Disclaimer: Sherlock y personajes no me pertenecen.
Advertencias: AU, Omegaverse, violencia, insinuaciones de violación, angust, transcurso lento.
MASTERY OF EMPATHY
Capítulo uno
-Sherly, cariño, estamos en casa.
Fue evidente la advertencia en cada sílaba, tanto que Mycroft arrugó la nariz como si oliera algo particularmente desagradable, Sherlock ajustó su agarre en la taza de té y soltó un fuerte suspiro, como si le doliera la sola presencia de su madre en casa. Brevemente pensó que este omega sería como los anteriores, que se negaban a pasar porque sentían la hostilidad. Pero entró a la casa lo que le llevó a concluir que era uno de los que mendigaban por amor, de los más aburridos y por lo mismo se sintió ligeramente enfermo. Los omegas eran aburridos (aburridos, simples e idiotas), aceptando todo lo que le ponían enfrente. El instinto animal que corría por ellos era aburrido, simple y estúpido (sobre todo estúpido, aunque viéndolo desde su punto todos eran estúpidos).
Ella apretaba con nada de paciencia su cartera, los nudillos blancos indicaban la tensión, las circunstancias la estaban desgastando, Sherlock se permitió un trago de Darjeeling antes de fruncir la nariz, odiaba ese maldito té. Evitando mostrar más su descontento bajó la taza y miró a su madre, la tensión se había acumulado alrededor de sus ojos, muestra clara de su enfado ante su poca atención. Mycroft miró el techo, probablemente rezando a sí mismo (San Mycroft).
-Bienvenida a casa, madre. –Soltó suavemente, aprovechando para mostrar los modales que nunca se molestaba en presentar. -¿Quién es tú amigo?
De nuevo, ella tensó los dedos y colocó una mano sobre los hombros del chico que estaba a su lado, como si temiera que fuera a escapar. Buena idea, pensó Sherlock, tal vez si era un poco grosero este omega se iría llorando (como el penúltimo, que descubrió que Sherlock era un completo insensible, ni las palabras de Mycroft pararon su llanto).
-Sherlock, -ella regañó de una forma tan sutil que no parecía un regaño, -éste es John Watson, del que te hablé, John querido, él es Sherlock, mi hijo.
Arrugó la nariz visiblemente y pensó que sería más rápido, correr por la ventana o arrojarse sobre Mycroft para alcanzar la puerta, Mycroft se levantó y se apoyó en la silla, la clara intención que no le permitiría huir. Sherlock se vio obligado a relajarse en su lugar y enfrentar a Melissa. Debía pensar una opción y recordó entonces, las mejores soluciones a veces eran las más sencillas. En este caso sería la verdad.
-No lo quiero.
Melissa Holmes brilló en furia en menos de dos segundos, Mycroft amplió la sonrisa y se cruzó de brazos, parecía disfrutar la escena y Sherlock aceptaba que de estar en su lugar también lo estaría disfrutando. El punto no era ese, el punto se centraba que él era el objetivo de Melissa y estaba seguro que nada iba a detenerla de darle a John Watson.
(Por cierto, John Watson se había mantenido al margen desde el momento que entró en la sala, tal vez no era tan idiota como pensó, Sherlock le daría el beneficio de la duda).
-Él va a ser tu omega, Sherlock. –Declaró ella suavemente, tan suave que parecía letal, era la señora Holmes, después de todo, ella le había criado. Ella era lo suficientemente lista para sobrepasar sus barreras y luego demostrar que podía regresar sin romper nada. Una mujer de cuidado. La única omega a la que le tenía respeto porque lo merecía no simplemente por ser su madre.
Mycroft no había apartado la sonrisa de su boca y cuando Melissa giró para mirarlo la sonrisa se borró rápidamente y fingió estar en el lugar equivocado sin tener conciencia de eso, Melissa pareció decidir que luego tomaría sus medidas. Ella volvió la mirada a Sherlock y luego la suavizo cuando se dirigió a John (quien no la miraba).
-John, querido, Sherlock cuidará de ti a partir de ahora, ¿por qué no te acercas y lo saludas?
Lo vio tensar los hombros, como si esperara que su presencia se hubiera desvanecido o no fuera requerida, pero él dio un paso, un pequeño pero firme paso, tenía las manos tensas, formando dos puños ligeramente apretados, entonces pareció perder la tensión a su alrededor y alzó el rostro.
Pero John no parecía realmente asustado y Sherlock alzó una ceja en cuanto notó que, realmente, John parecía todo menos que asustado. Disgustado, bien, sería la palabra correcta.
-John Watson.
Sherlock alzó una ceja, pero el disgusto se borró de los ojos de John tan pronto como se tomaron las manos, la mano de John era pequeña y a la vez agradable entre sus manos, no era larga y delgada como la de él, era pequeña y confortable; Sherlock lo soltó y observó sus ojos.
Eran azules y redondos, simples y normales, John Watson, ante sus ojos, era la tesis de todo lo común, simple y aburrido, su antítesis. John Watson no era para él y John Watson debía de entender ahora mismo que irse no era opcional (no era un 'podría' o 'tal vez debía pensar', era un 'tenía que hacerlo').
-John ti-…
-No. –Cortó rápidamente Melissa. –No, Sherlock, no a cualquier cosa que digas, ¿me oyes? No, John no se va, se quedará aquí, contigo y tú deberás aceptarlo. ¿Entiendes, cariño?
Mycroft nunca había tenido una expresión tan indiferente como ahora, era su forma de intentar resistir las ganas de reír y Sherlock deseo tanto poder hacer algo al respecto, pero ahora tenía algo mucho más importante por hacer, hacer desistir a esa mujer de su idea de tener a John.
-Pero… ¡Míralo! –Soltó, como si Melissa Holmes no lo hubiera vista en ningún momento. –¡Él luce tan aburrido y común!
-¡Sherlock!
Mycroft soltó un carraspeo (simplemente no podía resistir más la risa, Sherlock era tan infantil) Melissa lo miró con los ojos entrecerrados y éste decidió salir del salón (continuar ahí hubiera sido un detonante para el mal humor de su madre). Melissa colocó una mano protectora sobre el hombro izquierdo de John y Sherlock supo que ya había perdido hace mucho (evidentemente, desde el momento que John fue conocido, Melissa ya había tomado la decisión de tenerlo).
-No Sherlock. –Fue suave ahora, lenta también. –Voy a dejar a John aquí, contigo, lo conocerás, te esforzaras para lograr eso. Entonces volveré y si John está asustado, molesto o llorando, tú y yo tendremos una plática muy sería, dicha plática tiene que ver con alguien que desea irse a Londres, ¿bien?
Literalmente, ella siempre sabía que botones apretar, Melissa dio un suave apretón al hombro de John, giró sobre sí misma y salió del salón, todo ante la mirada de John, una mirada que pedía un poco de clemencia. Sherlock soltó un resoplido y se dejó caer en el sillón. Observo a John y tuvo, entonces, una imagen completa de él.
Aburrido, simplemente aburrido, común, ordinario. No podía vivir con la idea que estaría eternamente al lado de alguien tan común.
-Yo…
-No, tendré el… placer de ir yo primero. –Sherlock se acomodó en la silla y utilizó esa pose deductiva que Mycroft le había dicho que servía para molestar. –¿Deportes, no es así? –John no contestó, no pareció entender, de cualquier forma Sherlock no le dejó. –Rugby o tal vez futbol. Y una pelea con un enemigo, un viejo enemigo, ¿venganza por ser mejor en el equipo? No que va, debe ser algo mejor, debes llamar mucho la atención en Londres. Mal carácter, muy mal carácter, temperamento fuerte y normalmente dejas que te domine, diría más bien que eres fácil de provocar John. Hermano… Hermano mayor, beta sin duda. Tu terapeuta debe de haberte pedido que pensaras dos veces antes de venir aquí, sin embargo tienes ese gran sentido del deber, después de todo estás aquí. Pero esto que importa, lo que realmente deseo saber es: ¿Qué te propuso mi madre para aceptar ser mi omega?
John le miraba de la misma forma, entonces sonrió. –¿Cómo lo supiste?
Sherlock le miró de forma aburrida. –Lo vi, John. Algo que la gente no consigue hacer.
No era suficiente, tenía que saber. –No, de verdad, ¿cómo lo hiciste?
Sherlock se encogió de hombros. –Es bastante obvio, eres bajo de estatura, sin embargo tienes un buen físico, algo que no se consigue simplemente con un poco de ejercicio, es rutina, pero no una cualquiera, deportista entonces, lo que me hace entender que eres de esos pocos omegas a los que se les permite hacer deporte, normalmente los omegas solo pueden jugar rugby o futbol. Luego, tienes moretones en la cara, rasguños en el cuello y una parte de tu cabello es más corta que el resto. Debes haber peleado con una mujer y por esa razón no pareces haberte defendido, ella debe de odiarte desde hace mucho tiempo ya que ha utilizado maniobras que solo ocupan… personas que se dejan dominar por sus impulsos; rasguños y mordidas en el cuello, tirones del cabello y tal vez más.
_Tienes muchos más moretones en los brazos, magulladuras en los nudillos y las uñas maltratadas, lo que me indica que deben meterse mucho contigo en la escuela y no sólo las mujeres, los hombres deben jugarte muchas bromas pesadas y tú no eres de los que dejan la ofensa al aire, estás en peleas más seguido que cualquiera. La ropa que tienes puesta, aunque es de tu medida, se ve desgastada, lo que indica que alguien la ocupó antes que tú, es un modelo pasado también. Tienes un hermano mayor; a lo que me lleva a pensar que es un… beta fracasado que no ha logrado conseguir pareja o un buen trabajo, con muchos problemas que aún ahora lo afectan, probablemente adicto y por lo mismo tus compañeros de instituto te molestaban.
_Tienes migajas en el cuello, además que has estado moviendo los dedos pulgares, son ciertas técnicas que los terapeuta indican para bajar ansiedad, debiste estar así hoy en tu última cita con tu terapeuta, mujer porque un hombre no te daría galletas hechas en casa, antes de llegar aquí, ella debió notar tu ansiedad y preguntarte si estabas seguro de venir. Sin embargo ya habías hablado con tu familia y mi madre, no ibas a retractarte; gran sentido del deber.
John se veía ahora mucho más asombrado, Sherlock rodó los ojos. –Eso fue… asombroso.
Sherlock frunció el ceño, francamente confundido. –La mayoría de la gente no dice algo así.
Una sonrisa más ancha apareció en el rostro de John. -¿No? ¿Entonces que dicen?
-Vete a la mierda.
Hubo un segundo de silencio, entonces John soltó una carcajada y Sherlock no pudo evitarlo, sonrió. Era desconcertante en miles de sentidos que podía enumerar ahora mismo, solo que no creyó que alguno de ellos realmente importara, no ahora. John dejó de reír, pero la sonrisa continuó. Esto no era común, Sherlock no era de los que hacían reír a la gente, era de los que hacían rabiar y luego le odiaban (y finalmente le querían dar un puñetazo en la cara), así había sido el curso natural de su vida.
-¿Me equivoque en algo? –Preguntó ociosamente, siempre quería saber si sus deducciones eran correctas o no.
John le miró suavemente. –Harry y yo nunca nos hemos llevado bien, sin embargo no nos vemos muy seguido tampoco. Es más grande que yo; altura, edad. Tiene pareja, pero se llevan mal y probablemente terminaran separándose, sí… es… una borracha. Harry es diminutivo de Harriet, es mi hermana pero es una marimacha.
Sherlock apretó la mandíbula. –Hermana…
-Bueno sí pero tú…
-¡Tu hermana!
-Fuiste muy acertado, ¿qué más da que te equivocaras en eso? –Sonrió, supuso que John quería relajarlo con eso, no es como si fuera un animal y no es como si fuera a atacar por molestarse. Para hacerlo evidente para John relajó los hombros.
-Siempre habrá algo.
-Detalles mínimos. –John concordó.
Sherlock alzó una ceja, John le miró sin entender. Era tan obtuso. –Bien, John, ¿entonces?
-¿Entonces qué?
Tan denso, pero todos eran idiotas. -¿Qué te propuso mi mamá?
-Oh… -John pareció incómodo entonces. –No lo sé… yo… sólo llegó mi madre en la mañana y dijo que un alfa me había aceptado… ya sabes, tengo 22 y no he tenido algún ciclo, no pensé que alguien me fuera a aceptar. –no a esta altura.
Y aunque John no lo dijo, Sherlock casi pudo escucharlo. Un omega que a los 22 no hubiera tenido algún ciclo era extraño (sin embargo con esto entendía porque alguien como John tenía un terapeuta), Sherlock aplicó su pose deductiva, pero no pudo deducir nada de ello, pero sabía que había un mensaje. John no había tenido algún ciclo antes, pero había sido elegido como su omega. Debía de significar algo bueno si no tenía que complacerlo, aceptó.
-Bien entonces. -John se removió, notó que no se había movido de su posición desde que les habían dejado solos, probablemente era sumisión, pero ahora lo veía más como supervivencia.
-¿Sabes? Yo creo…–Sherlock alzó una ceja al verlo cortar su comentario, como si no supiera como seguirlo, finalmente pareció llegar a algo. –No tienes… no tienes que aceptar esto, esta relación; puedo decir que te sentía totalmente incompatible a mí, probablemente nos darán un tiempo prueba, puedo fingir y ellos deberán creerme, porque soy un omega y se supone que soy un poco empático referente a eso.
Abrió la boca, la cerró, finalmente pudo decir. -¿Lo harías, John, realmente lo harías?
El más corto asintió. –Sí, yo realmente estoy en total desacuerdo en lo que refiere a las uniones forzadas; quiero decir, si no es posible, simplemente hay que dejarlo estar.
Era un moralista, más empático de lo que parecía. –La mayoría de las uniones alfa-omega son forzadas John, Anthea a mi hermano, mamá a papá… seguramente tu madre a tu padre.
John negó. –No todas, creo que no me entiendes. –No era posible, Sherlock podía entenderlo todo, era más listo que el promedio, más listo que muchos (Mycroft era de esas pocas excepciones). –Te reúnen con una pareja, y hablan, como tú y yo; entonces ellos deciden intentarlo. En este caso… te están obligando a unirte a mi aunque tú lo odias, no quiero eso para nadie, Sherlock.
Su nombre, de su voz, fue extraño. No pudo examinarlo demasiado de todas formas. Dos toques y la voz suave de Melissa anunciando un 'voy a pasar' provocaron que John se parara más recto en su lugar. Superviviente, y de los buenos. Tomó una decisión en sólo esos pocos segundos.
-Déjame hablar John, simplemente no abras la boca.
Él asintió con la cabeza al mismo momento que su madre entro. Melissa parecía ansiosa de saber el resultado de dejarlos solos esos quince minutos, suficiente tiempo para hacerlo pensar correctamente. Sherlock sabía que se iba a arrepentir, pero bueno. Alguien como John… probablemente no tendría tanta suerte.
-¿Entonces? –Melissa miró a John, inspeccionando. -¿Te hizo algo, John querido?
-No le he hecho nada, mamá. –Soltó Sherlock rápidamente, no es como si fuera un demente… sólo era un poco sociópata.
-Bien. –Soltó ella, se veía tensa en cada parte de su cuerpo. -¿Qué sucedió?
-John y yo hemos hablado. –Respondió, Melissa entrecerró los ojos (Sherlock hablando no era bueno). –Hemos decidido darle una oportunidad. –Pudo ver a John mirarlo por el rabillo del ojo, aún mantenía el rosto dirigido al suelo. -¿Tenemos que unirnos ahora? John nunca ha tenido un ciclo.
Melissa negó, se le veía sorprendida. –No, por ahora será una unión simbólica, hasta que John tenga su primer ciclo. –Ella sonrió a John. –Han depositado todas tus cosas en tu habitación John, me he tomado la libertad de comprar otro tipo de ropa para ti. Sherlock –El chico frunció la nariz cuando Melissa le dirigió una mirada dura. –John estará en tus habitaciones, al lado de tu recamara principal, has el favor de guiarlo hasta ahí. –Melissa cambió su tono duro a un tono suave cuando se dirigió a John. –Te veo en la cena querido. –John asintió simplemente.
Ella le dirigió una última mirada dura a Sherlock, aunque se veía mucho más tranquila que cuando llegó con John, sin más Melissa salió de la habitación. Sherlock rechinó los dientes.
-Favoritismo… ¿realmente? –Gruñó algo entre dientes que sonó mucho a una grosería, pero John decidió ignorarlo. –Como sea, vamos John.
John lo miró levantarse y luego soltó un suspiro, sentía que, de alguna forma, más que una pareja iba a ser algo así como una niñera.
La prospectiva no sonaba agradable.
~0~
Estuve armando lentamente esta historia y al final ocurrió de esta manera. Esta no es mi primera historia pero si lo es en esta área. Espero hacer un buen trabajo porque si hay algo que me guste más que el misterio es un sofocante Johnlock.
-Nixse
