Duda.

Suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia.

Eso era una duda.

El tenía una duda.

Y Dean lo sabía.

Lo sabia por que cuando Sammy tenia una duda miraba por la ventana mientras el manejaba por la carretera, luego, de la nada, le decía su duda como si se le fura la vida el ello, pidiéndole con aquellos ojos que le ayudara a resolverla.

Pero había algo extraño esta vez.

Sammy no decía nada, miraba con gesto abstraído el paisaje. Levaba así ¿Cuanto? Dos semanas.

Si, dos semanas si no se equivocaba.

Y eso ya era demasiado. No había una sola vez cuando estaban en la carretera que Sam no empezara algún tema de conversación, sea estúpido, sentimental o antinatural.

Era la quinta vez que escuchaba la cinta de Metallica y sus dedos tamborileaban contra el volante.

De la nada paro el coche y su hermano le miro confundido.

-Dean, estas a media carretera.

-Nah, nunca pasa nadie por aquí.

-¿Qué pasó? ¿Se descompuso tu "bebe"?

-Hey, ni se te ocurra decir eso.

-¿Entonces que?

-No lo se, no me voy a mover hasta que me digas que diablos te pasa.

-¿Cómo…?-dijo inquieto el menor.

-Eres como las piernas de las camareras, siempre abierto para mí Samantha.-Dean sonrió orgulloso de su metáfora y Sam hizo un gesto entre asco y bueno… asco.

-No me pasa nada, Dean.-miro a Sam, con los ojos tristes, rogandole que no le presionara por que era casi imposible para el contener un secreto frente a los ojos verdes. Dean levanto una ceja y desistió, conociendo a Sam se lo diría tarde o temprano. Confiaban el uno en el otro ¿cierto?

-Lo que tú digas.-respondió mientras volvía a encender el coche y miraba la enorme carretera frente a ellos.

Sam, por su parte, volvio a recargar la cabeza en el cristal mientras intentaba resolver aquella duda.

¿Qué sentía por su hermano?