¡Hola hola hola hola!
Ya estoy aquí otra vez. Parezco una fábrica de one-shots XD.
Aprovechando que se ha acabado el primer trimestre (todo aprobado) y que llegan las vacas, esta es una forma de celebrarlo con vosotras ;)
Porque en Hogwarts también se celebra la Navidad. Y en este caso, de formas muy raras. Como la que ha tenido Draco Malfoy, de inventarse un concurso de Rey y Reina de la fiesta, o más bien dicho, Rey del Sexo y Reina de la Sensualidad ( es que en un campamento hicimos ese concurso, y me moló un huevo XD Quedé sexta de diez… :D)
La historia no acaba aquí, sino que serán dos capítulos, tres a lo sumo. Pero me hacía ilusión dejar el primero ya
Os dejo…
Rey y Reina del cachondeo
Nadie se podría haber imaginado que los chillidos de cierta castaña de Gryffindor llegaran tan lejos. Pero, cuando alguien sacaba de sus casillas a Hermione Granger, nadie podía hacerle razonar.
- ¡Harry! Eso es una estupidez. A ver si eres capaz de entenderlo – Replicó ella por octava vez.
- Hermione, vamos, ablándate por una vez en tu vida – Hermione rodó los ojos cansada.
- Te lo voy a repetir por última vez Harry James Potter. ¡No! Repito: no voy a entrar en ese juego – dijo Hermione muy enfadada. Harry, sin embargo, no dejó de insistir.
- Por Merlín Hermione. No te estoy pidiendo que suspendas un examen o que espíes los problemas amorosos de Snape…
- ¡Harry, por favor! – musitó Hermione tapándole la boca con una mano.
- Es verdad Hermione. Estamos en Navidad, podrías dejarte convencer aunque sólo fuera una vez – dijo Harry ya molesto. Hermione suspiró y cerró los ojos un instante para poder razonar. Pero, de pronto, golpeó la mesa con ambas manos.
- ¡No, no y no! No Harry, y ese no es para todas las preguntas que me hagas a partir de ahora. Y además, me tendrías que estar agradecida: como prefecta que soy, uno de mis principales deberes es cuidar de los alumnos de esta escuela y si la situación lo requiere, como es este caso, prohibir cualquier tipo de… exhibición o coloquio que no esté programado por algún profesor – dijo de carrerilla. Cuando alzó la vista, media biblioteca le estaba mirando, y sus mejillas se coloraron al instante. Hasta Madame Pince le miró con cara de insatisfacción.
- Hermione, escucha. No es ningún tipo de exhibición. Es solo un concurso.
- Y qué concurso… - le cortó.
- ¿Qué hay de malo en poner tu nombre en una lista? – preguntó Harry de nuevo.
- No se Harry. Que te critiquen, que te molesten, que te señalen, que te influya psicológicamente. Nada Harry, no hay nada de malo – apuntó irónicamente Hermione sonriendo.
- Pero es una chiquillada. Hasta Luna se ha apuntado. Y Ginny – Hermione le miró fijamente. Si sus oídos no le habían fallado, Harry había dicho Luna. ¿Desde cuándo Luna se apuntaba a algo que pudiera herirla más socialmente?
- ¿Ah sí? – murmuró.
- Sí, y si la lista está correcta – entonces Harry sacó un largo papel del bolsillo de su túnica y la observó de arriba abajo – eres la única chica de Gryffindor de cursos altos que no se ha apuntado.
Hermione se recostó en su silla intentando pensar y analizar la situación. Pero le parecía que era un juego estúpido. Y encima saldría mal parada. ¿Quién desaprovecharía esa situación para insultar a la empollona de Hermione Granger? No sabía a qué estúpido estudiante desvergonzado y engreído se le había ocurrido la genial idea de hacer un concurso para saber quien era el más y la más guapa del colegio. O como decían las bases del concurso, quien era el Rey del Sexo y la Reina de la Sensualidad. Era realmente ilógico y sin sentido. No sabía cómo Luna se había apuntado. "Espera un momento" pensó de repente "Estúpido, desvergonzado, engreído,… ¡Encaja perfectamente con la definición de Malfoy! "
- ¿Ha sido Malfoy verdad? – preguntó mordaz.
- ¿Y qué importa quien se lo haya inventado? – respondió Harry de los nervios. Para entonces, Hermione ya había recogido sus pertenencias y las había guardado en la mochila de piel, obsequio anticipado de sus padres por Navidad.
- Pues importa, Harry. Tú deberías saberlo – Y sin decir ni una palabra más, fue hacia la mesa de Madame Pince y dejó los libros que había estado utilizando hasta que Harry le abasallara con el absurdo juego. Sí, eso era, un juego absurdo.
Caminó por lo pasillos de la escuela mostrando orgullosamente su insignia de prefecta. Miró por las ventanas y vio como la nieve caía despacio y con dulzura sobre los campos de Hogwarts. Pero algo tenía que jorobar la situación.
Al girarse vio cómo en las paredes del pasillo, dos gemelos bastante conocidos estaban colgando pósters o más bien carteles informativos. Si esa información fuera de importancia, no pasaría nada. Pero ya estaban sacando otra vez de las casillas a Hermione.
Con muy mal genio fue directa hacia Fred o George (todavía no sabía distinguirlos) y le zarandeó el brazo.
- ¿Qué se supone que estáis haciendo? – preguntó alzando una ceja. Entonces Fred escondió los panfletos que le quedaban e intentó que Hermione no viera el contenido de estos – George, no te esmeres, ya se de qué van.
- Em… Hermione, es Fred.
- ¡Me da igual quien sea! Sabéis perfectamente que lo que estáis haciendo está prohibido. – arremetió furiosa contra los gemelos.
- Solo es información… - dijo George inocentemente.
- ¿Te parece información colgar carteles que pongan Rey del Sexo o Reina de la Sensualidad por los pasillos del castillos¿No habéis pensado en los niños de primero?
- Eh, que los niños de primero están más creciditos de lo que piensas¿a que sí Fred? – Este asintió – Mira Herminoe, el otro día…
- Por la noche, a eso de las…
- ¿Once? Había un chaval que...
- ¡Me importa un pimiento lo que hiciera o dejara de hacer! – Exclamó furiosa, y con un volteo de la varita, desaparecieron todos los carteles del pasillo.
- Joder Hermione, le quitas la emoción a todo…
- ¿Has visto? Por algo me llaman Hermione – dijo cruelmente. Los gemelos, resignados, desaparecieron cuanto antes de la vista de Hermione, y ella lo agradeció enormemente. Desde luego, ese no era su mejor día.
Suspirando más de lo normal, y habiendo escuchado las campanadas que anunciaban la comida, se dirigió hacia el Gran Comedor.
Pero el trayecto se le complicó más de la cuenta. Sobre todo, porque alguien le paró a mitad del pasillo.
- ¡Eh Granger!
Hermione se giró molesta al reconocer el dueño de aquella voz. Nada bueno podía proceder de Draco Malfoy.
- Para una vez que los Weasley y yo nos entendíamos, podías haber dejado que el sueño durara un poco más ¿no? – escupió Draco Malfoy sobre ella.
- ¿Perdona? – preguntó ironizando.
- Si no te gusta el concurso, no es mi culpa ¿sabes? No se puede esperar mucho más de una rata de biblioteca. Así que mantente al margen – Hermione alzó una ceja. Draco Malfoy le miró con odio.
- Mira Malfoy, te lo explicaré con claridad para que puedas entenderlo – pero antes de que el rubio pudiera replicar, Hermione ya estaba hablando otra vez – Ves ¿esto? – preguntó alzando la solapa de su túnica y mostrando la insignia de prefecta – Si sabes leer, poner prefecta: p-r-e-f-e-c-t-a. Y es mi deber hacer que nada de lo que tú, señorito Don perfecto, estás planeando tenga futuro. Así que vuelve a tu castillo de knuts y déjame tranquila.
- Tranquilita Granger, baja los humos. ¿Que no te quieres presentar? De acuerdo, pero deja que la gente disfrute – dijo Malfoy caldeado. Nadie, ni mucho menos una sangre sucia, le iba a dejar con el rabo entre las piernas.
- Por Merlín, Malfoy, no me hagas reír. Tú y yo sabemos que el concurso está hecho para que ganes tú, y así poder alzarte un poquito más sobre el resto de la gente. Rey del sexo, por favor… - musitó sin creérselo. Continuó su camino por el largo pasillo, dejando atrás a un Draco Malfoy cabreado. Pero le daba igual. No sentía ni un pellizco de pena.
- ¡Granger! – exclamó de nuevo el rubio.
- ¿Qué demonios quieres? – preguntó gritando como una loca.
Entonces Draco empezó a andar hacia ella con ese aire de superioridad que ponía de los nervios a Hermione. Hacía que los segundos se hicieran minutos, sobre todo porque no hacía otra cosa que rascarse el mentón a la vez que caminaba.
- Ya sé por qué no te quieres presentar – Hermione se cruzó de brazos.
- ¿Ah sí? A ver, sorpréndeme.
- Tienes miedo a que nadie te vote y a quedar como una perdedora¿no es cierto? – Por ese instante, Hermione ya se había ruborizado – Te da pánico que descubran que no sabes hacer algo, o que no puedas ganar algo. Pero Granger, admítelo, no eres perfecta.
- Ni en tus sueños Malfoy.
- Muy bien Granger, todo el mundo lo sabrá. Todo Hogwarts se enterará de que la "perfecta prefecta" no se ha presentado por miedo a perder. Pansy ocupará el lugar de Reina de la Sensualidad, no te preocupes.
Hermione dudó entre pegarle una hostia directamente o dejarle estéril para toda su vida.
Pero no hizo nada, y con el orgullo por los suelos y con una muy mala leche, dejó a Draco Malfoy disfrutando de su minuto de gloria.
Porque Hermione Granger se encargaría de que sólo fuera un minuto.
Entró al Gran Comedor abriendo las puertas de par en par y tuvo la impresión de que todos los estudiantes se habían girado para mirarla. Pues que le vieran, después de lo que iba a hacer, Hermione Granger iba a estar hasta en la sopa.
Vio una cabellera negra, la que estaba buscando, al final de la mesa de Gryffindor. Anduvo hasta quedar frente Harry, y con un golpe brusco, le apartó el Profeta que estaba leyendo, arrugándolo y dejándolo inservible.
Sin pensarlo mucho y aprovechando ese momento de rabia, le preguntó algo de lo que seguramente después se arrepentiría.
- ¿Dónde está la maldita lista?
XDDDD
Que os pensabais que Draco iba a dejar mal a Hermione
¡De eso nada!
De vuestras opiniones depende que este minific tenga futuro o muera en el intento.
Así que ya sabéis, enviadme reviews y me contáis si debo seguir con el jolgorio :DD
Muchos besos navideños,
SilanMo0Re
