¡Hola a todos! Aquí tenéis mi nuevo fic: Come, vive, desfila.
Es un Ronmione en el que también hay Hanny, Neville/Luna, y Dransy. Es UA y la historia se centra en las oficinas de la revista Madness Reings, en la que Hermione, hija del director, ejerce como modelo. ¿Qué pasará cuando su camino se cruce con el de un pelirrojo bruto y despistado? Si queréis saber más, ¿a qué esperáis? A LEER!
Iba a ser un día nublado, ese amanecer tan oscuro lo avisaba. Un chico pelirrojo se levantaba apresurado de su cama tras estar mirando por largo tiempo el cielo a través de la claraboya de su cuarto. Tenía mucha prisa, aunque sabía que ese día no podría sacar a Argos a navegar un rato. Las nubes no eran buenas. Con la radio sonando a todo volumen y en ella cantando The Rolling Stones con "Sympathy for the Devil", se metió en la ducha. Esa tarde había quedado con su hermana en la revista Madness Reigns, donde trabajaba ella desde hacía un año. Ya iba a llegar tarde de todas formas así que se sentó de nuevo en la cama para seguir observando el cielo. Tan embelesado estaba que no salió de ese estado hasta que su hermano mayor, Charlie, le llamó a gritos.
—¡RON!, más te vale que estés listo.
—Sííííí, ya estoy, sólo me faltan las zapatillas—nervioso y a trompicones, encontró sus Converses con la bandera americana y en cinco minutos ya estaba en la puerta de su apartamento compartido.
—Ginny me mata si llegas tarde, así que te voy a llevar yo—Charlie, de 27 años sonreía mientras abría la puerta—¿Qué tal va mi hermanito esta mañana? —añadió.
—Cállate, no estoy de humor. ¿Por qué tengo que ir yo? Tú libras hoy—contestó malhumorado el chico, cerrando la puerta de golpe.
—Ya, pero da la casualidad de que soy tu hermano mayor y no me apetece ir, además tengo una cita importante y no puedo fallar.
—Sí, claro, con tu cama, ¿no? —los dos pelirrojos se miraban divertidos mientras que el coche aparcaba delante de un edificio enorme con grandes ventanales.
—Todavía no sé si con la mía o con la de Alissya—replicó sonriendo de lado.
—Eres un cabrón—habló mirando hacia el edificio—Si algún día trabajo recluído en un sitio como este, hazme un favor, mátame—después de que ambos soltaran una carcajada, Ron abandonó el coche y su semblante cambió. Odiaba aquello, estar toda la mañana viendo papeles, y más papeles.
Su hermana le esperaba en la puerta con la misma cara que ponía su madre cuando llegaba tarde.
A veces su hermana podía ser peor que Molly, pero pasaba en pocas ocasiones, y cuando ocurría era mejor estar lo más lejos posible de ella. Gracias a Dios aquella no era una de esas ocasiones. Para hacerla enfadar, el pelirrojo se agachó a atarse los cordones, poniendo así más nerviosa a su hermana.
—Ron, menos mal de verdad, esta vez te necesito.
—¿Más papeles? —preguntó con cara de fastidio.
—No, algo mejor. Vas a sentarte en una silla, y vas a ver a modelos desfilar—la pelirroja pecosa le miró con ojos suplicantes.
—¿Pero eso qué tiene que ver con tu trabajo? ¿Tú no eres abogada? —la pregunta le desquició.
—Ya lo sé, pero vamos a hacer una prueba y no quieren gente de dentro de la empresa, así que nos han pedido que vengan nuestros amigos o familiares más cercanos—acabó diciendo con un suspiro.
—¿Sólo tengo que sentarme en una silla y dar mi opinión? —interrogó alzando las cejas.
—Sí. Nada de tocar, hablar, preguntar, reír, relamer, pedir números, mirar fijamente y… Creo que ya está—convino graciosamente Ginny.
—No has dicho comer—indicó Ron con los ojos iluminados.
—Podrás comer luego conmigo y con Luna.
—Pero yo tengo hambre ahora—protestó como un niño pequeño.
—¿Y cuándo no? —bromeó la hermana pequeña mientras entraban en el ascensor.
En cuanto el ascensor llegó a su destino, Ron supo que no estaba muy seguro de querer estar allí. Mucha gente corría de un lado para otro maquillando y peinando a las modelos, que gritaban y corrían a cambiarse. Entre el tumulto de gente, el chico, creyó ver a su amiga Luna, y corrió hacia ese lugar, para coger una silla. Y cuando pensaba que ya había encontrado su sitio… ¡PUM! Cayó de golpe al suelo. Se levantó con el semblante crispado, estaba seguro de que allí había una silla, así que una de dos o estaba loco, o alguien se la había quitado. Al dirigir su mirada aguamarina hacia el dichoso objeto observo que, efectivamente, estaba ocupado, y por una chica. Muchas cosas eran las que enfadaban a Ron, pero entre las que más le molestaban, estaba que le quitaran lo suyo, y esa era SU silla. Con su gesto enfadado y su ceño fruncido se encaminó hacia Luna. Si las miradas pudieran matar, estaba seguro de que aquella chica se habría despedido del mundo.
—Luna, ¿Qué tal? —preguntó Ron a su rubia amiga.
—¡Ron, qué alegría verte! Por cierto ¿qué haces aquí? —le devolvió la pregunta.
—Nada, ya sabes, ayudar a mi hermanita—soltó una pequeña risa y dirigió una mirada retadora a la "ladrona de sillas" —Y ¿Pansy? ¿Está por aquí? —interrogó el muchacho.
—Pues no, no la he visto… ¡Pero qué tonta soy! —gritó después de darse una palmada en la frente—No te he presentado, Ron, ella es Hermione, Hermione él es Ronald, Ron para los amigos, es el hermano de Ginny—el chico todavía le dirigía una mirada desafiante, pero la chica contestó sin darle mayor importancia.
—Ajá, sí, eh… Muy bien, me voy Luna creo que me toca—sonrió a la rubia, le dirigió una mirada indiferente al pelirrojo y subió a la pasarela, momento que Ron aprovechó para ocupar SU silla.
—Y ¿ésta? ¿Quién se cree que es? —espetó enfadado.
En ese momento salieron las modelos y Ron enfocó su mirada en ellas. Inmediatamente, cambió de enfadada a traviesa. Pero algo llegó a su oído, un suave susurro.
—Se cree quien es.
Ron giró su cabeza al tiempo que ponía una mueca de confusión, y en el momento en que puso su rojiza cabeza en su lugar, entendió esa frase. La chica, la ladrona de sillas, era ella, arriba de la pasarela. La castaña se tocó uno de sus rizos y le hizo un guiño a alguien entre el público. Así que era modelo… Pues pensaba descubrir más cosas de esa castaña. Se levantó de su silla y se acercó a donde estaba Pansy, la compañera de piso de su hermana.
—Pansy ¿todo bien? —mientras preguntaba se tomó la libertad de coger, degustar y tragar un pequeño tentempié—¿Qué tal con Draco?
—¿Por qué todo el mundo me pregunta por Draco? ¿Acaso soy su niñera? —bramó una enfadada Pansy.
—No, eres su compañera de piso—y soltó una carcajada.
—No sé cómo lo haces Ron, pero siempre consigues animarme—dijo la morena cogiéndole la cara y posando un suave beso en su mejilla.
—Para eso estamos, ¿no? —bromeó el pelirrojo—Voy a buscar a mi hermana, ya tengo mi opinión formada respecto a las modelos—y con un guiño y una sonrisa traviesa cruzó la habitación esperando encontrar a Ginny. Estaba charlando animadamente con Luna. Se fijó en que había una silla vacía cerca de ellas y antes de que alguien se la quitara, avanzó rápidamente hasta situar su trasero en ella.
—Veo que esta vez nadie te la quita—rió Luna.
—No Luna, esta vez no—indicó mirándola seriamente—¿Cuándo hay que dar la opinión, enana?
—¡Ron! No me llames así, y menos aquí—se quejó la pelirroja—Pues supongo que en breves, ¿Te has fijado en las cuatro modelos? ¿Seguro?-preguntó visiblemente nerviosa.
—No, he estado mirando por la ventana mientras unas modelos desfilaban delante mía—respondió con sarcasmo.
—Venga Ron enserio, sólo tienes que darle a Luna los resultados, ella hablará con las modelos.
—Pues voy a hablar contigo después de saludar a mis cuñaditas—dijo mirando a Luna—Ahora vuelvo—y ya se había marchado antes de terminar la palabra.
Después de saludar a Fleur y Angelina, dos de las modelos y además sus cuñadas, fue directo a dar su puntuación a Luna. La localizó enseguida y en tres pasos se situó a su lado. Al rato de estar observándola sonrió, y ella le devolvió la sonrisa.
—Esa sonrisa sólo puede significar una cosa—tomó una pausa antes de añadir con una mueca traviesa—Estás tramando algo.
—Puede ser Lunita, pero por el momento vengo a darte mis opiniones.
—Pero luego me dirás de qué trata, ¿verdad? —preguntó la rubia con cierta inocencia.
—Luna, eso ni se pregunta—respondió con un gesto despreocupado—¿Cómo se puntúa?
—Del 1 al 7, el 7 es la puntuación más alta.
—De acuerdo, ahí va mi puntuación: Para la chica de pelo negro, un 5. Para Angelina un 6.73, para Fleur un 6.90, ella siempre tan sensual, aunque sea la esposa de mi hermano, hay que admitirlo—añadió mientras sonreía—y para Hermione un 2. —cuando pronunció ese último nombre lo hizo con odio y con venganza.
—¿A Hermione un 2? ¿Estás seguro?—-preguntó Luna perpleja.
—Bueno, tal vez tengas razón…—dijo pensativo—ponle un 2.01—terminó por añadir maliciosamente.
—Está bien, tú decides, pero en cuanto se lo digan se va a enfadar—predijo la rubia.
—¿Y por qué no lo dice el micrófono? Que diga en voz alta las puntuaciones aunque sólo si a las modelos les parece bien, claro—la cara de inocente del pelirrojo se podría fácilmente confundir con la de un niño de 4 años. A Luna la idea le pareció buena, así que fue a avisar a las modelos. Ron se quedó mirando la charla que su amiga tenía con sus cuñadas, la modelo de pelo negro y la famosa Hermione. El muchacho sonrió al pensar que la chica aceptaría sin pensar la propuesta de Luna, porque seguramente y por lo que él había observado era bastante orgullosa. Al cabo de un rato, una fuerte voz salió de uno de los altavoces.
—Señoras y señores, me complace anunciarles que hoy, en la revista MADNESS REIGNS vamos a presenciar el concurso de portada otoñal en el cual la modelo que más puntos sume en esta ocasión y más en la siguiente, será la modelo de la portada. ¿Estáis listos? —hizo una pausa y prosiguió— Pues empezamos con Katty, nuestra modelo de pelo corto y oscuro, (recordamos que la encuesta se hace a cuatro personas elegidas previamente) y según los cuatro votantes su puntuación es de 19.1. ¡Un fuerte aplauso!—Mientras que la voz terminaba de decir la puntuación de la tal Katty, Ron observaba a Hermione. La verdad es que era muy guapa, tenía una imagen frágil, como si se pudiera romper en cualquier momento. Sacudió su cabeza para oír la calificación de Angelina.
—Y ahora nuestra modelo más morena, Angelina, con su sonrisa perfecta, tiene los siguientes puntos: 23.59. ¡Magnífica nota!
Angelina giró su cabeza, al mismo tiempo que el pelirrojo lo hacía para no ser descubierto mirando a Hermione.
Ginny, que aunque estaba un poco ida, seguramente pensando en el mejor amigo de su hermano, Harry, se dio cuenta de todo. Si bien era cierto que siempre le hablaba a su hermano de Hermione, su mejor amiga, nunca pensó que se conocerían de esta forma.
—Sigamos con Fleur, nuestra modelo rubia. Su suma total es de 25.75. ¡Nuestra puntuación más alta hasta el momento! Cuando el altavoz anunció a su última modelo, Luna agachó la cabeza, Ron enseñó su blanca dentadura en una mueca de triunfo, Ginny cruzó los dedos, pues quería que su mejor amiga saliera elegida y Hermione, levantó su cabellera castaña, muy atenta a las palabras del presentador.
—Y vamos con Hermione, nuestra modelo castaña. Su puntuación es de 21.01, queda en antepenúltimo puesto. ¡Felicidades a las cuatro modelos y espero que en la próxima reunión tengáis más suerte! Tras dejar a una Katty desilusionada, una Angelina muy animada, una Fleur radiante y a una Hermione encolerizada, la voz desapareció dejando en su lugar la canción de Queen "Radio Ga Ga".
Ginny fue enseguida a tranquilizar a su amiga, pero la chica sólo quería ir a hablar con Luna.
—Por favor Herm, tranquilízate un poco y te dejo ir a preguntarle a Luna te lo prometo—propuso la pelirroja a su amiga castaña.
—De acuerdo, de acuerdo—inspiró y espiró varias veces y cuando ya estaba más serena se dirigió hacia Luna.
—¿Qué hay Hermione? —la rubia sonreía nerviosa, temiendo lo que le pudiera hacer su amiga—¿Has tenido una buena puntuación verdad?
—Luna, dime ahora mismo quién de los cuatro votantes me ha dado menos puntos— si antes estaba furiosa ahora parecía a punto de estallar.
—¿Qué? Pero si todos te han dado buenísima nota—argumentó Luna haciéndose la desentendida.
—No, Luna, alguien me ha dado menos de un tres, según mis cálculos y créeme no suelo equivocarme he tenido dos 7 un 5 y un… 2.01, ¿Quién me ha dado esa nota? —exigió una colérica chica de pelo castaño.
—No lo sé, no me he fijado en quén—estaba claro que la muchacha rubia no sabía mentir y eso Hermione lo sabía.
—Mira Luna, de verdad que no le voy a hacer nada—intentó que no se le notase que por dentro estaba rabiosa—Sólo quiero hablar con esa persona.
—Pero debes tranquilizarte. Imagina que ahora viene tu padre y te ve así—-intervino Ginny.
—Está bien te diré quien es—La chica rubia miró a Ginny como pidiéndole disculpas y luego añadió—Ha sido Ron.
—¿Ron, mi Ron? —preguntó Ginny anonadada.
—Sí, nuestro Ron—soltó por fin la chica.
—Bien, pues voy a hablar con él—vociferó Hermione. Mientras Luna y Ginny se miraban ambas con caras de preocupación ya que las dos sospechaban lo que iba a pasar, una cabellera castaña cruzó decidida la sala a encontrar a ese pelirrojo insolente. Una sonrisa de suficiencia se formó en su cara cuando lo encontró comiendo pastelitos en una mesa.
—Tú. ¿Cómo has podido darme esa mísera puntuación, eh? —increpó la chica.
—Maldita seas, Luna—murmuró por lo bajo antes de decir con voz clara—Bueno, te he dado la que merecías.
—¿Qué? ¿La que me merecía? ¿Acaso estás insinuando que lo he hecho mal? —bramó Hermione.
—No. Te DIGO que lo has hecho mal. Hasta un elefante con patines lo haría mejor que tú—se burló Ron.
—¿Ah, sí? —estaba furiosa. — ¿Ah, sí? —y ahora histérica—Pues si tanto sabes deberías desfilar tú ¿No? ¡A ver si el gran Ronald Weasley, sabe desfilar mejor que yo! —gritó encolerizada
—¿Quieres que desfile—-después de ver como Hermione asentía con una mueca crispada, Ron se subió a la pasarela.
—Pues la nena me verá desfilar—Tras esta frase empezó a recorrer la pasarela de un lado a otro, moviéndose con soltura y sin quitar la mirada arrogante de los ojos chocolates de Hermione. Después miró a su hermana que sonreía divertida, así que la cogió de las manos y la arrastró a ella también hacia la pasarela. Inmediatamente posó su vista en Luna, que negaba repetidas veces con la cabeza negándose a subir, con que agarró sus manos y también tiró de ella hacia arriba.
En ese momento la sala era un caos, todo el mundo se subía a la pasarela y bailaba divertido, todos menos una Hermione enfadada y un hombre mayor que observaba divertido como el pelirrojo, con dos simples movimientos había cautivado a todo el mundo. No había pasado ni un minuto cuando el móvil del chico empezó a sonar. Ron se bajó de la pasarela y salió a un balcón cerca, donde se encontraba la castaña.
—Harry, amigo ¿Dónde estás? —dijo Ron, todavía con una mueca victoriosa en el rostro.
—Estoy en el periódico, ¿Luego paso a por ti? —se oyó la voz amortiguada del chico.
—No gracias, voy a comer con Luna y con Ginny, si quieres vente—lo invitó rascándose la cabeza.
—¿Con Ginny? —parecía ilusionado.
—Y con Luna, vamos a comer en la cafetería de aquí al lado en una media hora, pásate y te cuento—contestó después de sonreír.
—Bueno intentaré llegar—alegó intentando sonar indiferente.
—Harry, eres mi mejor amigo desde los 11 años ¿Crees que no me doy cuenta cuando mientes? —preguntó Ron.
—No se de qué me hablas—ahora la voz de Harry sonó nerviosa.
—Bueno tú sabrás, tengo que colgar que mi hermana está bailando muy pegadita a un tipejo—mintió descaradamente y colgó, para luego soltar una carcajada. Al instante de salir del balcón una voz suave le habló desde la mesa más apartada de la habitación.
—No deberías hacer eso, está mal.
La sorpresa fue tal cuando se encontró con Hermione que casi se cae al suelo, pero su semblante cambió inmediatamente a uno engreído.
—¡Ah! Hola, Hermione ¿Disfrutando del aire? —preguntó con autosuficiencia.
—Te repito que no deberías hacer eso—dijo sin inmutarse.
—¿El qué? —cuestionó desconcertado.
—Darle celos al chico que quiere a tu hermana.
—¿Qué? ¿Cómo sabes que…?—pero la pregunta del pelirrojo fue interrumpida por la respuesta de la chica.
—Como tú le has dicho a tu amigo, Ginny es mi mejor amiga. Conozco sus mayores secretos, por ello conozco a Harry también—la afirmación sonó clara y sencilla, sin embargo había algo que no encajaba.
—¿Dónde conociste a mi hermana y por qué nunca te he conocido? —inquirió curioso el chico.
—La conocí en la universidad, yo iba a estudiar derecho, pero luego quise ser modelo—contestó mirándolo fijamente, no se había detenido a observarle, pero algo le llamaba la atención, ya fuera por el pelo de fuego desordenado, por los ojos azules o por sus pecas inocentes y juguetonas.
—¿La quieres? —ahora fue el turno de la chica de sorprenderse, no sólo por la pregunta sino porque al momento Ron experimentó un pequeño mareo y rápidamente te puso pálido.
—¿Estás bien? —pregunto la castaña preocupada.
—Sí, tan sólo es el cansancio—dijo Ron restándole importancia—ahora responde mi pregunta.
—Como a una hermana—habló Hermione segura.
—Pues vas a hacer algo por tu "hermana" hoy-después de explicarle que Harry iba a venir y que quería dejarles solos le preguntó—¿Me vas a ayudar?
—Siempre que cambies mi puntuación—jugueteó la castaña enrollando uno de sus rizos.
—Eso es chantaje—dijo Ron frunciendo el ceño.
—Míralo como quieras, tú necesitas mi ayuda y yo necesito la tuya—tras finalizar la frase Hermione rió y su cara se iluminó.
—No voy a cambiar tus puntos— masculló el chico.
—Pues yo no voy a ayudarte—ladeó la cabeza y mostró una mueca socarrona.
—¿Ves a aquél hombre de allá? ¿El de la barba? —señaló Ron.
—Sí, ese es Albus Dumbledore, su empresa es la que más modelos millonarios ha creado, dicen que si trabajas una vez para él si quieres ya te puedes retirar—anunció con una insufrible voz de sabelotodo—además de que es un amigo bastante apegado a mi padre— añadió con una sonrisa.
—Mira y aprende—después de guiñar un ojo, se dirigió hacia el anciano que lo recibió con un amistoso abrazo. Detrás Hermione con la boca abierta esperó a como acababa la conversación. Entonces sintió una mano que se ponía en su hombro y lentamente giró su cabeza para encontrarse con su padre.
—¿Ese chico es modelo? —señaló con un gesto de cabeza a Ron.
—No, papi. Es el hermano de Ginny, Ronald Weasley—nombró ella.
—Pues creo que lo necesitamos—George Granger, el presidente de Madness Reigns, padre de Hermione y hombre de negocios, miraba con una sonrisa cómo el hombre más rico del país y también el que mejor pagaba charlaba animadamente con el joven pelirrojo.
—Pero papá, él no tiene ni idea de desfilar, no lo ha hecho en su vida—aseguró la chica.
—Bueno tú siempre le puedes dar una que otra clase, ¿no? —concluyó el señor Granger—Además, si nuestro querido Albus decide afiliarse con nuestra querida revista, porque por lo que veo le gusta el señor… ¿Cómo has dicho? Weasley. Siempre podrás compartir con él portada—y se fue guiñando un ojo.
Hermione, indignada y muy enfadada miró a la persona causante de todos sus problemas. No sólo tenía una muy baja puntuación sino que además ese pelirrojo insolente podía hacer que su carrera como modelo despegara. Pero para eso se tendrían que aguantar el uno al otro, y eso era lo difícil para ella. Bueno, para ambos.
Bueno, pues aquí tenéis el primer capítulo. ¿Os ha gustado? ¡Esperemos que sí!
Llevo escritos los cinco primeros capítulos, así que no tardaré en actualizar. Pero tengo que cambiar algunas cosillas, así que tal vez tarde una semana, como mucho una semana y media.
Me gustaría dedicar el fic a mi mejor amiga y compañera de cuenta, María. Gracias por todo, guapa.
Este es mi primera historia aquí, y he de admitir que estoy ansiosa por ver qué os ha parecido…
¡Mi inspiración es directamente proporcional a los reviews que recibo! Así que ya sabés… REVIEWS porfiiiii
Un besazo y gracias por leer,
Viki.
