Coraje, Esperanza, Amistad y Bondad

A Digimon 02 Fanfic

1. Huída

- ¿Daisuke?
- Hm...
- ¿...Daisuke? - se escuchó nuevamente el susurro como eco en la habitación.
- ...

Una figura se acercó al borde de la cama, tenía cabello rubio y piel blanca, quien se hallaba acostado en cambio, tenía piel morena y una cabellera púrpura y se revolvía un poco entre las sábanas. El rubio aproximándose al rostro de aquel moreno, sonrió un poco al notar como su respiración se encontraba con ese muchacho, extendió un poco su mano para tocarlo.

- ¿Daisuke?
- Ken...

Se quedó helado, retiró rápidamente la mano y la cerró en un puño lleno de cólera y tratándo de borrar las líneas que formaban ese nombre en su mente, contuvo su respiración haciéndose hacia atrás. Lo miró una vez más pero ahora con melancolía, y poniéndose de pie, tomó la chaqueta que se encontraba recargada sobre la misma silla en la que estaba, y salió lo más aprisa que pudo.

Afuera, con una fina lluvia, el jóven recibía aquella tormenta en su cuerpo, alzó la vista a un cielo lleno de nubes grisáceas y fue cuando un rayo atravesó esa visión, que se notaron aquellos ojos tan azules y llenos de tristeza.

Takeru Takaishi decidió que era momento de ir a hacer una visita a alguien más.

- ¡Un momento! Si es otro más de esos vendedores de enciclopedias Digimon, yo...
- Hermano.
- ¡¿Takeru?!

Yamato Ishida era el hermano mayor de Takeru, ambos habían sido separados por sus padres al divorciarce, y por lo tanto, cada uno conservaba un apellido distinto. Y ahí estaba ese rubio de cabello largo, tenía los mismos ojos azules que el menor, pero su mirada era distinta, y su piel palideció aún más cuando vió como su pequeño hermano estaba frente a él totalmente empapado y con una sombra en su rostro.
Inmediatamente Yamato dejó pasar a Takeru, el cual sólo recorrió con la vista el departamento con pesadez, mientras que su hermano mayor corrió por un par de toallas, al verlo acercárse a él y comenzar a secar su cabeza, Takeru tomó la mano de aquél chico y lo miró.

- Gracias.
- No importa cuanto crezcas, siempre te veré como mi pequeño hermano. - sonrió.
- Lo sé. - intentó también dibujar una sonrisa.
- No sé porqué tengo la ligera sospecha de saber lo que sucede.
- Yo... ¿es acaso que soy tan obvio? - intentó hacer un comentario sarcástico.

Pero a diferencia de algún regaño por parte de Yamato, éste suspiró y acercó el rostro de su hermano cerca de su pecho y lo abrazó a manera de consolarlo, Takeru abrió los ojos sorprendido y en un instante se hallaba totalmente calmado, correspondió el abrazo mientras que una línea se dibujaba en sus ojos. Iba a llorar.

- Dime, ¿sabe bien?
- Delicioso, como siempre.
- Eso lo dices sólo para complacerme, pero en realidad, he estado practicando mucho últimamente. - guiñó Yamato al instante que sonreía a su hermano.
- Tu cocoa ha sido mi favorita desde que eramos niños.
- Y no te permitiré que tomes otra que no sea la que yo te prepare. - fingió mientras amenazaba con un cucharón.
- Pero si le permites a Taichi-san que la pruebe, ¿no es así? - lanzó Takeru una mirada maliciosa mientras sorbía de la taza.
- ¡OYE! ¡¿Qué cosas estás diciendo?! - el rubio de cabello largo se había puesto totalmente rojo ante ese comentario.
- Lo sabía - comenzó a reír un poco y de pronto, nuevamente se veía sumergido en su tristeza al observarse en el reflejo de la cocoa caliente que se movía en ondas dentro de la taza.
- Vámos, no te pongas así de nuevo.
- Lo sé, pero... no puedo evitarlo. - apartó la vista de la cocoa para mirar a su hermano con tristeza.
- Sé que es difícil, pero seguramente fue una equivocación. Tal vez escuchaste mal.
- ¡YO NO ESCUCHÉ MAL!

Aquél grito resonó en la cocina, donde el fuego de la estufa y algunos guisos en cacerolas era lo que sólamente se podía óir.

- Lo siento... yo... no sé porqué me pongo así. No era mi intención gritarte de esa manera.
- No tiene cuidado.
- Estaba... estaba cerca de él, y escuché como mencionaba, el nombre... el nombre de Ken.
- No me gustaría decír esto, pero, creo que era evidente, Takeru.
- ¡Pero eso sucedió años atrás! No creí que... que todavía...
- Eso fue apenas cuatro años. Si lo piensas bien, no es mucho tiempo. - dijo Yamato mientras se sentaba en una silla poniéndola alrevés y recargaba sus brazos y rostro en el respaldo.
- Pensé que, sólamente había sido por lo del Digimundo en ese entonces.
- Y tal vez si fue cierto, pero el tiempo es así, juega con nosotros.
- ¿Porqué no ha jugado con Taichi-san y contigo, hermano? - Takeru sonó nuevamente colérico, apretaba los puños sobre la mesa mientras que su hermano lo veía con detenimiento.
- ¿Y te has preguntado como ha jugado con ellos dos también? No soy nadie quién pueda decirte que sucedió o por qué pasó eso, pero al menos puedo recomendarte el que aclares todo.
- Lo sé.
- Pero ten en cuenta el momento indicado en que debas hacerlo, apenas está recuperándose.
- Tal vez, sí fue mi culpa. - sollozó un poco Takeru.
- Take...

Un timbre interrumpió de pronto la contestación de Yamato, éste lanzó una última mirada a su hermano y se levantó rumbo a la puerta. Takeru seguía sin quitar la vista melancólica a la taza de cocoa, sólo otra voz lo sacó de sus pensamientos.

- ¡Hey! Takeru-kun. - saludaba un chico de cabello castaño y bastante alegre, era Taichi - dime, ¿cómo se encuentra Daisuke? Ya se recuperó seguramente por tus cuidados. - guiñó mientras que Yamato le daba de codazos y terminó por aventarlo a un lado.
- Taichi-san... él, se encuentra mejor. Gracias. - consideró Takeru contestar aquello a pesar del gran esfuerzo que le provocó el sonreír un poco.

Yamato se colocaba detrás de la silla de su hermano con afán de volver a consolarlo y Taichi estaba comprendiendo, o al menos eso parecía por la cara de sorpresa que estaba haciendo, se sintió algo apenado y trataba de cambiar de conversación.

- Quiero descansar un poco, no he dormido mucho.
- Ya sabes que puedes quedarte todo el tiempo que quieras aquí.
- Gracias. - dejó escapar una pequeña sonrisa sin dejar de notar que sus ojos reflejaban un gran cansancio y necesidad de cerrarlos.

Takeru se fue rumbo a la habitación contigua a la de su hermano, Yamato tenía menos de un año de vivir sólo por asuntos de la universidad y aquél departamento le servía muy bien de refugio a Takeru en ocasiones como ésta. Donde nadie podría saber que él estuviera ahí, solo, en una recámara sin luz y sin que nada lo distrajera. Cerró la puerta una vez llegado ahí.

- Veo que es serio el asunto esta vez.
- No lo sé, llegó muy mal. Me costó trabajo el que me contara todo. Al parecer, Daisuke pronunció el nombre de Ken mientras que Takeru estaba cuidándolo.
- Bromeas.
- No, él claramente lo escuchó. Salió inmediatamente y vino directo hasta aquí. Desde entonces que está así.
- Daisuke-kun debería de ver el daño que le hace a Takeru, es cierto que durante un tiempo parecía ser que él y Ken estaban más unidos, pero era por lo que ocurría en el Digimundo en esos días o al menos, eso creo.
- Es precisamente lo que le dije, pero aún así, sigue sin creer en los sentimientos de Daisuke.
- Desde un principio no parecía eso.
- No, pero desde hace poco que a comenzado a sospechar.
- Regresó muy pronto de París, sólo para verlo.
- La misma noche que le hablé para avisarle sobre el accidente de Daisuke, tomó el primer avión para venír únicamente a cuidarlo.
- ¿Dejando los negocios de tu familia?
- Así es. Takeru-chan es uno de los herederos directos de mi abuelo en París, por lo que necesita ir de vez en cuando para verificar que todo marche bien en las empresas que tienen allá.
- Es una suerte que a tí sólo te toque el papeleo.
- ¿Suerte? - preguntó Yamato mientras levantaba una ceja y veía al rincón de la sala con una montaña de papeles.
- ¿Desde hace cuánto que se había ido?
- Aproximadamente, unas dos semanas.
- Es verdad...
- ¿No sabes cómo sigue Ken?
- Él está bien, sólo fueron algunos rasguños y moretones, nada serio como con lo de Daisuke.
- Par de irresponsables, les dejas un automóvil y terminan en accidente. ¿Qué lo habrá provocado?
- Intenté preguntarle a Ken, pero evitaba contestarme.
- Tarde o temprano nos lo dirán. Entonces, tal vez mi hermano pueda aclarar su mente mientras tanto. - suspiró el rubio mientras veía al pasillo en señal de estar pensando en lo que estaría sintiendo Takeru.
- Por cierto, lindo delantal, Yamato.

Yamato volteó consternado, y miró el delantal azul celeste que llevaba puesto, vió como se burlaba Taichi que desde una mesa recargado lo miraba pies a cabeza. Enfurecido, le retiró la taza que estaba a punto de darle con cocoa recién servida. En respuesta, Taichi comenzó a reclamarle.

Mientras tanto, dentro de la habitación al final del pasillo, Takeru estaba recostado mirando al techo, trataba de que no se le nublara la mente con tantas preguntas que se hacía, se tapó los ojos con el brazo y comenzó a tratar de recordar la primera vez en que Daisuke y él estuvieron en una feria, era apenas un año después del incidente de los Digimon en su propio mundo y estaban celebrándolo con los demás niños elegidos de esa época.

==
- Dicen que es la rueda de la fortuna más grande de todo Japón, traje este folleto de mi último viaje a Kyoto donde lo comentan. - Miyako mostraba el papel a Iori y Hikari - ¡Vámos, no hay mucha gente, aprovechemos para subírnos a la mayor cantidad de juegos!
- Miyako-chan tiene razón, ¡vámos! - animósamente contestó Hikari mientras tomaba de la mano a Miyako y corrían rumbo al primer juego que vieron.

Iori trataba de alcanzarlas a la par de Ken que iban con su propio paso, un poco más atrás sonreía Takeru ante la escena mientras que Daisuke miraba algo desalentado y con gota de sudor.

- Yo quería subirme a la montaña rusa y ellos se van a esa rueda de la fortuna que no hace nada divertido.
- Vámos Daisuke, puede que resulte divertido, después de todo es muy grande y eso es algo nuevo.
- Sí, tal vez tengas razón. - dijo Daisuke un poco más animado después de haber echado un vistazo a la dimensión del juego y corrió para alcanzar a sus amigos, mientras como siempre, Takeru sólo caminaba alegre.

- Oh lo siento, sólo son para máximo cuatro personas por cabina. - comentó el operador de la rueda cuando Takeru y Daisuke estaban a punto de subir.
- ¡Eso les pasa por no apurárse! - Miyako regañó a sus amigos mientras cerraba la portezuela de la cabina ante una Hikari, un Iori y un Ken sonriéndo nerviosamente por aquellos gritos.
- ¡¿AH?! - Daisuke se quedó pasmado cuando comenzó a girar la rueda. - ¿Y ahora qué haremos?
- Pueden subir a la siguiente que está vacía.
- Usted dijo que era para cuatro personas, pero no hay nadie más. - comentó Takeru al girar la vista a su espalda para ver si había alguien.
- Si, dije que máximo para cuatro personas, pero ustedes son dos y no habrá problema.
- ¿Qué dices, Daisuke-kun? - miró a su compañero quién meditaba aquello al ver como ya estaban sus demás amigos en la anterior cabina, vió de reojo a Takeru.
- No dejaré que por culpa de Miyako nos perdamos de este juego.
- Tomaré eso por un sí - sonrió Takeru.

Enseguida, el operador abrió la puerta y entraron ambos amigos, Daisuke rápidamente se dirigió a la ventana y al oír como cerró la puerta, Takeru también se apresuró a sentarse cerca de la ventana.

- ¡Nos movemos! - gritó entusiasmado Daisuke - Bueno, eso es lógico, ¿no? - se rascó la cabeza.
- ¡Qué emoción! Miren la altura que estamos alcanzando. - comentó Miyako cuando observó desde la ventana cuando se movían.
- Y todavía nos falta más por recorrer. - señaló Hikari.
- Me pregunto si Daisuke-san y Takeru-san alcanzaron a subir. - dijo Iori.
- Si no subieron, se lo tienen merecido, no se dieron prisa. - algo molesta, Miyako contestó.

Ken y Hikari quedaron en silencio ante ese comentario mirando de lado.

- Miyako tenía razón, es demasiado grande. - volvió a comentar Daisuke sin dejar de estar emocionado ante la ventana. - ¿Pasa algo malo, Takeru-kun?
- ¿Cómo? - salió de sus pensamientos el rubio dando un respingo.
- Desde que subímos nos has dicho nada, sólo yo he estado diciendo puras incoherencias... para tratar de que hables.
- Daisuke...

El moreno se acomodó en su asiento, a tal forma que había quedado frente a su amigo y miró rápidamente al mismo, volvió la vista al suelo una vez que comprobó que no podía contener el verle.

- Gracias.

Takeru alzó la vista al escuchar aquella voz proveniente de Daisuke.

- ¿Ah?
- Sí, quiero decírte gracias. - cruzó lo brazos - Durante la batalla que tuvimos, no pude agradecerte el que estuvieras ahí para ayudarme. - comentó algo nervioso Daisuke mientras que Takeru prestaba mayor atención a todo aquello.
- No necesitas hacerlo, siempre hago lo necesario para ayudar a mis amigos. - sonrió el chico de ojos azules.
- De todos los que estabamos ahí, tu siempre mantuviste la esperanza en mí, en que podía hacer lo necesario para salvar al Digimundo y nuestro mundo. Tal vez los demás no lo notaron, pero yo sí pude darme cuenta como estuviste firme, apoyándonos a cada uno de nosotros... a mí. - también sonrió Daisuke al alzar su mirada y ver a Takeru. - Por eso, gracias.
- Siempre supe que serías un gran líder.
- No seré tan bueno como Taichi-san...
- Jamás se puede comparar a una gran persona con otra gran persona.
- Takeru-kun...
- ¿Recuerdas cuando nos peleamos? - rió Takeru.
- Sí, ese día me demostraste lo que es la amistad.
- Yo también me dí cuenta de lo importante que te volviste para todos.
- Aunque también, me hizo pensar. - Daisuke pasó la palma de su mano en la ventana.
- ¿Pensar?
- Sí, bueno, si tú no hubieras estado ahí, estoy seguro que jamás hubiera podido hacerle frente a ese digimon, jamás hubiera encontrado ese digi-huevo con el símbolo de la amistad y V-mon no hubiera digievolucionado a esa fase. Estoy seguro que fue porque estuviste ahí, que me demostraste lo que es la amistad con un digimon, y, lo importante que es proteger a los demás.
- No sé, qué decir - musitó Takeru con una sonrisita.
- Pero, eso no fue lo único que me hizo pensar.

Daisuke quedó en silencio con una mirada fija en Takeru, el rubio no lo había visto tan serio últimamente y también se unió a aquella mirada, el moreno se acercó y cerró los ojos.

- Y es ahora, que te pido perdón.
- ¿Porqué tendrías que...?

Daisuke calló a Takeru con un beso.
El chico de ojos azules no sabía como reaccionar, ahí estaba recibiendo en los labios el beso de su amigo, jamás se hubiera imaginado que era lo que tenía que hacer, su corazón pareciera que había dejado de latir y sólo sentía la suave respiración de aquel muchacho sobre su rostro. Tras un momento así, Takeru sólo se limitó a cerrar los ojos.
Cuando el beso acabó, Daisuke se separó un poco de el rubio, y agachaba la mirada mientras trataba de contener su respiración rápida debido a la emoción.

- Soy un estúpido, yo... ahora no sé que pensarás... porque yo... bueno... no sé cómo y tal vez...
- Entonces, permíteme.

Y así como si nada, Takeru tomó el rostro de Daisuke y comenzó a besarlo. Un poco sorprendido por la reacción, Daisuke no tardó en contestar ese mismo beso al pasar sus manos en aquél cabello dorado. Sólo se detuvieron un momento para sonreírse el uno al otro y continuar el beso volviéndose más apasionado y hundiéndose en el asiento.

- Estoy comenzando a marearme - comentó Iori al dejar de asomarse por la ventana.
- Es lógico, estamos a una altura considerable. - señaló Miyako quien continuaba a la ventana pegada.
- Me pregunto si Takeru o Daisuke subieron o no. - con pose de meditación, dijo Hikari.
- Subieron. - una tímida voz salió de Ken al instante que todos lo voltearon a ver.
- ¿En verdad? No los ví, y eso que estoy en la ventana. - confundida, Miyako terminó por decir.

Ken pretendió no hacer caso de la mirada de Hikari, al contrario ella sonrió.

- Deben importante tanto como a mí.

El chico de cabello azul sólo asintió ligeramente mientras una mirada melancólica se dejó asomar en sus ojos azules y tristes. El movimiento de la rueda fue el sonido que se escuchaba ahora, se estaban moviendo al fin.

Un momento después, se encontraban casi a punto de llegar, Miyako se quejó del poco tiempo que habían estado, mientras que Iori se apretaba el estómago con ambas manos, síntoma del mareo. Hikari miraba complacida hacia afuera y Ken tenía la mirada perdída a lo que parecia ser, el suelo, pero eran sus pensamientos lo que él veía.
Al fin era el turno de ellos para salir, la chica de anteojos se restiró los brazos con una gran sonrisa una vez que salió, el pequeño Iori alzaba el rostro con los ojos cerrados tratando de tomar algo de aire, la chica de cabello castaño en cambio sonreía con sus manos entrelazadas y a un lado de ella estaba Ken, quien sólo dejo su mirada del suelo, para oír la voz de Miyako.

- ¡Hey! Es verdad, Daisuke y Takeru sí subieron a la rueda. - con las manos en la cintura, Miyako gritó emocionada.

Ken dió la vuelta para ver el juego mecánico, ahí se asomaban dos figuras muy conocidas por él, Daisuke salió seguido de Takeru con sonrisas en cada uno de sus rostros, Daisuke se percató de la presencia de sus amigos y agitó al aire la mano para señalar que ya estaban ahí, Takeru agradeció al operador del juego mientras los demás se acercaban.

- Pensabamos que no iban a subir. - Iori fue el primero que habló.
- ¡Les dije que era emocionante! No pueden negar que la altura contribuyó a eso. - nuevamente, Miyako dijo eufórica.
- Fue divertido. - riendo, Hikari comentaba mientras miraba a Miyako.
- Es verdad. - Ken también habló con una ligera sonrisa.
- Pues lo único de lo que puedo quejarme es que duró muy poco. - molesto, Daisuke cruzó los brazos.
- Pero, valió la pena. - con una voz profunda, Takeru sonrió.

Daisuke miró a Takeru que se acercaba a su lado y olvidó su enojo para asentir complacido.

- Daisuke, tienes tus visores en el cuello, seguro se te cayeron. - Miyako observó - y tienes el cabello más desordenado de lo normal. - cambió la voz a una mas regañona.
- ¡No te metas! - Daisuke comenzó a pasarse las manos por el cabello para acomodarlo al mismo tiempo que se colocaba sus visores, un notable rubor apareció en sus mejillas.
- ¡Todavía que te ayudo a que no te veas más mal, y me contestas de esa forma! - contestó Miyako enfadada.
- No tienen remedio. - rió Hikari.
- ¡Takeru-san, tienes roto el chaleco en la parte del cuello, pareciera como si forzaron el cierre! - señaló con el dedo Iori el lugar donde tenía dicho desgarre, Takeru pasó la mano por el mismo para mirarlo.
- Es verdad, a veces estos cierres no abren cuando uno más lo necesita. - con una gran sonrisa, Takeru comenzó a arreglar un poco el cierre, Daisuke se detuvo en su pelea con Miyako y el color rojo comenzó a subirle al rostro.
- ¡Daisuke, tienes roja la cara! ¿Te sientes bien? Tal vez sea el calor. - Ken comentó nervioso al ver el rostro de Daisuke quien el mismo se asustó más.
- Mejor será que tomes algo, ojalá que no sea nada malo. - Takeru interrumpió preocupado y acercándose a Daisuke lo revisó de la frente con su mano.
- ¡No es nada! Es como dijo Ichijouji, es el calor. - rió - ¡Mejor vámos al siguiente juego! - nervioso, empujó a Iori y Ken, aun lado iba Takeru y atrás los seguían Hikari y Miyako.

Daisuke dejó de empujar a sus dos amigos, quienes adelante caminaban dirigiéndose al siguiente juego mecánico. Daisuke tenía las manos en los bolsillos y el rubor se había limitado a refugiarse únicamente en las mejillas, Takeru continuaba con su sonrisa.

- Te pones muy nervioso. - comenzó a hablar Takeru.
- Y como no, con esos comentarios que haces. - trató de sonar molesto.
- Debí de haber dicho que era tu desesperación la causante de que mi cierre se descompusiera. - miró a Daisuke maliciosamente. Esto provocó que Daisuke se sonrojara un poco más, pero le devolvió la sonrisa.
- Entonces dame el chaleco, resulta que mi hermana cose bastante bien (de hecho, es lo único que sabe hacer).
- Esta bien, déjalo así. Sólo recuérdame no usar este tipo de cierres para la próxima. - regresó la mirada de Takeru al frente.
- O mejor comienzo a practicar más con los tuyos. - alzó una ceja Daisuke, le sonrió al chico rubio y corrió para alcanzar a Iori y Ken.

Takeru se detuvo, ahora tenía un ligero rubor en sus mejillas. Acarició el cierre de su chaleco y sonrió. Segundos después, sintió como le tomaron del brazo.

- ¿Subirás conmigo al siguiente juego? - Era Hikari, quien preguntó contenta.
- Por supuesto. - le sonrió y ella hizo lo mismo.

Mientras tanto, Ken desvió su atención de la plática que comenzaba a tener con sus dos compañeros y en cambio, dió un reojo atrás con actitud seria.
==

- ¿Qué fue de ese día, Daisuke? - Takeru se quitó el brazo del rostro y miró el techo una vez más - Cuando esa sonrisa era sólamente para mí. Cuando tu mirada al recorrer mi rostro se convirtió en mi adicción. Cuando tu respiración era mi aire. - el chico se abrazó a sí mismo como si se le escapara el calor de su cuerpo.

"Ken..." - la voz de Daisuke retumbó en la mente de Takeru como ráfagas de hielo.

- Ken... - repitió.

"Ken..."

- Ken... porqué... ¡¿Porqué él?! Ken Ichijouji... - en la mente del rubio, comenzaron a salir a manera incontrolable, varias escenas de Ken y Daisuke que él mismo presenció. Se arrodilló en la cama.

Escenas duras, escenas crudas, que ahora le servían de cuchillos atravesándole los sentidos. Comenzó a desesperarse, ¿porqué no desaparecían esas imágenes? ¿porqué ahora tenían que atormentarlo? Se revolvió en la cama, sus manos pasaron a su cabeza como cuando recibes un dolor muy fuerte, la respiración comenzó a acelerarse. Más imágenes, Daisuke riéndo con Ken a un lado. Daisuke mirando a Ken dulcemente. Daisuke y Ken juntos con sus digimon. Daisuke y Ken uniéndo sus corazones en la batalla contra el mal. Daisuke pronunciando el nombre de Ken.

Un vuelco en el corazón. Un último arrebato de aire para sus pulmones que se convirtió en quejido. Una vista nublada. Unas lágrimas que salieron al aire para perderse en su trayecto.
Un cuerpo cayéndose.

Takeru quedó inmóvil. Su pecho contra el colchón recibía los latidos de su corazón léntamente. Sus ojos, ese azul cristalino que siempre brilló en los momentos más difíciles, se hallaban envueltos de gruesas lágrimas y sin su resplandor.

- ¿... pero qué? - Un agitado Yamato dió un respingo.
- ¿Qué sucede? ¿Porqué saltáste de pronto, Yamato? - se quejó Taichi mientras se masajeaba el mentón, parecía que se había golpeado por aquél movimiento. - ¿Eh? - Sintió como la mano de aquel rubio que se hallaba en su hombro, comenzó a temblar. - ¿Yamato?
- Ta... Takeru.

Yamato se levantó rápidamente del sillón en que se encontraban, y corrió hacia las habitaciones seguido de un Taichi confuso pero preocupado por esas reacciones, sabía que ambos hermanos compartían una conexión especial, así que no le importó que no entendiera que pasó, el corrió junto a él para ayudar en lo que pudiera.
Al llegar a la puerta y girar el picaporte, el rubio Ishida se percató que tenía el seguro puesto, así que mirando nuevamente a la puerta, no dudó, dió una patada.

- Les dije que todo se resuelve con un golpe. - comentó Taichi al ver como había surtido efecto y se abría la puerta de par en par.

Inmediatamente, ambos chicos cruzaron la puerta pero Taichi fue el único que se quedó inmóvil mientras que Yamato corrió hacia la cama. Ahí yacía Takeru boca abajo.

- ¡Hermano! ¡Takeru! - desesperado, Yamato se acercó a aquél cuerpo, esperó alguna señal - ¡Takeru! - con cautela, tomó con cuidado esa delgada figura y la estrechó cerca de él acercándo su rostro. - Respira...

Taichi al fin se movió para acercarse, dándo un suspiro de alivio, suavizó su ceño para mostrarle fortaleza a Yamato que lo veía asustado aún.

- Calma. Sólo fue la reacción de la impresión y el cansancio, apenas surgió efecto. - Taichi se inclinó hacia el oído de Yamato mientras veía el rostro del pequeño rubio.
- Hermano... - sollozó el mayor de los hermanos.

Yamato acercó a Takeru a su pecho y lo abrazó de manera suave, no fue si no cuando sintió que la respiración del jóven Takaishi volvía a tener su ritmo normal, sonrió y pasó sus dedos para borrar las líneas que todavía estaban húmedas de lágrimas en aquellas mejillas.

A la mañana siguiente.

El sol intentaba desafiar las cortinas de aquél cuarto, colándose entre pequeñas rajadas de luz y pintando con sus rayos, la escena de una cama. El jóven Takaishi podía sentir un aliento conocido y cálido, se movió un poco creyendo que era parte de su sueño, por instinto, entreabrió los ojos para vislumbrarse en el pecho de su hermano. Aspiró un poco su aroma, era demasiado grato estar así, protegido por su hermano mayor. Un segundo aroma lo distrajo de sus pensamientos, ligeramente movió la cabeza a un lado, y sus ojos se llenaron de ternura, Taichi dormía tranquilamente mientras que su brazo le servía de almohada a ambos hermanos.

Takeru sonrió ligeramente, pero volvió a su rostro sombrío cuando el golpe de la realidad le llegó a la cabeza, ahora recordaba porqué estaba en aquél lugar y porqué esas dos personas importantes para él, se encontraban ahí. La cólera volvía a sentirse en su sangre, corriendo por todas sus venas, pero se contuvo, no quería despertar a nadie.

Escapándose sigilosamente, Takeru abandonó aquellos brazos (no sin antes Taichi por reacción el tomar el lugar que "amablemente" dejó el pequeño), el menor de los rubios soltó una muda risa al ver la escena y acomodándose los zapatos y restirándose las arrugas de la ropa, dejó la cama, la habitación, pasó por la cocina, tomó su chaqueta y cerró la puerta echando un último vistazo.

Era algo típico de él, tomar una caminata por las mañanas en los alrededores antes de ir a clases. Únicamente que esos paseos se habían convertido con anterioridad en motivo de ilusión, ya que no iba solo.

==
- ¡Perdón por llegar tarde!
- Descuida.

Takeru sonrió cuando vió como Daisuke se las arreglaba para tomar aire y mantener una pose de estar arrepentido. Al darse cuenta el moreno, arqueó una ceja y se sintió ofendido.

- Es tu culpa, tú siempre llegas más temprano que todos. Y yo vengo casi matándome para llegar a la hora que quedamos y me encuentro con que ya estás aquí.
- Daisuke, yo...
- Y no vengas con tus disculpas de que te gusta esperar, a nadie le gusta eso. - Daisuke cambió su semblante a uno más serio y miró a un lado - Y no me gusta, hacerte esperar.

Takeru abrió un poco la boca en señal de sorpresa, una ráfaga de aire se cruzó entre ambos, y en menos de lo que se imaginó el rubio, su acompañante le pasó una mano por los hombros.

- Bien - sonrió - esta vez, te perdono.

Takeru se quedó perplejo.

- Pero, si tú fuíste quien me pidió dis...
- No seas modesto, ya vámonos, hagamos ese recorrido que siempre haces (y no sé porqué rayos te gusta), y vayamos a clases.
- Sí. - susurró complacido Takeru.
==

- Pero esta vez, no te disculpaste...

Takeru en el tiempo real, se había puesto debajo de un árbol, viendo hacia el punto exacto donde había ocurrido dicho momento un par de años atrás. Ahora sonreía, pero con melancolía, estrechó sus brazos con sus manos, sentía frío.
Comenzó a dar un par de pasos, como si su mente tuviera más prioridad en sus recuerdos, siguió caminando sin darle importancia a nada, o tal vez eso parecía.

- ¿Qué demonios quieres? - una voz gélida salió del jóven Takaishi - No quieras fingir que es coincidencia el que me estés siguiendo. Ken Ichijouji.

Detrás de un grueso tronco, Ken se dejó ver, al notarse en su rostro, la sorpresa de que Takeru lo hubiera descubierto se dejó notar. El mismo rubio se dió la vuelta para ver mejor a ese chico y una sonrisa de triunfo y malicia apareció.

- ¿Y bien? Te hice una pregunta. ¡¿Qué demonios quieres?!
- Lo siento, no era mi intención es sólo que...
- Si claro, jamás es tu intención, ¿no es así? - interrumpió.

Ken se quedó inmóvil, disimulando un poco la sorpresa de ver a Takeru de aquella forma, sintió un poco de nerviosismo al ver como se acercaba el rubio con paso largo y sonoro aunque se detuvo a su lado, todavía sin moverse Ken, sintió como se encontraba el muchacho mirando al frente y con las manos en los bolsillos en la posición que él quedó de igual manera, aunque la de Takeru era una actitud retadora si lo pensaba bien, pero no hizo nada.

- Lo olvidaba... eres el portador de la bondad. - la voz apagada pero sarcástica de Takeru resonó en la cabeza de Ken. - ¿Supongo entonces que no debo de temer que quieras hacer algo? Es mejor recomendarte que te apartes de mi camino, en estos momentos no puedo hacer caso de mis acciones.
- ¿Porqué no las demuestras, después de todo, la esperanza reside en tí, no es así? - Ken escupió las palabras apretando ligeramente los puños. Movió un poco la vista en dirección de Takeru.
- Bien dicho, pero en realidad, no es contigo con quien quiero mostrarlas - soltó en forma de risa -, pero descuida, no terminará esto hasta que vuelva a verte, Ichijouji.

Y con una última mirada fruncida, llena de rencor e ira, Takeru soltó las palabras tan fríamente que Ken no pudo evitar el sobresaltarse al dejar que sus ojos se abrieran en sorpresa. Era ver a alguien distinto, alguien que siempre mantenía una sonrisa y actitud positiva, haberlas intercambiado por una apariencia obscura y de cólera.
Así como vino aquella impresión, se desvaneció con los pasos lentos que marcaban la salida de escena del jóven Takaishi.

Ken seguía con los ojos abiertos, el aire jugaba con la ropa y su cabello. Parpadeó un poco y enseguida dejó que una rodilla se apoyara contra el suelo mientras comenzaba con sus dedos, a remarcar la pisada fresca que Takeru había dejado en aquella tierra.

- Hablar... Takeru. Sólo quería hablar.

Mas tarde, en un instituto escolar de Odaiba.

- ¡Buenos días a todos!

Una voz familiar se oyó en aquél salón de secundaria, enseguida reiteraron sus suposiciones los que se encontraban ahí. Hikari y Ken voltearon a ver a una cara conocida pero que ansiaban ver. Ken había logrado cambiar de instituto aunque ahora le quedara un poco más retirado.

- ¡Daisuke-kun! - Hikari dejó que la alegría enmarcara su rostro cuando el mismo chico colocaba su mochila en el asiento frente a ella.
- ¡Hikari! Ya tenía mucho tiempo desde que te ví. ¡Hey! Ken, ¿cómo sigues?
- Estoy bien. Gracias por preguntar.

Daisuke sonrió complacido.

- Pero Daisuke, ¿es conveniente que ya vengas a clases? Tal vez necesites recuperarte más.
- Descuida, el médico me dijo hoy en la mañana que ya puedo volver a la rutina de siempre, aunque me advirtió que todavía no puedo regresar al equipo de fútbol, pero fuera de eso, si puedo venir a la escuela sin ninguna preocupación.
- ¡Me alegra mucho escuchar eso!
- Oye Ken, ¿te encuentras bien? Tienes una cara muy rara esta mañana. - el moreno no dudó en preguntar mientras veía de cerca el rostro de aquél muchacho.
- ¿Ah? - se sorprendió el mismo - No no, lo siento, es que estaba pensando en algo que me pasó esta mañana.
- ¿Esta mañana? ¿Y qué fue eso que recordaste?

El chico de cabello azul se quedó en silencio mirando de reojo a Daisuke. Aunque fue Hikari la que cortó el momento al avisar que el profesor estaba por entrar y así todos volvieron a sus asientos. Ken no apartaba la vista de su escritorio, mientras que Daisuke que estaba en el otro de la izquierda, lo miraba tratando de adivinar que le estaría pasando. Ligeramente se sobresaltó, miró a la ventana que le quedaba de igual forma a su mano izquierda y por un momento se sorprendió al ver algo.

- ¡MOTOMIYA!
- ¡Ah, profesor, lo siento! No escuchaba. - rápidamente, Daisuke se levantó nervioso.
- Le decía que si acaso ya se puso al corriente con la clase.
- Sí profesor. Yagami Hikari me ayuda con eso.
- Bien, entonces retomemos lo de ayer, - con un movimiento de cabeza, indicó que el chico volviera a sentarse y así lo hizo mientras se volvía a la clase - si abren su libro en la página 47 para volver a...

La voz del profesor se había vuelto a apagar en los pensamientos del chico de los visores. Volteó nuevamente a la ventana mirándola de tal forma que repitió a manera de recuerdo la escena antes de que el profesor le llamara la atención hace un instante.

- Acaso... ese era... ¿Takeru? - susurró.

Finalizaron las clases del día, y como era últimamente una costumbre, todos se reunían para verse un momento, sobre todo para ver a Daisuke después de su recuperación y primer día devuelta a clases. Ahí se encontraban Miyako, Iori y Koushiro, pero Jyou llegó justamente para saludarlos después que Koushiro le llamara avisándole de que el chico Motomiya estaba ya ahí, aprovechó el pretexto ya que él mismo había estado dentro de sus prácticas como futuro doctor, y tuvo que ver a Daisuke un par de veces.

- Afortunadamente ya te encuentras bien y devuelta con nosotros, Daisuke. - Koushiro no dejó la oportunidad de pasarle la mano a manera de recibimiento al mismo moreno.
- Yo también estoy contento de ya estar aquí y entero. - rió a manera de que se soltara un poco la presión.
- Es increíble lo rápido que te recuperaste. Ya casi se cumple semana y media de tu accidente y ya estás aquí como si nada. - Miyako miró sorprendida las partes en donde aún tenía vendajes Daisuke.
- Por supuesto que sí, ninguna cortada ni golpe pueden conmigo. - guiñó el mismo.
- Aunque también tuviste esa recuperación gracias a los excelentes cuidados que recibiste. - señaló Jyou acomodándose los lentes después de haber revisado la muñeca del jóven de cabello púrpura.
- Ya le diré a mi hermana que puede presumir el haber hecho algo bien en su vida. - dijo con voz sarcástica a manera de bromear.
- Todavía sigues siendo el mismo tonto de siempre. - se oyó una voz por detrás del niño.
- ¡Yamato-san! - gritó el pequeño Iori al ver al mismo que se acercaba.
- ¡Hermano! - Hikari también dijo al ver a lado a Taichi acompañándolo.
- Hikari nos avisó que ya estabas por aquí y decidimos venir a verte. - Taichi retomó la conversación que se había interrumpido con su llegada.
- ¡Taichi-san! - emocionado, Daisuke miró al mismo, pero al ver nuevamente a Yamato, alzó una ceja. - Pero por qué me dijeron que sigo siendo el mismo tonto. - se quejó - Si es por lo de mi hermana yo estoy agradecido que ella me ayudo con...
- Ella todavía no regresa de su viaje escolar Daisuke. Esta en el mismo club de tennis que Sora y ella tampoco ha regresado si no hasta dentro de dos días que es domingo. - Taichi volvió a interrumpir a un Daisuke ahora desconcertado.
- ¿Qué? Entonces... cómo es que yo...
- Estuviste en el hospital cinco días de los cuales, el primero todos estuvimos ahí para cuidarte ya que debido al mal tiempo, tus padres no pudieron viajar para venir a Odaiba por estar visitando Hokkaido. - respondió enseguida Jyou - Pero como todos tenemos ocupaciones, se nos hacía un poco difícil el cuidarte sobre todo por las mañanas, no fue si no gracias a que él vino.
- ¿Él? - preguntó a su alrededor, instintivamente miró a Ken, quien sólo miraba a sus superiores.
- Dejó todos sus asuntos en París para venir el segundo día en la mañana para cuidarte. Takeru estuvo contigo, todo el tiempo. - Yamato se cruzó de brazos al terminar de contestarle.
- ¿Abandonó todo... sólo para cuidarme...? - la voz de Daisuke contemplaba sorpresa.
- Fue gracias a él que te dejaron volver pronto a tu casa a terminar de recuperarte. - sonrió Hikari.
- ¿Él lo hizo...? - miró a la chica con más sorpresa.
- Los cuidados de Takeru-san hicieron efecto en tí, como puedes ver. - alegremente, Iori continuó.
- Fue gracias a él, que veló día y noche para ayudar a que tomaras tus medicamentos, vigilar tus heridas, y tu sueño.

Daisuke oyó esas palabras de quién menos se pudo haber imaginado. Con un movimiento rápido de la cabeza, vió el dueño de esa voz. Ken lo miraba tranquilamente después de haber hablado. La sorpresa de Daisuke no se podía ocultar más.

- Creo que debo de darle las gracias, después de esto. ¿No es así? - miró al suelo con una ligera sonrisita.
- Por supuesto que sí. - Taichi rodeó con un brazo los hombros de Daisuke y se sonrieron el uno al otro.

Todos comenzaron una nueva plática, Daisuke mismo no sabía de que se trataba siendo que Taichi estaba también participando y lo tenía aún cerca, su mirada estaba al frente, como si estuviera concentrándose, eran los ojos de Ken lo que le impedía el que saliera de ese estado. Y Ken mismo, se encontraba en posición similar mirándolo. Parecía una conversación fuera de la que los demás tenían, una plática silenciosa pero llena de tanto significado, no se movían, pero parecíera que nada a su alrededor tampoco lo hacía.
Sólo ambos sabían, el tema que hablaban a miradas.

Daisuke regresaba solo, todos ya tenían ocupaciones en sus respectivos clubes o con tarea, así que no tuvo remedio mas que volver al departamento que ahora se encontraba igualmente solo. Se desabrochó los botones de la camisa mientras que la corbata del uniforme ya se encontraba ondeándose al ya estar desatada. Tenía la mirada agachada, aún con sus pensamientos girandole la mente.
Subió las escaleras con pesadumbre, ahora se daba cuenta que todavía le dolían aquellos golpes, se quejó mientras doblaba la esquina que era la indicada para llegar a la puerta del departamento, hasta que se quedó quieto y apretando la mano en la que llevaba la mochila.

- Bienvenido a casa, Daisuke.

Takeru se encontraba cruzado de brazos recargado en la pared, ni se limitó a voltear a ver al mismo Daisuke, sólo levantó la vista para tomar algo de aire y dejar escapar esas palabras y, a pesar de que se oía lo contrario, le habían costado trabajo al mismo rubio.

- Takeru... eras tú hoy en la mañana.
- Necesitabas algo de aire.
- Entonces, tú llamaste al doctor para decirle que...
- Sólo ví que ya estabas lo suficientemente capaz de salir y regresar a tu vida. - se movió ligeramente Takeru para dejar sus brazos en su costado.
- Es verdad, si no hubiera sido por tu ayuda. Es por eso que quiero...
- No necesitas decirlo, lo hice por que quise.
- ¡Oye! ¿Qué no ves qué estoy tratando de agradecerte? ¡¿Por qué te pones en esa actitud?!
- Tu y yo sabemos la razón. - más escupidas las palabras no pudieron sonar.
- ¿De qué rayos estás hablando? ¡Maldición, Takeru, odio cuando te pones así! Díme de una buena vez qué sucedió para que te pusieras así conmigo. Yo que recuerde no he hecho nada...
- Tal vez ese sea el problema. Nunca recuerdas nada, siempre fingiendo que no sucedió nada, siempre tratando de que se olvide, es hora de que lo afrentemos.

Daisuke apretó más los puños, le dolía, pero un hervor comenzaba a aparecer en la sangre que le impedía el que se detuviera. Caminó para acercarse a Takeru poniéndose al frente del mismo.

- Bien, ¿y que quieres enfrentar? - frunció el ceño el moreno.
- Que me digas... - enfocó su mirada a los ojos del chico - Qué significo para tí.

Daisuke abrió los ojos, era como si no se hubiera esperado semejantes palabras, abandonó la posición de reto para suavizar un poco su ceño, se notó preocupación en sus ojos, y desvió su rostro a un lado sin dejar de mirarlo. Esto provocó que Takeru reaccionara, un vuelco en su corazón en señal de dolor por aquel movimiento del chico Motomiya, le hizo que comenzara un poco su desesperación, pero trató de tranquilizarse.

- ¿Porqué me preguntas eso? - con voz más profunda Daisuke se limitó a hablar.
- Daisuke, ¿no es verdad que, lo de Ichijouji y tú... fue sólamente por lo del Digimundo, únicamente su unión fue, para salvarlo, cierto? - una pequeña luz parecía asomarse en la mirada de Takeru al esperar una respuesta.

Pero Daisuke no pronunció palabra, su silencio fue suficiente para contestar.

- Takeru... yo... Tú mejor que nadie sabes lo que sucedió, en ese momento éramos muy jóvenes, unos niños sólamente. No sabía bien que estaba pasando en mi corazón, únicamente me regía por lo que sentía en ese momento. Ahora que han pasado los años, puedo descubrir y definir esos sentimientos. - Daisuke comenzó a dibujar una ligera sonrisa mientras retomaba el tratar de mirar a Takeru de frente - Eres mi mejor amigo, Takeru. Descubrí, que lo que siento es más profunda amistad, y que tal vez... pude confundir...
- ¡Espera! - Takeru avanzó muy cerca de Daisuke sobresaltándose éste. - ¡¿Quiéres tratar de decirme que... todo... antes... que ahora sólo me ves como un amigo?!
- Takeru, lo siento, intenté pensar que yo estaba equivocado, que no era únicamente eso, pero entonces... me dí cuenta que al unir mi corazón con Ken - al escuchar esto, Takeru sintió una punzada en el pecho - en la batalla para salvar al Digimundo y nuestro mundo, era un sentimiento distinto. Tuvieron que pasar los años para que me diera cuenta de ello. Eso no significa que lo que te dije antes, no era lo que no sentía, es sólo que ahora... ahora yo te considero mucho más como mi amigo, alguien en quien puedo confiar. - Daisuke dijo todo aquello tan tranquilo, que pareciera como si el dolor en el rostro de Takeru no lo había alertado del significado de sus palabras. Para él era muy fácil ser sincero.

Takeru comenzó a mover la cabeza en negación, puso sus manos en los hombros del moreno y lo acercó a centímetros de él en un instante. Daisuke obviamente miró aquellas manos en señal de sorpresa y volteó a ver la mirada de Takeru que contenía desesperación.

- ¿Acaso lo que sentías por mí entonces, ya no es lo mismo que hoy? ¡No, eso no puede ser! Yo, acaso, ¿yo fuí el culpable? ¿Hice algo mal? ¿Qué sucedió? - comenzó a cuestionar Takeru con respiración entrecortada, quería pensar que lo que acababa de escuchar era producto de su imaginación.
- Takeru, tú no tuviste la culpa de nada, siempre fuíste mejor de lo que imaginé y es por eso que me dolería más seguir con esto sin que te lo dijera de una vez. Gracias Takeru, y gracias porque por tí me he recuperado. - sonrió.
- Demuéstrame que estoy escuchando mal, que no es verdad lo que dijiste. - volvía Takeru a repetirle como si no quisiera escuchar a Daisuke.

Iba nuevamente a contestarle el jóven moreno, aunque fue interrumpido en un arrebato predestinado por Takeru pero jamás pensado por Daisuke. Takeru lo calló con un beso, uno que fue capaz de inmovilizar a Daisuke de impedir que continuara, ya que el mismo estaba sintiendo dolor al sentir como el rubio lo abrazaba como si de eso dependiera su vida, no tenía fuerzas por las heridas, más bien sentía cómo la misma fuerza de Takeru lo mandaba a la pared y continuar con aquella pasión. Una infinidad de sensaciones recorrió cada centímetro del cuerpo de Daisuke, comenzaba a confundirse, no sabía si ya empezaba a gustarle el sentirse así o simplemente era que necesitaba respirar su propio aire y no del que provenía del chico Takaishi.
Por su parte, Takeru intentaba entregar todo lo que podía latir su corazón, intentaba que con ese beso pudiera borrar aquellas palabras provenidas de Daisuke, era una ansiedad que sentía de continuar aunque supiera que no fuera contestado. Esas ansias fueron calmadas, después de sentir como unas manos recorrían su cuello y unos dedos tibios comenzaban a revolverle su cabello acercándolo más.

- ¡Hola hermano!
- Hikari-chan, ¿qué haces aquí?
- ¿Acaso no puedo hacerle una visita a mi querido hermano?

Taichi se llevó una mano a la frente mientras que con la otra le indicaba a su pequeña hermana que podía pasar. La misma entró con pasos cantados y con una sonrisa, llevaba en las manos una bolsa de supermercado, señal de que no sería una visita rápida.
Ambos fueron a la cocina y con pesadumbre, Taichi se dejó caer en una silla mientras que Hikari sacaba el contenido de la bolsa.
Una figura más hizo que sonriera con más malicia la niña.

- Buenas tardes, Yamato-san.
- Ah, Hikari, veniste temprano. - dijo aquello sin que se notara un poco que se estaba desesperezando y arreglándose sus rubios cabellos alborotados de la frente.
- Quería sorprender con una rica comida. - guiñó.
- ¿Y papá y mamá?
- Fueron de nuevo a visitar a la abuela, desde la mañana me avisaron. Así que por eso vine a visitarte.
- ¿Y porqué no me lo dijiste en la tarde después de clases cuando nos vimos?

Hikari se puso un poco seria mientras comenzaba a guardar un par de latas en la alacena.

- Pensaba, ir a saludar a Takeru-kun, pero... no lo encontré.

El silencio no pudo ser más molesto, Taichi sólo pudo alzar un poco su cara que se hallaba acostada en la mesa. Yamato se acercó una silla y se cruzó de piernas mientras se acercaba una botella de agua que estaba abierta en la mesa.

- Descuida, Takeru está terminando de arreglar un par de asuntos que dejó pendientes aquí. Sé que apreciará tu visita después de eso, te lo aseguro.

Hikari asintió ahora relajada, las palabras de Yamato eran de gran significado aunque se notaban sin sentido. Taichi sólo lo miró con asomo de agradecimiento, incluso, parecía ser que al mover los labios sin dejar que saliera la voz, había dicho aquellas palabras.

- ¡¿Y bien, que quieren que prepare?! - Taichi abandonó su asiento para remangarse la camisa y acercárse a un par de cacerolas, fue detenido por Hikari mientras que Yamato estaba evitando ahogarse con el trago de agua que había tomado.
- ¡Ni se te ocurra!
- Oii, Hikari-chan, ¡¿porqué me detienes?!
- Por la sencilla razón de que heredaste el mismo talento para cocinar de mamá.

Taichi ladeó la cabeza en señal de molestia y se cruzó de brazos, enfadado. Aún continuaba diciendo un par de cosas hasta que Hikari se hartó y empezó a sacarlo de la cocina, al mirar a Yamato como pidiendo ayuda, el jóven reaccionó y jaló del cuello de la camisa al chico Yagami y así llevárselo a la sala.

- ¡¿Tú también?! ¡¿Acáso es un complót contra mí?! Me las pagarán...

Hikarí reía suavemente ante la escena , volvió cerca de la estufa y miró a un lado un relój. Marcaban las 6 de la tarde. Miró a un lado a una pequeña ventana con vista a la ciudad, estaban en el séptimo piso, las luces se encendían y apagaban en una rítmica sincronización, por allá a lo lejos se divisaba unos cuantos rayos del Sol que se perdían escapándose de las espesas nubes. Suspiró la chica mientras estrujaba contra su pecho un paquete de pasta. El suspiro, señal de estar pensando en alguien, es el aire que te sobra y que se lo das a la persona en que estás recordando, se dijo a sí misma, saliendo de aquél trance, comenzó a buscar lo necesario para preparar la cena.

En otro lado de la ciudad, un monitor brillaba en un cuarto obscuro, era la de una computadora y usándola se encontraba un figura sumergida en sus propios pensamientos, algo se movió en el escritorio.

- ¿Ken-chan? Estás muy pensativo desde hace rato.
- ¿Ah? Lo siento, Wormmon.
- ¿Te sucede algo?
- No, no es nada... perdóname, hoy me visitas y yo estoy en esta actitud.
- Descuida, a mi me gusta estar contigo aunque estés en tus pensamientos. Pero, ¿qué fue lo que te hace ponerte así? ¿Te duele algo?
- ¿Dolerme? - el chico miró a su compañero digimon -
- Sí, te pudiste haber lastimado o quizá estás preocupado por que alguien lo está. - el pequeño digimon se acercó.
- ¿Y sí fuera que yo provoqué ese dolor? ¿Es lo mismo?

Ken miró al frente, en su semblante se notaba una gran pesadez, Wormmon no entendió muy bien o al menos eso expresó su actitud de estar mirando a su compañero. El chico se levantó de la silla y se fue a la ventana corrediza en la que podía ver parte de la ciudad, la abrió dejando que el frío viento de la ya recibida noche lo cubriera, tenía el ceño fruncido pero con nostalgia. Se quedó así por mucho tiempo, el suficiente como para que se perdiera la noción de la hora.

- ¿Sigue sin contestar? - Taichi preguntó desde el sofá donde Yamato y él miraban un programa musical en la televisión.
- Sólo marca que llama pero nadie atiende, la contestadora se activa. - Hikari contestó a su hermano con el auricular aún en el oído escuchando los timbrazos de espera.
- Deja otro mensaje, tal vez estaba bañándose o luego no contesta. - Yamato ahora se incluyó en la conversación mirando tambien hacia atrás, Hikari asintió.
- «Casa de la Familia Takaishi, en este momento no podemos contestar, deje su mensaje y a la brevedad llamaremos. Gracias.» - la voz de la madre de Takeru se había escuchado en la máquina contestadora.
- ¿Hola? Takeru-kun, soy Hikari. Esto, ya van varias veces que trato de localizarte pero no lo logro, espero que todo esté bien y que puedas llamarme cuando puedas. Esperaba verte, ahora que regresaste. - esto último lo dijo un poco más bajo y con suavidad en su mirada - Avísame si es que regresarás a París. - se detuvo un par de segundos, tratando de pensar si era todo lo que quería dejar en el mensaje, tomó con ambas manos la bocina y la colgó.
- ¿Lo dejaste? - nuevamente Taichi preguntó.
- Sí. Será mejor que vuelva a casa, ya es tarde y mañana tengo clases.
- Aguarda, yo te llevaré. - Taichi se puso de pie.
- Puedo llamar un taxi.
- Eso no, eres mi hermana y yo te cuido así que ve por tu abrigo que ya nos vamos. ¿Yamato, te quedas otro rato?
- Claro, yo aquí espero.
- Bien - sonrió - y si de algo puedes ser útil, levanta la mesa.

Yamato alzó una ceja en desaprobación, Taichi sabía bien que ese tipo de bromas le caían perfecto al jóven Ishida, conocido por no levantar ni un calcetín por una semana completa ni en defensa propia. Taichi corrió rápidamente por un abrigo y al tomar las llaves del auto se despidió con la mano saliendo por la puerta, seguido poco después, Hikari se despidió de Yamato pero éste se había levantado, con un pretexto de ir a la mesa y "levantar" algo.

- Si no llama, no creas que es porque no quiera hablar contigo. Sólo avísame si lograste verlo. - la actitud seria de Yamato aparecía una vez más.
- Así lo haré. ¿Yamato-san...? - alzó su vista hacía el dueño de aquél nombre.
- ¿Sí?
- Gracias. Dudaba si debía de hablar con Takeru, pero me dí cuenta que debió de haber sido desde hace mucho.
- Las cosas pasan por alguna razón, tarde o temprano tenías que decirle.
- A veces pienso si debí de haberle dicho antes y así...
- El pasado se ha ido, ahora sólo nos queda arreglar el presente. Todo saldrá bien, ten valor.

Hikari sonrió ante ese comentario, recordando que su propio hermano era el portador del valor, de ese coraje que sólamente sale a relucir en momentos difíciles, ahora tenía que hacer suyo ese sentimiento y hacerse fuerte. La comunicación se cortó gracias al repentino sonido del cláxon del auto de Taichi para apresurar a su hermana. Hikari volvió a despedirse con una ligera reverencia y salió rápidamente.
Yamato siguió en posición neutral, soltó los trastos que tenía en las manos (como si en verdad fuera a ayudarle a Taichi a levantarlos, bufó) y se fue a tirar nuevamente al sillón. Apagó el televisor y recargó su cabeza contra el mueble, cerró y abrió los ojos lentamente.

- Tarde o temprano, él tendría que saberlo. - su voz se escuchó en la soledad del departamento.

Parecía un sueño, la calidez de unas nubes adornando el cielo con los colores característicos de la mañana. Era una extraña sensación el volverse sentir así, una placentera obsesión de continuar. La habitación se había llenado de un ligero aroma de que ya había amanecido, perfume que Takeru estaba aspirando mientras estaba recostado sobre una almohada. Se revolvió un poco entre las sábanas tan blancas como la luna que había adornado la noche en la cual, él había vuelto a su realidad y sus ansias se habían vuelto pasión hacia la persona que más sentía deseos de amar. Esa noche se había olvidado todo lo que se pudo haber dicho en la tarde, volvían a ser los anhelos de demostrar el amor que se transmitían el uno al otro, el sentimiento de pensar que todo había sido una cruel pesadilla de la vida y que ahora podían continuar el sueño de su realidad.
Sólo fue esto un efímero suspiro, ya que la mano del chico rubio estaba buscando a esa persona a su lado, no encontró nada más que un espacio vacío. Un poco desconcertado, abrió los ojos y rectificó lo que su mano ya le había dicho, no había nadie.

- ¿Daisuke? - levantó un poco la vista.
- ¿Sí?

Daisuke quedó en silencio mientras volteó a ver a Takeru, estaba arreglándose, ya con el uniforme puesto. Takeru se sentó en la cama aún un poco confundido, situación que Daisuke comprendió y volvió a adentrarse más en su aspecto mientras un ligero asomo de nerviosismo se hacía presente en sus gestos.

- Hay clases.
- Lo sé pero, pensé que tal vez...
- El profesor ya sabe que puedo ir, no creo que sea conveniente que vuelva a faltar sólo por que sí.

Las últimas palabras ciñeron a Takeru con expresión de sorpresa y arrebato de molestia.

- ¿Solo por que sí? Daisuke, sabes bien lo que pasó esta noche...
- Y es precisamente porque estoy así. - dejó de golpe el hacerse el nudo de la corbata.
- ¿A qué te refieres? - ese hervor en la sangre, volvía a inundarse en las venas de Takeru, intentó tranquilizarse.
- Takeru... esto, esto no puede ser... - Takeru abrió la boca, pero el moreno continuó - Yo, no sé que pasó pero... no debe de ser.
- No lo digas... - susurró mientras apretaba las sábanas.
- Esto no debió de haber pasado. - el chico Motomiya miró de frente a Takeru.

Takeru se quedó inmóvil, ya no sabía como reaccionar, en ese momento su corazón ya no sabía que sentimiento pronunciar. Simplemente se quedó en un estado de impresión.

- Perdóname Takeru, me confundí... en ese momento no era yo, es simplemente, que me sentía agradecido contigo y... - estaba ya tan nervioso, se pasaba la mano por la frente y después por el cabello - No quiero hacerte más daño. Por favor, perdóname.

Terminó de hacerse el nudo de la corbata, se colocó los visores que tenía en el cuello y tomó su mochila la cual descansaba en una silla. Se paró en seco un momento.

- No te preocupes por el desórden, mi hermana llega hasta mañana y tendré tiempo para arreglarlo. - apretó un poco los puños - Hasta luego, Takeru.

El espacio en la habitación se había transformado en un hervidero de emociones, y ahora estaba tan solitario. Daisuke ya había cruzado la puerta y se notaba un poco enfadado por la fuerza de sus palabras. Aunque no se limitó a observar la situación de Takeru, el seguía ahí, su semblante ahora era más sombrío, había dejado de arrugar las sábanas con sus puños, sus hombros se notaban caídos y, de no ser por el sonido de la puerta de la entrada cerrando, Takeru levantó la vista.

- ¿Seguro que no quieres sentarte, Daisuke-kun?
- Gracias Hikari-chan, pero prefiero quedarme de pie.
- ¿Te duele algo? - Ken preguntó con voz neutra, Daisuke volteó.
- No precisamente.

Hikari se quedó viendo a ambos mientras ella estaba enmedio, sabía perfectamente el significado de esas palabras. Miyako por su cuenta estaba contestando un libro como parte de su tarea de la próxima clase.

- Me rindo, esto no entiendo... ¡Ken! - el chico dió un respingo - ¿Verdad que puedes ayudarme? - sus ojos expresivamente notaban la necesidad de ayuda, Ken sonrió y se acercó a la chica que estaba sentada en el pasto.

Hikari y Daisuke miraban un partido de soccer, o al menos eso es lo que querían aparentar que hacían, cada uno sumergido en sus pensamientos, intentaban tal vez resolverlos, o quizá hacerse más preguntas, así pasaron diez minutos.

- ¡Era tan sencillo! Te lo agradezco Ken - sonrió Miyako al mismo tiempo que Ken lo hacía. - ¿Por cierto, alguno de ustedes sabe de Takeru? - todos se quedaron tensos - Por fin pude encontré el libro que me prestó y traté de localizarlo ahora que volvió.

Ken agachó la mirada, Daisuke subió los brazos para recargarse en la pared mirando al partido, Hikari fue la única que vió a Miyako.

- Le hablé anoche, pero parece ser que no estaba en su casa. - dijo Hikari mientras que Daisuke bajó los brazos después de oír esto.
- ¡Qué lástima! Quería saludarlo además, prometió traerme un recuerdo. ¿Habrá vuelto a París?
- No lo creo, ayer estuve en el departamento de mi hermano y ahí también estaba Yamato-san, me hubiera dicho.
- Es verdad, Takeru-kun y él siempre están en contacto.
- Tal vez necesitaba descansar. - Ken se unió a la plática mientras se abrazaba las piernas.

Daisuke profirió un quejido y comenzó a dar algunos pasos.

- ¿Daisuke-kun? - preguntó Hikari al verlo marchar.
- El descanso ya se va a acabar, será mejor que regresemos.
- ¿Qué? ¿Tan rápido? - se quejó Miyako, el sonido de una campana la hizo sentirse más en desacuerdo. - Ni hablar, nos vemos en la salida, ¿de acuerdo?
- Esta bien - sonrió Hikari.

Daisuke se adelantó, atrás ya le seguían sus dos amigos.
Las clases se habían pasado tan rápido, Daisuke mismo se preguntaba porqué ahora que necesitaba pensar más, claro que un salón y la clase de álgebra no era lo apropiado, pero si era el tiempo que necesitaba para poner en órden su mente, sus pensamientos y tal vez sus sentimientos.
Comenzaba a sentirse mal, por haber tratado así a Takeru en la mañana, no era que él quisiera ser así, pero era momento de que ya la realidad comenzara a trazarse y, dejar de actuar como siempre lo hacía, como si nada hubiera pasado. Estaba confundido, ahora más que el día anterior, necesitaba ayuda y sabía quién podría hacerlo, era tan sólo esperar 5 minutos más a que finalizara la última clase. Ahora el tiempo parecía largo, Daisuke comenzaba a maldecir entre dientes, miraba a los lados como planeando las direcciones a tomar, dos minutos, vaya parecía que al fin ya estaba avanzando; ahora ese profesor se ponía a dejarles tarea, qué importancia tenía ahora la tarea.
Al fin, el sonido de la libertad. Al menos eso pensó Daisuke, tomó sus cosas, las metió sin fijarse y se adentró entre los chicos que ya estaban de pie y asi salir pronto, ni siquiera escuchó a Hikari hablarle.

Una vez fuera del instituto, Daisuke se recargó en una pared cercana y sacó su comunicador, ahí escribió un corto pero entendible e-mail, más o menos sonaba así:

"Porfavor, necesito hablar contigo. Estaré en el parque dentro de 10 minutos. Te lo agradezco, Taichi-san."

Terminó de teclear su nombre al finalizar el mensaje. Suspiró un poco, como si aquello ya le garantizara alivio. Se quedó viendo como las nubes paseaban sigilosas, un pequeño pitído lo regresó a la pantalla del comunicador.

"Ahí estaré."

Cuando terminó de leer "Yagami Taichi", Daisuke sonrió plenamente, ahora si era un alivio real. Dejó de recargarse, caminó a la orilla de la acera y miró a ambos lados, comprobó que el tránsito estuviera detenido, y así emprendió su marcha al parque en el cual ya tenían destinado para algunas reuniones tiempo atrás con los demás. Corrió lo más que pudo aún sin importarle el dolor que comenzaba a sentir en las articulaciones, tenía que llegar. Cuando el dolor se expresó en cansancio, el chico aligeró el paso y comenzó a caminar con cuidado, a veces se sobaba algún hombro y daba pequeñas flexiones a sus muñecas, vió unos columpios y decidió esperar ahí. Se mecía lentamente, miraba el polvo que quedaba en sus tenis, le dolía recordar todas las cosas que hizo y más que eso, porqué las había hecho.
Una sombra se obscureció detrás de la suya, reconocía la silueta, abrió los ojos, sintió una mano en su hombro.

- Ya estoy aquí, Daisuke.

El jóven moreno de visores descanso los hombros, posó su mano sobre la que le habían puesto y dibujó una sonrisita.

- Taichi-san...

No muy lejos de ahí.

- ¿Se fué? - un chillido salió de la voz de Miyako.
- Sí, intenté detenerlo, pero creo que no me escuchó.
- Es raro, ¿qué habrá pasado para que se fuera tan repentínamente?. - tomó pose de meditación la chica de cabello lila.

Ken y Hikari miraban a Miyako, una vocecita los interrumpió, se acercaba Iori saludando con la mano al aire, también él ya acababa de salir de clases.

- Hola Iori-kun. - saludó Miyako saliendo de su posición.
- Perdón por llegar tarde, recibí un correo electrónico casi al final de la clase de computación y me quedé contestándolo.
- ¿Correo? - Hikari no se quedó con la duda.
- Sí, era de Yamato-san.
- ¿Un correo de Yamato-san? - Miyako ahora fue la que preguntó.
- Me pidió que les avisara que lo esperaramos.
- ¿Para qué querrá vernos? - se llevo una mano a su rostro Hikari.

En el parque, dos columpios se mecían apenas si un poco, el chillido de las cadenas de los mismos se escuchaba.

- Disculpa, te hice venir aquí muy pronto y tal vez tenías planes.
- Descuida, sabes bien que no importa el momento, estaré dispuesto a ayudarte.
- Taichi-san... - Daisuke miró a Taichi, él le contestó con una sonrisa de seguridad.
- ¿De qué querías hablar?
- Es algo difícil.

El columpio de Taichi se detuvo.

- Es acerca de Takeru. ¿Estoy en lo correcto? - Taichi miraba al frente, el sol iluminó más su rostro.
- Ah... si. - por la manera en que contestó, parecía que no se había asombrado de la exactitud de Taichi. - Todo esto, lo que ha pasado... me puso a pensar mucho.
- ¿En qué pensaste?
- Bueno, todo comenzó con las visitas de Takeru a París, ahí comencé a pensar en todo lo que estaba pasando. Necesitaba sentirlo lejos de mí para que comprendiera lo que en verdad, significa para mí. Y se lo dije el día de ayer.
- Entonces lo viste.
- Sí, después de clases, él estaba esperándome a la entrada de mi casa. Yo no hubiera querido decírselo así, pero él fue con esa intención, y yo estaba agradecido con él porque, él me cuido todo este tiempo.
- Supongo entonces que se lo dijiste sin estar plenamente seguro de su reacción.
- Takeru no es predecible, me preguntó algo y yo simplemente... respondí. Pero hice algo terrible, me dejé llevar.
- Daisuke, ¿a qué te refieres con que te dejaste llevar? - la voz de Taichi sonaba amable, no quería hacer sentir mal a aquél chico.
- No sé qué sucedió. Simplemente... pasó. - Daisuke frunció el ceño - En esos momentos, mientras me tenía sin poderme mover, me confundí realmente y... hoy en la mañana comprendí porqué, al verlo supe porqué. Ahora sé porqué...

Daisuke como si hubiera comprendido todo, miró a Taichi, éste intentaba que su rostro no reflejara la duda que estaba creciendo en su mente.

- Perdí mi identidad. - sus cejas se enmarcaron en nostalgia.

Taichi se quedó fijamente viéndolo, una pequeña brisa agitó sus cabellos y con la mirada le pidió que continuara.

- En ese momento, no tenía mi propia identidad. Yo mismo me confundí, la razón era, porque... - apretó los puños, le costaba trabajo admitir aquello, pero se hizo de coraje - ¡quería llegar a ser como tú en verdad! - miró a otro lado.

Taichi ladeó un poco la cabeza, a diferencia de lo que estaría pensando Daisuke de que podría molestarle, el primer portador del valor le pasó una mano por la cabeza, cosa que sobresaltó al chico de los visores y tuvo que volver a mirarlo. Taichi sonreía con ternura.

- Me halaga que digas que querías ser como yo, pero Daisuke, hasta yo mismo cometo errores, y debemos de enfrentarlos. Y tú ya lo estás haciendo. Ahora, ¿en qué aspecto querías llegar a parecerte a mí?

Daisuke se sintió aliviado de que Taichi no hubiera reaccionado molesto o enojado. Se calmó un poco y volvió a mirar al suelo.

- Yo era un niño, simplemente eso... y te admiro mucho - Taichi volvió a sonreír - en esos días, te convertiste en todo lo que yo quería ser. - miró al cielo - Entonces, empecé a anhelar sentir lo que tú sentías. Eso ya fue más profundo. Y te ví, un día, con Yamato-san... - la expresión de Taichi cambió a preocupación.
- Daisuke...
- Sé que sonará bastante tonto, pero yo también quise sentir lo mismo. Algo especial debiste de haber visto en él, y yo también comencé a buscar eso tan especial. Y entonces lo ví. Rayos, - sonrió pero a manera sarcástica - no pudo ser menos predecible. Justamente pensé, en su propio hermano.

Taichi quedó mudo, ya no sabía que decír. Ahora Daisuke gobernaba aquella conversación, por una parte, llegó a pensar que estuviera bien que ya tuviera la fuerza para sacar todo eso, pero jamás se imaginó que fuera algo tan doloroso todo lo que estaba detrás de aquella "confesión".

- No sé que pude haber pensado, llegué en verdad a pensar que... podriamos tener "eso" tan especial. Y así pasó. Takeru, él también vió eso especial en mí, y fueron momentos maravillosos. Por fin pude sentir lo mismo que tú sentías por Yamato-san.

Iba a interrumpir Taichi, pero la mirada de Daisuke y esa sonrisa nostálgica no le permitieron.

- Lo sé, al menos ahora, no era lo mismo. Ellos dos podrán ser hermanos, pero no podrán ser los mismos. Pero es que me sentía tan bien, que no me importó. Yo quería verlo así, aunque poco a poco me fuí desmintiendo. De pronto, me notaba con más ansias de estar cerca de Ken, sentir nuevamente como uníamos nuestros corazones como nuestros compañeros digimon hacían al fusionarse en aquellos tiempos de nuestras aventuras en el digimundo. Sin importarme nada más, se lo expresé a Ken y él, también accedió. Al principio parecía tan fácil, no pensaba, sólo reaccionaba. Sólo jugaba, mientras que lastimaba. Ahora que me doy cuenta, yo soy el herido de mis actos, y ni estos golpes ni heridas podrían asimilarse a lo que siento por lo que hice. - pequeñas rayas de lágrimas comenzaron a aparecer de los ojos de Daisuke, pero no resbalaban, se quedaron tensas - Y todo porque perdí lo que era yo, y me dejé llevar por lo que no podré ser... lo que jamás podré tener... lo que no podré sentir...

Daisuke apretó las cadenas del columpio, cerró los ojos con fuerza y se sonrojo por la posición que había tomado, no pudo contenerse y las lágrimas se acumularon más hasta que se dejaron brotar.

- ¡Perdóname Taichi-san!

Calidez.
Lo único que sintió el cuerpo de Daisuke fue una calidez demasiado grata, era el pecho y los brazos de Taichi que lo estaban abrazando, podía sentir como las manos de su superior efusivamente lo consolaban al pasar sus dedos por su cabello y su espalda. Ahora sus lágrimas se estaban lavando en la camisa de Taichi, y la respiración lenta pero hipnotizante habían calmado los sollozos de Daisuke.

- Tú mismo lo dijiste, estabas confundido. Y has aceptado tu error. - se puso a la misma altura que él colocando una rodilla en el suelo y sosteniéndose en los hombros de Daisuke - Malinterpretaste todo por únicamente vivir la vida de otra persona y no la tuya. Sin embargo, otras personas se vieron incluídas y ahora es cuando tienes que demostrar tu coraje y valor para enmendar aquello.
- ¿Qué puedo hacer? - musitó Daisuke.
- No sé la magnitud de qué pasó con lo que dijiste, al menos puedo decirte que un simple perdón no será tan fácil de aceptar. Lo hecho, hecho está y le estás dando la cara. Estás madurando Daisuke, y dentro de ese camino hay muchos golpes que tú mismo ya estás sintiendo - pasó su dedo índice suavemente en una de las orillas de los ojos de Daisuke para quitarle las lágrimas que estaban cayendo - Dime, ¿qué sientes en este momento por Takeru?
- Yo - cerró un momento los ojos - significa algo muy especial para mí. Lo único que sé es que ya no quiero lastimarlo.
- Aún no estas definiéndolo bien, ¿verdad? Aceptaste tu error, pero tu culpa te esta volviendo a cegar. ¿Qué significa Ken para tí?
- Ken... - nuevamente, desvió la mirada pero no se movió su cabeza.
- ¿Pasa algo con él?
- Taichi-san, yo no soy el único que ha herido... - dijo aquello como de golpe.
- ¿Ah?
- El significa muchas cosas para mí. Creo que es algo especial lo que siento por él.
- Aún eres muy jóven, te faltan muchas cosas por vivir, tuviste un enamoramiento y ahora, ya no sabes como salír de él.
- Sólo, un enamoramiento...
- ¿O quizá en verdad ya es amor lo que sientes?
- ¿Cómo podría definir esa palabra?
- Cada persona, la define. Necesitas mucho tiempo para recapacitar Daisuke, yo no soy quién para decirte que debas hacer, pero si pides mi consejo, deja que el tiempo disponga por ahora y hazlo tu amigo, él te ayudará otorgándote el necesario. Podrás recapacitar poco a poco todos tus actos y, hallarás la manera de arreglarlos. Mírate ahora, cómo has podido levantarte después de todo lo que pasaste.
- Aún me siento mal.
- Porque son dos personas muy importantes para tí.
-. Sí, lo son. Son mis dos personas especiales. - sonrió ligeramente.
- Así es. - también sonrió Taichi.
- Haré todo lo posible porque vuelvan a sonreír. Lo que sea, por que sean felices.
- Bien dicho. Aunque ahora cuida la manera en que lo harás. - alzó una ceja.
- Seguro. - rió suavemente el chico Motomiya. - Taichi-san...
- ¿Sí?
- En verdad... lo siento. Por tratar de ser como tú.
- Daisuke. - se acercó más al rostro de Daisuke, colocó sus manos en ambas mejillas. - Tienes que buscar quien eres realmente, puedes llegar a ser muchas personas, pero cuando llegas a ser tú, aprendes de todos tus errores y llegarás a ser alguien muy especial. Si yo llegué a ser así de especial para tí, te lo agradezco. Simplemente no confundas lo que realmente quieres y hacer lo que haría esa persona.
- Eso lo tendré muy presente ahora.
- Y yo, estaré aquí viendo como eres realmente y te podré decir la maravillosa persona en que te has convertido.

Daisuke sonrió con una gratitud profunda, palabras que estaba escribiendo no sólamente en su mente, si no que las hacía para su corazón. Esa era la razón por la cual admiraba tanto a Taichi, desde ese momento se decidió a que volviera a nacer su verdadero yo, el que había perdido. Colocó sus manos sobre las de Taichi, lo miró agradeciéndole el que se hubiera tomado el tiempo para escucharlo y sobre todo, comprenderlo. Se sentía un poco nervioso al tenerlo tan cerca, Taichi se limitó a mirarlo nuevamente con ternura entrecerrando un poco los ojos y se acercó más. Suavemente le besó la frente y terminó abrazándolo. Daisuke se sentía demasiado nervioso que el rubor volvió a subírsele a la cara, aunque sólo le duró un instante la actitud, ya que contestó el abrazo y la sonrisa de aquél lider de 11 años volvía a su rostro.

- ¡Ah! ¡Ahí viene Yamato-san! - Miyako miró como doblaba una esquina el chico Ishida.
- Hola a todos. - saludó con las manos en los bolsillos. - No quería tardarme pero se me complicó un poco llegar hasta aquí.
- ¿Mi hermano no está contigo?
- Tenía que atender algo urgentemente. Por eso no pude llegar a tiempo (él trae auto).
- Bien, aquí estamos, ¿algo tenías que decirnos? - la chica de lentes no perdió tiempo.
- Si, en realidad es preguntarles. - los miró ahora muy seriamente. - ¿Alguno de ustedes, ha visto a Takeru?

Todos se quedaron en silencio desconcertados, mientras que Yamato los miraba para que en verdad dijeran alguna cosa.

- Yo lo ví ayer. - Ken tuvo la palabra, todos lo voltearon a ver con suma sorpresa.
- ¿Ayer? - Hikari apenas habló.
- ¿Cuándo fue eso? - Yamato se enfocó ahora en aquél chico de cabello azul.
- En la mañana, el camino que recorría siempre antes de ir a clases. Lo encontré y, - dudó un segundo - quise hablarle pero él se fue.
- ¿Por dónde?
- Lo siento, no me fijé. - agachó la mirada.
- Ya veo, al menos lo viste.
- ¿Sucede algo, Yamato-san? - Iori tuvo que cuestionarlo.
- Desde ayer que yo tampoco lo veo, y me preocupó. - Hikari lo miró, ahora entendía porque la noche anterior le pidió que si veía a Takeru, le avisara - Yo también le hablé, pero no contestó y la contestadora se activó. Hoy en la mañana lo fuí a buscar a su casa y al entrar, no había nadie, como si no hubiera estado en ningún momento ahí. Tampoco me ha llamado y temo que algo le pudo haber pasado.
- ¿Llamaste a la policia? - comenzaba a sentirse nerviosa Miyako.
- No es una persona perdida si no después de 48 horas. No se encontraba en buen estado, estaba muy fatigado, es por eso que me preocupa más.
- ¡Hay que buscarlo! - la determinada voz de Hikari rompió la tensión.
- ¡Es cierto! Estoy segura que si entre todos buscamos en los lugares en que podría estar Takeru-kun, tal vez podamos hallarle. - aprobó Miyako.
- Conozco algunos de los lugares en que ha estado Takeru-kun por las tardes cerca de su casa, yo puedo empezar a buscar ahí. - Iori exclamó emocionado.
- Yo buscaré en alguno de los sitios en donde frecuenta ir a jugar basquetball. Hikari, ¿seguramente tu conoces otros sitios, no es así? - al escuchar la voz de su amiga, Hikari comenzó a pensar.
- Sí, algunos más, de los que le agradaban y otros que mencionaba.
- Entonces habrá que dividirnos esos lugares y estar comunicados para saber cualquier cosa. - Ken también quiso unirse a aquella búsqueda.

Yamato los miraba asombrados, en verdad se preocupaban por su hermano, sonrió complacido y un poco más calmado.

- ¿Alguno de ustedes tiene la dirección de correo de Daisuke? - el rubio nuevamente preguntó.
- Usa mi comunicador, ahí lo tengo. - Ken se lo entregó.

Yamato enseguida tomó el aparato y comenzó a teclear un mensaje y lo envió rápidamente.

- Hay que esperarlos.
- ¿Esperarlos? - se dijeron los cuatro niños elegidos.

Al otro lado, en el parque, un sonido comenzó a salir de la mochila de Daisuke. Seguían en los columpios conversando, pero aquello los interrumpió. Rápido sacó todas sus cosas dándole la vuelta a su mochila (ante la cara atónita del mayor) y al revolverlas encontró el comunicador que había guardado antes de encontrarse en el parque con Taichi. Lo abrió y sus ojos se pusieron como platos.

- ¡Es de Yamato-san!
- ¡¿Ah?! - Taichi también se asombró y se puso a un lado de Daisuke para leer el mensaje.

"Taichi y Daisuke, necesitamos que vengan de inmediato. Yagami, tu auto, no quiero lidiar con el tráfico otra vez.
Tenemos que buscar a Takeru."

- No lo encontró... - murmuró Taichi una vez que leyó el mensaje.
- ¿Eh?
- Lo que sucede es que recibí tu mensaje justo cuando estabamos Koushiro, Yamato y yo revisando algunas cosas del Digimundo. Mi comunicador se encuentra descompuesto y Koushiro estaba arreglándolo, así que vimos tu mensaje vía correo electrónico, así supieron que necesitabas verme.
- Ahora entiendo, por eso me mandó el correo a mí, sabía que estarías conmigo. ¿A qué te referiste con 'no lo encontró' ?
- Desde temprano está buscando a Takeru. - la cara seria de Taichi hacía presencia una vez más.
- ¿Le dirás?
- Descuida, eso fue en la noche. Ahora necesitamos saber dónde está. Daisuke, hay que ir a tu casa.

Daisuke se puso algo nervioso y apenado, pero en ese momento era una manera de enmendar lo que había hecho al menos al encontrar a Takeru. Asintió decidido y ambos se fueron en dirección al auto de Taichi que se encontraba estacionado no muy lejos de ahí.
No tardaron mucho, llegaron a la entrada en donde los cinco los esperaban. Yamato se inclinó a la ventanilla.

- Ellos irán por su lado a buscarlo. - de repente, la mirada de Yamato se posó en Daisuke, no expresó ninguna reacción, volvió a ver a Taichi mientras que el chico de visores se hundía en su asiento. - Nosotros iremos a las afueras de Odaiba, una vez de niños quiso escaparse de casa y ahí lo encontramos mamá y yo.
- Daisuke, te llevaremos a tu casa, ¿de acuerdo? - Taichi se dirigió a Daisuke entre complicidad para que le diera a entender que él tenía ya su lugar para buscar. Sin decir nada, nuevamente asintió.

Salió del auto y miró sobre el mismo, se cruzó, sin darse cuenta, con la mirada perdida de Ken. Cuando se percataron de que se miraban, otra vez la misma conversación silenciosa se hacía presente. Ken cerró los ojos y Daisuke se pasó al asiento de atrás.
Yamato subía al de adelante y tras algunas recomendaciones más y poniéndose de acuerdo en donde verse y la hora, emprendieron la marcha. La primera fue Hikari en irse, tomando un taxi a lado de Miyako que se bajaría en un lugar antes que ella. Iori y Ken por su parte comenzaron a cruzar la calle y al llegar a la acera de enfrente, tomaron caminos opuestos.
Taichi puso en marcha su auto y enseguida tomaron dirección a la unidad de edificios de Daisuke.

El trayecto no pudo ser más tenso, Taichi hacía algunas preguntas, turnándose a cada uno de sus acompañantes. Los tres sabían bien porque se sentían así. Yamato bajó la ventanilla y el aire jugó con su cabellera mientras se recargaba y comenzaba a pensar en dónde estaría su hermano. Taichi miraba a veces a Daisuke por el espejo retrovisor y recordaba lo que acababa de hablar con él. La extraña sensación de sentirse un poco involucrado por la imágen que le había dado al chico comenzó a darle vueltas por la cabeza, no quiso enmarañarse más con esas ideas, y al menos agradeció que ya Daisuke comprendiera que no iba por muy buen camino al imitar a alguien.
Volvió nuevamente a concentrarse en el camino, preguntó un par de veces por la dirección y si iba correctamente. Daisuke sólamente tenía en mente el encontrarse nuevamente con Takeru. ¿Qué iba a decírle? ¿Cómo reaccionaría él? La duda volvió a su cabeza como una bola de nieve a la cara. ¿Y si ya no estaba? ¿Qué iba a decírle a Taichi? ¿Pensaría Taichi que fué por el error que cometió? Ahora nadamás rogaba por ya llegar y subir las escaleras para llegar a su casa y abrir la puerta, encontrarse con él y decírle que lo lamentaba.
El auto se estacionaba, y el rostro de Taichi lo miró una vez más.

- A las seis de la tarde nos veremos en la entrada de tu instituto otra vez. Si alguien se comunica contigo avísales lo que puedas y lo mismo te pedimos.
- Gracias, lo haré.

Daisuke salió y comenzaba a caminar, Yamato lo detuvo una vez que lo pasó.

- Cualquier cosa, avísanos. - al escuchar esto, Daisuke volteó completamente a ver a Yamato.
- Por supuesto. - sin tensiones, dijo aquello con la necesidad de en verdad poder saber algo. Apresuró sus pasos para entrar al edificio.
- Eres muy frío, Yamato. No sabes por todo lo que pasó.
- ¿Y tampoco sabe por lo que pasó Takeru? Sé que es asunto de ellos dos, pero sigue siendo mi hermano.
- Lo sé, por eso hará lo posible por encontrarlo.
- Si algo le pasó... si algo le llegara a pasar... - Yamato comenzó a desesperarse.
- Tranquilo, ya todos lo están buscando. Ya verás que aparecerá.
- No puedo quitarme esto de la cabeza, en verdad siento que algo pasó. - Yamato se llevó una mano a la frente y comenzó a apretar la misma. Su otra mano se encontraba en su rodilla, temblaba.

La suavidad de unos dedos recorrieron aquella mano, la piel morena de arriba contrastaba con la blanca de abajo. Yamato lo miró y comenzó a respirar un poco más lento. Taichi tomó la mano y se la llevo a su rostro donde, suavemente, comenzó a frotarla contra su mejilla, Yamato miraba todo aquello con mucha más calma.

- Todo saldrá bien.

La sonrisa que Taichi trazó en su rostro, surtió efecto en el semblante de Yamato quien ahora comenzaba a tranquilizarse y nuevamente adentrarse en la búsqueda de su hermano.

- Las afueras de Odaiba. Para ustedes que vivían fuera de aquí eso sería adentrarse a otra parte de la ciudad. ¿Tanto recorrió de niño?
- Takeru es alguien que da todo por lo que le importa en ese momento. Aquella noche llegó a pensar que él era la causa por la cual, - miró al frente - nuestros padres se separaron. Imaginó que si se iba, ellos seguirían juntos y a él le importaba más eso.
- El pequeño Takeru, la vida lo ha marcado verdaderamente. Es fuerte, siempre logra superar cualquier cosa.
- ¿Pero a qué costo? Su esperanza cada vez hace que su corazón se vuelva más susceptible al imaginarse que será lo que él espera.

Taichi puso un poco más de velocidad, miró de reojo a Yamato quien se fijaba a todas partes si había algún indicio de su hermano.

Daisuke había llegado a la puerta, las llaves se habían caído antes de meter la correcta para abrir. Al fin pudo entrar aventando la puerta para cerrarla, se quitó los zapatos, aventó la mochila a uno de los sillones y corrió a su habitación abriéndola de golpe.
Sus brazos cayeron a los lados, la puerta rechinó antes de dejar de moverse y quedar completamente abierta.

Todo estaba en perfecto orden.
Daisuke sacó la respiración por la boca en resoplidos causados por la rapidez que había tomado. Miró toda la habitación. Estaba limpia, todo en su lugar. Alguien había limpiado aquél cuarto con mucha dedicación. Daisuke lo sabía perfectamente de quién pertenecía ese toque de limpieza. Su respiración se volvió un poco más a forma de sollozo, dió apenas tres pasos y cayó de rodillas. No lo soportó, ver la cama sin una arruga, los libros perfectamente apilados, el piso reluciente...

"No te preocupes por el desórden, mi hermana llega hasta mañana y tendré tiempo para arreglarlo..."

Su propia voz la había escuchado como si alguien estuviera gritando en su cabeza. Las mismas palabras que dijo en la mañana. Ahora se daba cuenta de lo duras que habían sido, de lo mucho que podían doler. Sus manos se recargaron en aquél brillante piso, recibieron un par de lágrimas. Lloraba, por la actitud que había tomado, porque a pesar de todo, era Takeru, la persona que siempre estaba dispuesta a ayudarlo, que pasara lo que pasara, siempre estaba ahí dándole esperanza, confiando en él, aconsejándolo. Y él, lo había tratado de aquella manera, y aún así...

- Aún así, una vez más, me ayudó... ¡¿PORQUÉ?! - dió un puñetazo al suelo.

El silencio se hacía presente una vez que dejó de respirar rápidamente. La ventana estaba abierta, así que las cortinas comenzaron a moverse. Con fuerza, apretaba sus puños, sintió una punzada de dolor, y se sentó. Se revisó la muñeca y los dedos mientras recordaba ligeramente, al tener su otra mano sobre la misma, pareciera como si hubiera sentido que alguien así lo tenía. Lo recordó, la imágen de Takeru en el hospital.

Él estaba acostado, todavía no tenía bien recuperado el conocimiento a causa de las medicinas. Alguien estaba aplicándole precisamente una, en inyección, estaba quejándose, le ardía el líquido que entraba en sus venas por su brazo. Sintió como alguien le hablaba, una voz bastante tranquilizadora al tiempo que le tomaban la mano. Miró, esa persona, tenía una mirada bastante agradable, era un azul embriagante, el cabello rubio... ahora sentía la esperanza de que pronto todo pasaría. Cerró los ojos, ya no sentía dolor.

Era verdad entonces, sí era él después de todo. Daisuke salió de aquél trance, ya no le dolía la mano. La miró por última vez y se levantó con cuidado, recorrió otra vez el lugar con la vista.

- Debo encontrarlo... Debo, - su rostro se enmarcó en alegría - encontrar a mi mejor amigo.

Se acercó al clóset y comenzó a sacar ropa casual, se quitó el uniforme y rápidamente se cambió, cuando se puso una chaqueta, miró a un lado el desastre que comenzaba a hacer, volvió a sonreír y levantó la ropa para acomodarla. Salió de la habitación y también levantó su mochila para dejarla en un mejor lugar; se fue directamente al teléfono marcándo rápidamente.

- ¿Miyako? Díme, ¿tienen alguna noticia? - escuchó a su amiga decír que no había aún nada - ¿Qué lugares te faltan por buscar? Yo iré.

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