DISCLAIMER: Shingeki no kyojin NO me pertenece, es de Hajime Isayama.
ADVERTENCIAS: Gender bender (Fem!Rivaille). Hormonas, muchas hormonas. Magia.
PAREJA PRINCIPAL: ErenxRivaille (Sí, en ese orden)
¡¿DÓNDE ESTÁ MI PI...?!
Introducción
Rivaille. Simplemente Rivaille era un hombre de corta estatura, conocido por muchos como "el soldado más fuerte de la humanidad" debido a su impresionante capacidad de derrotar titanes. Un hombre serio, de firmes convicciones aunque, por raro que pareciera, era también infinitamente caprichoso, al punto de usar más de una tetra para cumplir intereses personales. Temido por muchos, deseado por más de alguna, el sargento Rivaille sólo tenía puesto su objetivo en dos causas: la de asesinar a todos los titanes, claro y la otra era poseedora de dos grandes y expresivos ojos verdes. Todo aquel que no lo conociera lo suficiente, lo ficharía inmediatamente como una persona fría y cruel; sin embargo Hanji Zoe —quien se autoproclamaba su mejor amiga, aún cuando el pelinegro muchas veces pasara de ella— era una de las pocas personas que sabía lo tierno que en verdad podía llegar a ser el temible sargento. Aunque claro, ante todo la mujer era muy lista y por ende juró nunca decir nada al respecto.
Por otro lado, Eren Jaeger era un joven que fácilmente se podía tildar de masoquista. Él era la perdición del sargento Rivaille, aún cuando éste lo golpeara y le llamara mocoso infinidad de veces. Un día le llamó así tantas veces que Eren consideró seriamente cambiarse el nombre para ya no sentirse mal por el constante desprecio de su sargento, mas rápidamente llegó a la conclusión que, de hacerlo, Rivaille buscaría otra connotación despectiva para referirse a él. Suspiró y movió la cabeza de un lado a otro para quitarse esos pensamientos y seguir limpiando el establo; era una orden directa del sargento y si éste se llegaba a enterar que no la cumplía, las consecuencias podían ser terribles…
Después de todo, ¿cómo demonios se suponía que les explicaría a Armin y Mikasa que la razón por la cual no podía sentarse bien era debido a un castigo del sargento Rivaille? No. Claramente nadie sabía la ¿relación? Que tenía con el pelinegro. ¡Anda! Que apenas y éste lo buscaba para insultarlo, golpearlo y luego tener sexo. Eren había aprendido a vivir con ello, después de todo sabía que Rivaille no era precisamente una persona expresiva y si aceptó ello en un principio sin rechistar, carecía de sentido que justo ahora comenzara con dramas existenciales, incluyendo mierdas como sus sentimientos. No.
Sacudió un poco su ropa antes de proceder a salir del establo. No estaba TAN limpio como le gustaba al sargento —porque sí, el hombre tenía tal obsesión con la limpieza que luego cualquiera era capaz de lamer el piso de lo limpio que estaba—, pero definitivamente estaba muchísimo mejor a como lo había encontrado, así que se dio por satisfecho. Ahora sólo tenía un par de cosas más en mente: comer, ducharse y rogar estar lo suficientemente cansado como para no poder atender al "llamado" de su… eh… amigo. Ya hacía una semana que a cierta hora de la noche, Rivaille bajaba al sótano, lugar que Eren ocupaba como habitación y bueno… ahí pasaba de todo. Como estaban alejados de las demás habitaciones, Rivaille se daba el gusto de hacer gritar al ojiverde. Luego del acto, a veces se quedaba a dormir por unas horas, otras se iba de inmediato.
Se notó visiblemente deprimido al pensar aquello y sus amigos notaron inmediatamente el cambio en su estado anímico. Mikasa no hesitó en preguntar qué era lo que le molestaba, sin embargo Armin fue más rápido y distrajo lo mejor que pudo a Jaeger; sabía que la mitad japonesa podía ser en verdad molesta respecto a su medio hermano, por lo que quiso evitarle el show innecesario a su mejor amigo. Luego de la cena, el rubio inglés le pidió al castaño acompañarlo a la biblioteca; a todas luces no era el mejor panorama, pero Eren aceptó de todos modos. Pensó que tal vez podía encontrar un libro lo suficientemente aburrido para hacerlo dormir en un par de minutos. No era que se hubiera aburrido o cansado de las visitas nocturnas, más bien, temía que fuera Rivaille el que lo hiciera y pensó que si indirectamente se negaba, el sargento estaría más tiempo junto a él.
Sin mayor emoción, recorrió los estantes, tratando de encontrar un título lo suficientemente aburrido, no obstante fue uno sin letras el que precisamente llamó su atención. Era un libro viejo, de tapa dura y hojas amarillentas. Apenas leyó la primera línea sintió ganas de dormir, ¡era perfecto! Ayudó a su amigo a cargar los libros con los que se había entusiasmado —que no eran pocos— y caminó hasta la habitación de Armin; ni aunque quisiera el inglés podía cargar con todos los ejemplares. En el camino se cruzaron con el sargento Rivaille y Eren sintió estremecer de pies a cabeza; no sabía desde cuándo se ponía así cada vez que lo veía; sus mejillas coloreaban y su cuerpo comenzaba a ansiar las febriles caricias. Tan estoico como siempre, Rivaille se acercó a los dos soldados, quienes, nerviosos, no dudaron en dejar a un lado la pila de libros que cargaban para posteriormente presentar sus respetos ante el superior con el clásico saludo. Rivaille no le tomó mayor atención a su actuar, tenía los ojos enfocados en Eren… el maldito mocoso tenía más abierta de lo normal la camiseta color gris que siempre usaba, eso lo tentaba, ¡maldita sea!
Sin expresar su verdadero sentir, desvió los ojos a la pila de libros que estaba a un lado de Eren. Supuso que éste estaría un rato más junto a su amigo así que debía entretenerse en algo mientras esperaba; además tenía que aguardar a que todos estuvieran durmiendo. Gruñó.
—Me llevaré éste libro. Luego te lo devuelvo, Arlelt.
—Ah, sargento —la voz de Eren estuvo cargada por el miedo, tal y como siempre cada vez que lo veía. Se infundió valor al ver que el aludido clavaba sus pequeños ojos en él. —Ese libro lo pedí yo.
—En ese caso… luego te lo devuelvo, Eren.
Estuvo seguro, podía jurarlo, el sargento había coqueteado descaradamente con él. Desvió apenas la vista a Armin, gracias al cielo él parecía no haberse dado cuenta de nada. Sin más el sargento se alejó y los jóvenes soldados por fin de relajaron. Eren acompañó al inglés hasta su habitación y éste amablemente le ofreció uno de los tantos libros que tenía; supuso que su amigo quería leer. De igual modo a como hizo en la biblioteca, el chico titán procuró buscar el más aburrido y luego se despidió del rubio. Mientras antes se duchara, ante se pondría a leer y antes se quedaría dormido.
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Rivaille hojeó sin mayor interés el libro de aburridas tapas color tierra; su contenido era todo, menos algo interesante… parecían un montón de rezos o algo así y se preguntó por qué el mocoso estaría interesado en algo como ello. Por puro aburrimiento intentó pronunciar uno y no pudo evitar reír en la soledad de su habitación al pensar en lo ridículo que se veía. A través de su ventana vio la luna cuarto menguante en su punto más alto; eso le dio la señal de que seguramente ya era muy tarde y ya todos estarían dormidos. Sigilosamente tomó la llave del sótano y caminó hasta dicho lugar; más le valía al mocoso provocador estar despierto o lo despertaría a patadas.
Lo vio leyendo, ya con su pijama puesto. Sonrió lascivamente y lanzó lejos el libro para luego abalanzarse sobre él. Le despojó de sus prendas, tocó, lamió, besó, mordió e hizo gritar de placer al ojiverde. No podía evitarlo, aquel mocoso tenía algo que lo volvía completamente loco. Cuando concluyó con su faena, se acostó junto al cuerpo de Eren y, sin importarle lo sudado que se encontraba el menor, lo abrazó y se durmió casi en el acto. El chico titán por su parte requirió de unos minutos más para sucumbir a los encantos de Morfeo; estaba nervioso, ¡el sargento lo estaba abrazado! Juró que su cara estaba completamente roja, la sentía arder. A duras penas e intentando no despertar a Rivaille, se acomodó y tímido, pasó un brazo alrededor del pequeño pero fibroso cuerpo para eventualmente dormir.
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Estaba acostumbrado, debido a su entrenamiento militar, a despertar temprano para así aprovechar el día.. aún así siempre se quedaba en cama unos minutos más, pues la flojera lo tentaba demasiado. Abrió los ojos lentamente y sobresaltó al ver la cabellera negra del sargento junto a él… y si eso no le quitó el sueño de encima, lo siguiente sí que lo hizo. Se sentó en la cama y cuando iba a proceder a mover el hombro de Rivaille para hacer que despertara, notó que las hebras negras eran mucho más largas que la noche anterior, las facciones eran más finas y… ¡maldita sea! Gritó tanto como pudo y de un salto salió de la cama. El sargento gruñó ante tan molesta forma de despertar y le dedicó a Eren una mirada asesina. El chico titán sonrojó de pies a cabeza y a lo único que atinó fue a cubrirse con la sábana. Rivaille rodó los ojos, incapaz de comprender la repentina vergüenza del mocoso así que optó por recoger sus ropas y calzarlas para poder salir de allí… se sentía sucio, necesitaba un baño con urgencia.
Se extrañó al sentir el cuerpo más liviano, pero no le dio mayor importancia. Buscó su ropa interior y tuvo que ahogar un grito cuando vio que su… su… su… ¡No estaba! ¡Con un maldito demonio! ¿Dónde mierda estaba su pene? Con espanto, miró su cuerpo y sus ojos chocaron con dos cosas a la altura del pecho que antes definitivamente no tenía. Comenzó a sudar frío, pero intentó tranquilizarse al pensar que seguro aún estaba soñando. Se volvió a acostar, cerró los ojos por cinco segundos y luego los abrió. Pero nada, seguía igual. Comenzó a hiperventilar… no era común en él perder los estribos, pero esa tampoco era una situación común. Gritó tanto o más fuerte que Eren hace unos minutos y eso terminó por alertar a los demás soldados, quienes forzaron la puerta y bajaron corriendo al sótano. Rivaille se cubrió con las mantas al sentirse observado y los demás… bueno, ¡Eren estaba con un ataque de pánico impresionante! Hanji, Petra y Mike no podían emitir palabra alguna.
Y es que frente a ellos, la versión femenina del sargento Rivaille trataba de cubrirse lo más posible con las mantas.
—¡¿Qué tanto me ven?! ¡Maldita sea, lárguense! ¡Es una orden!
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Aquí queda la introducción de ésta historia. No va a ser demasiado larga, creo que a lo sumo seis capítulos. Espero que les haya gustado.
Ah, para las que son de Chile, sí, la idea la saqué de la novela LOLA e.e xd Quería una historia dónde poder usar a Eren de seme y salió ésto. Advierto que no será igual, pero ni por si acaso; sólo tomé la idea.
¡Saludos!
