Capitulo 1

Estaba ella observando el reloj, sentada en su cama en completo silencio, esperando que este sonara de una vez por todas. Su nombre, Shizuru Fujino una mujer de larga cabellera castaña peliocre, de figura esbelta y enigmáticos ojos rojos, y aunque por fuera pareciera tranquila, por dentro estaba sumamente nerviosa, pues hoy era el día en el que su vida iba a cambiar para siempre, lo sabía o más bien lo intuía.

Finalmente el reloj sonó indicándole que ya había llegado la hora (literalmente). Instantáneamente lo apago, dio un gran suspiro, tomo su almohada poniéndola tras su cabeza se dejó caer de espalda tratando de serenarse. Se levantó segundos después y corrió al baño a lavarse los dientes (incluyendo la lengua). Una vez terminado esto escucho que alguien tocaba la puerta, se dirigió a ella, pero a mitad del camino se detuvo espero un par de toquidos mas para finalmente abrir. En la puerta se encontraban sus dos mejores amigas Mai Tokiha, que poseía cabello color naranjo corto, un cuerpo muy bien dotado y unos vivaces ojos de color violeta. A su lado estaba Haruka Suzushiro una rubia de buen cuerpo y con mirada violácea. Ambas estaban de pie fuera del cuarto con una mirada de seriedad, pero segundos después las tres amigas dan un grito tipo colegiala y ambas amigas entran al cuarto sumamente emocionadas.

Por otro lado, en una florería de los suburbios de Kioto, tenemos a una chica de cabellos azules cobalto atado en una coleta alta, figura atlética y ojos verde cual esmeraldas. Natsuki Kuga se llamaba, quien era la dueña del lugar, la ojiverde, al igual que la castaña, observaba su reloj de muñeca esperando que no se le hiciera tarde, mientras una mujer a su lado le hablaba.

- Quiero algo que diga lamento que muriera, pero no demasiado, era un perro y no debiste quererlo más que a mí.

La peliazul suspiro, despego su vista del reloj y se dio la vuelta quedando frente a la mujer.

- ¿puede hacer un arreglo que diga eso?

Mientras en la casa Fujino, Naomi Fujino madre de Shizuru, a pesar de llegar casi a sus cuarenta y haber tenido dos hijas no perdía su figura curvilínea bien conservada, tenía el cabello color castaño peliocre, una tez clara y unos ojos de color azul que poseían una altivez digna de una mujer de sociedad, vestía un elegante y a la vez sencillo vestido color lila claro, se acercó a un espejo para verificar su maquillaje al tiempo que decía.

- Shizuru querida, puedes decirle a tu padre que no use ese traje.

- Se ve bien – grito Shizuru al tiempo que asomaba su cabeza desde la habitación donde se encontraba – te ves bien – le susurro a su padre, mientras le regalaba una sonrisa.

- Gracias preciosa – le respondió su padre Kenta Fujino, de castaño cabello solo que ligeramente más oscuro que el de su esposa e hijas y unos muy intensos ojos sangre en el cual delataba una sabiduría que los años se encargaron de dejarle, vestía un modesto terno color negro, con una camisa limpiamente blanca y una corbata del mismo color del terno.

- He visto mejores trajes – fue lo único que pudo decir Naomi al ver que su petición/orden no iba a ser cumplida.

- Tengo una pregunta – se escuchó una voz aniñada proveniente de la hija menor de los Fujino, Viola de tan solo 9 años de edad, usaba un vestido color violeta con estampado de flores blancas.

- Alguien puede callar a mi hija – dijo Naomi conociendo las caóticas preguntas que a su menor hija se le ocurría hacer.

- ¿Por qué el abecedario tiene ese orden? – definitivamente era una niña muy especial, que a veces ponía en aprietos a las personas con su curiosa mente.

- Nadie sabe ni es necesario – le respondió su madre, mientras le colocaba un prendedor en sus cortos cabellos – por una vez en la vida podrías… - detuvo su reprimenda al contemplar cómo su hija mayor salía de la habitación donde estaba.

Tenía puesto un vestido de novia que al igual que el de su madre era sencillo, pero eso no lo hacía menos hermoso, su rostro estaba perfectamente maquillado (lo siento no se describir muy bien los detalles con respecto a la imagen) y su cabello recogido en un peinado sofisticado, se le veía nerviosa pues ese era el día en el que se uniría con quien era su gran amor y mejor amigo, algo en su interior le decía que este día iba a ser más especial de lo que se imaginaba.

Todos los presentes en la habitación quedaron en silencio y completamente quietos observando a la futura novia.

- ¿Les gusta? – pregunto Shizuru un poco tímida.

- Estas hermosa – le dijo su padre con una brillante sonrisa aun no creyendo que su princesa estaba a pocas horas de casarse.

- Cariño – fue lo único que pudo decir Naomi al tener un nudo en la garganta y una sincera sonrisa en su rostro, igualmente orgullosa como su esposo.

- Ja pareces un merengue – le dijo la pequeña Viola, con una sonrisa infantil soltando pequeñas carcajadas.

- Gracias – le respondió Shizuru con una sonrisa, sabiendo que esa era su peculiar forma de decirle que se veía linda.

Volviendo con Natsuki, esta terminaba de cargar su auto con las flores requeridas.

- Llegas tarde – dijo seriamente Natsuki a una peculiar pelirroja color fuego, con una felina mirada verde limón, quien es Nao Yukki su amiga de la infancia.

- Tuve sexo ¿a dónde vas? – respondió Nao con simpleza.

- Boda – fue la escueta respuesta de la peliazul – siempre tienes sexo – dijo con cansancio sabiendo que su amiga nunca cambiaria.

- Una tiene que hacerlo ¿linda pareja? – pregunto Nao sin interés real.

- No los conozco vino la madre –

- Es lo común, sal conmigo después –

- Claro. –

- ¿Lo harás? – pregunto algo extrañada frunciendo el ceño.

- Por supuesto. –

- Oye eso es genial iremos juntas – dijo Nao emocionada creyendo que al fin su amiga iba salir de la abstinencia.

- Te veré haya. – fue lo único que dijo mientras subía al auto.

- ¿No vendrás? –

- Es mi anuncio favorito de la tele. – dijo con simpleza.

- Ashh necesitas una vida – respondió Nao un poco harta de ver que su amiga de nuevo volvía encerrarse.

- Tengo algo parecido, estoy bien – Natsuki no quería entrar en discusión con la pelirroja pues se le hacía tarde, así que ya no dijo más y simplemente se fue.

En una iglesia de Kioto.

- No, estoy bien, me siento bien, muy bien, no estoy nervioso estoy tranquilo. Gracias – se escucha una voz masculina y tranquila que hablaba con una pareja senil mientras estrechaba la mano del caballero, el hombre poseedor de esa voz se llama Reito Kanzaki de tez clara ligeramente bronceada, un porte altivo y elegante cual caballero de antaño, él era el afortunado que iba a casarse con la hermosa Shizuru, vestía un traje elegante y a la medida color negro, y a diferencia de su prometida él se denotaba sereno.

- Hola – saludo Natsuki quien se había acercado por la espalda del susodicho para poder ultimar los detalles con este.

- Hola – contesto Reíto un poco confundido pues no recordaba haber hablado alguna vez con la chica peliazul.

- Eres Kanzaki ¿cierto? ¿el novio? –

- Si el novio, pero solo Reito está bien – dijo con simpatía, a pesar de no conocerla le había caído bien.

- Bien, yo puse las flores. – respondió con una sonrisa, a Natsuki también le había caído bien, no era el estirado que pensó que sería.

- Ah ¿en serio? Te quedaron perfectas, o no Yui. – pregunto Reito a su amigo rubio que se había quedado callado hasta el momento.

- Fabulosas, sí, yo no distingo ningún tipo de flores. – Tate Yuichi, a quien sus amigos le dicen Yui, observada con interés a la preciosa peliazul que tenía enfrente.

- Pero son fabulosas no crees – dijo Reito mas por cortesía, pues él tampoco sabía mucho acerca de estas.

En un auto elegante de color blanco se hallaba la novia sentada con su padre al lado, cada segundo que pasaba se ponía más nerviosa y no entendía por qué, muy a pesar que su madre le dijo que era normal.

- ¿Ahh? Kenta – llamo una mujer que se encontraba en el misma auto – ¿Cuánto tiempo llevas casado? – pregunto para intentar calmar los notorios nervios de la joven.

- ¿Ahh? 30 años – respondió el hombre con simpleza.

- Ahh – se enterneció la mujer

- Si la hubiera asesinado cuando lo pensé ya estaría libre – dijo Kenta con un poco de pena.

- … - la mujer no sabía que responder ante eso.

- Un hombre libre – se siguió lamentando Kenta. – recuerdo que de camino a la iglesia quería gritar "detengan el auto, esto es un grave error", pero no se puede o sí.

- … - las dos mujeres en la limo realmente no tenían idea de que decir.

- No, te sientas ahí y no dices nada, mientras te llevan a la sentencia más larga… - hubiera seguido de no ser porque su hija lo interrumpió.

- Paren el auto – esa simple oración hizo que los que estaban presentes, en especial la mujer, se preocuparan, creyendo que Shizuru se había tomado muy en serio lo dicho por su padre – tengo que ir al baño – eso fue lo único que dijo después con una ligera sonrisa sabiendo que sus palabras habían causado un pequeño susto, si bien estaba nerviosa y efectivamente lo dicho por su padre no le ayudaba en nada, no iba a arrepentirse ahora que estaba a poco tiempo de dar el sí.

El auto se detuvo frente un McDonald, y Shizuru salió de este casi corriendo con una sonrisa mientras sostenía su vestido para que este no chocara con el suelo y se ensuciara, se internó en el local donde todas las personas presentes veían con un poco de curiosidad a la joven que acababa de entrar, pues no es muy común que mientras estés comiendo una hamburguesa se aparezca una chica con vestido de novia, eso suele pasar más en los aeropuertos.

Shizuru simplemente siguió su camino hasta el baño del lugar.

En la iglesia, Natsuki le estaba dando una flor a Reito y a Tate diciéndoles donde y como debían ponérselas.

- Tranquila aquí estamos – esa era la voz de Naomi quien se acercaba a los tres jóvenes, venia junto con Mai y con Viola tomada de su mano.

- Hola Naomi ¿estás bien? – saludo Reito junto a un beso en la mejilla cuando la vio llegar.

- ¿Necesitas ayuda con eso? – pregunto Naomi refiriéndose a la flor.

- Hola Reito – dijo Viola chocando los cinco con él.

- Hola Viola. – respondió.

Mientras eso sucedía, Natsuki ayudaba a Tate a colocarse la flor en el saco, en tanto este, se mordía los labios ante la agradable vista.

- Hago ejercicio – fue lo único que se le ocurrió decir, mientras Natsuki lo observaba un poco extrañada, casi queriéndose burlar – y no estoy gordo – siguió con su inteligente conversación.

- No – dijo Natsuki intentando aguantarse las ganas de soltar un comentario sarcástico.

- No, y tengo el estómago marcado. –

- No me gustan los hombres con músculos – respondió Natsuki mas para molestarlo.

- El bono es que soy muy sexi. – Natsuki casi se pone a reír ante esa forma tan sosa de "coquetear" si es que se le podía llamar así a lo que él estaba haciendo.

- Reito tengo una pregunta – dijo Viola.

- Ahora no – le pidió su madre.

- ¿Cuál? – permitió Reito.

- ¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca con un objeto inmovible? – otra pregunta, que hacía a cualquiera haber deseado prestar atención a las clases para no quedar como tonto ante una niña.

- Ahh mmm… bueno, no tengo ni idea princesa – y Reito no era la excepción a la regla.

- No tiene idea, podrías dejar que se case en paz – pidió/suplico Naomi deseando que su hija por una vez se guarde sus preguntas complicadas, mientras intentaba llevársela de ahí.

- Eso jamás pasa – pero antes de lograrlo Natsuki las detuvo poniéndose a un lado de la niña – si hay algo que no pueda parar, no es posible que haya algo que no pueda moverse, y viceversa – dijo haciendo gestos con sus manos para explicarse mejor – no pueden existir entiendes es una pregunta capciosa, con su respuesta – termino Natsuki con una pequeña sonrisa, en cierta forma esa niña le recordaba a ella cuando era pequeña, siempre queriendo saber todo.

- ¿Puede sentarse conmigo? – pregunto Viola a su madre mientras era llevada por la misma, quería conocer más a esa chica que parecía ser la única que podía responder todas las dudas que su peculiar mente creaba.

Su madre solo la vio, también sorprendida de que una persona pudiera entender lo que su hija hablaba. Pero después pensó que tal vez no era mala idea, al fin y al cabo esa chica podía mantener entretenida a su hija hasta que terminara la ceremonia.


- ¿Qué estoy haciendo aquí? – se preguntó Natsuki viéndose sentada en uno de los lugares más cercanos al altar, junto a la niña.

- ¿Cuándo duermen los peces? – Viola no presto atención a lo dicho por la mujer y se dispuso a seguir preguntando.

Por otro lado Reito y Yuichi estaban en el altar, de cuando en cuando Reito volteaba hacia la puerta de la iglesia esperando ver a su prometida.

- ¿Vendrá cierto? – pregunto Reito un poco inseguro.

- Claro que si – respondió Tate deseando calmar a su nervioso amigo, que estaba a poco tiempo de entrar a prisión o casarse, como quieran llamarlo.

- Sí, claro – dijo Reito volviendo su vista al altar - ¿Cuándo? ¿Cuándo vendrá? – pero a los pocos segundos volvió su vista a la puerta.


- ¿Y cómo te llamas? – pregunto Natsuki a la niña desde su sitio.

- Mi nombre es Viola – respondió – tengo 9 años, y mi hermana es mayor que yo por 20 años, Reito es lindo – dijo volteando a ver a Reito, quien seguía mirando la puerta mientras Tate intentaba calmarlo.


- Me gusto la florista – confesó Tate a su amigo en un intento por que su atención se centre en otra cosa que no sea la tardanza de Shizuru.

- Sí, lo note – respondió Reito sin verlo, había sido demasiado obvio a su parecer.

- Le gusto ¿no? – pregunto con un exceso de confianza – tengo el presentimiento de que le gusto. –

- Yui es mi boda, ¿podemos hablar de mí? – pidió Reito esta vez mirándolo con cansancio, más para no decirle que no noto en ningún momento un interés real en la florista.

- Claro, sí. – respondió este con calma. Para luego ambos observar la puerta – ¿sentiste que le gusto a ella? – pero no paso ni un minuto cuando volvió a hablar.

Reito solo pudo observarlo, su amigo jamás iba a cambiar.

Afuera de la iglesia un auto blanco se estacionaba frente a ella.

- Llegamos – anuncio Kenta – el último en llegar al altar es una niña – dijo intentando ser gracioso para luego bajar del auto y adelantarse a las puertas de la iglesia.

- Bien, llego la hora – hablo Shizuru aun en el interior dando un suspiro.

- Deséame suerte – pidió la mujer a su lado.

- ¿Suerte a ti? – pregunto un poco confundida

- Es una boda, la madrina siempre sufre en las bodas – respondió la mujer, que recién me vengo enterando es la madrina.

- Jajaja – rio ligeramente sintiendo sus nervios bajar un poco.

- Deséame suerte – repitió la madrina para después bajar del auto.

- Suerte –

En el interior de la iglesia Naomi se dio cuenta de la llegada de su esposo e hija.

- Son ellos – anuncio a uno de los encargados para después tomar su lugar al lado de su hija menor – ya llegaron – dijo con una sonrisa que mostraba su emoción.

- Todo listo, voy a preparar las de la recepción – informo Natsuki mientras se ponía de pie.

- Sí, claro – respondió Naomi.

- Disculpe – dijo Natsuki a las personas a su lado queriendo decir que le den espacio para poder moverse.

Justo cuando logro salir de las bancas, las personas se pusieron de pie dando a entender que la novia estaba a punto de entrar, y efectivamente por la puerta apareció la figura de Shizuru tomando el brazo de su padre; Natsuki aprovecho ese momento para salir sin ser notada, a medio camino algo le hizo dirigir su vista hacia donde todos estaban viendo, a Shizuru le paso algo parecido, dejo de ver el altar y paso a ver entre las personas que estaban a un lado de ella, quienes la miraban sonrientes, pero todos ellos no importaron cuando sus ojos carmín chocaron con otros verdes, solo segundos se sostuvieron la mirada, solo segundos bastaron para que ambas chicas pudieran sentir que algo en ellas se aclaraba, como si hubieran encontrado lo que no sabían que estaban buscando, para Shizuru fue como si todos los nervios que sintió esa misma mañana simplemente se esfumaran, para Natsuki fue algo que no pensó sentir por nadie y no sabía si eso era bueno o malo, lo ninguna de ellas sabia era que a partir de ahora su vida iba tomar un camino diferente, donde tendrían que luchar contra ellas mismas para descubrir aquello que estaban sintiendo.