Este es mi primer fanfic de Ranma… tengan piedad, hace mucho que no escribo =.=u lo que se viene es algo subido de tono así que están advertidos
- Que te sucede Ranma?- hablo el muchacho del pañuelo amarillo mientras se ponía en posición defensiva y apretaba los puños, listo para cualquier ataque- Sabes que Akane te esta buscando por todos lados… no…?... R-Ranma… que haces?
El/la joven de la trenza estaba pegando sus cuerpos al momento que rodeaba el cuello de Ryoga con ambos brazos. Soltó una leve risa traviesa que no paso desapercibida para el desorientado de siempre. Entonces le vino a la mente el recuerdo de ese primer beso suyo… justamente con la misma persona que tenia delante, o al menos eso pensaba. Así no tardo en empujarlo para que se apartara.
- Q-que crees que estas haciendo idiota!?
- Ooh, vamos Ryoga, no niegues lo que sientes por mi…-
- O-o-oye! Aléjate! No!
Volviendo una noche antes…
Todo era paz en la casa de los Tendo. Todos dormían… incluyendo al artista marcial que se encontraba durmiendo placidamente junto a su padre a medio tapar y todo desparramado por el suelo.
Para la desgracia de muchos, había alguien que no descansaba en esos momentos, y ya todos sabemos con pesar que se trata de el maestro Hapossai haciendo de las suyas. Saltaba de techo en techo, huyendo de las cosas que las mujeres le arrojaban desde sus ventanas para derribarlo y así recuperar sus ropas intimas, obviamente sin éxito alguno.
- jiji! Hoy fue una buena noche, tengo un gran botín- decía para si mismo mientras entraba sigilosamente a la casa donde dormía la familia. Camino hasta llegar a la sala y allí se sentó a admirar la recompensa que había recolectado. Entre tantas y tantas prendas que había, reconoció que una de ellas era muy fina y hermosa. Una tela más que suave, con un perfume inigualable, llena de encajes de flores blancas. Era el sostén perfecto.
Tras admirarlo, tocarlo, olerlo y ponérselo en la cabeza cual corona repetidas veces, saltó una imagen a su mente más perfecta que el sostén mismo. Ranma posándolo solo para él. Pero la imagen se esfumó por completo al recordar la testarudez del joven, jamás lo usaría a voluntad propia… y ahí estaba la clave.
Haciendo el menor ruido posible, corrió por el pasillo hasta llegar al armario donde guardaba todas las cosas que robaba o que había traído consigo de sus viajes. Revolvió sin descanso todo lo pudo sin provocar un escándalo.
- Donde esta?... juro que lo tenia por aquí… si! Aquí esta!- casi grita de la alegría mientras sostenía una liga en su mano. Parecía estar hecha para combinar con aquel sostén, también era blanca y llena de encajes.
- Con esto seguro que no dudará en usarlo para mi
Conteniendo las risas camino hasta la habitación donde ambos Saotome dormían. Se acercó sigiloso hacia el joven que roncaba. Con un cuidado tan impropio del maestro, se dedicó a colocarle la liga hasta el muslo. Por suerte el muchacho esa noche tenía el sueño pesado. Estaba por salir de la habitación contento por haber logrado su cometido, hasta que las luces se encendieron, dejando ver a un gran panda con cara de dormido e irritado. Hapossai dio un salto del susto pero al instante se puso en guardia para asustar a su antiguo alumno. Antes de poder hablar su cara se puso en blanco al ver que Ranma estaba durmiendo boca abajo. La oscuridad de antes no le permitía verlo.
- No puede ser! -saltó hacia atrás para luego salir corriendo, dejando a un panda confundido con un cartel que decía "que fue eso?". A los pocos segundos volvió con un cubo lleno de agua
- Lo siento Ranma, lo hago por el bien de tu familia- dijo antes de arrojárselo encima, despertándolo al instante
- Oiga que esta haciendo?!- se levanto gritando, para luego poner una cara rara al verlos a los dos parados en la habitación. Se tapo la boca, puso la otra mano en su estómago y un increíble sonrojo apareció de la nada. Salio corriendo del lugar sin tardarse demasiado. Fue hasta el baño y se lavo la cara rápidamente con agua fría.
Estaba hirviendo, su cuerpo se sentía demasiado caliente.
Ya había comenzado a amanecer al ocurrir esto y la familia Tendo se había levantado al oír el escándalo. Todos esperaban desde fuera del baño que el joven saliera como chico, como de costumbre, más que nada Akane. Ella se acerco a la puerta y la golpeó
- Oye Ranma, te encuentras bien? Necesitas algo?- no obtuvo respuesta. Entonces todos los presentes voltearon a ver discriminatoriamente a Hapossai
- No me miren así…- reía nervioso mientras comenzaba a caminar hacia atrás – la cosa no era que terminara así… estaba todo oscuro-su pierna!-y el agua- es todo culpa de la liga!-hablaba trabado y sin sentido, entonces se detuvo un segundo… para comenzar a llorar
- Todos ustedes me tratan mal! Yo solo quería que Ranma me hiciera un favor, pero ustedes aquí no me quieren! Soy solo un pobre viejo y ustedes se aprovechan de eso!
Akane saco su katana de madera y la alzo sobre el viejo, amenazándolo.
- Okey, okey, okey! Es una liga que se supone lo haría mas obediente si lo ponía en su pierna izquierda, pero como Ranma estaba durmiendo boca abajo, por equivocación lo puse en la derecha!- dijo temblando en el suelo
- Y eso que le hace?- dijo Kasumi en tono de preocupación
- Es la liga de una mujer europea que tenia un matrimonio arreglado con un mercader chino, el problema es que la noche de bodas el hombre por cobarde nunca consumó el matrimonio dejándola sola en la deshonra. Al ser la burla de las demás mujeres del pueblo, ella se quito la vida, quedando su último deseo en la liga que llevaba. Quien use esa liga en la pierna derecha tiene que cumplir ese deseo
- Basta de vueltas. Cual era su último deseo?- dijo Akane perdiendo la paciencia
- Unirse a un apuesto hombre que la valore y ame
Toda la familia se quedó muda ante lo último que el viejo dijo
- Por que…- golpe- …transformaste…- golpe- …a Ranma…- golpe- …en mujer…- golpe- …entonces?!
- No creo que quieran saber que pasaría si se uniera a un apuesto hombre siendo el también uno.
El silencio reinó la casa y dojo de los Tendo. Después de unos segundos la puerta se abrió, saliendo de dentro el joven aun transformado y ya vestido con su típica camisa roja con pantalones negros. No se detuvo por nada y salio huyendo por una de las ventanas
- Ranma, espera!- Akane lo siguió hasta la ventana pero este no le hizo ningún caso. Cuando lo perdieron de vista entre los techos del barrio.
:D
Volviendo al mediodía…
-Serás tu! No hay duda!- gritaba mientras corría a Ryoga de un lado al otro con los brazos abiertos
- Tu timidez solo demuestra lo mucho que me amas y respetas- no paraba de gritar cosas vergonzosas mientras lo perseguía entre la multitud de la gente del centro de la ciudad.
- Vamos! No hagas esperar a tu amada, unámonos de una vez!
Ranma ya se encontraba a centímetros del muchacho del pañuelo, quien ya no podía seguir corriendo más.
- No te me acerques! -En plena desesperación y sonrojo, éste se volteó y le regalo un puño en medio del rostro haciéndolo volar hacia atrás y ganándose mas miradas por parte de la gente alrededor. Sin esperar más, Ryoga escapo del lugar.
Que sucederá con ese entupido? Por qué actúa de esa manera?... debe ser una tonta broma… aunque la verdad, él suele esquivar fácilmente mis ataques, será que habla enserio?...
No. Es imposible.
Luego de varias horas de dar vueltas por el mismo sitio, Ryoga logró llegar hasta donde tenía preparado su "campamento". No podía ir esa noche con Akane como P-chan ya que Ranma estaría allí y tal vez seguiría actuando extraño. No estaba con humores para soportarlo.
Soltando un suspiro de cansancio se sentó fuera de la entrada a la tienda para quitarse los zapatos e irse a dormir. Esa noche no estaba con ansias ni de cenar. Entonces paró un segundo, recordando el beso que Ranma le había dado hace unos meses atrás. La verdad, actuaba parecido a como había actuado horas antes, solo que esta vez se sintió mas raro. Era una sensación extraña que le sacudía el estomago y le cosquilleaba la espalda. Un rubor creció en sus mejillas. Es cierto… aquel había sido su primer beso. No fue con su amada Akane, bajo la luz de la luna, los dos solos, con ángeles cantando y campanas sonando como lo había soñado, pero había que admitir que Ranma en su estado femenino no dejaba qué desear.
Sacudió la cabeza al instante que recordó las veces que lo vio con el pecho desnudo, las hemorragias nasales que le causó, las veces que se hizo pasar por una enamorada o prometida de él…
Un momento… no será… que Ranma…
Esta enamorado de mi…
Ryoga se puso en blanco ante este pensamiento. No… podía ser cierto? Tal vez si… Tal vez no… no lo sabía. No estaba seguro de nada. Tal vez aquella caña de amor tan solo lo ayudo a aclarar sus sentimientos por él, pero al ver que le habían quitado el hechizo, cambió de opinión y por pura timidez lo volvió a rechazar. Tal vez todo este tiempo realmente no estaba interesado en Akane, ni en sus demás prometidas. Tal vez… solo tal vez…
Se aferro ambos lados de la cabeza con las dos manos y luego se despeino un poco. Necesitaba aclarar su mente, todas esas cosas eran una locura generada por los exagerados y dramáticos sentimientos tan típicos de Ryoga. Dio otro largo y pesado suspiro.
Unas manos salieron desde el interior de la tienda y lo arrastraron hacia dentro.
- Ryoga, amor ~- el muchacho se tensó del susto, su cuerpo prácticamente no respondía, solo temblaba.
- por qué suspirabas tanto? Es que pensabas en mi?- de una manera u otra, tenia razón. Ryoga tomo aire intentando mantener la calma, volteó a ver a Ranma cara a cara. Intentando ignorar esto ultimo tomo sus manos entre las suyas y mirándolo directamente a los ojos le hablo
- Ranma, tienes que ser sincero… tu me amas?- al ya mencionado le brillaron los ojos de alegría.
- Obvio que si! Desde siempre!- el joven del pañuelo no lo podía creer. Su rival de toda la vida estaba justo frente a él, declarándole su amor incondicional sin titubear. Estaba feliz porque alguien lo amaba por fin (akari no existe. shhhhhh!) y tal como la vez que el de la trenza se hizo pasar por su prometida, Ryoga lo estrecho entre sus brazos.
- Gracias! Gracias! – Poco más y le caían lagrimas de la emoción que lo llenaba. Por fin! Alguien que le acompañaría el resto de su vida, en la salud y enfermedad, a cada alegría y a cada tristeza. Alguien con quien compartiría los días de ahora en adelante. Alguien que lo aceptaba con maldición y todo. Por fin alguien le amaba! Y ese alguien era nada más ni nada menos que…Ranma
Un escalofrío le recorrió estrepitosamente la espalda, entonces alejó a la chica lejos otra vez. No! Estábamos hablando de Ranma, un hombre, no era alguien con quien pudiera casarse y con quien compartir el amor eterno mucho menos. No lo iba a aceptar de ninguna forma
Bastante apenado se acomodó y enderezo el cuerpo, sentado de pies cruzados, para mirarle a los ojos con determinación mezclada con pena y un ligero sonrojo
- Lo siento… no puedo amarte- dijo en un tono suave para no herir demasiado a su rival. Ranma le dedicó una mirada de sorpresa, no entendía de qué estaba hablando si hace solo unos segundos estaba abrasándole como nunca antes nadie había hecho.
- De qué hablas amor mío? – su voz temblaba al igual que su labio inferior. Por sus ojos se asomaban montones de lágrimas. Iba a explotar en llanto en cualquier momento
- Ranma… eres un hombre después de todo- respondió un muy apenado Ryoga mientras bajaba la mirada y se rascaba la nuca. Al terminar de pronunciar esas palabras la de la trenza saltó. No… ella no era un hombre… era una mujer en todos los sentidos. Lo comprobó esa misma mañana en el baño del dojo. No iba a correr en la búsqueda de su hombre soñado si no pudiera unirse al mismo. No señor, ella era una completa mujer y se lo demostraría cueste lo que cueste.
Ryoga volvió a mirar al de la trenza al no recibir contestación alguna y se encontró con la muchacha mirándole decidida. Se preguntó que era lo que estaba pensando ella en ese momento.
- H-hey, estas bie-?- el del pañuelo fue interrumpido por ser empujado con fuerza de espaldas al acolchonado suelo de la tienda. Sobre él estaba la pelirroja acorralándolo e inmovilizándolo más por la sorpresa que con la fuerza misma, mientras mantenía esa misma mirada firme.
- te demostraré cuan mujer soy.- lo siguiente que sintió nuestro indefenso e inocente Ryoga fueron los labios de su rival justo sobre los suyos… de nuevo. Pero por alguna razón, ahora no estaba horrorizado ni mucho menos, obviamente se sorprendió al principio, pero instantes después ese beso movió algo dentro de él. Solo un simple y algo brusco toque le hizo dejar su cuerpo y lo mando directo a tocar el cielo y sentir bajo sus pies un suelo de esponjosas nubes, mientras algunos ángeles tocaban arpas a sobre él y otros arrojaban pétalos a su alrededor. Lo disfrutó tanto que era casi imposible, pero a pesar de que todo estaba en contra de que eso sucediera, ahí se encontraba él, comenzando a cerrar los ojos y a disfrutar de aquel beso.
Su mano casi por si sola se movió de su posición inerte en el suelo a un lado suyo a la espalda de Ranma, haciendo una leve presión en la zona atrajo su cuerpo sin dejar espacio en medio. Al instante el de la trenza tembló un poco ante esta acción. Ryoga abrió los ojos para encontrarse a un centímetro de la cara de su rival (debería seguir llamándolo así?) éste se encontraba con un notable sonrojo en casi todo el rostro hasta las orejas, sus ojos celestes brillaban aún con la escasa luz dentro de la tienda. La vista fue más que hermosa.
Ambos al mismo tiempo volvieron a unirse en otro beso, pero esta vez mutuo y más fluido. Los dos movían sus bocas para hacer la sensación más perfecta y placentera todavía. El del pañuelo tenía dificultades para respirar entre los besos y el peso de la pelirroja encima suyo por lo que ella le ayudo apoyando sus rodillas en el suelo y por ende enredándolo con las piernas a ambos lados del cuerpo. Aunque él lo agradeciera, poco hizo más que seguir mantenidos sus labios. Era la sensación mas perfecta que había sentido jamás y no deseaba que terminara
Aunque por más perfecta que fuese, no esperaba que la de la trenza introdujera su lengua sin permiso alguno dentro de su boca, saboreando cada centímetro. Aún si lo intentaba, nada podía hacer para resistirse, literalmente lo había cautivado y dejado en un trance.
Su mano recorrió su espalda desde abajo hacia arriba, pero no más que eso. Podía disfrutar de la sensación demasiado pero seguía siendo un caballero, sobre todo con una dama. Igualmente eso no le privaba de disfrutar la suavidad de su pecho rozando con el suyo y de sus delicadas manos acariciando su rostro.
- Ryoga…- suspiró Ranma entre besos- Te amo- balbuceaba mientras le acariciaba la mejilla- Te amo tanto- abandonó los labios del chico y comenzó a dejar marcas en cada rincón de su cuello, él solo suspiraba. No encontraba palabras para decir en un momento así más que…
- Yo también Ranma… Te amo- entre tantas caricias y besos el joven solo pudo volver a la tierra, o mejor dicho caer como piedra a la realidad cuando sintió la mano de Ranma atentando a introducirse en sus pantalones. Sería correcto decir que casi sale desparado por el techo de la tienda del susto.
Intentando no ser muy brusco, cosa muy impropia de él, quitó a su rival de encima rápidamente y se incorporó. No tardó de fijarse como ella había comenzado a desabrochar los botones de su camisa roja, sus labios estaban rojos por los roces de los dos y su gran flequillo era un desorden. Ryoga entró en pánico y ni hablar de lo rojo que estaba. Había perdido el completo control de si mismo por mucho tiempo. Si no reaccionaba a tiempo iban a… sacudió su cabeza mientras echaba humo por las orejas intentando sacar la idea de su mente.
Ranma solo entendió lo tímido, inocente y adorable que era su amado. Por lo que decidió tomar la iniciativa, no podía esperar más para hacerlo con él. Lo había elegido perfectamente bien.
- Maestro… donde esta?- Akane podría hacer el papel principal de un psicópata asesino al acecho por como actuaba ahora mismo en la búsqueda de Happosai. Su katana de madera estaba alzada en el aire lista para regalar un fuerte golpe al anciano si lo veía.
Mientras tanto el pervertido se encontraba escondido en el armario. Cerca de su escondite escucho la voz de la joven acercándose peligrosamente. Dio unos pequeños pasos hacia atrás y su espalda golpeó contra un estante, sacudiéndolo y dejando caer su gran mochila encima suyo. La misma estaba abierta y de entre el montón de cosas que se desparramaron por el suelo salió él. Sobre su cabeza se posaba una liga de encaje con un gran moño blanco. Extrañado y preguntándose que había ahí arriba la tomó y la miro
- No puede ser… ésta es la liga. Entonces Ranma…?- habló para si mismo. De repente la puerta del armario se abrió para mostrar a una Akane con una mirada de muerte y un aura oscura alrededor. Los siguientes golpes dejarían marca
