Estoy corriendo desesperadamente por la playa, reconozco que es la arena del Quarter Quell porque el cielo es rosa, algo me persigue, no lo puedo identificar, me esta alcanzando, sé que tengo que correr más rápido, pero mis piernas ya no quieren responder, la criatura se acerca y el miedo me paraliza, caigo de bruces cuando mis pies se enredan; acepto la idea de la muerte, la abrazo, pero no llega; me incorporo y entonces veo la razón por la cual el muto que Peeta llamó "La Bestia" no me atacó; a escasos seis metros de mi se encuentra el cuerpo desmembrado de él, me falta el aire, caigo de rodillas y comienzo a gritar, llorar, golpear la arena, comienzo a pedir ayuda, a quién sea; no sé cuánto tiempo llevo aquí llorando sobre la sangre del hombre que no merezco; entonces escucho el grito desgarrador de alguien, alguien que suena como Prim, pero sé que son los Charlajos tratando de engañarme de nuevo,lo gritos se oyen tan reales que me obligo a ver de dónde provienen, entonces veo el pequeño cuerpo de mi hermana tendido sobre un charco de sangre.

Me duele la garganta y desperté con los ojos hinchados de tanto llorar anoche después de esa terrible pesadilla, ya llevo casi un año así, despertándome en medio de la noche, gritando como la "mentalmente desorientada" que soy, casi un año de romper las cosas de mi cuarto, casi un año de morder las almohadas, mis puños, las cobijas... con tal de que no me escuchen gritar, casi un año desde que mi chico del pan plantó las Prímulas en mi jardín, casi un año desde que Peeta no me habla mas que para saludarme, más de un año de no dormir bien, porque él no duerme conmigo.

Sé que Peeta también esta luchando contra sus demonios, contra su muto, sé que aunque viva a tres casas de la mía me ha escuchado gritar por las pesadillas, yo lo he escuchado gritar de furia cuando su muto lo invade, sé que Haymitch lo ayuda, también sé que yo estoy sola, aunque Johanna a veces me llama, o Annie; sé que ellas se preocupan por mi.

No puedo evitar estar resentida con Peeta, yo lo amo, lo necesito en mi vida, tanto como el aire pero el hace todo lo posible para evitarme, es por el veneno en su sistema, él teme hacerme daño, pero me hace más daño alejándose de mi.

Me levanto agotada física y mentalmente de mi cama, me baño y me pongo la ropa para ir a cazar, me trenzo el cabello y me voy sin desayunar, decido pasar a visitar a Haymitch pero al pasar por la casa de Peeta lo escucho gritando, sé que esta en ese terrible mundo de sombras en el cual yo soy la mala; aún así ocupo verlo, calmarlo y cuando se calme abrazarlo.

Entro con cuidado, él está en el piso de arriba; subo las escaleras y abro la puerta de la habitación en la que se encuentra; el cuarto esta todo lleno de pinturas donde mi cara es la protagonista en la mayoría de ellas, en otras pinturas reconozco al Sr. Mellark, a Prim, a Finnick junto a Annie el día de su boda... estoy en su estudio. Peeta está sentado en un banco, frente a un lienzo donde pinta furiosamente, grita y solloza mientras lo hace, esta pintando la arena del Quarter Quell, él también ha tenido una pesadilla; no sé cuánto tiempo ha pasado, pero Peeta ya volvió en sí, ahora llora como un niño pequeño aferrado al pincel como si su vida dependiera de ello, me parte el alma verlo así, pero sé que asustara al saber que he estado aquí todo el tiempo.

Comienzo a retroceder, despacio, para que él no me note

- Katniss, no te vayas, por favor, te necesito- me dice Peeta en un susurro apenas audible; mi corazón dió un brinco y algunas lágrimas se acumularon en mis ojos de golpe. - No te vayas, no me temas, te lo ruego- dice mientras se levanta de su banco y camina lentamente hacia mi estirando una de sus manos, invitándome silenciosamente a que la tome.

- Yo no te temo, Peeta- le digo en el mismo tono de voz que él utilizó, le tomo la mano y él me jala hacia su pecho, y ahí me aferro a él, lo abrazo, hundo mi cabeza en su pecho y él en mi cabello, aspiro su aroma y acaricio su espalda con mis manos, recordando la forma de cada uno de sus músculos; ¡Cómo extrañaba su aroma, su tacto, el latir de su corazón!

Peeta, por su parte aferra sus grandes manos en mi cadera y respira en mi cuello, eso hace que todos los poros de mi piel vibren, reclamando su tacto sobre mi piel; yo me separo un poco y lo veo a los ojos, trato de transmitirle todo mi amor en esa mirada, quiero que él sepa que lo amo más que nunca, que lo extraño y que lo quiero de regreso, durmiendo junto a mi.

- Te amo- se me sale de la boca sin pensarlo, él sonríe con nostalgia.

- Yo también te amo Katniss- entonces todo mi mundo se llena de color de nuevo, porque ya no estaré sola de nuevo, porque tengo a mi chico del pan conmigo, porque el hombre que amo despertará conmigo cada mañana y porque por primera vez en mi vida deseo formar una familia con alguien, bueno, no con alguien, con Peeta Mellak, mi chico del pan.

Peeta me ve atentamente y yo me lanzo a comerle la boca, lo beso tratando de canalizar todos esos sentimientos encontrados en el beso, él me devuelve el beso de la misma manera, con pasión, amor y deseo.

Mis manos agarran fuertemente el cabello de su nuca mientras él pasa sus manos por mi espalda y mis costados.

Ocupo más de esto, ocupo sentir el calor de su piel, asi que meto mis manos bajo su camisa, esta caliente y su piel es suave, él imita mi acción y mete su mano bajo mi blusa para acariciar mi espalda.

Me pego totalmente a él e inevitablemente siento su erección, pero no me siento incómoda, me siento curiosa; así que me restriego contra ella, Peeta gruñe y me aparta de él.

- Katniss... yo no, yo no puedo...- Peeta está agitado, con las mejillas sonrosadas y la mirada oscura y sus manos aún debajo de mi ropa; pega su frente a la mia, mientras trata de controlar su agitada respiración. Yo acaricio el cabello que le cae por la nuca y le beso la mejilla con toda la ternura que puedo transmitirle.

- Está bien, Peeta - le susurro al oído. Peeta me abraza y no sé cuánto tiempo permanecemos así, absorbiendo el calor del otro, sintiendo la piel del otro, escuchando cada latir de su corazón. - Te he extrañado Peeta.

- Y yo a ti, preciosa, siento mucho todo lo que ha pasado, siento mucho dejarte sola en todo esto, Katniss, yo te amo, siempre ha sido así y siempre va a ser así pero no quiero que salgas lastimada por mi...

- Shhhh Peeta, no sigas, saldremos adelante, los dos juntos, como siempre.- le digo poniendo mi dedo índice sobre sus labios.

No puedo evitarlo, me paro de puntillas y los beso, suavemente, acariciando sus labios con los míos; Peeta responde inmediatamente lamiendo mis labios con su lengua, pidiendo permiso para entrar en mi boca, su sabor dulce me invade y mis manos agarran su nuca, las suyas toman mis mejilla mientras sus pulgares me acarician; el beso se vuelve más apasionado, labios y lenguas luchando por el control, nos separamos por la falta de aire y Peeta comienza a besar mi cuello, a morderlo suavemente y lamerlo mientras baja sus manos por mi espalda hasta acariciar mi trasero, dejo escapar un gemido lleno de excitación. Algo me invade, algo me impulsa a hacer esto, a que toque a Peeta de la manera que en este momento quiero, algo me impulsa a besarlo, algo me dice que quiero dar rienda suelta a esta pasión que siento por él.