Estaba sola en su habitación, cosa que no había pasado últimamente. Recibía visitas, siempre a esa hora y nunca se le había hecho tarde; por lo que pensó que esta noche no la vería.
Decidió apagar las luces, y acurrucarse en su cama, tal vez mañana estaría con ella de nuevo; definitivamente esa iba a ser una noche larga. Era ridículo pero, desde que comenzaron las vacaciones se había acostumbrado tanto a su presencia, especialmente en las noches, que sería difícil para ella conciliar el sueño, pero al menos tenía que intentarlo ¿no?
Estaba a punto de cerrar los ojos, cuando un leve chasquido, proveniente de la ventana activo todos sus sentidos. Parece ser que esta noche no sería la excepción.
-Hey… ¿no ibas a dormirte sin mí cierto?-
-Tardaste mucho…-
-Si… mi madre no se dormía, pasaron su serie favorita por la TV y no podía hacer que se fuera a su habitación…-
-No puedo creer que no te descubra, llevas semanas escapándote de tu casa-
-Cuando la cabeza de Judy toca la almohada, no existe nada que pueda despertarla…-
Diciendo eso se acercaba hacia la cama, después de cerrar la ventana por donde había entrado, hacia frio esa noche y no quería que la habitación cambiase de temperatura.
¿Cuánto tiempo tenia haciendo eso? Prácticamente desde que comenzaron las vacaciones de invierno. No sabía porque, no tenía ni la más remota idea de por qué, cada noche sus piernas la conducían hacia aquella ridícula habitación, con el más nefasto estampado en las paredes y las sabanas mas cursis que en su vida compraría. Pero ahí estaba, fiel a su instintito, obediente al deseo tan poderoso de tener a Rachel Berry bajo su dominio, de sentirla propia.
-No te vi en todo el día, pensé que estarías siguiéndome por el parque como acostumbras….-
-¡Yo no hago eso!-
-Claro que si Quinn… es lindo, pero la primera vez que me di cuenta me asuste un poco…-
-¿Me deseas tanto que ya hasta me alucinas Berry?... ja… quién lo diría…-
Quería seguir discutiendo, ella tenía la razón, siempre la tiene. Pero unos labios, prácticamente le exigieron que guardara silencio. Esa boca majestuosa que lograba transportarla a todos lados pero siempre a su lado. Era extraordinario estar así con ella, en cada encuentro se percataba de una sensación distinta, más maravillosa que la anterior. Rachel también se preguntaba cómo es que se encontraba en esa situación, como algo tan especial podría haberle pasado, ni siquiera lo vio venir, jamás se lo imagino.
-Flashback-
Comenzando con las vacaciones de Diciembre. Rachel Berry no podía simplemente estar en su casa dar sin hacer nada. Tal vez subiría uno que otro video demostrando su gran talento y hermosa voz a la comunidad cibernética. ¿Pero qué caso tenia?, al tener al Glee Club ese pasatiempo se fue al olvido.
Su padre James, conociendo la "desesperante" situación en la que se encontraba su primogénita, quiso darle la solución. En el pequeño pueblo de Lima existía una casa de retiro para ancianos, tal vez encontraría algo que hacer en ese lugar. Quería enseñarle ese valor a su única hija, ayudar a las personas que pueden necesitarle, brindar compañía a aquella persona que se encuentra sola, lograr que se sientan importantes de nuevo. A la menor de los Berry no se le hizo muy "elocuente" la solución que se le presentaba a su "problema" pero, como todo, aunque no le gustara lo haría con el esfuerzo y el entusiasmo que siempre le caracterizaba.
El lugar se llamaba "Días de descanso" un nombre poco original pensaba ella, pero eso era algo que le importaría muy poco con el paso del tiempo. Era un sitio pequeño pero acogedor, las paredes eran azules, había algunas masetas con flores o plantas de diferentes colores. Justo en la entrada está situada la "recepción" ¿podría llamase así? En donde se encontraba una señora de color que estaba revisando unos papeles. Se acerco a ella con su mejor sonrisa, como siempre.
-Hola, mi nombre es Rachel Berry y vengo a presentarme aquí como ayudante voluntaria-
-Hola, mucho gusto. Soy Grettel, ¿no tienes mucho que hacer en vacaciones verdad?-
-La verdad no…. Pero con todo ese tiempo libre quisiera hacer algo útil…-
-Son pocos los jóvenes que piensan como tu… bueno, mmm ¿cómo quieres empezar?-
-No sé, es la primera vez que hago algo como esto.-
-Entiendo, no estés nerviosa. Son más simpáticos de lo que parecen. Acompáñame-
La mujer fue guiando a Rachel a través de la casa. Había varias habitaciones, en una se encontraba la televisión en donde había varios ancianos viendo películas antiguas, otra en donde jugaban juego de mesas, el comedor, la enfermería y hasta el fondo las habitaciones.
-Si quieres puedes empezar haciendo visitas a los más ancianos, les gusta la compañía, podrías leerles un libro o platicar. Te presentare con Susan, es una persona muy agradable-
No es que se sintiera insegura de sus capacidades, eso jamás. Pero siempre había algo de ansiedad cuando se trataba de probar algo nuevo ¿no?
La habitación era de color amarillo, en ella había una cama con sabanas del mismo color que las paredes, una mesa con una lámpara pequeña a lado de la cabecera. En frente un pequeño librero con algunas piezas y un ventana con vista al jardín. No era la mejor habitación del mundo pero había mucha paz en ella.
Mirando hacia el jardín, se encontraba una señora con el cabello completamente blanco, sentada en su silla de descanso, y sus piernas cubiertas con una manta. A pesar de su edad, sus ojos azules brillaban con mucha intensidad.
-Susan, ella es Rachel Barry. Viene a hacerte compañía-
Esta gira su mirada hacia Rachel y le regala una tierna sonrisa. La morena al poder admirar los ojos de aquella mujer, pensó que ella ya había visto ese verde singular en alguien más, alguien que conocía, pero lo dejo pasar. ¿Cuántas personas conocen de ojos verdes? Muchas.
-Hola hija, que bueno que vengas de visita. Ojala y no te parezca aburrida, gracias por tomarte la molestia de estar aquí.-
-No es ninguna molestia señora, al contrario, estoy segura de que me agradara estar con usted-
-Bueno, las dejo para que se conozcan mejor.-
Grettel se marcho para dejarlas solas y tuvieran mayor confianza para conocerse. Rachel aun tenía esa punzada en la cabeza de que ya había conocido a esa mujer. Sino a ella precisamente, esos rasgos los conocía en alguien más, pero no lograba descifrar a quien le pertenecían.
-Y bien señora, gusta que le lea algo o…-
-Llámame Susan hija, y no sé, ¿qué tienes en mente?-
-Ok, Susan será. ¿Le gustan las historias de amor?-
Y así paso la mayor parte de la tarde. Rachel llevaba consigo una copia de "Romeo y Julieta" en su bolsa y decidió leerle a la agradable viejecita. La mujer la escuchaba con atención las palabras que salían de la boca de la morena. Le encantaba tener compañía, esa niña le agradaba mucho, a pesar de haberla conocido hace unas pocas horas, pensaba que era una persona de buenos sentimientos.
-Y… creo que será todo por hoy Susan, el tiempo de visitas término-
-Oh, es una lástima, estábamos llegando a la mejor parte-
-Mañana continuaremos, ¿le parece?-
-Sería fantástico hija-
-Disculpe Susan pero no puedo quedarme con la duda. ¿Usted tiene nietos?-
-Claro que si, son mi adoración. Creo que vendrán a visitarme en esto días, mira, en ese buro están sus fotos-
Rachel se levanto de su asiento y se dirigió hacia donde Susan le dijo. En el buro habían dos pequeños portarretratos, con la imagen de dos niñas rubias, una de más edad que la otra pero casi idénticas.
Al acercase mas, se sorprendió bastante.
-¿Quinn?- Dijo tomando el portarretrato.
-Ohh si, mi pequeña Quinnie… ¿la conoces Rachel?-
-Sí, vamos en la misma escuela… …-
-¡Que coincidencia!, Y ¿son amigas?-
-Digamos que somos compañeras de Glee Club…-
-Me ha contado, mi niña tiene una hermosa voz… ha sido siempre así desde que era pequeña. Le encantaba cantar y ver musicales, no sé por qué hasta ahorita se unió a un coro, pero mejor tarde que nunca ¿no?-
-Claro Susan… y me tengo que ir, mis padres se preocuparan si llego tarde a casa-
-Si cariño, vete con cuidado y gracias por haber venido, ha sido lindo conocerte.-
-Un placer Susan, te veré mañana, descansa.-
Más días como estos fueron pasando. La relación entre Susan y Rachel fue haciéndose más grande, la morena, por fin había encontrado a alguien que estuviera dispuesta a escuchar su voz horas enteras y sobre todo, que le pusiese atención.
Pero no dejaba de ser extraño. Se preguntaba, ¿Cómo es que siendo nieta de tan finísima persona, Quinn tenga tan pocos modales? Pero eso era algo que no estaría dispuesta a hablar con su abuela, después de todo, quien era ella para criticar a la gente y mas con un familiar. Pensaba que sería mejor dejar las cosas así, procuraba que cuando la familia de Susan iba a visitarla, ella inventaba un pretexto para no asistir a su visita diaria al geriátrico. Todo estaba bien, inconscientemente había encontrado una nueva amiga, algo avanzada de edad, pero amiga al fin y al cabo. Pero no contaba con que la tranquilidad se terminaría ese día.
-Rachel!, que bueno que llegas querida, tengo que contarte algo-
-Hola Susan, ¿Qué sucede? Te ves muy feliz-
-Claro que lo estoy pequeña, te contare… siempre que mi familia viene a visitarme tu tienes alguna ocupación que te impide estar aquí, bueno, ya lo solucione. Vienen directamente para acá, no podía esperar un día más para que ellos te conocieran-
Y toda la paz, tranquilidad y serenidad que todos los días encontraba en esa habitación desapareció con las palabras de aquella anciana. Definitivamente no es eso lo que esperaba al llegar ahí, claro que no.
-Pero... pero… Susan… ¿crees que este bien? Digo… no sé si sea adecuado, yo solo soy voluntaria en este lugar, no tienes por qué hacer esto; me siento halagada pero, no estoy segura de que sea lo correcto…-
-Claro que es lo correcto Rachel!- La interrumpió con una alegría que hacía que la pequeña diva se hundiera aun mas en su desesperación- Les he hablado mucho de ti, y ellos también están deseosos por conocerte, sobre todo Quinnie, que aunque ya se conocen me parece, creo que quiere hablar contigo-
-¿Quinn Fabray quiere hablar conmigo?...-
-No tenía idea de que se refirieran a ustedes misma por su nombre completo… ¿está todo bien?-
-¡Claro que si Susan!, no pasa nada… es solo que, siendo sincera contigo, ella y yo no tenemos una amistad muy "trascendental"… somos compañeras y nos limitamos al trabajo en equipo en el Club Glee pero solo eso… no tengo idea de que desee hablar conmigo…-
-Bueno, ni yo. Tal vez y con esa platica ella y tú puedan llegar a tener una amistad después de todo. Se como es mi nieta, puede llegar a ser muy cerrada con sus sentimientos y algunas veces demasiado elitista y obstinada como su padre, pero en el fondo es buena chica.-
-Estoy segura de eso Susan; Quinn puede llegar a ser muy valiente y a defender sus ideales acosta de todo, es una gran persona y tiene una gran voz… aunque con algo de práctica y lecciones de vocalización estoy segura de que será aun mejor-
-Si… es una caja de sorpresas, no te confíes por la primera impresión, esa niña es mi más grande orgullo ¿sabes? Intento rescatarla de todo lo podrido que Russel le enseño alguna vez, tal vez tú puedas ayudarme-
Tomando en cuenta de que tienen de ex – novio al mismo sujeto, y que han peleado por casi dos años seguidos, sería una gran proeza que Rachel y Quinn pudieran tener una plática humanamente decente solo porque si. Pero nuevamente, ¿quien era la morena para romper las ilusiones de una pobre anciana que amaba intensamente a su familia? Si la rubia quería hablar, ella no sería quien se lo impidiera, sobre todo si se puede armar un tratado de paz entre ellas.
-No soy una santa Susan, lo tengo que admitir. Pero no te mentiré, me encantaría llegar a ser amiga de Quinn. Ayudaría mucho en la dinámica del club-
-No se diga mas, ellos llegaran en cualquier momento, estoy segura de que llegaran a ser grandes amigas-
-Fin del Flashback-
Nada de Glee me pertenece, solo ayudan a expresarme.
Se aceptan criticas de todo tipo, gracias por leer.
