Hola amigos, éste es mi primer fic de Pokémon, ojala les guste y se los ruego dejenme algun comentario por favor. Ah y para quienes no les guste mi fic aqui al lado hay una tienda de verduras podrídas que podrán lanzarme con mucho gusto, solo cuesta un pero cada un jejeje XD "me disfrazo de vendedor"

Nota: los personajes de Pokémon no me pertenecen, pero la historia si es de mi autoria, hago esta obra para disfrute de los fans de Pokémon sin fines de lucro.

Capitulo 1: La carta

Un nuevo día había iniciado en Pueblo Paleta, Ash se levantaba con los rayos del sol calidos y gentiles sobre su rostro, sintiendo la suavidad de su cobertor y repentinamente siendo asaltado por un delicioso olor que llenaba toda su habitación, era el dulce aroma del desayuno que preparaba su madre.

-Es bueno estar en casa de nuevo, aunque extraño el ir de viaje por todos aquellos lugares tan maravillosos.- se decía así mismo pensando en su proxima aventura junto a sus amigos y por supuesto Pikachu.

Ash se levanta lentamente estirandose por completo y dando y profundo bostezo para desperezarse, deseando empezar el tranquilo día con su madre, pues había mucho que hacer, en eso el grito de su madre lo saca de sus pensamientos.

-¡Ash, el desayuno esta listo!.- le dijo su madre haciendo que éste sonriera más ampliamente, si algo le encantaba, era la comida de su madre, aunque la de su amigo Broock no estaba nada mal tampoco, sin embargo ya no podría acompañarlo en sus viajes y eso lo desilucionaba un poco.

-¡Ya voy mamá!.- le respondió alegremente mientras se dirigía a la puerta a lavarse la cara un poco y a ponerse algo de ropa pues traía puesto su pijama.

-Ya cambiado con su ropa habitual, una playera negra con la imagen de un Pikachu en el pecho, unos pantalones de mezclilla y sus tennis bajó a la mesa para desayunar con su madre, el olor se intensificaba cada vez más haciendole gruñir con más fuerza su estomago, pues había regresado apenas ayer de su ultimo viaje y no había tenido ni tiempo de cenar más que algun bocadillo por el camino.

-Buenos días mamá, eso huele delicioso, estoy muerto de hambre.- saluda Ash bromeando un poco y riendo alegremente mientras su madre corresponde a su alegría, colocando un enorme plato de huevos revueltos acompañados de un par de tiras de tocino bien fritas, un vaso grande de leche y otro de jugo de naranja.

-Buenos días hijo, me alegra que tengas hambre, ya verás cuando comas esto vas a revivir y si quieres más, preparé bastante.- responde su madre alegremente mientras ella también se sienta a la modesta mesa de madera cuadrada cuyas sillas eran igualmente de madera y un mantel de color amarillo.

Ambos se la pasaron charlando y riendo mientras disfrutaban de su desayuno el cual Ash devoraba como si no hubiera comido nada en días y en cierto modo era verdad pues en sus viajes no siempre podía gozar de abundante comida casera y deliciosa, especialmente ahora que ya no viajaba con su amigo y compañero de viajes Brook, en general ahora solo eran sandwiches las tres comidas al día, pues prepararlos no era costoso y era sencillo, por lo tanto fue una desición "unanime".

Luego de terminar de comer, su madre empezó a lavar los trastes y Ash decidió ayudarla para terminar más rapido, así siguió su día realizando tarea trás tarea con un pequeño descansa a la hora de la comida, claro que su madre era la que más se encargaba de eso pues no quería que su "gran entrenador pokemón" se fatigara demasiado, terminando el día con la cena, ya habiendo hecho todo lo se requería, (que no era mucho en realidad pero llevaba su tiempo) decidieron relajarse un poco.

Ash decidió ir a su cuarto a descansar y quizá jugar un poco con su gran amigo Pikachu quien se la había pasado todo el día en el laboratorio de profesor Oak haciendo diversas pruebas junto a los nuevos pokemons que había capturado, para "verificar que estén bien" le dijo el profesor, y Ash confiaba en él, pero ya había vuelto a casa, el mismo profesor lo había llevado a su casa para devolverselo junto a sus otros pokemon que se encontraban desde luego en sus pokebolas.

-Hola Pikachu, ¿como te fue en las pruebas con el profesor Oak eh?.- le preguntó Ash a su pokemon mientras lo tomaba entre brazos y lo acariciaba suave y lentamente, lo cual a Pikachu siempre le había guatado eso y en respuesta a esa suave caricia de Ash se pegaba más a su mano haciendole sentir un suave cosquilleo.

-¡Pika-pika!.- respondió Pikachu con gran alegría pues no le agradaba estar lejos de quien apreciaba tanto y con quien había vivido tantas y tan inimaginables aventuras y Ash sentía exactamente lo mismo.

- Me alegro que ya estés de vuelta, te extrañe y también mi madre, aunque estuvimos muy ocupados... seguro estas cansado verdad.- respondió alegremente Ash mientras se colocaba de lado y tomando su cobertor se cubrían ambos preparandose para ir al mundo de los sueños, rapidamente Ash empezó a pensar vagamente en todas aquellas situaciones extrañas que había vivido, ser enviado junto a toda una ciudad entera a otra dimensión dónde casi desaparece, haber visitado una extraña dimensión dónde ningun otro pokemon más que uno solo puede habitarla y viajar libremente entre ambos mundos, conocer al pokemon legendario que creó todo el universo y ayudar a evitar que lo destruyera sin remedio, haber visto al "pokemón victorioso y haber recibido su poder y su amistad además de contemplar en persona a dos pokemon de tipo dragón que estan entre los más poderosos del mundo y haber ayudado en la formación de uno de los legendarios "espadachines misticos" era algo que él jamás había soñado en su vida, todos los nuevos amigos que hizo, él pensaba que todo sería aburrido y monotono, caminatas diarias larguisimas sin casi nada que ver, tratando de buscar pokemon salvajes escurridizos para mejorar como entrenador, peleando en los estadios, venciendo a entrenadores y lideres de gimnasio por igual, pero de pronto recordó lo que vió en su primer viaje... Ho-oh... ese misterioso pokemon legendario parecía presagiarle aventuras increibles, ésto le hizo gracia y no pudo evitar sonreir, mientras su mano inconscientemente seguía acariciando a un Pikachu vencido por el sueño.

"miró por un momento a Pikachu y vio su apasible rostro, se notaba que estaba cansado por todo lo que habían vivido en los viajes anteriores y especialmente en éste ultimo, por un momento volvió a recordar la primera vez que se conocieron, aun recordaba el dolor de los primeros atactruenos que le había lanzado, de cierto modo, parecía no confiar en los humanos, lo cual también le recordó fugazmente a Mewtwo, pero al final... se volvieron grandes amigos y no solo eso, confiaban plenamente uno en el otro, lo cual era algo raro y especial que eso sucediera entre un humano y un pokemon.

Esa gran amistad que compartían, sin querer lo llevó a un rincón algo olvidado en su mente, un beso de alguien muy especial pero... ¿quien era?... recordaba algunas cosas de sus viajes anteriores pero no todo, al parecer había sucedido todo en una ciudad con canales llenos de agua, recordaba el nombre pues era llamativo... Altomare y también... una calida amistad con un pokemon que pensaba que era una chica, entonces fue cuando la recordó... Latias, no había pensado en eso por mucho tiempo... se preguntó si estaría bien aquella gran amiga suya, seguro lo extrañaba, aunque con su padre y su hermano estando ahí, aunque hubieran sido solo sus espiritus protegiendola, seguro ella no estaría sola.

De pronto escuchan que tocan a la puerta de su cuarto.

-Ash, hijo, ¿ya estas dormido?.- pregunta suavemente su madre por si dormía, pues no quería despertarlo.

-No, mamá, aun estoy despierto, ¿que pasa?.- respondió de la misma manera pues recordó que Pikachu estaba a su lado y estaba profundamente dormido.

Su madre abre la puerta y entra a su habitación con un sobre blanco en las manos que tenía una hermosa escritura cursiva y un sello postal que le pareció familiar de cierto modo... pues se veía un medallón con dos figuras a cada lado de un punto central, un latios grande a la izquierda y un latias pequeño a la derecha.

-Te llegó esto hace apenas una semana, parece que es de Altomare... ¿será de algun amigo tuyo que hiciste en tus viajes?.- preguntó con curiosidad su madre pues a pesar de que siempre le contaba mucho sobre sus viajes, era la primera vez que un amigo suyo le escribía y en especial de un lugar exótico como Altomare.

-Si... si probablemente, la leeré mañana, dejala sobre el escritorio por favor ya que como puedes ver tengo a Pikachu aqui y no quisiera despertarlo.- le pidió Ash a su madre tratando de no hacer mucho movimiento pues eso molestaría a su querido pokemon.

-Bueno... ya me voy a dormir hijo, buenas noches.- dijo su madre antes de retirarse de la habitación y cerrando la puerta con suavidad dejó al joven entrenador a solas.

Ash estaba pensando en ¿que diría aquella carta? Pero se resistía a su curiosidad por el solo hecho de tener a Pikachu a su lado, ya habría suficiente tiempo para leerla mañana, cuando ambos estuvieran descansados, apagó la luz que iluminaba toda la habitación quedando a oscuras mientras aquellos hermosos recuerdos de su viaje a Altomare lo llevaban lentamente a un profundo sueño, quizá con suerte podría soñar con los amigos que tiene por allá.

La noche pasó rapidamente y la mañana no se hizo esperar, pronto el gallo cantó anunciando la salida del sol, pero Ash aún no se dignaba a abrir ni un solo ojo, por ello Pikachu quien se había despertado con solo sentir los rayos del sol en su rostro se despertó y al ver que Ash no reaccionaba decidió jugarle una de sus viejas bromas... se preparó acumulando electricidad en su cuerpo la cual chispeaba en brillantes descargas amarillas de sus dos mejillas adornadas con aquellos circulos rojos, empezó a decir lentamente su nombre mientras se cargaba un poco más de energia y con un fuerte "chuuu" liberó su impactrueno provocandole un gran susto a Ash.

-¡AAAAAaaaaaahhh!... ¡Pikachu!, ¿porque me levantas de esa forma amigo, eh?.- dijo Ash al principio algo molesto mientras veía como su mejor amigo se reía sin cesar pero al final tomandolo él también como broma y riendo un poco junto con Pikachu.

-¡Pika-pika-pi-pi-kaaaaa! (¡si hubieras visto tu cara jajajaja!).- se reía Pikachu mientras el electrocutado Ash se levantaba de mala gana de la cama para prepararse para el día de trabajo con su madre, pensó en ir a lavarse la cara pero luego de una descarga así era mejor no tentar a la suerte agregandole agua, ya lo habían electrocutado lo suficiente.

-Si, si muy chistoso Pikachu... pero no lo hagas... un día harás que me de un infarto...- dijo Ash con un ligero aire de sarcasmo pues no le agradaba para nada recibir esa clase de sorpresas en la mañana.

Ash pensó en volver a la cama para estar relajado un poco más pero casi inmediatamente vió la carta puesta en el escritorio, se dirigió a ella y tomandola volvió a pensar, a tratar de imagina lo que estaba escrito en ese pedazo de papel, sin embargo todo lo que se le ocurría era una nota de saludo, o algo parecido solo para saber si le había ido bien en su viaje, pronto se cansó de especular y rasgó el sobre de un lado sacando una hoja de papel doblada en tres partes, la desdobló y con atención comenzó a leer su contenido, pues a primera vista vió que tenía marcas de lagrimas secas sobre el papel, cosa que no pudo evitar notar aunque lo intentó pues su interes era lo que estaba escrito, lo cual decía así:

Hola Ash, ¿como te ha ido?, espero que bien.

Lamento molestarte con esto pero... necesito hablar contigo en persona, ¿podrías venir a Altomare para hablar?... es acerca del destino de Latias, verás... ocurrió algo inesperado por lo cual no podré hacerme cargo de ciertas responsabilidades... por eso necesito que vengas y me ayudes... es muy importante para mi y te estaría muy agradecida si lo haces, te eh anexado un boleto para un crucero que toca puerto aqui, esperaré tu llegada y lamento las molestias.

Tu amiga Bianca.

-Pe... pero ¿que es esto?... quiere que vaya a Altomare... y dice que tiene que ver con Latias... no... ojala no le haya ocurrido nada malo...- pensó Ash al principio sorprendido pues nunca habría esperado que una persona a la que apenas conoció le escriba, pero luego de pensarlo un poco un sentimiento de preocupación se apoderó de él pensando que pudo pasarle algo malo a Latias... aquella dulce pokemon con la que se divirtió y tuvo una gran aventura... deseaba que ella estuviera bien, pero muy en el interior de su corazón, un miedo latente persistía, el miedo de no volverla a ver nunca más.

Ash tomó la carta entre sus manos e instintivamente la presionó contra su pecho, pero luego de reflexionar un poco más se dió cuenta de que no decía nada especifico sobre lo que pasaba con Latias y por lo tanto no podía dejarse vencer por pensamientos negativos, debería ir a Altomare para cerciorarse del motivo de aquella carta, volvió a doblar aquel papel y lo metió dentro del sobre, para luego mirar la otra cosa que venía dentro, era un boleto de barco con fecha abierta, al parecer Bianca pensó muy bien las cosas pues no estaba segura de cuando volvería Ash a su hogar y dejando el boleto sin fecha podría abordar el barco en cualquier momento.

-Debo ir a Altomare... Pikachu... escucha, debo ir a Altomare, ¿quieres venir conmigo o prefieres quedarte con el profesor Oak y los demás pokemons en el laboratorio eh?.- le preguntó con una expresión seria pero atisbando un poco de preocupación, pues sería un problema si su gran amigo prefería quedarse pues perdería tiempo llevandolo hasta aquel lugar y no podía evitar seguir sintiendo esa angustia y esas ansias de querer partir de inmediato. Aquellos sentimientos iban unidos a los recuerdos, fragmentos de recuerdos que a pesar de creer haberlos olvidado seguían ahí, Latias columpiándose, llevándolo a que él se columpiara también, cuando le arrebató su gorra y él trato de recuperarla, volvía a sentir en carne viva cada una de aquellas dulces emociones, felicidad, amistad, cariño, e incluso una ternura que no pudo identificar la cual se hizo más fuerte mientras intentaba protegerla en el camino hacía el museo dónde se encontraba la MDA (Mecanismo de Defensa de Altomare), no comprendía lo que estaba sintiendo... es decir, no podía ser amor, era imposible y antinatural, así que sacudiendo fuertemente su cabeza logró alejar esos sentimientos de su corazón, por el momento.

-¡Pikachu! (¡claro que si!).- dijo su pokemón mientras él sonreía con gran confianza pues sabía que siempre estaría a su lado sin importar el peligro.

-Bien Pikachu, debemos empacar para poder tomar el primer barco que nos lleve a Altomare... no podemos perder tiempo.- dijo más serio que antes lo cual provocó en Pikachu una reacción de confusión.

-¿Pika... chu? (¿pasa... algo?).- dijo el pequeño pokemón amarillo ladeando la cabeza pues no comprendía la actitud de Ash, de hecho era la primera vez que lo había visto actuar de esa manera un tanto... desesperada.

Ash ni siquiera pudo darse cuenta de la expresión de Pikachu pues estaba tomando todas las cosas que necesitaría en aquel largo viaje, pues no era un lugar que quedara cerca, además de que deseaba esclarecer urgentemente aquel asunto para sentirse más tranquilo.

Pikachu se quedó sentado sobre la cama observando como Ash tomaba ropa, pasta dental, cepillo dental, jabón, aquella carta que había dejado a un lado de su mochila, entre otras cosas, en general se había preparado casi como si fuera a emprender un nuevo viaje por otra región del mundo pokémon, pronto estuvo listo para partir, tomó su gorra, aquella roja con blanco con aquel simbolo verde para lograr así que lo reconociera Bianca con más facilidad, aunque a pesar de eso, no esperaba que lo fuera a esperar en el puerto durante todo ese tiempo, terminados de hacer los preparativos solo quedaba hacer una ultima cosa, hablar con su madre y decirle la situación.

Así Ash bajó rapidamente casi tropezandose con los escalones en su carrera a la cocina, vió a su madre apenas calentando la sartén, sorprendiendola mientras vertía aceite en éste y al ver a su hijo totalmente vestido tan temprano, y con aquella expresión de ansiedad, no pudo notar que estaba hechandole aceite de más al sartén, se quedó inmovil mirandolo hasta que la mirada de Ash se posó en la sartén haciendo que su madre reaccionara, casi la había llenado, casi a desbordar por lo que tuvo que quitarle gran parte y guardarlo en un recipiente de plastico.

-Que sorpresa hijo, no pensé que ya estuvieras levantado, ¿sucede algo?, porque pareces listo para otro viaje pokémon.- le preguntó su madre algo curiosa pues Ash nunca se comportaba de esa manera, generalmente se despertaba muy tarde cuando volvía de uno de sus viajes.

-Escucha madre... la carta que me enviaron pues... verás...- dijo Ash empezandole a explicar con una rapidez poco disimulada, era necesario partir en ese momento y el tener que explicar su repentina partida a Altomare le quitaba tiempo, pero finalmente terminó su explicación y su madre no parecía oponerse más no había contestado en el momento.

-Esta bien Ash, se ve que esa chica y ese pokémon son importantes para ti así que... dejame prepararte algo de desayunar antes de que te marches.- dijo su madre comprensivamente pero al hacer la sugerencia Ash le explicó que ya había pasado una semana, que era urgente irse, por lo tanto debía partir en el acto, no había tiempo para desayunar, se levantó de la mesa y quiso emprender rapidamente su marcha pero lo que sintió fue como su madre le entregaba varios billetes enrollados, no tuvo tiempo ni de mirar la denominación, solo los guardó en su bolsillo y salió disparado hacía el puerto.

A Ash le pareció un trayecto interminable el ir tan lejos, a pesar de que iba corriendo como si participara en un maratón el puerto seguía quedando un poco retirado pues el puerto más proximo se hallaba en la siguiente ciudad ya que estaba junto al mar, finalmente despues de horas de correr sin parar llegó a un hermoso puerto en los que habían enormes barcos lujosos, la brisa del mar llenaba el aire y el viento era suave y calido, un día hermoso y soleado, pero eso no le importó mucho ya que se detuvo sintiendose tremendamente fatigado, llegó con quien estaba a cargo del puerto y sin dar explicación inmediata le entregó el boleto.

-Buenas tardes joven, ¿que se le ofrecía?.- preguntó amablemente una muchacha de cabello azúl y ojos negros en un uniforme sencillo de color azul marino, que lo miraba con una amable sonrisa, por supuesto había notado la fatiga de Ash y por eso esperó pacientemente a que se recuperara, e incluso pensó en ofrecerle un vaso de agua pero no tenía ni para ella misma.

-Yo... yo... "tos" necesito ir a... "tos fuerte" Alto... mare, se... señorita...- intentó explicar Ash jadeando fuertemente, siendo interrumpido de vez en cuando por la tos, el efecto reflejo de que su gargante estuviera seca por tanto correr sin descansar ni un segundo, se sijetaba del borde de la caseta en la que estaba metida aquella hermosa muchacha.

-Muy bien... permitame...- dijo la señorita verificando el numero del boleto en una curiosa computadora de mano, Ash nunca había visto algo así por lo que se le quedó mirando unos instantes hasta que pudo distinguir un nombre en la parte trasera "TALPOD", no sabía lo que quería decir y no gastó sus energias en vano pensando ¿que era esa cosa?, solo volvió a poner su objetivo principal antes que todo y esperó con impaciencia la respuesta de la muchacha.

-Si, es el barco numero "3340", es el ultimo crucero del día y partirá dentro de 10 minutos, le sugiero que se apresure.- le informó aquella muchacha haciendo que Ash se preparara para salir corriendo una vez más, pero antes de iniciar la carrera la voz de la muchacha lo detuvo de nuevo.

-Casi se le olvida aqui su boleto joven, sin eso no podrá subir al barco, buen viaje.- Ash no tenia ni la voz ni el tiempo para contestar debidamente así que solo asintió gentilmente con la cabeza en forma de agradecimiento y salio corriendo nuevamente.

No tardó mucho en encontrar aquel barco, había una fila no muy larga de pasajeros lo cual ya empezaba a fastidiar a Ash haciendo que su expresión denotara su desagrado por la situación, afortunadamente para él la cola avanzó rapido y pudo subir sin problemas al barco, ahora solo faltaba encontrar su camarote, el cual estaba sellado en su boleto, el numero era "123", así que buscó por todo el primer piso del barco y descubrió que era un camarote con vista al mar, eso lo alegró, desde ahí vería Altomare cuando se acercaran.

La sirena del barco sonó indicando la partida de éste, lentamente se alejaba del puerto tomando rumbo a su destino, Ash decidió descansar un poco, ya que si continuaba despierto el deseo de llegar antes a Altomare podría hacerle cometer alguna tonteria como ir a molestar al capitan pidiendole que acelerarán la marcha.

Sumiendose en un mundo de sueños Ash comenzo a traer a esos sueños sus memorias con Latias, las sentía tan reales, tan llenas de sentimiento como el momento en que las experimentó, sus sueños seguían cada detalle de su experiencia en aquel hermoso lugar... Altomare, el jardín secreto con esos extraños adornos giratorios que nunca había visto, toda esa alegría, esas risas, todo, sentía que avivaban un sentimiento calido que crecía poco a poco en su corazón y sin querer comenzaba a sonreir tanto en el sueño como en la realidad, pero pronto el ambiente cambió, enormes nubes negras cubrían el cielo opacando la bella luz del sol, truenos y relampagos por doquier señalaban que algo malo estaba sucediendo pero no sabía lo que era.

De pronto Ash se dió cuenta de que Latias no se encontraba junto a él, pues la había abrazado para protegerla de la tormenta, sin esperar ni un segundo se levantó y con desesperación bien marcada en su rostro, la buscaba con la mirada intentando vislumbrar con la poca luz que quedaba, siendo cegado por los relampagos de cuando en cuando para ver si lograba verla, hasta que un intenso relampago iluminó todo el lugar y por un momento Ash pudo ver el cuerpo inherte de Latias tirado en el suelo, inmovil, con los ojos cerrados, él se imaginó lo peor, ella había muerto, al principio el shock de la impresión lo mantuvo quieto pues no podía creer lo que veían sus ojos, Latias... ¿muerta?... no... de seguro se desmayó del susto por ese intenso relampago, o al menos se dijo eso así mismo para no pensar lo peor pero, todo le quedó claro cuando se acercó y tomandola en brazos ni siquiera pudo sentir su respiración.

-No... no puede ser... Latias... Latiaaaassss... ¡Laaaaatiaaaaasssss!.- los ojos de Ash se llnaron de lagrimas de dolor, un dolor que no podía contener, se desbordaba de su corazón en forma de un llanto desgarrador, aquel pokémon significaba más para él de lo que hubiera imaginado, sin exito intentó hacerla reaccionar, primero llamandola por su nombre, luego sacudiendola con moderada fuerza por si estaba dormida, pero al final la sacudió con todas sus fuerzas y ni así consiguió hacerla reaccionar, sintiendose derrotado y vacio la tomó entre sus brazos y hundiendo su cara sobre el pecho de su querida Latias dejó salir todo su llanto hasta que el dolor lo obligó a gritar.

-¡NOOOOOOOOOOO!... ¡LAAAAATIAAAAAASSSSS!.- gritó con todas sus fuerzas sintiendo como el dolor amainaba un poco, pero su grito en aquel sueño fue tan intenso y cargado con toda esa tristeza que provocó que dritara también en la realidad, un grito no muy fuerte pero que terminó por hacerlo despertar.

-Era... solo era un sueño... pero... ¿porqué yo...?.- se preguntó así mismo pero no pudo terminar esa pregunta pues comenzaba a entender sus sentimientos, quizá había sido solo un sueño pero le mostró lo que podría pasar, sin embargo aún no estaba muy convencido, ¿como pudo haberse enamorado de una pokémon que solo vió unas pocas veces hace mucho tiempo?, sus emociones le decían que estaba bien, pero su cabeza le decía que estaba mal, no sabía en que creer, pero algo si sabía, necesitaba llegar pronto a Altomare.

Sintiendose pronto sofocado por lo encerrado de la habitación, decidió salir afuera, no había nadie en la cubierta, suponía que había dormido demasiado y que los demás pasajeros estarían durmiendo, se dirigió tranquilamente (por primera vez en todo el día) a la proa del barco, desde ahí podía ver perfectamente la dirección que llevaba el barco, todo era un horizonte de aguas ennegrecidas con la silueta de las islas remarcadas por la luz de la luna, una suave brisa corría y acariciaba gentilmente su cara, aspiró la suave brisa marina y hechó un vistazo al cielo lleno de estrellas y la luna llena y brillante agregando la "cereza sobre el pastel" a un hermoso cielo, negro como el paño en el que los joyeros guardan sus diamantes.

-Pronto estaré ahí, esperame... Latias, Bianca... voy en camino.- dijo con total seguridad en si mismo sin saber siquiera ¿cuanto tiempo tardaría el barco en llegar a Altomare?, volvió a mirar el horizante y la fugaz imagen de una chica de pelo castaño con "aletas" que se elevaban de forma graciosa y un pokémon dragón de colores blanco y rojo apareció en su mente por unos instantes, cosa que lo hizo sonreir un poco, le alegraba recordar a sus queridos amigos.