Descargo de responsabilidad: Skip Beat no me pertenece.


NEGRO Y ROJO

Negro y rojo. Mis sueños terminan siempre en negro y rojo. La sangre de Rick en mis manos y el negro del asfalto. Me despierto siempre sudando, reviviendo esa noche una y otra vez.

Corro y corro. Siempre hacia adelante, pero la oscuridad siempre me alcanza. Huyo de ella, me escondo, me disfrazo, pero siempre está ahí. Mi eterna compañera. ¿Pero para qué huir? No puedo. No puedo porque está dentro de mí. Yo soy la oscuridad. Yo soy la criatura despreciable que mató a su mejor amigo. Un asesino. Un monstruo…

Y aún así, huyo. ¿Por qué? Eso solo demostraría interés por vivir. O por sobrevivir. Y no lo tengo. No debo vivir.

Pero sigo respirando.

Un acto reflejo.

Pura costumbre.

Un hábito.

Una tortura.

Así que con la oscuridad llenando mi alma, solo puedo dejar pasar un día tras otro, tachando días del almanaque, siguiendo con esta farsa que otros llamarían vida.

Odio a Kuon. Yo. Me odio. Me desprecio. Y por eso lo oculto, lo escondo. Y huyo de él. Siempre con los puños manchados de sangre. Siempre con la ira en las manos.

Negro corazón y manos rojas…

Y Kuon se esconde tras Tsuruga Ren, el hombre perfecto, la perfecta máscara. Un idiota…

¿Y por qué no acabo con todo? ¿Por qué no mando a tomar por saco esta vida? Sería muy fácil. Un coche, una bañera, el alcohol, las drogas, un cuchillo… Hay mil formas, y las he pensado todas. Me he recreado en cada una de ellas, las he saboreado, me he deleitado en ellas, las he adornado de mil detalles para que fueran perfectas. Para que todas acabaran igual. Con mi negro corazón parándose buscando el descanso eterno. Oh, sí… Sería tan fácil…

Pero no puedo.

El recuerdo de mis padres me alcanza, amargo. Yo les robé a su hijo. No quiero que me lloren más. No les merezco. Lo único que quiero es que me olviden. Que vivan sin mí. Además, he de pagar por mi crimen. Así que mi vida, esta vida de falsa luz, este estúpido Tsuruga Ren, es mi condena. Debo vivir por la vida que destruí. Una vida por otra. Un abismo por otro.

Mi castigo.


Negro y rojo.

Otro día más. Igual que ayer, igual que anteayer, igual que todos… Me visto de Tsuruga Ren para salir al mundo y vivir esta mentira. La cáscara vacía que soy yo se viste de marca. Apenas puede ocultar la oscuridad. Así que actúo. Porque para eso soy actor. Actúo. Finjo. Finjo ser el perfecto Tsuruga Ren, el actor nº 1 de Japón. Sí. Ya. Lo que tú digas.

Mi mejor personaje.

Una soga al cuello.

Sí, mi condena.

Ensayo una vez más mi sonrisa perfecta ante el espejo. Los ojos, esconde los ojos de Kuon. Sí, que no se te olvide. Nadie debe ver a Kuon. Kuon no debe existir.

Arranco una página más del almanaque.

7 de febrero.

En LME, Sawara-san está intentando deshacerse de otra fan loca. Ah, no. No era eso. Una muchacha más que quiere unirse al mundo del espectáculo, incluso aunque no muestra ningún entusiasmo ni interés.

Bien, eso es inaceptable.

Y la pongo de patitas en la calle.

Tres horas más tarde, ella sigue allí, sentada en la acera, afuera de LME, quién sabe por qué…

¿Por qué?

Odio mis días iguales, copias continuas de sí mismos. Pero hoy no.

¿Por qué?


Negro y rojo.

Otro día más.

No. Espera. No es posible.

Había algo más. Algo que he visto antes. Algo que escuece como una herida abierta. Algo para lo que tengo nombre aunque no sé cuál. ¿Qué era? ¿Qué más había en mis sueños de negro y rojo?

Una ira que reconozco… La mía era así. Ira y furia.

Ah, sí. Ya recuerdo.

Ella.