DISCLAIMER: Saint Seiya no me pertenece. Todos los derechos están reservados por Masami Kurumada y TOEI.
Lejos de ser un reto lanzado por alguien, es un reto auto impuesto. Leyendo el reto de una amiga pero de otro fandom me entró la curiosidad y quise probar. El reto concite en crear una pequeña historia o drabble de la pareja en cuestión teniendo como temática cualquier cosa que vaya de la A a la Z.
Espero la disfruten.
A-Z Saint Seiya
AMISTAD.
La novia entró, ataviada con un hermoso y sencillo vestido blanco. Caminaba hacia él con pasos lentos y en realidad a él le pareció que flotaba como una bella bailarina, hasta su encuentro.
Él le sonrió, sintiendo las rodillas desfallecer cuando se encontraron frente al altar y se tomaron de las manos.
— Luces preciosa, te amo tanto… — susurró él y una lágrima bajó por el rostro de su hermosa novia.
— Tú luces tan guapo—contestó ella, sonrojándose y deleitándose de cuán atractivo le parecía su futuro esposo vistiendo aquel traje negro. Sin embargo, pronto cambió su actitud—. Seiya… ellos, no han venido —pronunció, sin poder evitar que las lágrimas fluyeran.
— Lo sé preciosa, pero no importa —mintió con voz quebrada, acariciando la mejilla de Saori.
Ahí estaban. Solo él y ella y su hermoso amor. La confesión de aquellos sentimientos había causado un revuelo en el santuario que ya se habían esperado, sin embargo, no habían contado con que sus mejores amigos también les dieran la espalda. Así, su fugaz pero esperada boda, había terminado por tenerlos solo a ellos dos como testigos junto con el padre que los observaba apenado sin comprender porqué aquella ceremonia estaba vacía.
— Te amo, Seiya —confesó, presa de la alegría de sus sentimientos y del dolor del abandono de sus mejores amigos.
— Eso es lo único que necesito escuchar todos los días de mi vida —dijo, tomando el rostro de Saori entre sus manos.
— ¿Puedo comenzar? —los interrumpió el padre, carraspeando un poco.
— Si, padre. Por favor prosiga… —concedió el castaño, sonriendo.
— ¡Un momento! ¡Esperen por favor! —irrumpió la voz de Shun en la iglesia, rebotando por el eco del recinto. El chico, enfundado en una camisa azul y pantalón café, corrió hasta la primara fila y se sentó—. Disculpen la demora muchachos —Saori rompió en llanto en el momento y Seiya ensanchó una gran sonrisa. Shun jadeaba un poco en su lugar debido a que había llegado corriendo—. Lucen fantásticos, los dos —las lágrimas se asomaron por las comisuras de sus ojos verdes, se sentía muy feliz de verlos y de haber llegado—, disculpe padre, podemos comenzar…
— Bien —retomó el sacerdote, un poco más animado de ver por lo menos a alguien que conocía a la pareja. Un testigo de su amor, pensó él—. Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Seiya y Saori que…
— ¡Te dije que te dieras prisa, Hyoga! —un tono molesto invadió la iglesia, seguido por el sonido presuroso de las pisadas de los dos amigos que acababan de arribar.
— ¡Y-Ya Shiryu! N-No te enojes es que no encontraba mi corbata… —se disculpó el rubio, apenado.
— Mira, ya han comenzado —seguía el regaño por parte del dragón, mientras caminaban.
— ¡Chicos! —exclamó Seiya al observar a sus dos amigos acercarse a la primer banca. Hyoga vestía traje azul y camisa blanca y no había rastro de la corbata por la cual habían iniciado la pelea, por lo cual Seiya comprendió bastante bien el enojo de Shiryu. Por su parte su amigo dragón llevaba una camisa color rosa y pantalón gris satinado y lucía bastante molesto.
— Sentimos la demora, por favor continúen —concedió Hyoga y Shiryu sólo se limitó a asentir.
El impaciente padre suspiró. Bien. Se alegraba por aquella pareja, sin embargo esperaba no pasar la siguiente hora intentándolos casar entre arribos de familiares o invitados.
— Como iba diciendo —dijo un poco irónico—, el matrimonio es la unión sagrada de dos personas que han decidido enlazar sus vidas y los han hecho partícipes a ustedes al ser personas importantes para ellos… —Seiya miró de reojo a Saori y ambos ensancharon sonrisas cómplices. Se tomaban fuerte de las manos, tanto que se lastimaban un poco pero no importaba, eran felices, infinitamente. Habían pasado por tanto para decidirse al fin el vivir su vida, el reconocer sus sentimientos y aventarse a ser felices que ya nada importaba. Ni el pasado, ni lo que les esperaba al salir de esa iglesia. Serían él y ella contra el mundo, como siempre había sido y como debía ser.
— Los anillos por favor… —Saori estaba tan nerviosa que ni siquiera se había dado cuenta de qué tanto había avanzado la ceremonia para llegar a tal punto. Los novios respingaron en su lugar al darse cuenta del pequeño detalle…
— E-Es que, pues verá padre —comenzó Seiya rascándose la cabeza con una mano. Saori enrojeció totalmente—. N-No tenemos anillos… —el padre sintió que se iba a ir para atrás.
— ¿P-Pero qué…?
Todo había sido tan apresurado y furtivo que habían olvidado los detalles. Realmente a ellos no les importaba y esperaban poderse casar así sin más, sin embargo el padre no lucía nada contento…
— Un momento por favor —la gruesa voz de Ikki se hizo presente. Todos se giraron hacia la entrada en donde el caballero de Fenix yacía recargado en la puerta, observando la escena. Nadie tenía idea de cuanto llevaba ahí exactamente.
— ¡Hermano! ¡Llegaste! —Shun se levantó de su asiento de un brinco.
— No se emocionen mucho —rebatió con falsa modestia mientras se acercaba. El chico de cabellos azules vestía camisa blanca de rayas y pantalón azul marino, e incluso se notaba que había peinado un poco su cabello—, sólo vine a entregarles un encargo de Tatsumi —Ikki fue hasta Seiya y Saori que estaban bastante confundidos ¿Un encargo de Tatsumi? ¿Qué podría ser?
— Pero… ¿por qué no vino…? —preguntó Saori.
— No me lo dijo —soltó tajante el fénix—, pero me pidió que les entregara esto, me dijo que los iban a necesitar — el chico sacó una mano del pantalón y les extendió una pequeña cajita roja. Saori la tomó con manos temblorosas. Al abrirla descubrió dos argollas de oro que yacían sobre un pequeño cojincito.
— I-Ikki, yo... —comenzó ella, nuevamente entre lágrimas.
— Tatsumi me envió —aclaró y dio media vuelta para sentarse en la segunda fila, detrás de Shun.
Y entonces, sin decir más procedieron a intercambiar anillos. Estaba claro que todos sus amigos habían llegado hasta ahí por una única razón: su amistad. Cada uno tenía una particular forma de demostrarlo, pero Seiya lo sabía. Eran amigos y hermanos y aunque en un principio todos ellos habían temido por que su amor desatara una mismísima guerra santa, ahí estaban, apoyándolos. Ellos testigos en primera fila de su amor latente.
Saori se secó las lágrimas y sonrió, sintiéndose la mujer mas dichosa del mundo. Nunca en su vida hubiera imaginado que se casaría y mucho menos con el hombre de su vida, al único al que había amado desde siempre.
Seiya deslizó el anillo por el dedo de Saori mientras sonreía y se dejaba embargar por las lágrimas. Era el hombre más feliz sobre la tierra y lo sería siempre al lado de Saori.
No había sido como la pareja lo había imaginado cuando tomaron la decisión más importante de su vida. No, la verdad era que, aquel momento era muchísimo mejor.
Esta fue la primer letra. De repente me sentí inspirada y me pareció bastante bonito este reto, espero no tardarme mucho entre cada letra, pero si les advierto que será pausado porque tengo otras historias esperando continuación.
Se darán cuenta que voy a tratar de llevar una temática sobre un detalle en estos drabbles, ya verán de que se trata. Debo confesar que tenía mucho mucho tiempo sin escribir de Seiya y de Saori, y regresar me hace muy feliz.
Nos leemos pronto.
Princesa Saiyajin.
