hoy se cumplían unos doce años desde que Lincoln decidió salir de su casa por una pelea con sus hermanas y terminó siendo poseído por un parásito alienígena, doce años ayudando a alguna que otra persona en Royal Woods, unos once años desde la pelea contra Riot... y unos siete desde que tuvo que huir de casa por una pelea con su padre. Las razones son algo personales para Lincoln, jamás las diría, quien sabe a quién le podría contar y esa persona lo acusaría con la policía.

Se despertó luego de escuchar un pequeño quejido de miedo, al voltear vio a la razón por la que estaba ahí, y tal vez también la razón por la que sigue con vida, teniendo una cara de angustia.

-¿Te dan miedo los truenos? – Volteó hacia su ventana. La tormenta no había parado desde hacía varias horas, ahora tal vez Lincoln no podría dormir bien, aunque con la ayuda de algunas pastillas no tendría de que preocuparse.

El simbionte lo negó, con miedo, luego de su ligero cambio de personalidad, se había hecho más cercano a Lincoln emocionalmente, a Lincoln no le gustaba, simplemente le daba lo mismo que cuando era un alienígena molesto que le hacía bromas diciendo que se masturbaba con una de sus hermanas mayores.

-No es por la tormenta, Lincoln, ¿Acaso no viste al monstruo?

-¿Monstruo? Sí, no, sólo... no tengo idea... no sabía que podías tener pesadillas.

-Nosotros tampoco.

-"¿Por que no salió de mi cuerpo?" – Pensó.

Los otros anfitriones no permitían a sus simbiontes salir para que no pudiesen escapar, pero Lincoln no lo hacía, por el, el Klyntar puede ir, poseer a otro huésped y hacer lo que quiera y Lincoln podría recostarse en su colchón tranquilo mientras su cáncer lo mataba. ¿Será por eso? ¿Se quedaba para evitar que muera por su enfermedad, o porque realmente sentía aprecio por el?

"Si quieres seguir viviendo, vas a tener que quedarte pegado al simbionte por el resto de tus días." Recordaba las palabras de Lisa cuando le diagnosticó su enfermedad, en ese momento se molestó porque tendría que tener esa voz en su cabeza para siempre, ahora, le daba lo mismo que si estaba o no, la única diferencia es que estaría muerto.

-"¿Qué habrá sido de ellas?" – Se preguntó. El último contacto que tuvo con una de ellas, fue Lisa pidiéndole ayuda debido a que el simbionte que creó a sus espaldas se escapó y andaba suelto por ahí, a Lincoln no pudo importarle menos y cortó todo contacto con ella.

Ahora que se daba cuenta, hace dos años recibió la noticia de que habían rumores de un monstruo delgado y de color rojo aterrando a la gente en el otro lado de la ciudad. "No podría importarme menos" dijo en ese entonces, incluso con las súplicas de Venom por hacer algo, si el decía que no, sería no. Hace años que tuvo el control completo de su cuerpo y de sus poderes.

Se levantó de su colchón y fue tambaleándose hacia su baño, no tenía problemas para caminar o algo parecido, pero no tenía muchas ganas de caminar como una persona común ahora. Se miró en el espejo y notó su cicatriz en la parte baja de su mejilla derecha. Le quedó eso luego de arrancarse con ira el rastreador de Lisa de la piel luego de escapar de casa.

Tomó un frasco de pastillas, sacó dos y volvió a mirarse al espejo. Su cabello había crecido hasta los hombros, hace tiempo decidió dejárselo por ninguna razón en particular, tenía dos grandes ojeras debido a la gran falta de sueño, y una pequeña barba de tres días sin afeitarse, agradeció al cielo de que no era de color blanco como su cabello, de lo contrario, se tendría que afeitar todos los días, algo que no llevaba mucho tiempo en hacerlo, pero era molesto para el.

-Creo que sólo soy un cobarde. – Dijo mientras se llevó las pildoras a la boca y las trago sin agua.

-No, ¡Espera, Li-!

Hace varios años Scream le recomendó esos antisicoticos, para una persona normal dejaba de escuchar todo a su alrededor, para un anfitrión directamente dejaba de escuchar a su simbionte hablar, sonará estúpido, pero Lincoln quedó eternamente agradecido con ella.

Volteó y caminó hacia su cuarto, con la esperanza de poder dormir un poco, al entras vió una sombra femenina, era Lynn, otra vez.

Hace poco más de un año Lincoln empezó a alucinar con sus seres queridos, a veces veía a Clyde, invitándolo a su casa ese programa del que no acordaba su nombre, otras veces veía a Lisa, algunas veces a su madre cantándole esa canción que escuchaba cuando era un bebé, otras veces a el mismo estando en posición fetal luego de haberle comido la cabeza a ese violador que asesinó hace tantos años, incluso llegaba a ver a su padre diciéndole todas esas cosas que le dijo antes de que el escapara de la casa.

Recientemente empezó a ver a Lynn suplicandole que no se fuera. Esa fue la última vez que la vio junto con toda su familia.

-¿Por que te fuiste, Linc?

-Ya déjame tranquilo. – Se sentó en su colchón intentando pensar en algo diferente. – ¿Que carajos querías que hiciera?

"Lynn" sonrió con lo que dijo. – Te ves diferente, hermano, más adulto, más...

-Más muerto. Este parásito no me deja ir al otro lado de una vez.

Si pudiera escuchar al simbionte, estaría quejándose por ese apodo.

-Algo está realmente mal con mi simbionte, ¿Sabes? – Intentó iniciar una conversación con su propia alucinación, ¿Eso lo hacía un loco? Tal vez lo fue desde que ese meteorito impactó contra el.

-¿Y por que me lo dices a mi? Sabes que no soy real, ¿Por que no--?

A todas las unidades, el loco de la linterna y un puñado de matones se escaparon y están en un almacén entre Curch y Warren, envíen a todas las unidades disponibles

-¿Tienes que ir? – Preguntó la alucinación.

Lincoln tomó su cámara, hace tiempo empezó a ganarse la vida como un fotógrafo, podría simplemente fotografiar también a ese tipo con mallas rojas y azules, pero alguien ya lo hacía mejor que el y no quería arruinarle el trabajo.

-Tengo, si quiero llegar a fin de mes. – Los brazos, piernas y cara de Lincoln comenzaron a ponerse de un tono oscuro, hasta transformarse en el monstruo que lleva siendo desde hace poco más de una década, mientras abría la ventana, se volteó hacia su hermana. – Presiento que hoy no tendré una buena noche. – Dicho eso, salió por la ventana.

Si algo aprendió de Nueva York, es que con los edificios podría balancearce a gusto, era más rápido y cómodo que ir corriendo saltando de edificio en edificio. Aprendió a hacer eso cuando conoció a ese superhéroe con disfraz de araña, fue amigable con el, pese a que Lincoln le decía a cada rato que mejor se marche. De el también sacó esa gran araña blanca en su pecho, según el arácnido, le quedaba de maravilla.

Cuando llegó, subió al tejado de otro almacén y puso su cámara en vista al otro almacén donde los policías habían llegado, metían a esos mercenarios en su patrulla, Lincoln suspiró, antes iban impartiendo justicia de la manera más violenta posible, ahora, mientras Lincoln no sepa que es lo que la pasa a su simbionte y arreglarlo, sólo podrían limitarse a ser simples espectadores.

-Al menos podremos sacar unas fotos y comer algo luego, ¿No crees? – Se olvidó que había ingerido los antisicoticos. – Oh... cierto.

-¡Oye, quieto!

Uno de esos sujetos era el supervillano "Jack O'Lantern", quien sabe que tan bajo cayó para juntarse con esa clase de criminales, el sujeto antes de ser metido a la patrulla se las arregló para sacarse las esposas y quitarle el arma a un policía.

-¡Cuidado, tiene mi--! – Lantern le disparó antes de terminar, quedó convulsionando varios segundos, hasta que el oficial de policía murió.

-Maldita sea. – Lincoln sentía que poco a poco perdía control de su cuerpo, hasta convertirse otra vez en Venom.

Lantern escapó por poco de los policías y se ocultó en un callejón, mientras corría, algo golpeó fuertemente en su nuca, dejándolo en el suelo, al voltearse vio a una figura enorme de color negro acercándose a el.

-Tú... ¡No, no puedes ser tú, por favor déjame ir y no volveré a hacerlo!

-No... – El monstruo se acercó y puso sus dedos pulgares en sus ojos y empezó a ejercer presión sobre estos. – No lo harás.

Lincoln para sus adentros suplicaba al simbionte por detenerse, no tenía para nada el control de su cuerpo, todos los intentos por detenerlo no servían, Venom ya no respondía.

-¡Quieto! – Los policías apuntaban con sus armas a lo que sea que estaba frente a ellos, de no ser por ese grito que lanzó una de ellos, posiblemente Lantern hubiera muerto con los ojos aplastados.

Los policías se aterraron cuando vieron de frente a esa cosa, era un monstruo color negro azulado, con una enorme araña de color rojo en el pecho, en vez de ojos, tenía un enorme espiral del mismo color que su araña, junto con unas grandes venas de color carmesí que abrazaban piernas y brazos de la bestia. Mientras los policías empezaban a disparar, el monstruo empezó a hablar en una lengua inentendible mientras se acercaba más y más a ellos, con no muy buenas intenciones.

Muy seguramente el monstruo los hubiera atrapado, de no ser por la gran explosión que dejó inconsciente a los policías y a Lincoln Loud.

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-...Linc... ¡Lincoln, despierta!

Lincoln abrió los ojos de par en par, y lo primero que notó fue que los antisicoticos dejaron de hacer efecto una vez escuchó la voz del simbionte. Se encontraba en una gran sala de calderas, frente a él, había una persona con apariencia algo anciana, froamericana y con ropa militar, tenía la típica barba que tenía un matón, y en su cabello habían más canas que cabello oscuro, y notó que en su mejilla izquierda tenía unas enormes marcas, tal vez de quemaduras.

-Vaya, veo que despertaste... caliente ahí atrás, ¿Verdad?

A espaldas de Lincoln, había un gran horno encendido que debilitaba al Klyntar a cada segundo cerca, enviando un infierno de mensaje, en las paredes habían amplificadores que dejaban sonar una frecuencia que sólo oía el simbionte, no lo suficiente como para matarlo, pero si como para mantenerlo a raya. Sea quien sea, sabía cómo lidiar con un simbionte.

-Mira, chico, esperaba que fueras el anterior portador de ese alien, pero por desgracia, me acabo de enterar de que murió hace varias décadas, intente antes localizar a Riot, pero... veo que lo dejaste fuera de servicio hace un buen de tiempo.

-"Oye, simbionte, ¿Puedes escucharme? Se que no tienes mucha fuerza, pero necesito que te acerques a el por detrás y--"

-Y arrancarle los pulmones, entendido.

-"¿Qué? ¡No!, Sólo quiero que lo dejes en el suelo, ¿Lo puedes hacer?"

-Mira, chico, no le gusta ir de rodeos así que iré al grano, necesito tu ayuda. Bueno, en realidad quería la ayuda del anterior anfitrión, pero mi información está un tanto... desactualizada, el punto es este: ¿Sabes lo que es el proyecto renacimiento?

-Pues, claro. – Le respondió. – Me lo enseñaron en la clase de historia. Era un proyecto del gobierno durante la segunda guerra para hacer supersoldados, y hace diez años--

-Hace diez años Riot intentó hacer lo mismo con los alienigenas, ¿Verdad? – Lo interrumpió. – Bueno, tu cara me dice que si, creo que lo hubiese logrado de no ser por ti.

-Bueno, si, creo que quería formar un ejército de simbiontes o no se que, no me acuerdo mucho de su nuevo proyecto.

-¿Simbiontes? Oh, así los llamas, nunca oí ese termino, pero incorrecto, chico – Lo corrigió. –, no es nada nuevo. – De su bolsillo sacó una vieja fotografía y se la mostró. – Lo que quería hacer Riot sólo era más "reciente"

La mandíbula de Lincoln cayó. En la fotografía se mostraba un grupo de varios hombre en una selva, armas, ropa militar... y piel de simbionte sobre algunos de ellos.

-Sorprendido, ¿Eh? No deberías, el anterior anfitrión del alien no es el primero, Riot tampoco y obviamente tu menos, sólo eres el último. Mi nombre es Rex Strickland, y solía ser como tú. Hace tiempo yo y unos amigos fuimos enlazados con esos parásitos e íbamos por el mundo matando gente por el gobierno de los Estados Unidos. Pero antes de entrar en detalles. – De su otro bolsillo sacó un encendedor, lo encendió y lo acercó hacia Venom, que ya estaba a sus espaldas, lastimandolo. – No puedes joder conmigo así de fácil, mocoso. Créeme, olvidé más cosas de las que tú vas a aprender en toda tu vida.

-Je. Si, como no, viejo.

-Oh, ¿En serio? Bueno, pongamos esto a prueba, tu simbionte, llevan bastante tiempo juntos, ¿Eh? Porque doce años y medio es bastante. – "Donde sacó todo eso en poco tiempo" pensó Lincoln. – Entonces dime, ¿Cómo se llama? Y no me vayas a decir que su nombre es Venom, porque ese solo es el apodo que se le dió al anterior sujeto.

-Yo no... no sabía--

-O dime esto, ¿Que edad tiene? ¿Comida favorita? ¿Temperatura ideal para el? ¿A cuantas otras especies se unió aparte de ti y del otro sujeto? ¿Siquiera sabes si los humanos son su especie favorita para adherirse? ¿O al menos envejeces mientras lo tienes? Porque créeme, yo no aparento mi edad. – Se empezó a reír mientras veía la cara de incredulidad del albino. – Honestamente... ¿Sabes algo más que no sea que es negro o que tiene una araña gigante en el pecho? Porque yo si se, puedo enseñarte y arreglarte, niño.

-¿Y quien dijo que necesitamos ser arreglados? – Lo cuestionó.

-Tienes pesadillas, tu simbionte tiene pesadillas, es obvio que ninguno está bien. – Se levantó de la silla, se giró y empezó a caminar hacia la pared, mirándola. – Me salí de ese escuadrón hace tiempo y me volví un agente de S.H.I.E.L.D., conoces eso, ¿Verdad? El punto es que mis compañeros no tuvieron tanta suerte, hicieron tantas misiones que los simbiontes se pegaron permanentemente en ellos y bueno... El gobierno los congeló cuando enloquecieron. Cuando S.H.I.E.L.D. colapsó hace un par de meses tuvieron que... tirar a esos exsoldados... osea que como no pueden guardarlos más, los van a ejecutar aún estando en estado criogenico. Son buenos hombres, ¿Sabes? No puedo dejar que sus vidas terminen así como así, por eso te necesito, si cooperas, arreglaré a tu simbionte, ¿Aceptas?

Lincoln dudó por unos momentos, luego se dió cuenta que si su simbionte no se ponía mejor por su cuenta, eso le traería complicaciones a la larga.

-...Acepto... Pero, ¿De donde sacaron sus simbiontes? Los del otro escuadrón los obtuvieron por meteoritos, pero sólo fueron cinco, ¿Como es que ellos tienen los suyos?

-Bueno... – Rex sonrió. – Averiguemoslo juntos, chico.

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Rex le envío las coordenadas a Lincoln. Los soldados serían transportados en vías subterráneas de autopistas que S.H.I.E.L.D. usaba para transportar su mierda clandestina. El plan era simple, asaltar el camión, liberar a esa gente y asesinar a cualquier involucrado. Hace tiempo Lincoln se acostumbró a quitar vidas.

-¿Estás seguro que no vas a volverte loco como en el callejón?

-Ya te he dicho que si, entiende que no se que me pasó.

-Eso espero, porque... ¡Oh mierda!

Mientras caminaban, Lincoln encontró el camión... en llamas. Se dirigió corriendo hacia el y encontró a los conductores muertos. No murieron por la explosión ni por el fuego, alguien o algo los había asesinado.

-¿Crees que...? – Lincoln se dirigió a la parte del cargamento, al verlo, su corazón casi sube hasta su garganta.

Los soldados estaban despiertos, en el mismo estado en el que estaba el cuando estuvo el ese callejón. Espiral por ojos, y venas carmesí en brazos y piernas. Cuando lo vieron comenzaron a hablar en el mismo lenguaje inentendible que Venom habló. Dejaron se hacerlo y se dirigieron al cargamento otra vez.

-¡Esperen un momento! – Se acercó, pero para ese momento ya era tarde. Una luz de color azul lo cegó, sin posibilidad de ver a los soldados.

Cuando la luz se apagó, Lincoln vió otra vez a los soldados, está vez, con sus cuerpos calcinados, apilados y muertos. Sus simbiontes ya no estaban, de alguna manera, alguien se los había arrancado.

-Oh carajo... Tendré que decirle a Rex.Oye, Venom, tu hablaste esa lengua que hablaron ellos en el callejón, ¿Verdad?

-Sí. Es una lengua muerta, hablada por los míos hace millones de años, me es difícil de traducir, pero pude entender algo perfectamente.

-¿Qué dijeron?

-"Dios... Dios se acerca."

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Nota del autor: La historia del Lincoln niño solo la hago para conocer los orígenes de este Lincoln, pero quiero que esta historia sea el plato fuerte, ya que quiero adaptar la saga de Knull, el culto a Carnage, la historia del hijo de Eddie (O de Lincoln en este caso) y de todo el volumen cuatro en general. Aunque si, hay muchas más historias en la parte del joven Lincoln, vean esto como el libro IT, hay varias transiciones de niño a adulto.En fin, yo soy Covs, tengan una bonita noche.