Ok, este es un drabble... Estoy sin luz en casa, a las 4am se largo tremenda tormenta, y por ello estoy sin dormir... Mi mente se niega a estudiar y como tengo batería en el ipad, ¡Vamos a escribir yaoi!

Por cierto, disculpen los errores de tipeo...


Un buen chico


Avisos: historia experimental... Yaoi shota, ¿Incesto? En fin, esto es algo medio raro...


Toushirou era un bien chico. Unigénito y sin padre, era el sostén de su madre, Rangiku. Desde que tenía memoria, se ocupaba de la casa, mandados, limpieza y servicios. Rangiku trabaja en una empresa dedicada al turismo, y acostumbraba viajar con frecuencia, dejando a Toushirou con la abuela, hasta que el muchacho demostró ser capaz de cuidarse y estar sol en casa. Ya había cumplido 14 años y si bien era un tanto inusual, Toushirou estaba conforme: le iba bien en clases, tenía el más alto promedio de la escuela y estaba por ingresar en una prestigiosa secundaria alta.

"Shirou-chan, debemos hablar" el tono de la voz de Rangiku le llamo la atención, más que otra cosa. Se sentó frente a ella en el pequeño comedor "esta noche saldremos a comer. Quiero que conozcas a alguien."

El muchacho se tensó. Conocía esas presentaciones, su madre ilusionada y al poco tiempo destrozada por el imbécil de turno. Quien fuera esta vez, Toushirou no se ilusionaba mucho. Pero la ansiosa mirada de Rangiku lo pudo, así que se limito a sonreírle y asentir. El era un buen chico.

El día escolar paso como de costumbre. Asignaturas que poco desafío le planteaban, y a la hora de recoger sus zapatillas, una cartita de coqueta decoración.

"¿Otra más? Sos suertudo." la figura de Ichigo Kurosaki se inclinaba a mirar. Toushirou resoplo, haciendo trocitos la carta "Eh, podrías ser mas considerado"

"No me interesan esas cosas." respondió, tirando los restos a un cesto y tomando sus cosas. Era la verdad, muchos se le habían acercado con intenciones amorosas, chicos y chicas, pero a Toushirou no le interesaban en lo mas mínimo. Antes, estaba la escuela, su mama y llegar a ser alguien.

"Tenés que aflojar un poco, Toushirou. La vida se te va a pasar y no viviste nada."

Toushirou camino sin mirarlo "Si, y hacer un espectáculo de mi mismo, como tú con Abarai, que toda la escuela no tardo en descubrir."

Kurosaki caminó en silencio a su lado, obviamente incomodado "Ya le dije que no me gusta que lo cante a todo el mundo... Pero no me avergüenzo de decirlo: si, somos novios."

"Sigo sin interesarme".

Toushirou se vistió con un ambo color gris perla, camisa blanca y corbata celeste, se acomodo el cabello y subió al taxi que los llevo a un restaurante, elegante pero no excesivo. Otro ricachón, pensó Toushirou, ya irritado. No presto atención al camarero que los guio a la mesa, hasta que noto que Rangiku saludaba a alguien. Un hombre muy delgado, alto y cabellos color plata se inclinaba a besarla en la mejilla, para escándalo de todos. Toushirou se quedo helado, ¿Quien era ese?

"Gin, aquí esta mi hijo, Toushirou."

Unas facciones afiladas, los ojos entornados en aguda mirada y una sonrisa ladina. El hombre, que vestía elegantemente un traje azul marino, estiro la mano para saludarlo, y Toushirou se le quedo mirando, para saludar con una reverencia, ante la atónita expresión del otro.

"Gin, ¡has vivido demasiado en el extranjero!" rio Rangiku, tomándole del brazo "Shirou-chan es demasiado japonés como para darte la mano".

Gin recupero la postura inicial y devolvió la reverencia "Es cierto... Pero no me habías dicho que era tan lindo como tú."

Toushirou se sintió ruborizar, y Rangiku le dijo que no lo molestara. Se sentaron a comer y entre caricia, palabras y miradas, Toushirou se dio cuenta que su madre llevaba un anillo nuevo. El tenedor se le cayó de la mano y resonó contra el plato.

"Ran-chan, ¿estoy en lo correcto, si supongo que no le has contado a tu hijo de nuestro compromiso?"

"Ups."

"¡Mamá!"

Toushirou pocas veces se enfadaba en serio, pero esta vez se sentía justificado. Su madre se encogió, un poco asustada.

"Shirou, tienes que entenderlo. Ya no soy una muchacha, y contarte que me había re encontrado con un viejo amor y que los sentimientos seguían allí... Pues... Eso..." Rangiku estaba apenada, y Toushirou se sintió avergonzado. Se levanto presuroso y fue al baño, antes de que las lágrimas de vergüenza cayeran de sus ojos. Lagrimas calientes, que solo causaron más lágrimas. Toushirou no sabía cómo volver a enfrentarse a la felicidad que había visto en los ojos de su madre. Se lavo la cara.

"¿Estas mejor?"

La voz de Gin le hizo mirarse al espejo, su esbelta figura estaba a su lado, silencioso como una sombra. Toushirou no confiaba en su voz, así que solo asintió. Gin tomo una tolla de papel y se la tendió.

"No te sientas mal. Lo estas manejando muy bien, chico. Me gustaría que, si no te caigo bien, al menos acordemos en coexistir pacíficamente. Hazlo por tu mama, ¿ne?"

Toushirou se mordió el labio, no le gustaba ser tratado como un niño... Pero el otro tenía razón.

El era un buen chico.

La boda se realizo el mes siguiente, con muchos que se aceraron a felicitar a la pareja. Toushirou se quedo una semana solo por la luna de miel de sus "padres", y luego iniciaron su vida juntos. Alquilaron una casa mas grande, donde Toushirou tenía una habitación enorme a sus anchas, y la de sus "padres" quedaba lo suficientemente lejos para no escucharlos por las noches (aunque el saber lo que seguramente sucedía puertas adentro de ese lugar le causaba noches insomnes), y poco a poco, Toushirou comenzó a abrirse a su padrastro. No recordaba a su padre, así que era algo interesante tener a un hombre adulto donde mirarse, y Gin no era mal espejo: profesional exitoso de una multinacional, conocía a muchas personas de la alta sociedad, además de ser extremadamente agudo e instruido, discutir algún tema era emocionante para el jovencito. Incluso el físico. Si bien no era un Adonis, no estaba mal, aunque esas consideraciones le dejaban ciertos sentimientos encontrados. Rangiku estaba feliz ver que los dos hombres de su vida se llevaran tan bien.

A los seis meses de convivencia, surgió un viaje de un mes para Rangiku en el extranjero. Serviría de asistente a una comitiva diplomática, y como Gin tenía unos asuntos de trabajo que cumplir y Toushirou clases a las que asistir, ella tuvo que irse sola. Toushirou no se preocupo, se llevaba bien con Gin así que todo estaría bien. La primera noche, jueves, no pasa nada fuera de lo común, Gin aviso que no llegaría a la cena así que Toushirou estuvo solo.

La cosa fue el viernes.

Toushirou despertó agitado, el cuerpo pegajoso de sudor y su entrepierna "extraña". Corrió las sabanas para descubrirse, y lo saludo una pequeña tienda entre sus piernas. Gruño, era una erección matinal, nada raro, era un adolescente, normal, blah, blah. Se sentó en el borde de la cama, considerando como podía evitar que Gin lo viera. Tampoco era que Gin se sorprendiera, era hombre como él y seguro le había pasado cuando chico despertarse con el cuerpo encendido por las hormonas.

Pero lo que avergonzaba a Toushirou era que, a pesar de estar en plena adolescencia, nunca se había masturbado. Nunca había tocado su miembro más allá de lo necesario, y ahora no estaba seguro de cómo proceder. El simple roce de la ropa le causaba extraños escalofríos, y el aire fresco de la mañana se sintió bien. Toushirou miro nuevamente, sabía que se "bajaba" solo con el tiempo, pero lo mejor era descargar lo que causaba la erección. Con cierto cuidado, lo tomo entre sus manos y comenzó subir y bajar. No era desagradable, pero parecía que tampoco conseguía nada, más que un poco de sensación. Cerró los ojos, buscando algo que lo inspirase, una imagen, algo... Pensó en una de las tantas compañeras de escuela que se le habían acercado, sus grandes ojos con largas pestañas, las mejillas pecosas, las diminutas manos con cuidadosa manicura, las imagino desnudas, los redondos senos con pezones rosados, tal como las había visto en las revistas que alumnos mayores se prestaban. Frunció el ceño, ya que aquello tampoco funcionaba y sentía latirle dolorosamente el miembro. Fue entonces cuando oyó la voz de Gin, algo apagada por la distancia, respondiendo al teléfono. No supo bien porque, pero sus manos comenzaron a moverse, mas ansiosas y dedicadas, mientras se imaginaba a Gin hablar, el movimiento de sus labios, los gestos de sus manos, el brillos de sus ojos tras aquellos parpados entornados.

"Ugggh!" el líquido tibio le ensucio las manos, y Toushirou pronto se lo limpio en las sabanas. Corrió al baño a ducharse, se vistió de prisa y salió apenas dando un adiós, avergonzado de haberse masturbado pensando en su padrastro.

Ese día, Toushirou comenzó a dejar de ser un buen chico.

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