Sólo a mi se me ocurren estas locuras y luego sólo a personas como yo se le ocurre hacerlas públicas.
Dios. Me doy tanta vergüenza(?)
Bueno a ver… esto está planeado como humor, parodia y romance -por supuesto, por qué mi mente no puede reprimir el romance- oh, sí, un romance medio loco, medio raro, medio todo(aunque así ya no sería mitad nada ¿verdad? *risas*)
En fin, en fin… lo hago porque… este fandom en español está tan abandonado, que me da cosita verlo tan solo y… bueno, bueno… les dejo… esta rareza mía, con la que espero puedan pasar un buen rato. :D
Disclaimer: Ni Daiya no Ace/Ace of Diamond/Diamond no Ace ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos son de su respectivo autor Yuji Terajima.
Advertencias: Probablemente OoC, pero haré lo posible por mantener las personalidades de todos.
La vida errónea como una chica.
A modo de introducción: Sobra y Falta.
By Blue-Salamon
Kuramochi se levantó muy temprano, porque hacia mucho calor y era molesto.
No sentía el aire, por lo que pensó que el clima alguien lo había apagado. Por ese motivo se levantó refunfuñando y sin ganas de abrir sus párpados.
Tomó su almohada y, haciendo algo así como un cálculo mental, la lanzó hacía donde su adormilada mente le dijo que estaba la cama de Sawamura.
—Sawamura... —llamó sin siquiera abrir los ojos, y llevándose una mano a la frente para secarse el sudor pegajoso de esta. Carraspeó al darse cuenta de que su voz sonaba ronca y, entonces, volvió a llamar. —Sawamura... Levanta y enciende el clima. Me estoy muriendo de calor —reclamó rodando en su cama, quedando viendo a la pared.
Pero, al parecer, de los tres ocupantes de la habitación, el único que estaba despierto era él. Gruñó un poco y luchó con su piernas para quitarse de encima la sábana (que a pesar de ser bastante delgada no dejaba de darle calor).
Suspiró aliviado por unos segundos, pero luego volvió a sentirse acalorado. Rodó en su litera nuevamente para mirar en dirección de la cama del menor, se talló los ojos y con un bostezo los abrió.
—¡Sawamura! ¡Levántate y...! —las palabras murieron en su boca cuando sus ojos consiguieron enfocar en medio de la oscuridad a alguien en la cama. Pero ese alguien era todo menos su acostumbrado, ruidoso y egocéntrico compañero de equipo Sawamura Eijun. Se atrevería a afirmar que, incluso, era algo "lindo" de ver.
La mandíbula de Kuramochi cayó al tiempo que sus mejillas se sonrojaban y el chico tardó unos segundos en llevarse ambas manos a los ojos para volver a tallárselos con insistencia. Luego, los volvió a abrir.
Nada había cambiado a la primera vez que había enfocado su mirada en la cama de Sawamura después de abrir los ojos. (Excepto, claro, la posición en que estaba la persona dormida, pero bueno, eran pequeños detalles.)
Se sentó en la cama, apenas recordando por cuestión de reflejo que debía agachar un poco la cabeza para no darse de lleno con el techo y se acomodó en el borde donde estaba el espacio para bajar y subir por las escaleras.
Mirando y mirando en dirección a la cama del único pitcher en esa habitación con insistencia, como si esperara que de un momento a otro esta imagen cambiara, pero eso no pasó.
Masuko, su superior, estaba profundamente dormido en su cama, justo debajo de él. —Ma-Masuko… —llamó a su otro compañero de cuarto, esperando que despertara, pero su voz era apenas audible en aquel hilo en que hablaba y Masuko no era especialmente alguien con sueño ligero.
Sin quitar la vista de la cama y con sus mejillas aún sonrojadas, empezó a descender por las escaleras. —¡Masuko-san! —llamó nuevamente en voz baja, volviendo su mirada a la cama de su compañero —despierta y dime que lo que veo no es… —en ese momento se volvió y, también, dio un paso en falso, cayéndose de las escaleras con un estrepitoso golpe.
Francamente, tuvo suerte de dos cosas. La primera era que cuando había lanzado su almohada haciendo sus cálculos mentales había fallado y esta había caído en el suelo. La segunda fue que ese paso en falso lo dio a medio pisar del tercer escalón de abajo para arriba, por lo que la caída no fue lo suficientemente grave. Además, su cara cayó justo en la almohada (aunque eso no evitó que soltara un grito poco masculino al caer...).
De esas extrañas cosas que suceden una vez cada cientos de millones de años… Masuko se vio despertado por el golpe, pero no lo suficiente como para exaltarlo, simplemente se despertó y comenzó a abrir sus ojos lentamente.
Por su parte, Sawamura sí que se llevó un gran susto. Tanto fue así, que se puso de pie sobre su cama, golpeándose en la cabeza con la litera superior que ni sabía porqué había si solo se asignaban a tres estudiantes por habitación y volvió a caer sentado de golpe antes de encender la luz con el interruptor que estaba justo al lado de su cama.
—Eso dolió… —se quejó Kuramochi antes de que Sawamura pudiera hacerlo por su propio dolor. Sorprendido, Eijun se volvió a ver en dirección a la litera de sus superiores y encontrando al gamer en la posición cómica con la que quedó su cara estrellada en la almohada y su trasero elevado… parecía casi como si se hubiera quedado trabado en una de las posturas de yoga del "saludo al sol".
—No puedo creerlo… —Sawamura luchó un poco contra la sonrisa que quería formarse en sus labios, (pero digamos, que en realidad esa no era una lucha que él deseara especialmente ganar) —te… ¡te caíste! —exclamó al tiempo en que una carcajada afloró de su garganta.
Masuko, por su lado, estaba extrañado, había oído claramente una voz femenina… ¿acaso estaba alucinando? Su sentido común le dijo que era Sawamura, pues nada más se encontraban ellos tres en la habitación y, además, su risa tenía la misma personalidad. Pero el tono… la voz había cambiado. ¿Sería que Sawamura estaba enfermo?
—¡Oye! ¡No te rías idiota! ¡Respeta a tus-... !—Kuramochi había comenzado a reclamar, olvidándose al instante de lo que lo había hecho resbalar en un principio. Pero, cuando frente a sus ojos, volvió a aparecer la imagen de una chica de cabello castaño oscuro, lacio y en un corte más masculino que femenino, las palabras se le atoraron en la garganta, además de que se puso, de nuevo, completamente rojo, pues no podía dejar de mirar cierta parte de la anatomía de la fémina que ahora se hallaba al descubierto.
Dios. Era hombre y sí, no podía evitarlo. No cuando era la primera vez en toda su vida que veía un par de pechos al desnudo en vivo y a todo color, moviéndose —aparte— de arriba hacia abajo y de un lado a otro debido a la risa de la chica.
¿Qué?
Sawamura también había sentido calor mientras dormía, pero, todavía mucho antes que Kuramochi, por lo cual entre sueños se había liberado del calor quitándose la camisa de encima y quedando únicamente en su ropa interior.
Y es que Sawamura no veía ningún problema el dormir semidesnudo aún cuando compartía su habitación con un par de chicos más.
Total: ¡qué más daba si eran hombres!
No era como si no se vieran desnudos casi a diario en los baños cuando iban a asearse después de un largo día que incluía clases y entrenamiento.
Masuko se volvió a ver a sus compañeros, con molestia incluida debido a la interrupción de su sueño. Su mirada, a pesar de todo, se fijó primero en Kuramochi, el chico de segundo año y extrañado, notó lo rojo que estaba. Sin entender bien entonces decidió preguntarle al menor de los tres —Sawamura-ch… —por primera vez, en todo lo que llevaba conociendo al joven pitcher, Masuko, dudó a la hora de pronunciar ese sufijo al final de su nombre y, de pronto, sus mejillas se pusieron rojas.
—¡Masuko-senpai! ¡Kuramochi-senpai se cayó! ¡Qué tonto! ¿Verdad? —Sawamura estaba partiéndose de la risa, pero ya no podía más, de pronto, notó que su voz sonaba rara, pero decidió dejarlo pasar por el momento.
Sí, no había duda. Ese… es decir, esa chica, de alguna forma u otra, era Sawamura Eijun, su compañero de equipo. Pitcher. Ingenuo. Idiota. Escandaloso. Ladrón de pudines. Impertinente. Y todo lo demás que hubiera por añadir en la lista de "cualidades (no cualidades)" de Sawamura.
No había duda. Pero... Era Sawamura.
Hasta donde sabían, era un chico y era imposible que los hubiera engañado cuando, repito, no era como si no se hubieran visto desnudos en los baños.
Ahora. Había que comprobarlo.
Porque eso era…simplemente imposible.
—¿Sa… Sawamura?
—¿Quién más voy a ser? —preguntó irónico el chico, antes de toser para aclararse la garganta.
Y eso, fue como una piedra cayendo encima del par de chicos.
Realmente era él(o ella).
—¿Acaso ese golpe te afectó, Kuramochi-senpai? —añadió burlonamente el chico, descubriendo que su voz no había vuelto a la normalidad. Lo intentó de nuevo, carraspeando. —¿Qué… —volvió a carraspear, convencido de que esta debería volver a la normalidad —… pasó? —y no funcionó, por lo que la alarma se dibujó en sus, ahora, delicadas facciones. —¿Y mi voz? —sus manos buscaron elevarse por su torso hasta su garganta, pero con lo que no contó fue con que su "pecho" se interpusiera al ser más abultado de lo que él recordaba que era.
—¿Qué es…? —Sawamura bajó su mirada para encontrarse con lo que sus manos se habían topado. Sus ojos se abrieron más y, solo para comprobar que esos pechos eran "reales", lo presionó con sus manos, llevándose una sorpresa al sentirlos. —Esto es…¿¡qué es esto!? ¿¡es una broma!? ¡Masuko-senpai! ¡Kuramochi-senpai! —llamó buscando ayuda con su mirada completamente desesperada.
Los mayores reaccionaron y lo vieron sin saber que decir.
—Bueno, son… pechos… —dijo Kuramochi y Masuko asintió.
Sawamura lo miró como si fuera un idiota —¡eso ya lo sé! ¡lo que quiero saber es por qué yo tengo…! —algo brilló en la mente de Eijun que lo hizo ponerse tan pálido como si hubiera visto un fantasma y, sin que Masuko o Kuramochi lo previeran, Sawamura –la ahora chica– se puso de pie y se bajó la única prenda que traía puesta frente a los ojos de aquel par. —¡No puede ser! ¿¡Dónde está!?
Eso fue, obviamente, demasiado para Kuramochi, quien dejó caer su cara sobre la almohada nuevamente, mientras intentaba mandar a dormir a su "amiguito" que se había despertado desde hacía un rato. "Es Sawamura, por favor, es Sawamura" se repetía en su mente.
Masuko, por su parte, incapaz de pronunciar palabra, tomó rápidamente una hoja y le escribió con letras grandes y claras: "¡Sawamura-chan, cúbrete! ¡Estás frente a un par de chicos!"
Tras leer esas palabras Sawamura, como toda una señorita, pegó un grito, tomó la sábana de su cama pegándosela a su cuerpo y cubriéndose con ella. —Pe... ¡Pervertidos! —gritó completamente sonrojado.
Kuramochi se irguió ante eso y, molesto, exclamó: —¿nosotros? ¡Tú eres quién se desnudó frente a nosotros! ¿Quién es el... la... —dudó en como referirse ahora a su compañero, pero, probablemente, Kuramochi debió de pensárselo dos veces antes de ponerse de pie y dejar expuesto su estado.
Tanto Eijun como Masuko se quedaron incrédulos al comprobar que Kuramochi, en verdad, era todo un pervertido.
Sawamura no se lo pensó dos veces cuando tomó sus zapatos deportivos (que descansaban al lado de su cama), los lanzó sin ningún tipo de piedad hacia Kuramochi con todas sus fuerzas —lanzando otro grito- e inmediatamente después se acomodó en un rincón de su cama, envolviéndose con la sábana completamente traumado.
Masuko entró en modalidad "sobre protectora" y, casi, mandó a volar a Kuramochi fuera de su habitación.
—¡Psss!
Tetsuya se volvió a un lado, extrañado cuando, en su camino al campo de entrenamiento, escuchó claramente un siseo lanzado en su dirección. Buscó con la mirada, pero al no encontrar nada decidió seguir con su camino.
Entonces lo volvió a escuchar. —¡Psss! ¡Tetsu! —le llamaron en un susurró alto, que buscaba sólo ser oído por él. Entonces, regresó unos pasos, sin hallar todavía nada, hasta que, de pronto, se asomó una cabellera que le sería imposible no reconocer y, seguido, la frente y los ojos de Isashiki Jun, aunque el capitán pudo notar algo diferente en él, no pudo decir exactamente el qué, por lo que decidió acercarse —¡no, no, no! ¡Quédate ahí! ¡No te acerques!
Tetsuya no comprendió para nada el motivo de la alarma en su compañero, pero aún así, no desobedeció y se quedó en su lugar, esperando, sin embargo, una explicación del otro.
Isashiki entendió su silencio y miró de un lado a otro antes de hablar sin salir de su escondite. —Escucha, esto... bueno... no... ¡No sé que pasó! —exclamó algo desesperado. —Hasta ayer en la noche yo estaba muy normal, yéndome a dormir a altas horas de la noche viendo los juegos grabados que me prestaste-
—¿A qué hora? —lo interrumpió.
Isashiki volvió la mirada hacia la izquierda, recordando vagamente: —algo así como las doce y me- ¡espera, espera! ¿¡eso qué de importancia tiene, Tetsu!? ¡estoy en medio de algo importante!
Tetsuya entrecerró los ojos y lo miró como regañándole: —Ocho horas.
Jun parpadeó y Tetsuya pudo notar claramente sus pestañas... ¿Isashiki siempre había tenido las pestañas así de largas y rizadas?
—¿Es por eso? ¡Ah! ¡Tetsu! ¡Te estoy diciendo que es algo importante! ¡Esta mañana me desperté con un par de cosas sobrándome y algo faltándome! ¿¡Entiendes a lo que me refiero!?
Tetsu se lo quedó mirando fijamente y Jun interpretó su silencio como un "no, no entiendo", por lo que, desesperado, molesto, histérico y más, tomó una bocanada de aire para darse valor a si mismo y salir de su "escondite".
Para la sorpresa de Tetsuya —y la del mundo también— Isashiki Jun, su fiel amigo, apareció frente a sus ojos… pero con un cuerpo que definitivamente no recordaba fuera el de él.
Frente a él, Tetsuya pudo encontrar una versión femenina del chico. Su cabello castaño y el color de sus ojos era el mismo, también el de su piel, pero sus facciones ahora se veían más delicadas y su barba había desaparecido debido a que esa misma mañana había ido a rasurársela —justo antes de darse cuenta del cambio de su cuerpo—. Todavía le quedaba un poco de crema y tenía un pequeño corte por ahí —que se hizo al tiempo en que se percató de quién se reflejaba en el espejo—.
—Esto… —se señaló su cuerpo, más delgado que antes. Sus hombros se habían vuelto pequeños, sus caderas habían crecido del mismo modo que su pecho. Y su cintura ahora era más delicada. —¡Es a lo que me refiero! ¡Tetsu! ¡Tienes que ayudarme! ¡No entiendo qué me pasó! ¡Además, cuando volví a mi habitación había sangre en mi cama!
Tetsuya todavía no terminaba de procesar aquella información cuando el chico —ahora chica— comenzó a zarandearlo exigiéndole respuestas que evidentemente el otro no tendría.
—Espera un momento… —Isashiki se detuvo y miró a su amigo fijamente, alzando la mirada más de lo normal. —Tetsu... ¿creciste?
Yuki parpadeó. —Me parece que tú te encogiste…
Pasaron unos segundos de tétrico silencio por parte de Isashiki. Tras esos segundos en tensión —¡debes estar…! —soltó un improperio —¡no puedo creer que me…! —otro más —¡qué…! —y de ahí en adelante, todo lo demás fueron palabrotas y maldiciones lanzadas al ente misterioso que había osado meterse con Isashiki Jun… y su barba.
Y en esa mañana llena de descabelladas situaciones, no podía faltar aquella cosa que desatara todo el escándalo en la escuela. Porque mientras Miyuki miraba distraídamente por la ventana, por la entrada al comedor del equipo de béisbol de Seidou entró bastante campante una chica de cabello rosa, lacio y a la altura de los hombros.
Esa fue la primera señal de que algo había raro, pero muchos —por no decir todos— casi ni lo tomaron en cuenta. Había todavía poco menos de la mitad de los integrantes del equipo en el comedor, pues era relativamente temprano y ese día era uno de descanso, por lo que no era de extrañar.
Quizá lo que fue que obligó a todos a darle una verdadera importancia a la chica que se había metido tranquilamente al comedor, fue el hecho de que esta se fuera a la fila de quienes estaban formados por sus alimentos y, como si nada, se adelantara a todos los que estaban ahí para tomar una de las bandejas con desayuno ya servidas. Luego se sentó en la misma mesa de Miyuki y le sonrió antes de ponerse a comer.
—¿Eh?
Miyuki escuchó los murmullos comenzar a crecer a su alrededor diciendo cosas como "¿y esa chica?" o "¿qué hace aquí?" además de "eso que importa ¿viste como se metió en la fila?" e incluso "¿no era esa una de las playeras favoritas de Ryo-san?"
Miyuki entonces la observó con cuidado, pero cuando estaba comenzando a relacionar a aquella chica con los hermanos Kominato, apareció de pronto Kuramochi, sentándose a su lado sin hacer ningún tipo de comentario o de saludo antes de acomodarse en el lugar. —¿Y qué? ¿Te has levantado con el pie incorrecto esta mañana? —inquirió buscando molestarlo, sonriendo burlonamente, pero cuando el chico se volvió a verlo se quedó mudo de la sorpresa... y luego reventó a carcajadas sueltas —¡pero qué demonios es eso! ¿cómo acabó el zapato en tu cara? —preguntó mientras reía.
—¡Déjame en paz! ¡Sawamura se ha pasado! ¡No me he podido quitar la marca de la cara ni con el agua! —se quejó Kuramochi mientras se tallaba todavía un poco la frente, donde, incluso, tenía un chichón. —Además… ¡ni que tuviera la culpa! —bufó —¡soy un hombre!
Miyuki se extrañó ante ese comentario tan fuera de contexto. Por otro lado, pensó, que si se había tratado de Sawamura ¿no se la había regresado mil veces peor? Kuramochi era esa clase de persona que abusaba un poco de su "superioridad".
—¿Y? ¿Cómo se la regresaste?
Kuramochi pareció molestarse aún más y gruñó. —No hay forma de que pueda tocarlo en su estado actual… —masculló, molesto. Además, tenía a Masuko de su parte…
Sí. No había forma de tocarlo.
Suspiró, resignándose.
—¿Eh? —eso fue lo más extraño que pudo haber oído en toda su vida Miyuki.
—Vaya, me pregunto cuál es el estado actual de Sawamura para que Kuramochi no pueda tocarlo ahora…
La respuesta fue al unísono y clara por parte de ambos chicos: —¿Huh?
Miyuki volvió a plantearse la idea del parentesco, aunque más que extrañado, pues no recordaba que nunca se hubiera mencionado algo sobre una prima o hermana por parte de los Kominato. Además, si venía de visita, lo más normal habría sido avisar aunque fuera a alguien, pero nadie parecía tener idea del origen de aquella chica, excepto tal vez…
—¡Ah! —Kuramochi se levantó de su asiento de golpe y miró a la chica como si se tratase de un monstruo. —T-tú… —la señaló.
—Es de mala educación señalar, Kuramochi —respondió impasible la chica, sin borrar esa sonrisita de su cara.
—N-no… ¡no puede ser! ¿¡también tú?!
La chica y Miyuki se extrañaron ante la pregunta. El resto, se volvieron a ver a los tres chicos, pues ahora estaban llamando demasiado la atención.
—¿También? —inquirió Miyuki.
Y, sólo por jugar, la chica añadió —¿yo? —se señaló a si misma.
—¡Ryō-san!
Ahora si, reinó un silencio incomprensible en la habitación en cuanto Kuramochi llamó así a la chica.
Miyuki casi revienta a carcajada suelta por lo extraño de la situación. Definitivamente, por lo que fuera que hubiera sido, ese golpe en la cara había vuelto loco a Kuramochi, pero antes de que pudiera hacer o decir nada...
—¿Si? —habló la chica en respuesta, con ese tono cantarín y juguetón con el que fingía inocencia Ryōsuke Kominato luego de haber dicho algo realmente cruel con su afilada lengua.
Todos se quedaron quietos.
Definitivamente, con eso empezaba un día de locos.
Bueno, eso es lo que tenemos para un primer capitulo de introducción.
Espero que haya sido de su agrado. Debo avisar que mi modo de escribir y actualizar es realmente inconstante. A veces pego, a veces no y así. Entonces les pediré que me tengan mucha paciencia a la hora de las actualizaciones, prometo no tardar demasiado, intentaré no hacerlo.
Bueno, no tengo mucho por decir, así que… sin más miramientos, me despido.
Nos estamos leyendo.
~Blue~
