Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon son de Naoko Takeuchi. Yo solo escribo por diversión.

Notas de autora: es una locura que me salió. Espero que les guste.

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Secuencias

"Perfume"

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Pensó que había visto un ángel aquella vez que lo cruzó por la calle. Sintió una fragancia fuerte al Acqua Di Gio al pasar por su lado, y no pudo evitar aspirarlo para grabárselo de alguna manera en su mente.

¿Vieron que ciertos recuerdos a veces tienen un olor único y especial?

Bueno, a Minako le sucedió eso al pasar por al lado de ese chico, y se juró mil veces recordarlo cada vez que sintiera ese perfume. Ese muchacho de cabellera plateada se volteo cuando notó que ella se detuvo. Hizo una mueca incomprensible por la actuación de la misma.

— ¿Tienes algún problema? – le preguntó con seriedad pero por dentro se reprimió un risa al verle el rostro desencajado.

Mina se puso nerviosa. Empezó a juguetear con sus dedos mientras hacía tiempo para poder responderle, no creía que podía ser tan obvia.

¡Mina, siempre eres tan obvia! – le había dicho una vez Rei recriminándola, mientras miraban a un chico de la cafetería de la esquina.

—Eh… es que… es que te me haces familiar – le dijo ella como para zafar del momento y tuvo la intención de irse, pero el chico le siguió cuestionando.

— ¿Estabas oliendo mi perfume? ¿No sabes que es de mala educación hacer eso? - el chico, de nombre Yaten seguía torturándola para su diversión.

Más que nunca la rubia quería que la tierra se abriera en dos y se la tragase.

— ¡No te quise ofender! – se disculpó haciendo la típica inclinación hacia él—. En verdad.

Ella lo miró a los ojos, y se sonrojo, y Yaten le devolvió la sonrisa, Mina se sintió algo confundida con eso, y frunció el ceño.

—No importa. Estoy acostumbrado – dijo él como si no pasará nada, se puso los lentes de sol, y continúo su camino. Trato de contener la risa.

Minako se quedó ahí parada en la calle, mientras la gente pasaba por su lado. Recordó su bello rostro, más nunca le había preguntado su nombre.

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Dos semanas después, se había empezado a generar una ola popular a través de unos chicos que se hacían llamar "Three Lights". Sonaban tremendamente bien, una hermosa melodía para sus oídos y una caricia para su alma. La música te reconforta y te entiende hasta en los peores momentos de tu vida, y a Minako la ayudaba mucho en momentos de crisis, se podía sentir identificada en cada una de sus canciones.

No estaba prestando atención a la televisión porque estaba haciendo su tarea escolar, pero en un momento dado, escucho la voz de uno de los integrantes, que se le hizo muy conocida, y por reacción inmediata, miro a la TV, y ahí estaba… el chico del perfume. Y no solo eso, sino que la fragancia se manifestó de repente. Su corazón se aceleró al verlo y no podía creer, que ella ya lo había visto y había intercambiado palabras con ese chico amargo.

Se memorizo su nombre, su apellido, repaso cada detalle de su rostro, hasta de un pequeño lunar que tenía en el cuello.

Yaten Kou - repitió como si fuera un mantra, una y otra vez. Desde que se ducho hasta que se acostó para descansar no paro de pensarlo mil veces más.

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Al comienzo de semana, Mina partió hacia la escuela como hacia siempre. Al llegar a la entrada, diviso un tumulto bastante grande de chicas gritoneando como desaforadas, cantando, con carteles enormes con forma de corazones. La rubia no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, hasta que al llegar presto atención a las charlas:

¿Viste quiénes vendrán a nuestra escuela? – dijo una fulana a otra de por ahí. La otra se llevaba las manos en forma de V sobre su rostro y le gritaba que SI.

Los Three Lights vendrán a nuestra escuela.

Seiya Kou es hermoso - decía otra mientras discutía con su amiga.

¡No! Yaten Kou es mejor.

Noo, Taiki es el más lindo e inteligente… - acotaba una tercera.

A Minako parecía que le iba a dar un infarto de lo acelerado que iba su corazón de solo saber que eso pasaría.

No pudo terminar de asimilar lo que estaba pasando porque todas empezaron a gritar cosas ininteligibles. Un auto negro se había estacionado en la vereda, y se bajó uno de los integrantes, Taiki Kou. Aino buscó con la mirada alguna señal de quién ella quería ver.

— ¿Qué sucede Minako? – le dijo alguien de atrás.

La rubia se sobresaltó del susto llevándose una mano a su pecho, y miró hacía la culpable del crimen.

— ¡Serena! – Le reclamó –, no me asustes así.

Detrás de ella, estaban Lita, Rei y Ami. Estaban tan o más desconcertadas que ella. Pero volvieron a voltearse cuando oyeron los gritos de las chicas. Era ese tal Seiya Kou, y justo pasaba por al lado de ellas, hasta que se quedó viendo a su amiga Serena, que seguía perdida en la nube de Valencia.

— ¡Hola bombón! – ¿había escuchado bien? ¿Le dijo bombón a su amiga?

— ¡Qué no soy bombón! – Serena le regaño, y el chico se rio socarronamente, mientras le seguía diciendo bombón descaradamente.

Pero su atención volvió a irse, al ver que el menor de ellos pasaba por allí, sin detenerse tan fiel a su estilo, no pudo evitarlo, pero nuevamente la fragancia de su perfume llego a su nariz como si tuviera un imán. Lo que pasó desapercibido para algunas, para una sola no había sido así. Y a pesar de que el peli plateado estaba con los lentes de sol, se le notó una leve sonrisa al cruzar bien cerca de Mina que no dejaba de mirarlo. Él paso, y luego, todos se dispersaron de allí.

Sus amigas se seguían preguntando que hacían ellos en la escuela, menos Serena que no sabía quiénes eran, y Minako no dejaba de pensar en Yaten mientras miraba para el lado por dónde se había ido. El perfume de ese chico la estaba embelesando y lo maldijo por eso.

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Pero lo que no creía, era que encima de estar en su escuela, también estaba en su aula, y al lado suyo. Su perfume no dejaba de invadirle, como si fuera una droga a la que no pudiera abstenerse.

—Oye… ¿me podrías dictar el último párrafo? Es que la profesora es un poco gangosa y no le entendí – Minako se puso a temblar al oír su voz. Solo atino a asentir, y le dio la hoja, mientras no dejaba de mirarlo. Y él advirtió sobre esto—: ¿Te debo o te gusto?

Ella se sonrojo, ¡por Dios! ¿Cómo podía preguntarle eso?

—L-lo siento Yaten – dijo ella que aún seguía teniendo el corazón en la garganta. Otra sonrisa asomó por el muchacho que ya estaba mirando las hojas para copiar.

La rubia no pudo evitar pasarse la mano por la frente para sacarse el sudor de los nervios, pero no podía dejar de prestarle atención, porque el muchacho la anulaba completamente.

—Parece que el destino nos junta cada que puede – él le devolvió la hoja que ella le presto –. Te veo en la calle como una loca oliendo mi perfume, y ahora aquí en la escuela… haciendo lo mismo.

—Pues, parece que estas equivocado, creído – protesto ella para disimular su frustración por la intimidación que le estaba dando el chico. Pero la realidad era que quería tirarse encima de él y besarlo.

Cuando sonó el timbre, ella le estaba por decir algo más, pero él se fue enseguida sin darle tiempo.

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El resto del día había sido así, Yaten la provocaba, y Minako solo podía hacerse la ofendida. El chico se divertía, y se notaba a leguas. Sus amigas ya le habían dicho a ella que solo la estaba provocando y que tenía que pasar de él.

Luego de la salida de la escuela, Minako partió como siempre sola, alegando que tenía que ir a la escuela de teatro, pero no se imaginó que alguien – con ese inconfundible perfume –, se estaba acercando a ella.

—Aino, ¿para dónde vas? – él preguntó a su lado.

Ella por primera vez se sorprendió.

—Voy a la escuela de teatro que está cerca.

Él se sacó los anteojos y conectaron sus miradas. Estaba incrédulo al escuchar su respuesta.

— ¡Vaya! Ahora vamos al mismo lugar, stalker.

Minako le dio un codazo en forma de regaño, y luego Yaten se rio.

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Parecía que el destino le estaba preparando muchas cosas ese día a la rubia, porque además de estar en la misma escuela, en la misma aula, en el mismo teatro, y en la misma clase, también tenían que improvisar una pareja de casados, ¿y adivinen qué?

Minako y Yaten eran pareja.

Y tenían que interpretar al esposo que esperaba a su mujer del trabajo, con la casa limpia y con la comida lista, mientras que ella llegaba agotada. Tenían que sentarse en la mesa, y conversar.

Pero la parte más complicada para Minako, era la de tener que besar a ese chico. Y Yaten no se la estaba poniendo fácil, ya que a él le gustaba que todo saliera a la perfección, pero la parte del beso no la quería practicar hasta que estuvieran en escena.

No podía evitar escuchar comentarios de mal gusto de sus compañeras sobre "la compañera que le había tocado a ese chico guapo."

A veces fruncía el entrecejo cada cierto comentario y Yaten advertía sobre la situación.

—Aino, no te desconcentres en comentarios que no valen la pena – él le sonrió para infundirle confianza y volvieron a practicar.

Cuando llego el momento de exponer la improvisación, Minako temblaba más que Rouse de Titanic. Pero su corazón se estaba por salir cuando ella hizo como que ingreso a su hogar, y su "esposo" la estaba esperando, él se acercó a ella, y le clavo sus finos labios en los de ella.

Pero ese beso duró más de lo que esperaba, al parecer, eso que no se había practicado, tampoco se había pactado ni nada por el estilo. No pudo evitar que sus mejillas se encendieran. Sus respiraciones eran cada vez más aceleradas, el corazón de Minako estaba por traspasar su pecho, no podía ni quería alejarlo de ella.

El carraspeo del director los hizo reaccionar, y distraídamente, continuaron. Por suerte lo habían hecho excelente, y tuvieron la mejor nota del día. De la alegría, lo celebraron con abrazos, pero instantáneamente, Yaten dejo de abrazarla, para recuperar su orgullo.

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A la salida, había un auto negro esperando a Yaten, y éste se estaba por subir, hasta que vio a Mina caminar e inevitablemente, la llamó.

—Minako – dijo, no se dio cuenta hasta ese momento, que la llamó por su nombre de manera tan familiar. Ésta se dio vuelta, toda sonrojada, buscando con la mirada la voz de ese chico, y se acercó hacía él que estaba apoyado contra el coche—: ¿Quieres que te lleve? – propuso.

—Vivo cerca – ella no quería que él se sintiera obligado a hacerlo, pero a cambio, recibió una sonrisa de parte de él.

—No importa, yo te llevo, es tarde para que andes sola. – abrió la puerta, y ella asintió, entro y luego Yaten se había sentado a su lado en el asiento de atrás. El chico le indico al chofer a donde tenía que ir.

—Gracias, no te hubieras molestado – le dijo ella algo más relajada, a pesar de que estaba oscuro, pudo ver el gran brillo de sus ojos verdes, y se quedó hipnotizada.

—No eres molestia. Eres una gran actriz, Mina – su nombre sonaba tan perfecto en sus labios, en su voz, era algo que la hacía estremecer, que le hacía erizar el vello de su piel—. Espero que no me sigas más por donde vaya – Yaten le guiñó el ojo y la rubia lo regaño mientras le daba una palmada en su brazo.

Al llegar, Mina abrió la puerta, pero Yaten la retuvo, tomándola de la muñeca, le levantó la barbilla, y posando sus labios nuevamente sobre los de ella, esta vez, fue él quien con su lengua, le pidió permiso para ingresar a la humedad de su boca, encontrarse con la lengua de ella, y danzar y danzar hasta que el aire no les permitiese continuar. Mina rodeo el cuello de Yaten, ahora él la estaba tomando de la cintura, se saboreaban exquisitamente, y no pudieron evitar apretarse un poco más uno hacia el otro. Podían sentir sus respiraciones nuevamente aceleradas, y como el perfume de Yaten, sus labios también se habían vuelto adictivos.

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¿Les gusto? ¿Comentarios? ¿Sugerencias?

Les digo algo, me inspire leyendo a Tatily, y si pueden, vayan a darse una vuelta por su perfil, háganlo que tiene mucho de Yaten y Minako.

No sé por ahora si serán secuencias sin correlación o que. Iré viendo a medidas que me dé el ataque de inspiración.

¡Muchas gracias por leer!

Yuki Kou.