¡Hola! Este fic es una respuesta a la petición de luna1415 en el foro de las Weirs Sister sobre la estancia de Sirius en Azkaban. No sé si es lo que te esperabas, pero va por ti.
Disclaimer: Estos presonajes no me pertenecen y Azkaban no es la casa de mis sueños ;)
Cuando Dédalo se volvió loco
Azkaban es un laberinto de callejones estrechos repletos de celdas, para que, si consigues escapar, no llegues a salir y te pierdas en una maraña de muros mohosos y resbaladizos. En su centro, en vez de un minotauro, hay un nido de dementores en una eterna orgía de espíriutus desoladas y de sufrimiento sin pausa. No hay hilo de oro que conduzca a la salida, no hay una muchacha que te salve por un guiño de ojos, no hay un héroe que te rescate antes de ser devorado.
Sirius cree que Azkaban fue construida por Dédalo, que al final acabó por volverse loco. Eso no lo dicen las historias pero, ¿quién no acabaría sin una pizca de cordura al enredarse en los bocetos de líneas y figuras geométricas que no tienen fin? ¿Quién no terminaría totalmente chiflado si su hijo se estrella contra el mar porque no fue capaz de poner suficiente cera en sus alas? No es que sea un tema especialmente trascendental, él nunca ha sido de pensar mucho las cosas, sino de actuar por instinto. Al estar encerrado entre las paredes necesita tener la mente ocupada, alejar sus pensamientos de todo aquello que no sea dolor. Así que acude a las historias de mitología, a imaginar las constelaciones con los ojos cerrados, a contar las líneas que tiene en las manos. Ochenta y tres para ser exactos, incluyendo las pequeñas grietas de los dedos que parecen cruces insignificantes y simbolizan las penas que nos tocan vivir. Sirius tiene demasiadas. Piensa en cosas insustanciales, no en recuerdos, porque si lo haces caes en la trampa.
El viento aúlla a las nubes que intentan tapar la luna, y al final, logra que se aparten y que el copo de témpano astral deje caer su luz argentina sobre la prisión. Cuando el resplandor le da de lleno, Sirius siente por un momento que es libre de nuevo y los grilletes se le aflojan, que está en el bosque prohibido como si la guerra jamás hubiera acabado con su esperanza ni sus deseos.
El frío que emana de los dementores y anida en el alma congelando los vestigios de una felicidad pasada le ataca en esos momentos de vulnerabilidad, y le devuelven a la realidad de piedra y dolor por unos segundos antes de tirarlo a la perdición. Le sumergen en un tormento de recuerdos agridulces que se vuelven cada vez más oscuros y siniestros, donde ni siquiera la luz de la Luna llega.
Azkaban nunca duerme, y aunque lo intente no puede. Sus habitantes permanecen despiertos, reviviendo pesadillas día tras día. A cada instante se oyen gritos de locura o llantos con lágrimas abundantes de alguien que quiere salir y no lo consigue. Hay un murmullo continuo de voces que no se apagan, de delirios, de súplicas y de reclamos.
Sirius, como luchador nato que es, pelea con dientes y sangre la liberación de las visiones. Se aferra a la poca cordura que le queda, a la venganza que planea cuando salga de allí. Se aferra a un niño de ojos verdes que sigue vivo, a su inocencia, a su vena Gryffindor que no lo deja rendirse.
Espero que les haya gustado, lo escribí en clase de historia. No sé si conocen la leyenda de Dédalo, fue el constructor del laberinto del minotauro.
Se agradece un comentario ;)
Nos leemos
