Hola!
Vengo aquí con un, por el momento, mini fic, no sé cuántos capítulos tendrá, quizás 2, quizás 3 0 4, o quizás se alarga mucho más, no lo sé...
El título es de una canción de Soda Stereo, "Trátame Suavemente", por si alguien quiere escucharla mientras lee...
Es lo primero que escribo de esta pareja, así que no sé cómo será el resultado, compasión por favor! xD
Disclaimer: Todo este mundo y personajes es exclusiva propiedad de Jotaka, yo sólo lo manipulo a mi antojo.
Disfruten!
Sentimientos encontrados
James es todo lo que Lily odia. Orgulloso, arrogante, sinvergüenza, pedante, ególatra. Pero por sobre todas las cosas, Lily odia lo que James logra provocar en ella. Odia sentir que el corazón le late a mil por hora cuando lo tiene cerca. Odia saber que, si ella quisiera, podría tener a uno de los chicos más solicitados de Hogwarts comiendo de la palma de su mano. Odia que la mayoría de las chicas estén tras él y sean sus declaradas admiradoras. Y, aunque le duela el alma aceptarlo, odia ser una de esas chicas.
Lily sabe que algún día sucumbirá. Sabe que, tarde o temprano, las insistencias de James traspasarán su barrera de orgullo y terminarán obligándola a ceder. Sabe que algún día se le acabarán las excusas y la fuerza de voluntad y, contradiciendo años de resistencia, le dará a James la oportunidad por la que tanto ha luchado. Porque, aunque James sea inmaduro, aunque parezca que cuando se junta con Black la sensatez es un mito imposible, James tiene un 'algo' que la cautiva.
Se ha convertido en rutina. James insiste. Lily rechaza. James insiste. Lily rechaza. Pero James no pierde las esperanzas, y Lily espera profundamente que nunca lo haga. Porque le gusta, aunque nunca se lo admita a nadie, le gusta saber que alguien sería capaz de morir por ella. E, inconscientemente, le gusta ser envidiada por el género femenino. Porque no todas tenemos la suerte de tener a James Potter a nuestros pies. Lily, por supuesto, no comparte esa opinión. Y yo no tengo la suerte de ser ignorada por Potter. O eso dice, pero, ¿quién conoce los sentimientos de Lily? Ni siquiera ella misma.
-¿Cuándo se lo dirás?
-¿Cuándo diré qué?
-Sabes de qué te hablo, Lily, no digas que no te gusta, a mí no me engañas.
Lupin los conoce, claro que los conoce. Lily le ha ocultado lo que siente hasta a su propia conciencia, pero es imposible ocultarle algo a Remus Lupin. Su mejor amigo la conoce mejor que nadie, y, a veces, que alguien te conozca tan bien no es conveniente. Los secretos traen muchos beneficios, pero, con Remus, 'secreto' es una palabra que carece de significado, y, por lo tanto, Lily no cuenta con esos beneficios.
-No puedo hacerlo, simplemente no puedo. Son años que llevo rechazándolo, no puedo hacer como si nada.
-¿Sacrificarías toda una vida de felicidad por un par de años de orgullo?
Orgullo. Tantas veces Lily se lo ha reprochado a James y es ella quien no está dispuesta a dejar su orgullo de lado. James es orgulloso, pero Lily lo es aún más.
-Más que orgullo, es miedo.
-¿Miedo? ¿Miedo a qué?
A que James no la quiera. O a que su amor no sea suficiente. Sabe que el comienzo sería perfecto, como si estuviera soñando. Pero, ¿qué pasaría después? ¿Quién le garantiza que James no se aburrirá? Quizás no es amor lo que él siente, sino un simple capricho adolescente, una especie de meta, y una vez alcanzada se propondrá una meta más difícil y ella quedará olvidada. Porque cuando ganas un premio, no te conformas con ese, siempre buscas uno más. Y a Lily le da pánico que, cuando James la gane, pierda todo interés por ella, y ante esta posibilidad, Lily prefiere no arriesgarse. Prefiere no cruzar el río a ahogarse en la mitad.
-Por muy estúpido que parezca, tengo miedo a que se canse de mí, a que las cosas no sean como se supone que deberían ser, a que James tenga expectativas que yo no sea capaz de cumplir, o a que su amor no sea tan fuerte como él dice.
-Lily, escúchame, no sé si alguien sea capaz de amar a otra persona tanto como James te ama, pero sin duda, te ama más de lo que tú crees que alguien podría llegar a amarte, y eso ya es decir bastante.
Pero esa opinión, a pesar de haber sido expresada con tanta seguridad, no logró disipar todas las dudas de Lily. O quizás Lily prefiere escudarse detrás de esas dudas. No arriesgarse siempre será más fácil que abrirle su corazón a quien ha jurado odiar de por vida, y a quien, rompiendo ese mismo juramento, ama secretamente desde antes de haber jurado odiarlo.
Guardan silencio, porque Remus sabe lo que Lily piensa, y Lily hace vanos esfuerzos por ocultárselo, pero sus ojos la delatan, sus expresiones dicen más de lo que podrían decir las palabras, y no hay que olvidar que Lupin la conoce como nadie, y no hay nada que Lily pueda ocultarle, exceptuando lo que Remus, por cariño y respeto a ella, y porque la curiosidad jamás ha logrado vencerle, se niega a descubrir.
-Ustedes dos, ¿de qué tanto hablan? –James interrumpe, y a Lily el pulso se le acelera, como siempre ocurre cuando la descubren en algo que preferiría ocultar, en algo que es necesario ocultar para no ponerse en evidencia.
Cuando James la descubre.
-Por como reaccionaron, amigo, diría que hablaban de ti –Sirius es aún más inoportuno que James. Remus lo censura sin palabras, una fría mirada basta para que Sirius entienda que hubiera sido mejor no decir nada. El silencio es una poderosa arma que Sirius tiene que aprender a utilizar.
James, ante no encontrar nada mejor que hacer, ríe. Pero el pulso se le acelera tanto como a Lily. La mirada de Remus y el sonrojo de ella, que no le pasaron desapercibidos, sólo pueden significar que Sirius ha dado en el clavo. Y surgen nuevas preguntas. ¿Qué tanto sabrá Lupin sobre los sentimientos de Lily? ¿Qué tanto le ha ocultado Remus a él? ¿Dónde está la lealtad de Lupin, con él o con Lily?
-¿Es cierto eso? –James pregunta esperanzado, sintiendo que se eleva por sobre el castillo, por sobre las nubes, por sobre todo lo que conoce. No tiene motivos para tener esperanzas, porque Lily nunca se ha permitido dárselos, pero esas esperanzas, basadas en nada y en todo, son las que los mantienen unidos, porque se pertenecen sin saberlo, el futuro de cada uno dejó de ser diferente hace mucho tiempo, están inevitablemente entrelazados.
-¿Y qué si lo fuera? No es de tu incumbencia, Potter –Lily responde con otra pregunta. Nunca ha sido muy buena para mentir, y la verdad puede resultar cruelmente dolorosa. Lily se oculta tras las incógnitas, conciente de que sus reacciones y el brillo en sus ojos pueden transformarse en la mejor de las respuestas.
James sonríe, se hincha y continúa elevándose. El evidente enojo y la frustración de Lily es todo lo que necesita para sentirse victorioso, para saber que, después de todo, es él quien ganó la batalla. Pero una batalla no es la guerra. Y esta guerra aún no termina.
-Esa no es una respuesta, Evans. Y ya sabes lo que dicen, quien calla, otorga –James ensancha su sonrisa y Lily deja escapar un bufido de frustración. –Así que creo que tomaré tu respuesta como un 'sí'.
-Cree lo que quieras, Potter, soñar no cuesta nada. –Lily, evidentemente furiosa, sale de la Sala Común sin despedirse de nadie. Ni siquiera de su mejor amigo. De nadie. Odia sentirse vulnerable. Y odia las casi incontrolables ganas que le dieron de gritarle a James que sí, que estaban hablando de él, que ya está harta de tener que ocultar todo esto. Pero aún están separados. Miedo, orgullo, y más obstáculos que James no es capaz de ver y Lily no está dispuesta a saltar.
-Cornamenta, amigo querido, al parecer se te pasó la mano una vez más. –Sirius bromea y ríe. James bromea y ríe con él. Remus mueve la cabeza en un gesto de desaprobación y murmura algo como "par de obstinados" que nadie más alcanza a oír, pero qué importa, nadie nunca oye.
¿Por qué tan callada hoy?
Están desayunando como siempre, James al lado de Sirius, Peter y Remus frente a ellos, y Lily al lado del último. Como siempre. Lily mira fijamente su plato sin tocarlo, sin probar bocado. Sabe que tiene un par de ojos clavados en ella, pero no se atreve a levantar su mirada para descubrir de quién son, como si no lo supiera, le aterra la posibilidad de un contacto visual. Siente esa maldita conversación repitiéndose en su cabeza, una y otra vez. Cualquier persona podría tomarlo sólo como un nuevo vano intento de James, pero Lily no. Reveló más de lo que quería. Mucho más de lo que debía. Y James lo sabe. Por eso la mira sonriendo, porque sabe que es él la causa del nerviosismo de Lily, de su inusual silencio. Sabe que tiene una oportunidad. Y va a aprovecharla.
-¿Qué le pasará a Evans hoy que está tan callada? –pregunta Sirius, con una sonrisa que parece nunca borrarse de su cara.
-¿Eso crees, amigo? Yo la veo igual que siempre –"James al rescate", piensa Lily con ironía, sin poder evitar sonreír.
-No, definitivamente está más callada hoy –los cuatro merodeadores ríen abiertamente, y Lily baja aún más la cabeza para que no vean que ella también lo hace.
-¡Qué mal educados! Haciendo como si Lily no existiera. ¿Por qué mejor no le preguntan a ella? –Lily mira a Remus como diciendo "me la pagarás", y Lupin no hace más que mirarla burlonamente. En situaciones como ésta Lily entiende por qué Remus es amigo de Sirius y James.
-Lunático tiene razón, ¿y, Evans?, ¿por qué tan callada hoy? –Sirius habla dirigiéndose a ella, no es una simple observación a la que puede hacer oídos sordos, no, es una pregunta directa, y ante eso no tiene posibilidad de evasión. Opta por el camino más fácil, comer, aunque no tenga hambre, aunque tenga un nudo en la garganta, aunque tenga un nudo en el estómago, pero al menos tendrá la boca ocupada.
-Es que tengo hambre –responde Lily, después de hacer un esfuerzo sobrehumano por tragar la enorme cantidad de comida que se metió apresuradamente a la boca.
-Evans, Evans, Evans –suspira Sirius moviendo la cabeza negativamente. –Te salvas porque hoy estoy de buen humor, pero no esperes convencerme con esa excusa, ni tú te la crees.
