Disclaimer:Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Masami Kurumada y de Shiori Teshirogi. Únicamente Helena (OC) es de mi autoría.

Aclaración: Three-shoot, AU, TLC, Asmita x OC.

"Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender." - Françoise Sagan


-¡Oh por Dios, no puedo creer que falte tan poco!-gritó Helena emocionada, sin poder ocultar la felicidad que le causaba el hecho de que su mejor amiga se fuera a casar con el amor de toda su vida en menos de un mes, dando así por terminado el largo y estresante proceso que estaba significando la planeación del evento.-¡Que emoción Yuzuriha, al fin te vas a casar!

-¡Si, parece que fue ayer cuando me pidió matrimonio! Dios, ya quiero que llegue ese día, te juro que no sabré si reír o llorar de la felicidad.-expresó la rubia castaña incapaz de contener la desbordante alegría que la embargaba.

-Me alegro tanto por tí amiga, y de veras gracias por compartir todos estos momentos conmigo, creo que será lo mas cerca que estaré del matrimonio...-concedió Helena con la voz convertida casi en un susurro al pronunciar la última frase.

-Helena, ¿porque dices eso?-preguntó Yuzuriha preocupada por el repentino decaimiento en su siempre animada mejor amiga.

-Es que, no sé que pensar Yuzu...-confesó Helena rompiendo en llanto y arrojándose a los brazos de su mejor amiga.-Asmita y yo tenemos cinco años de conocernos y tres de esos cinco años de ser novios, y el ni siquiera ha mencionado nada acerca del matrimonio...

-¿Hablas en serio?-inquirió la rubia sin poder creerlo, es que vamos, Asmita ya rondaba los 26 años, y para su criterio, ya se le estaba haciendo un poco tarde si es que pretendía casarse y formar una familia.-Quizás sea una cuestión de sus creencias religiosas, ya sabes, como nació en la India y es budista...

-¡No Yuzu! No es nada de eso...-replicó Helena con el rostro abnegado en lágrimas y con la voz levemente exaltada.-La verdad es que creo que ya no me ama...

-¿Porque piensas eso?

-A ver, empecemos por el hecho de que es en exceso reservado y poco expresivo, es un milagro si salimos juntos, y joder, ya no recuerdo cuando fue la última vez que me dijo o hizo algo romántico por mí, ¿no te parece demasiado?

-Te juro que no sé que pensar amiga, desde que lo conociste, Asmita siempre ha sido así, por lo que no entiendo el porque ahora dudas de sus sentimientos...

-Lo sé pero aun así, lo suyo ya raya en la indiferencia...-Helena enjugó sus lágrimas y abandonando el regazo de su amiga se recostó en el viejo sillón de aquel departamento alquilado que desde hace tantos años compartía con la rubia castaña.- Yo entiendo que tenga un carácter reservado, hasta un tanto misterioso, pero el que ama demuestra, y el no hace esfuerzo alguno por hacerlo...

-¿Porque no intentas hablar con el al respecto? Quizás si le hablas claramente, el pueda calmar tus dudas con respecto a sus sentimientos...

-Lo conozco y sé que me dará un sermón largo y extraño que al final no me servirá de nada porque no entenderé ni media palabra de lo me diga...

-¿Que te parece si salimos a dar una vuelta para despejarnos un rato y olvidarnos de todos esos malos pensamientos?-Helena ya cansada de pensar en aquello y con dolor de cabeza, decidió hacerle caso a su amiga y acompañarla a quien sabe donde, todo con tal de dejar de pensar en Asmita y su aparente falta de amor.

Ambas se dirigieron a la habitación que compartían y luego de rebuscar en el ropero como dos desquiciadas, hallaron algo "decente" que ponerse, por lo que después de cambiarse, peinarse y maquillarse levemente, tomaron un taxi con dirección al centro comercial de la ciudad; era sábado y ninguna de las dos tenía que trabajar, por lo que el bullicio y el gentío seguramente serviría para distraer a la desanimada pelinegra.


-Yuzu, ¿tu crees que soy bonita?-indagó Helena una vez estuvieron en el taxi con espejo en mano observando con una mueca su rostro. Yuzuriha que hasta ese momento estaba absorta observando el paisaje a través de la ventana, se giró con expresión incrédula posando su mirada en su mejor amiga.

-Helena, ¿es en serio? ¡Por Dios, eres una de las chicas mas lindas que he conocido!-reconoció sin poder creer hasta donde llegaban los pensamientos de su mejor amiga, que ya desde mucho antes había demostrado ser toda una drama queen.-Tienes el cabello lacio, largo y de un hermoso color negro brillante. Tez blanca y ojos color verde esmeralda, esbelta y con una figura de infarto, nena no tienes nada que envidiarle a nadie.

-Pero soy super bajita, mi busto es pequeño y que decir de mi trasero, mejor no hablemos de el porque me deprimo, ¿no crees que Asmita lo habrá notado y por eso se fijó en una chica mas voluptuosa que yo?

-Helena no pienses estupideces y déjate de inseguridades, ¿puedes? Asmita no es de esa clase de hombres.

-Yuzuriha tu no tienes absolutamente nada de que preocuparte, tienes mejor cuerpo y rostro que cualquier modelo o actriz, Yato jamás tendrá la necesidad de fijarse en otra mujer y tu puedes vivir en completa paz y armonía.-respondió Helena entrando en una de sus habituales crisis de inseguridad.-Además Asmita es condenadamente guapo, sin mencionar exitoso, ¿ya te dije que empezó a trabajar en aquel prestigioso consultorio psicológico?

Sabiendo que sería imposible hacerla callar, Yuzuriha se colocó sus audífonos y dejó que Helena que cansara de hablar de sus múltiples defectos, de lo codiciable que era Asmita, y de la supuesta amante que ni siquiera existía; porque por más que Helena no quisiera entenderlo, Asmita había demostrado ser muy detallista y perceptivo, fijándose en cosas que nadie notaría, entre ellas, las virtudes de Helena; virtudes que eran muy difíciles de notar ya que la pelinegra se empecinaba en ser una completa dramática, insegura, acomplejada y bastante infantil cuando le daba la gana. Yuzuriha estaba realmente segura de los sentimientos del rubio, porque solo el amor podría hacerlo soportar durante tanto tiempo las excentricidades de Helena.


Cuando ambas se cansaron de recorrer tiendas y luego de parar en su heladería favorita decidieron regresar a casa, quedándose Helena sola cuando en menos de tres minutos de haber llegado, Yato llamó a Yuzuriha para invitarla al cine, quien aceptó ir luego de preguntarle mil veces a la pelinegra si estaría bien sola y de que Helena insistiera hasta el cansancio en que se fuera, aduciendo que un poco de soledad le serviría para pensar.

Se dio una ducha y se recostó en su cama aprovechando para descansar un poco. Después de luchar consigo misma intentando conciliar el sueño por estar pensar demasiado, optó por seguir el consejo de Yuzuriha y escribirle a Asmita para que ambos se encontraran y poder hablar acerca de sus dudas.

Helena: ¿Amor, estarás muy ocupado hoy después del trabajo?

Asmita: Hasta el momento no. ¿Porqué? ¿Sucede algo?

Helena: No, nada. Es solo que me gustaría hablar contigo sobre algo importante. En persona.

Asmita: Entiendo. Estaré en tu departamento a eso de las 6:00pm.

Helena: Mejor en el tuyo. El mío está convertido en un desastre gracias a Yuzuriha que ya empezó a empacar sus cosas.

Asmita: Esta bien. Espérame allá. Llamaré a seguridad para que te entreguen las llaves de repuesto.

Helena: Esta bien amor, nos vemos luego. ¡Te amo!

Asmita: Yo también Helena, hasta luego.

Y ahí estaba de nuevo la poca expresividad de Asmita haciendo su cotidiana aparición para desánimo de Helena, quien cada vez estaba mas convencida de que el rubio o había dejado de amarla porque ya no la hallaba atractiva o de plano había conocido a alguien mas interesante.


*Departamento de Asmita, mas tarde*

Helena caminaba nerviosa de un lado a otro, comenzaba a arrepentirse de haber citado a Asmita para hablar acerca de sus verdaderos sentimientos tal y como Yuzuriha le había propuesto; de solo recordar la expresión carente de emociones de su novio sentía ganas de cancelar el encuentro, salir corriendo a su departamento y no volver a salir de allí en días.

-¡Cálmate Helena, cálmate! Tu solo viniste a conversar, todo saldrá bien... ¡MALDITA SEA A QUIÉN ENGAÑO! Mejor me largo de aquí antes de que Asmita llegue.-aterrorizada, recogió su bolso de prisa y tomó las llaves, lista para abandonar el lugar, ya después llamaría a Asmita y le inventaría alguna excusa que el no creería pero que fingiría hacerlo, solo para no torturarla mas y después extorsionarla psicológicamente hasta conseguir que ella misma se lo confesara.

Justo cuando iba a insertar la llave dentro de la cerradura, sintió como esta se abrió, revelando la llegada de Asmita, quien apoyó la espalda en el marco de la puerta y cruzado de brazos se dedicó a observarla inquisitivamente con la ceja derecha levantada en señal de incredulidad.

-¿Se puede saber a donde vas Helena?

-Yo bueno, esto, es que, verás, yo...-la lengua se le enredaba cada vez mas a medida que trataba de expresar alguna frase coherente y la expresión estoica en el rostro de Asmita no ayudaba en lo absoluto.-Lo que pasa es que recordé que tenía algunas cosas pendientes que hacer...

-¿Ah si? No me digas...-replicó el rubio adentrándose al departamento y cerrando la puerta tras sí; en un abrir y cerrar de ojos arrebató las llaves de repuesto de manos de Helena, sospechando ya por donde iba el asunto.-Tú podrás ser muchas cosas Helena, pero menos olvidadiza, así que si me citaste para hablar, es porque estabas completamente segura de que no tenías nada mas que hacer.

-Si, lo estaba, pero es que justo lo acabo de recordar...-replicó Helena caminando en retroceso debido a que Asmita no dejaba de caminar - cual león a punto de atrapar a su presa - en dirección a ella, provocando que cayera sentada sobre el cómodo sofá de cuero de dos plazas.

-Y bien Helena, ¿que es eso tan importante que querías decirme?-indagó Asmita retirándole el bolso de las manos, colocándolo lo mas lejos posible, y tomando asiento en el sofá también.

Helena se cruzó de brazos y agachando la mirada se dedicó a morderse los labios, señal de que no sabía como abordar aquel tema tan escabroso.

-Helena.-llamó Asmita con voz inexpresiva.-Te conozco perfectamente, y el hecho de que sea psicólogo no hace sino ayudarme aun mas en la difícil tarea de comprenderte a tí y a tus acciones que en apariencia carecen de sentido alguno. Primero, si me citaste inesperadamente es porque llevas días torturándote con lo que sea que estás pensando, segundo, si estás tan nerviosa es porque te diste cuenta que lo que vas a decirme puede que me vaya a molestar, y tercero, si estabas a punto de huir para después inventarme cualquier excusa tonta para justificarte, es porque sabes que lo que sea que vas a decirme es una completa estupidez carente de sentido, producto de otra de tus tantas crisis dramáticas y te avergüenzas de ello. ¿Estoy o no estoy en lo correcto?

En ese momento Helena se arrepintió de tener por novio a alguien que mas que psicólogo parecía detective, y un suspiro cargado de ansiedad y preocupación escapó de sus rosáceos labios.

-Ahora bien, dime que es eso que te está martirizando y acabemos con esto de una vez por todas para poder cenar. Prometo no enojarme ni encerrarme en mi habitación a meditar y a ejercitar mi paciencia para contigo.

-Esta bien...-musitó la pelinegra sintiéndose un tanto mas segura después de lo dicho por Asmita. Tomó aire y exhaló, lista para expresarse.-Bien, lo que pasa es que...-sus labios temblorosos eran el cuenco que retenía las pequeñas lágrimas que habían escapado de sus ojos, sin ella así desearlo.-Asmita, ¿tu aun me amas?

Una expresión descolocada se dibujó en el rostro de Asmita, quien de todos los temas posibles, jamás se imaginó que fuera ese el que precisamente estaba martirizando a su novia.

-¿Porque preguntas eso?-replicó, intentando mantener la calma y no demostrar lo confundido que estaba en aquel preciso momento.

-Es que llevamos tanto tiempo juntos, y tu jamás has hablado de un futuro entre nosotros. Eres poco expresivo, sumamente reservado, casi nunca salimos, y yo la verdad no sé que mas pensar.-confesó Helena alzando la voz sin poder contenerse mas y con el rostro bañado en lágrimas.-Si ya no me amas o si ya conociste a alguien mas entonces dímelo, para no seguir haciéndome ilusiones tontas.

Asmita cerró sus ojos mientras se frotaba el puente de la nariz en señal de búsqueda de paciencia y comprensión, solamente a Helena se le ocurría un disparate como el que acababa de soltar. Fue entonces cuando recordó una conversación que sostuvo con su mejor amigo, Defteros, algunas semanas atrás.

-Te notó mas callado y pensativo de lo usual, ¿sucede algo Asmita?-inquirió Defteros dándole un sorbo a su mocaccino mientras observaba de reojo a su mejor amigo, quien dedicaba toda su atención a observar con falso interés su taza de café.

-Nada en realidad...-replicó el rubio intentando restarle importancia al asunto.

-No me mientas, apuesto mi vida a que se trata de Helena.-Asmita levantó la mirada y clavó sus orbes azul celeste en las azul profundo del gemelo menor.

-La he notado un tanto extraña los últimos días...

-¿Mas de lo usual?-replicó Defteros acompañando lo dicho con una leve sonrisa cargada de sarcasmo, ganándose una mirada asesina cortesía del rubio.

-Ha estado deprimida, un tanto esquiva, y cada vez que me cuenta algo acerca de los preparativos de la boda de Yuzuriha y Yato, notó que lo hace con cierto tono que me sabe a indirecta...

-¡Oh, oh! Me parece que alguien quiere avanzar en la relación, y que alguien mas no había pensado al respecto. -espetó Defteros, esta vez soltando la carcajada que se venía conteniendo desde hace un rato.

-No le había prestado atención al asunto por estar tan inmerso en el trabajo, pero creo que quizás ya es tiempo de avanzar en mi relación con Helena, casarme y eventualmente formar una familia...

-Vaya, por la forma en que lo dices cualquiera pensaría que no es algo que te robe la calma o que te importe demasiado...

-Si me importa, mas no me roba la calma. No estoy desesperado a pesar de tener 26 años; siempre quise tener un trabajo estable, auto y un departamento propio antes de dar semejante paso, quiero ser capaz de darle todo lo que se merece; ahora que ya lo he logrado puedo empezar a preocuparme por eso...

-Me parece bien, pero el hecho de que su mejor amiga esté por casarse puede aumentar sus ansias y su preocupación acerca del futuro de ambos como pareja. Y eso, sumado al hecho de que no eres muy romántico y expresivo que digamos, puede generarle dudas acerca de su relación.

-Lo sé...

-Parece que después de todo si es un experto en mujeres...-murmuró Asmita, provocando un gesto de incomprensión en el rostro de Helena, quién no entendía a que venía aquella frase.-Hace unas semanas estuve conversando con Defteros sobre un tema similar, pero la verdad es que no le presté la atención debida, no pensé que tu pudieras llegar a dudar acerca de mis sentimientos por tí...

-Como no hacerlo, es casi imposible para mí el no dudar; el que ama demuestra, Asmita...

-Helena, quiero que me mires fijamente a los ojos mientras digo esto.-la pelinegra levantó la mirada e hizo lo que Asmita le solicitaba.-Tu y yo nos conocimos hace cinco años cuando recién empezabas la universidad y yo iba en tercer año en la facultad de psicología y ciencias mentales; dos años después, estando en mi último año muy cerca ya de graduarme, nos hicimos novios, y desde entonces han pasado mas de tres años. ¿Crees que después de tanto tiempo echaría nuestra relación a la basura fijándome en alguien mas?

-No creo que seas ese tipo de persona, pero quizás si dejaste de amarme...

-En eso también te equivocas. Desde que me conociste sabes que no soy una persona demasiado sociable ni mucho menos una que suele compartir las cosas que pasan por su cabeza fácilmente. Sé que soy poco expresivo y reservado, y que quizás no te he dedicado el tiempo que te mereces, pero todo eso tiene un motivo, que en este caso, no es el que haya dejado de amarte.

-¡¿Entonces cual es?!-exclamó Helena empezando a desesperarse ante la calma que Asmita demostraba.

-Conoces mi historia y sabes muy bien que desde pequeño tuve que esforzarme para salir adelante solo, no tuve padres ni mucho menos hermanos; viví en un orfanato de la India hasta que cumplí los 18 años cuando me gané una beca para estudiar en el extranjero. Llegué a este país dependiendo de mí mismo, me esforcé cada día por mantener las mejores calificaciones, ya que mi trabajo de medio tiempo en ese entonces difícilmente alcanzaba para cubrir mis necesidades. Me gradué e inmediatamente busqué un mejor trabajo donde ganara un buen sueldo y pudiera ejercer mi profesión. En ese entonces un solo pensamiento ocupaba mi mente, y era el seguir esforzándome para poder algún día casarme y formar una familia y que ninguno de ellos se viera en la penosa necesidad de pasar por las situaciones que yo pasé. Jamás me hubiera atrevido a pedirte matrimonio o llevar esta relación mas allá, hasta estar seguro de poder darte el nivel de vida que te mereces. Hace poco terminé de pagar la hipoteca de mi departamento, tengo auto propio y un trabajo estable, ahora sí me atrevería a dar un siguiente paso en nuestra relación casándome contigo, sabiendo que podré cuidar de tí, y que de darse el caso de que tengamos un bebé, también podré responder por él, y no tener que abandonarlo en un orfanato porque no soy capaz de cuidar del pequeño que yo engendré y decidí traer al mundo.

-¡Entiendo a la perfección Asmita, pero eso no es motivo para que seas tan poco cariñoso y expresivo conmigo! Yo te amo y necesito sentir que tu me amas también...

-Yo te amo, pero desgraciadamente tienes una idea muy fantasiosa de lo que es el amor en realidad. Creciste siendo la princesa de tus padres y tu hermano, viendo caricaturas de jóvenes que encontraban a su príncipe azul de la manera mas absurda posible, creándote la idea de que el hombre perfecto es aquel que es romántico, tierno, cariñoso, capaz de bajarte la luna y las estrellas con tal solo abrir su boca. Ese tipo de hombre no existe. Con esto no estoy diciendo que yo no pueda ser romántico o cariñoso contigo, en realidad intento serlo, pero no se me da del todo bien porque esa no es mi forma de ser. Soy atento, caballeroso, te apoyo y me preocupo por tí; esa es mi manera de amar y no la voy a cambiar.

-¡¿Entonces debo aceptarlo y ya?! ¡No tienes idea cuanto he soñado que algún día me sorprendas con algún gesto tierno capaz de hacerme llorar, justo como Yato hace con Yuzuriha!.-replicó la pelinegra gritando empezando a perder los estribos.

-Ese es el problema. Yo no soy Yato, y tu no eres Yuzuriha. Yo soy Asmita y tu Helena. Jamás seré como él y tu jamás serás como ella. Todos hemos vivido cosas distintas que nos han convertido en lo que somos hoy. Y si no puedes entender eso, pues entonces no tiene sentido el continuar con esta conversación.

-¿Sabes que? Pues creo que tampoco tiene sentido seguir con esta relación, así que démonos un tiempo, a ver si así mi ausencia te conmueve un poco el corazón. Adiós.-Y habiendo dicho aquello, Asmita observó como tomaba su bolso, y secando bruscamente sus lágrimas abandonada su departamento.

-¿Porque será que siempre arma un drama innecesario por todo? Helena, mi querida Helena... tan impulsiva y melodramática como siempre; ahora entiendo que aquel presentimiento que sentí al escoger que carrera estudiar se debió única y exclusivamente a tí, sino seguramente a estas alturas ya no estaríamos juntos.-exhalando un suspiro, Asmita se dirigió a la cocina para preparar su cena, sabía que tarde o temprano la pelinegra regresaría armando un verdadero barullo solo para disculparse y arreglar la situación que su inseguridad e inmadurez había provocado.


Y bueno, hasta aquí llega el primer capítulo de este fanfic con Asmita de Virgo, espero sus comentarios, críticas constructivas y opiniones al respecto.

El segundo ya está en proceso, así que la actualización no tardará mucho.

Ahora bien, quizá el carácter de Asmita resulte un poco extraño, pero antes de escribir volví a ver su gaiden y su participación en el anime y me dí cuenta de ciertas cosas en las que me basé al escribir sobre él:

Asmita es una persona que no suele dar explicaciones sobre sus acciones, pensamientos o emociones, y si lo hace, lo hace de manera ambigua, generando muchas dudas acerca de sus verdaderas intenciones. Por ejemplo, cuando partía a Jamir y se encontró con Dohko de Libra.

Es una persona de carácter reservado, sincero, pensativo, de convicciones fuertes y profundas, capaz de percibir y comprender el dolor de los demás, sensible, y que se preocupa por otros a pesar de que no lo demuestra, y que al hablar suele hacerlo de manera algo tosca y directa. Podemos verlo en el anime y en su gaiden, especialmente en su relación e interacción con Ahimsa.

Suele analizar mucho a las personas poniéndolas a prueba, utilizando mucho de su carácter desafiante que puede llegar a parecer prepotente en ocasiones, pero que no es mas que su manera de conocer y entender a las personas. Luego del habitual escrutinio, y si salen bien libradas de el, estas personas suelen ganarse su respeto, confianza y cierto aprecio. Podemos verlo en su relación con Tenma y con Sasha.

Bueno después de mi perfil psicológico de Asmita, gracias por leer, y recuerden dejar sus reviews, saludos!