Capítulo 1. Katrinna
El callejón era oscuro, la noche aún no había llegado por lo que había gente en las calles, poca, pero había. De todas formas no importaba, todos eran unos cobardes. Nadie quiso ver lo que estaba pasando. Piensan que meterse en problemas ajenos es molesto, así que los ignoran. Porque creer que la vida es perfecta es mucho mejor que enfrentarse a la realidad, ¿no?
¿Ha quedado claro que no comparto el sentimiento? Genial.
Ese era uno de los motivos principales de que yo entrara en ese callejón, donde a un chico de catorce años le estaban pegando una paliza. Un grupo de cuatro cobardes, matones de tres al cuarto. Me interpuse entre ellos y la víctima, dándole la oportunidad perfecta para que echase a correr y se fundiera en la multitud.
-Si no tienes dinero búscate un oficio, pero métete con alguien de tu tamaño.-Le dije al más alto con tono desafiante.- Eres el jefe supongo.
-Supones bien. Eres valiente, me gustan las mujeres con coraje.
-Pues a mi no me gustan los cobardes. Largaos antes de que avise a la policía.
-Zorra.-me espetó el que estaba a su derecha. Hizo un gesto obsceno y me empujó. Su líder lo bloqueo con el brazo.-Pero Bom Kang-nim, ¡no puedo permitir que le insulte!
-Tú tranquilo Ji heon, tengo una idea de que hacer con ella.
Todos se volvieron para mirarme. "¿Y ahora qué?" pensé.
-No lo creo respondí cortante.-Era el momento de huir, de salir corriendo, ya había salvado al chico. Ahora tenía que salvarme a mi misma.-Bueno, ha sido un placer caballeros.-dije dando tres pasos en dirección a la calle principal.
-Oh, yo que tú no daría un paso más.-dijo otro de ellos con aspecto de tener bastante fuerza, era el más musculoso.-Si no quieres que te haga pupa claro.
-Mmm...…-miré las dos salidas del callejón, giraba a la izquierda a unos diez metros y me quedaban unos treinta hasta la calle principal. Sopesé las dos opciones de huida, no sabía si era una callejón sin salida, y a decir verdad tampoco quise arriesgarme. Miré hacia la calle principal, gran error por mi parte. El jefe lo vio en mí mirada.
-Oh no.
-Oh si.-salí a plena carrera en busca de mi escapatoria.
Me quedaban veinte metros, diez, cinco, tres…
Alguien me tiró del pelo y me sujetó con las manos en alto contra la pared. Recibí un golpe en el estómago y caí al suelo flexionando las rodillas. El musculoso me agarró por las piernas y me cargó como a una bolsa de patatas. Nos adentramos en el callejón y me tiró al suelo. Vi las estrellas cuando sentí la patada en la costilla derecha. El líder se agachó sobre mí y me levantó la cara cogiéndome por la barbilla.
-Vamos a comenzar la fiesta.- Le lancé un escupitajo lleno de sangre.- ¿Peleona hasta el final?-dijo sonriente.-Encargaos de que se vuelva más dócil. Ji heon, no le des en la cara.
-Como ordene Bom Kang-nim.- metió la mano bajo mi camiseta y la rajó a la altura del abdomen, lamió entre mis pechos y me sujetó manos y piernas con el cuerpo. Se acercó a mis labios y me besó salvajemente mordiéndome el labio inferior tan fuerte que sentí la sangre chorrear. Me revolví bajo su cuerpo y le propiné un cabezazo. Este se quejó soltando mis manos para agarrarse la cabeza. Aproveché la ocasión para zafarme de él y levantarme mientras le daba una patada en sus partes, calló al suelo encogiéndose.
Traté de escapar de nuevo pero el musculoso me agarró por el tórax impidiéndome respirar, agarré una de sus muñecas y la retorcí con todas mis fuerzas. Eso sirvió para que me soltara y sujeté su cabeza con ambas manos para propinarle dos rodillazos en el estómago y la cara, se separó de mí apoyándose en la pared y tocándose la nariz.
El líder me puso de espaldas contra la pared sujetando mis manos y me lamió la oreja.
-Estate quieta puta.-me susurró mientras con una mano sacaba su miembro erecto de entre sus calzoncillos y con la otra me obligaba a darme la vuelta y bajar la cabeza.
Asqueada, y con ganas de arcadas, hice lo que sabía debía hacer en esa situación. Mordí con todas mis fuerzas.
Un agudo grito de dolor rasgó el aire, lo empujé para apartarlo de mí y hacer que cayese sobre el otro miembro que sacaba una navaja de su pantalón.
Volví a correr.
Esta vez logré salir del callejón, pero me estaban siguiendo de cerca, crucé la calle y pillé un atajo cruzando un parque que daba a otra calle principal. El tal Ji heon alcanzó mi chaqueta de cuero por detrás. Me deshice de ella, me importaba más mi vida. Seguí en mi carrera torciendo a la izquierda y entonces vi a una gran multitud entorno a la entrada del hotel Seoul Plaza frente a mí. Creí que correr hacía allí sería una buena idea, así podría mezclarme entre la gente. Volteé la vista atrás para ver si aún seguía Ji heon cerca, lo vi a dos metros y aceleré sin mirar al frente. Es por eso que no ví que una limusina acababa de llegar, ni que la puerta trasera izquierda se había abierto, ni que alguien estaba saliendo. Caímos los dos sobre el asiento y la puerta se cerró con fuerza, oí como se activaba el pestillo y me incorporé, cuatro chicos me miraban sorprendidos y otro se quejaba bajo mis piernas.
-Y así es como he llegado hasta aquí.
-¿Alguno de ellos tiene el pelo rojo?-me pregunta una voz grave.
-Si, el que tiré al suelo cuando me quité de encima al líder. ¿Cómo lo sabes?
-Porqué está mirando hacía aquí.-dice el chico al que había empujado al entrar señalando algo en la calle. Su cresta me llama la atención.
-Tenemos que ayudarla, está claro que no está mintiendo.-dice el chico rubio que está sentado en el asiento del medio.
-Yo la creo.-dice el de la cresta sonriéndome cálidamente.
-Está bien, entraremos por la puerta de atrás dejaremos nuestras cosas y pagaremos un taxi que la lleve al hospital o a casa, o dónde ella quiera.-responde uno más bajo con el pelo marrón peinado hacia arriba, está sentado en el asiento del copiloto.-Bueno ¿cómo te llamas?
-Katrinna.
-Pues encantado, soy Seung Ri.- dice otro chico en el cual no me había fijado hasta ahora porque estaba sentado al final de la L que formaban los asientos de la limusina. -Este de aquí es Dae Sung.-dice señalando al rubio.-El que está ahí parado como una piedra sin decir nada es TOP, aunque no sé si preferirá que lo llames por su nombre.
-Puedes llamarme Tae yang.-agrega el de la cresta.
-Y yo soy Ji Yong, aunque mejor dime GD o GDragon.
El conductor de la limusina llama la atención de GD y le hace una seña hacia la parte trasera del hotel. Este asiente y se vuelve hacia mí.
-Cuando lleguemos quiero que agaches la cabeza y andes muy rápido. Tae yang, ¿por qué no le prestas tu gorro?
-Si claro.-se agacha y saca de debajo del asiento un bonito gorro de lana amarillo.-Toma, ¿quieres que mejor llamemos a la policía para que te recojan?
-¡No!-digo exaltada.-Quiero decir, está bien con un taxi.
Mientras, la limusina se dirige a la otra entrada. Hay un silencio incómodo durante la salida de los demás, quedando yo y el chico piedra. Silencio que rompe TOP.
-¿Por qué no quiere llamar a la policía?-me pregunta en un tono inusualmente formal.
- Es una historia un poco larga...-Él alza una ceja.
-Tendrá tiempo de contármela cuando lleguemos a la habitación.- Se quita el abrigo y me lo da.-Póngaselo por encima de los hombros. Hace frío, y bueno…Llama demasiado la atención.
Me fijo en mi ropa. Mi camiseta está rota, por lo que se puede ver mi sujetador y parte de mi vientre.
-Gracias.-digo saliendo primero.
Se coloca al lado mío y caminamos hasta entrar en el hotel. Inspiro y un dulce aroma llega hasta mi nariz, me llega de su abrigo. Inspiro con más fuerza, y durante un momento pienso que es la mejor fragancia que jamás he olido. Llegamos a recepción y TOP nos sorprende a todos anunciando que me quedaré en su habitación y pidiendo que le suban medicinas, toallas y agua.
-Si haces eso mañana saldrá en todas las revistas de cotilleos. Solo déjala que use una habitación libre un momento para limpiarse y que vaya en taxi a casa. Estará más cómoda, y evitaremos que su nombre se haga de dominio público.-dice GD.
-Estoy de acuerdo, aunque me gustaría acompañarla a casa.- responde Seung Ri.
-Ya… Bueno, puedo ir sola a casa, está bien con que me quite la sangre de encima. Ningún taxista coge a alguien lleno de sangre. De todas formas, muchísimas gracias, me habéis salvado la vida.
-Pidió nuestra ayuda y eso le daremos.-me corta TOP.-Subirá a mi habitación y no se hable más.
Todos asintieron, aunque GD hizo una mueca. Subimos en ascensor y cada uno se fue a su habitación a dejar las maletas. El chico piedra se paró delante de la puerta y me miró intensamente antes de abrirla.
-¿Qué?-pregunto nerviosa.
-No nada, pase. Puede ducharse si quiere, le dejaré algo de ropa.
Asiento y entro en la habitación, es preciosa. Sin personalidad, ya que es la habitación de un hotel, pero muy bonita. Encuentro el baño y entro, cerrando con pestillo la puerta. Me quito la camiseta rajada y la tiro a una cesta junto a la bañera. Dejo los zapatos y los calcetines a un lado, y me ducho con lo demás puesto. Aún habiendo puesto el seguro, no puedo evitar sentirme incómoda con la idea de desnudarme completamente en un sitio desconocido, hay una gran diferencia entre pelear con algo de ropa y pelear desnuda.
Mientras miro por la ventana del baño, noto como las gotas de agua resbalan por mi pelo en una suave caricia tranquilizadora, aún así, no consigo relajarme. Me refriego con fuerza el cuerpo para quitar la sangre reseca incapaz de borrar el sentimiento de suciedad de mi cuerpo.
Por otra parte, no entiendo la razón de estar aquí, ¿por qué él ha insistido en que suba a su habitación? Mi corazón late aceleradamente en mi pecho, la duda me incita a salir del baño, tengo frío, necesito secarme y no hay ninguna toalla. Pero más importante, quiero huir, salir de allí apresuradamente. No confío en él.
Sinceramente, ni yo misma sé por qué he accedido a entrar. Recuerdo su tono de voz al decir que me traería aquí, no dejaba lugar a discusión ninguna. Bueno…Tal vez si lo sé. Una vez en la habitación lo encuentro todo muy luminoso, sonrío al ver una silla muy bonita de madera de ébano llena de toallas blancas, TOP está rebuscando en su maleta algo que prestarme.
Me seco el pelo con una toalla y veo que él se gira con un pantalón vaquero, una camiseta blanca de tirantas y un jersey de punto gris en las manos.
Abre mucho los ojos al verme, siento su mirada en mi piel, como si me recorriera igual que las gotas de agua que caen por mi cuello. Como si el tiempo se hubiera parado unos instantes, no puedo apartar mi mirada de la suya ni viceversa, pero ese momento se acaba y él se acerca mirando hacia otro lado y me da la ropa.
-Va a coger frío así, pero no se cambie aún, le traeré algo de pomada para esos moratones.-me dice no sin razón y sale por la puerta.
¿Pero qué…? No lo entiendo de verdad. En el coche ni me mira, como si fuese invisible y aquí… ¿¡Y por qué demonios me trata de usted!? Además, ¿ha retirado la mirada avergonzado? ¿Enserio?
Me quito los pantalones, la ropa interior mojada, me enrollo en una toalla y le doy un poco con el secador a mi pelo.
Me siento en la silla anteriormente mencionada hasta que TOP llega y me da una bolsa.
Noto su mirada al tomarme la medicina para el dolor que ha pedido antes y cuando cojo la bolsa y la ropa para entrar al baño. Podría decir que noto su mirada a través de la pared mientras me echo la pomada.
Cuando estoy apunto de vestirme, veo que hay algo más en la bolsa. Una caja pequeña del tamaño de una carátula de CD, pero más profunda.
La saco y la abro.
-¿Pero qué…?-oigo una risa muy suave desde el otro lado de la pared.- Ja, muy gracioso.
Suspiro, de todas formas, esto me viene perfecto. Mi ropa interior sigue mojada.
Salgo del baño ya vestida, la herida del labio sigue sangrando, por lo que mi mano derecha está ocupada haciendo presión sobre el labio con un papel.
-Ahí tiene un botiquín, seguro que hay algo que le sirva.
Me echo agua oxigenada y agrego algo de betadine.
La estancia está en completo silencio mientras lo hago. Termino y sigue igual, TOP se sienta en la cama apoyando los brazos sobre sus rodillas y mirando hacia la silla.
-Me encantan las sillas escandinavas.
-Yo prefiero los sillones tipo Marlborough, sobre todo con tapicería moderna, son magníficos.
Él se ríe como si le sorprendiera lo que acabo de decir.
-Me gusta la decoración, ¿por qué suena como que no te esperabas una respuesta tan concreta?
-Aparte de porque no me lo esperaba, porque tiene pinta de gustos más masculinos.-Sonríe.- ¿Le gustan los acabados en el techo?
-Mucho, sobretodo en blanco, aunque a decir verdad nunca los he visto en otro color. Eso si, el exceso no es bueno, lo hace todo muy recargado.
Vuelve a reír.
Otro silencio incómodo.
-Bueno,-digo yo.-voy a hacer una llamada para que me recoja mi compañera de piso. No tengo dinero, y no voy a dejar que me pagues un taxi. Así que… ¿puedo usar tu teléfono del hotel? De nuevo, muchas gracias por todo.
-No.
-¿Por qué no? ¿Ah, te traigo la ropa limpia otro día? ¡Mejor no! Le diré a Sele que me traiga mi ropa.
-No.
-¿Entonces, que es lo que no te parece bien?-le pregunto molesta.
No me responde, se queda quieto en esa posición y yo hago una mueca, me acerco a la puerta dispuesta a ir en busca de un teléfono a recepción.
-¿Por qué no puedes dar parte a la policía?
Noto que ya no usa el idioma formal, y me descoloco. ¿Y ahora por qué es más familiar?
-Eso no te incumbe. –respondo. Creo que me he pasado de borde. Pero no puedo contárselo.
-Te he salvado.-me mira furiosamente.-Dímelo.
-No.
-Dame una buena razón para que no te lleve ahora mismo delante de un policía y te tome los datos.-su mirada baja de intensidad y mira a la pared cuando agrega sorprendiéndome.-Discúlpeme.
Suspiro, esta persona se debate entre averiguar si soy una delincuente y llamar a la policía, o hacer que no ha visto nada y dejarme ir.
Pero cuando creo que va ha hacer lo segundo, y en el fondo me siento un poco decepcionada, aun sin saber porqué, me lo vuelve a preguntar.
-No sé que has hecho, puede que estuvieses en ese callejón por otra cosa, y si no me das una buena razón para creer lo contrario…No ayudaré a una delincuente.
-No lo soy, pero…-Me siento junto a él en la cama, pero guardando algo de distancia.- También involucra a mi mejor amiga, jamás la delataría.
-Pues hazme una versión en la que no la involucres.-responde tajante.
-Hipotéticamente hablando.
-Vale, hipotéticamente, ¿por qué no podría ir a la policía?
-Pues porque quizás no querría que tomasen mis datos, porque quizás mis datos bueno… No sean del todo correctos.
-Tu pasaporte es falso.
-Hipotéticamente.
-Ajá…-Vuelve a haber un silencio.-No vas a contarme más porque la involucrarías.
-Exacto.
-Muy bien, si quiere llamar a su amiga para que la recoja, puede, y quédese con la ropa.
¿Y ahora volvía a hablarme formalmente? Maldita sea, ¿qué pasaba con él?
-Bueno, entonces me voy. Agradéceles a todos de mi parte por favor.
-Si.
-Pues adiós.
-Adiós. –abro la puerta y salgo de la habitación. Comienzo a andar por el pasillo, y sin saber porqué siento como un vacío en el pecho.
¿No lo acabas de conocer? Entonces, ¿que demonios te pasa? ¿Eres una adolescente o qué? Me regaño mentalmente.
-Espera. –escucho a lo lejos una voz grave. Me paro sin girarme. No dice nada.- Puedes llamarme por mi nombre, es Choi Seung Hyun.
-Y tú puedes dejar de hablarme formalmente, no lo soporto, no soy una vieja.-Se ríe suavemente.
-No soy una vieja.-me imita con voz aguda y quejumbrosa. Sonrío, pero no lo ve porque estoy de espaldas a él.-Adiós Katrinna.
-Adiós Seung Hyun.
Bajo a recepción y llamo a mi compañera Selene, miro la hora. Son las nueve, debe estar trabajando.
