De verdad que estaba molesto. Molesto en serio.
"Al modo tuvo que meterme a la primera escuela que se encontrara, verdad." Dijo, pero seguía caminando con las manos en las bolsas y las flacas piernas tiezas de frio.
Después de un rato de caminar se decidió por vacilar con su tiempo un rato, y se sentó al lado de un tronco viejo, al que le rodeaban piedras de arrollo finitas y lisas por el agua, y su primer instinto fue tirarla y verla rodar.
"Párate." Dijo, y la piedra, hombre. La piedra se paró. Le hubieras visto la cara.
"HA." Medio aulló y agitó los brazos. "¿Viste, viste? Cabrón, ¡soy genial!"
Agarró un palo del piso y comenzó a golpear el suelo cubierto de hojas, a las rocas, al tronco, a los árboles, y lo pisó y lo rompió.
Porque ¿quién carajo además de él tiene tan mala suerte como para perder su gorro en ese estúpido pedazo de nada?
Pues él.
El gorro era una cosa especial para él. Su abuelita se lo había traído de sabrá Dios donde y todo estaba perfecto hasta que tuvo su primer día en la nueva prepa y todo se fue al carajo. Por qué el gorro era viejo y lleno de pelusa y, pues, el caso es que alguien se lo quitó.
Para no hacer larga la explicación su gorro se perdió por ir de mano en mano, y él no lo pudo encontrar por ser el newbie.
El puto newbie.
Cambiar de casas estaba okay, cambiar de escuelas estaba okay, pero confrontación directa con su persona era un total No, y antes de que pudiera descansar agarró el palo medio roto y comenzó a darle mate a las helechos de alrededor, fúrico, como artista mal pagado y rojo de la cara.
Y el castigo divino le dio en la cabeza. Literalmente.
Dio un brinco que lanzó el palo volando y el grito de sus labios quedó atrapado de pura suerte, cuando volteó la cosa le cayó en los pies.
"Pero qué…" se agachó y murmuró un par de obscenas incredulidades cuando descubrió su gorro volteado al revés con una piedra para darle peso. "… pero qué… diablos"
Sus instintos le gritaban que se fuera de ahí, que quien sea que estuviera ahí lo estaba mirando, y que en realidad no sabía si era más bien un algo que un alguien.
Así que dijo "Gracias" y se echó a correr.
Tanto estaba concentrado en que lo que sea que estaba con él no le siguiera el paso que no notó el diminuto "De nada" desde la copa del árbol más grande de todos.
wey, whatever.
Gritame en tumblr,
