Aquí de nuevo... sin nada que hacer xDD
Esta historia la tenía que haber publicado el 14 de febrero, pero por una razón u otra no pudo ser así xDDUu así que... en fin, para hacer el cuento corto, sólo hasta hoy pude conectarme a Internet
Espero les guste, y feliz día de los enamorados (es mejor celebrar este día todos los días, pues nunca sabrás cuándo acabará)
Genero: Shonen-ai
Parejas: Clásico trío favorito de la mayoría
Disclaimer: Beyblade no me pertenece... bla, bla, bla... no hago esto por algún beneficio de lucro, créanme que si así fuera no ganaría nada... quién se molestaría en leer historias tan malas.
o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.o Un juego de tres...? o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.o
By
Brychat
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-Así es como se siente estar solo un 14 de febrero.- habló con un deje de tristeza y suspiró sonoramente. Observó las luces de neón que comenzaban a aparecer a medida que la noche se hacía presente.
-Uno termina por acostumbrarse.- dijeron tras él.
-¿Qué haces aquí?- apenas volteó el rostro para hacer la pregunta. Sabía muy bien quién era, pero no pudo evitar sobresaltarse cuando escuchó su voz.
-Disfruto el paisaje...- hizo una pausa, y se acercó hasta quedar lado a lado del chico apoyado en el mirador- al igual que tú.
Molesto por la intromisión, se retiró del barandal y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos. Caminaba hacia ningún lugar, sólo deseaba desaparecer, o esperaba que por cada paso que daba sus recuerdos quedaran atrás. Porque, era difícil encontrar la fuerza para seguir adelante sin tener la desagradable sensación de las lagrimas atoradas en la garganta.
Llegó hasta una banca de madera y se desplomó en ella, colocó sus brazos por encima del asiento y dejó caer su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados.
-Boris...- escuchó que lo llamaban. Sin embargo, continuó con los ojos cerrados. Sintió como esa misma persona se sentaba a su lado.
-¿Qué quieres kot?- preguntó levantando un poco la cabeza y entreabriendo sus indiferentes ojos.
-Esa misma pregunta arruinó mis planes.- medio sonrío y miró al pelilavanda.
-Si claro.- ironizó- Preguntes a quién preguntes te dirá que tu relación con el principito fue miel sobre hojuelas.
Rei rodó los ojos.
Nadie dijo nada. Cualquier palabra moría en sus gargantas antes de ser pronunciadas. Sólo se limitaban a observar a las diversas parejas que caminaban tomados de la mano o abrazados, algunos iban un poco más lejos y se besaban abiertamente demostrando todo el amor que se tenían. No existía momento más perfecto que ése. Rodeados de las luces nocturnas y los cantos de los grillos.
-Que estupidez.- pensó Boris en voz alta.
-Es romántico.
El pelilavanda guardó silencio y cerró los ojos.
-Realmente te gustaba.- dijo Rei, llamando la atención del ruso.
-¿Quién?- preguntó incrédulo. El pelinegro lo reprochó con la mirada- ¿Yuriy? Ja... sigue soñando kot. Nunca me podría gustar un ególatra, obstinado, vanidoso, superficial, obsesivo...
-Y por todo eso te gusta.- lo interrumpió el chino a la vez que sonreía.
-No me gusta.- afirmó muy seguro, y esta vez se enderezó en el banquillo.
-Dices eso para soportar el dolor de verlo con otro.- las orbes doradas de Rei fulguraron por la marcada tristeza que se reflejaba en sus palabras. Tuvo ganas de llorar, pero estaba frente a Boris, lo que menos quería era dar lastima frente a otro.
-Lo que haga Yuriy con Hiwatari es su problema, aunque...- volteó la vista hacia la fuente, allí se encontraban dos enamorados. Ella llevaba el abrigo de él, y él miraba los labios de ella.
-¿Aunque...?- Rei incitó al ruso a continuar.
-¿Por qué terminaste con Kai?- el pelilavanda apoyó sus codos en sus rodillas y vio fijamente al chino. Éste ocultó sus ojos- Tan malo era en la cama eh.
-¡Boris!- se puso rojo por la vergüenza. Luego recuperó su semblante sereno- De qué sirve estar con una persona, cuando ya no la puedes hacer feliz.- respondió al fin, aún ocultando sus orbes doradas bajo el flequillo negro.
-No seas melodramático kot, ya hasta suenas como una chica.- se burló el ruso- ¿Seguro que no tienes senos ocultos bajo esta gabardina?- dijo al momento que tocaba el pecho plano de Rei.
-Ya basta.- retiró la mano de Boris con un manotazo.
-Sólo me aseguraba.
-¿De verdad quieres saber?- miró a Boris, y éste asintió- Pues... no sé cuándo, ni en qué momento nuestra relación se volvió monótona.- suspiró- Él comenzó a dedicarle más tiempo al trabajo, y yo observé; al igual que un espectador ausente, como nuestras vidas tomaban rumbos diferentes.
"-Odio esto.- dije un día. Kai me miró por sobre su plato de comida.
-¿De qué hablas?
Cuando estaba a punto de responder, su celular sonó. Incluso para entablar una conversación con él, debía sacar hora con su secretaria. Kai respondió (qué otra cosa podía hacer) y se levantó de la mesa. No tardó mucho en regresar, pero solamente era para decirme que debía ir a la oficina. Algo andaba mal con los papeles que había firmado.
Justo en el momento en que cruzó la puerta, supe que él ya no me pertenecía.
Se iba muy temprano en las mañanas, y regresaba cuando yo fingía estar durmiendo. Pasaron varias semanas antes de darme cuenta de que ya no nos besábamos, abrazábamos o teníamos algún otro tipo de intimidad."
-¿Intimidad?- preguntó burlón Boris- Vamos kot... que no se te olviden los detalles, describe incluso los más sucios.
Rei restó importancia a lo que dijo el ruso y continuó.
"Como decía; Kai llegó a ser muy indiferente, y eso lastimaba más que cualquier palabra, golpe o rechazo. Sentía que me odiaba, sin embargo no encontraba las palabras para decírmelo de frente. Y yo al mismo tiempo también me odiaba, porque si no le hubiese amado tanto habría tenido el valor de dejarlo.
-¿Dónde vas?
Él guardó silencio, me estaba ignorando otra vez. Lo seguí con la mirada, vi como abotonaba su camisa y como intentaba hacer el nudo de la corbata, se veía nervioso; nunca había tenido problemas para hacer un simple nudo. Me acerqué a él y tomé la corbata de seda. Mientras la anudaba pedía en silencio que me dijera algo, lo que fuera.
-¿Kai?- su nombre sonó a suplica. Le estaba suplicando para que todo volviera a ser como antes.
-Tengo una reunión- ni siquiera fue capaz de mirarme a los ojos.
No dije nada. Terminé de arreglar el cuello de la camisa y respiré su perfume por ultima vez. Tomó su abrigo y se dispuso a salir.
-Kai.- lo llamé desde la habitación- ¿Aún me amas?
Si me escuchó, nunca lo sabré... el sonoro golpe de la puerta al cerrarse fue la única respuesta que recibí.
¿Entiendes lo qué quiero decir?, Kai me engañaba y yo no hacía nada por detenerlo, simplemente me quedé a su lado. Ya no importaba si me tocaba la mano o me decía alguna palabra cariñosa, yo me conformaba con verlo en la casa. Después supe que era Yuriy a quien frecuentaba, y sinceramente tampoco me importó, porque de alguna forma él haría feliz a Kai, y le daría todo aquello que no conseguía conmigo"
-Una buena noche de sexo.- afirmó Boris mientras movía la cabeza para respaldar sus palabras- ¡Auch!- se quejó cuando un codazo impactó una de sus costillas.
-Muy bien señor cómico,- Rei cambió su semblante- por qué no nos cuentas la versión de tu historia.
-¿Cuál historia?- el pelilavanda se encogió de hombros- para tener una historia, primero debe existir un principio...- guardó silencio- yo sólo vi el final.- sacó un paquete de cigarrillos de su chaqueta.
-No sabía que fumabas.- dijo Rei mientras veía cómo Boris prendía el cigarro.
-¿Eso importa ahora?- botó el humo retenido en sus pulmones- Somos patéticos.- volteó hacia el chino- Nada más patético que sufrir un 14 de febrero.
-¡Aja!- el pelinegro apuntó a Boris- Entonces si estás sufriendo por el pelirrojo.
-Tal vez... un poco.- el chino levantó una ceja- ¡Bien! Ese pelirrojo me está haciendo sufrir.- estalló por fin el ruso lavanda- ¿Feliz?
-No realmente, porque Yuriy se llevó a la única persona que amé.
-Nunca confíes en los pelirrojos- susurró, pero el agudo oído de Rei fue capaz de captar esas palabras-Tampoco sé en qué momento me comenzó a gustar. Quizás lo confundí todo...
Aspiró un poco de su cigarrillo.
-¿Qué quieres decir?
-Eso de la amistad. Cuándo te das cuenta que es tu amigo, o cuándo es prudente avanzar hacia algo más.- Boris observó su cigarro consumirse- ¿Puedes amar a un amigo y esperar que éste te amé de la misma forma?
"Un día cualquiera en la abadía, vi a Yuriy, entonces supe que ya no podíamos ser amigos. Necesitaba que me prestara atención, por eso lo hacía enfadar... comenzábamos una discusión de la nada, para luego insultarnos de cosas realmente estúpidas. Juegos de niños. Pero, por orgullo nunca le dije el motivo verdadero de esas discusiones. Nunca le hablé con suficiente sinceridad.
Tal vez tenía miedo de hacer el ridículo, o peor; que él me rechazara y no volviéramos a hablar.
-¿Quién es tu presa ahora?- hablé desde el marco de la puerta de su habitación, mientras él se arreglaba frente al espejo.
-Ése no es tu problema.
-Sólo me preocupo de la salud del pobre idiota que está lo suficientemente desesperado para salir contigo.
-No sabía que podías ser tan piadoso.- se echó un poco de colonia y pasó a mi lado. Olía muy bien.
-Asegúrate que en su tarjeta de presentación escriba de qué hospital psiquiátrico escapó.- le grité desde el pasillo, mientras él salía del departamento sin pronunciar una sola palabra."
Una risilla interrumpió el relato del ruso.
-Eres un celoso sin remedio.
-Y tú un cuernudo.- se defendió Boris.
-¡Oye!
-Si hubiera sabido que Hiwatari era el que salía con Yuriy, le habría destrozado el rostro.- Rei lo miró con preocupación- Y tú hubieras cuidado de él. Así todo el mundo gana.- el chino rodó los ojos.
"Salieron por varias semanas. Y durante todo ese tiempo, no sabía quién era la cita misteriosa. Cuando llamaban por teléfono, Yuriy se encargaba de arrancarme el auricular de las manos antes de que pudiera decir cualquier cosa.
Muchas veces quise preguntarle quién era este tipo, pero tampoco quería parecer muy interesado por la relación amorosa de Ivanov. La duda me carcomía, en cambio él se veía tan ¿Feliz? Sonreía. Ese extraño era capaz de sacarle unas cuantas muecas de alegría.
-Te ves bien princesa, ya deja de arreglarte y permite que otros ocupen el baño- lo sorprendí, y él pareció desconcertado con mi presencia.
Sin decir nada comenzó a caminar hacia la salida.
-Momento allí,- lo detuve por la muñeca- ¿Esto es nuevo?- toqué el cuello de su camisa.
-Claro que no.- apartó mi mano.
-Tú si sabes elegirlos.- reí para tratar de ocultar mi enojo- ¿y cuántos millones dices que tiene?
-Se me hace tarde.
El departamento se sentía muy vacío sin la presencia del pelirrojo, me sentía como un extraño en un hogar que ya no podía ser llamado hogar. Él se iba, y toda su esencia se marchaba con él.
Así que, yo también comencé a salir. Caminaba sin sentido, iba a bares o pub para anestesiar esos pensamientos que me transportaban al pelirrojo.
Una noche... los vi. Yuriy parecía sacado de un sueño, cada palabra, gesto y toque por parte de Hiwatari hacían que el pelirrojo temblara."
-Lo sabías.- abrió grandemente los ojos el chino.
-sí.- pronunció Boris después de un largo silencio.
-Pero dijiste...
-Sé lo que dije.- interrumpió el ruso a Rei, y frunció el entrecejo- Yuriy me gustaba y me gusta, pero antes de todo eso éramos amigos. Y si él es más feliz junto a ese amargado, bien. Yo no intentaría arruinar su relación.
"Entonces, fingí que no sabía nada, aturdí mis sentimientos e intenté ignorar al pelirrojo. Sin embargo, fue imposible. Cada cosa que hacía o dejaba de hacer, sus defectos, los cometarios mordaces, todo eso provocaban que me gustara mucho más ese engreído. Así pues, me levantaba mucho más temprano para ir a trabajar; con tal de no verlo, y durante mis descansos llegaba muy en la madrugada, para dormir todo el día esperando a que él se fuera"
-Y enardecido de amor decidiste cambiarte de apartamento.- comentó Rei en tono exagerado.
-¿Qué más podía hacer?- apoyó su espalda en el banco- ¿Qué hubieras hecho tú?
-Nada... de haber hecho algo, Kai seguiría conmigo.
-No fue tu culpa, lo que pasa es que Hiwatari es un idiota que no sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde.
El ojoambarino empezó a reír por el 'cumplido'
-¿Qué más pasó?- preguntó Rei.
-¿Cómo...?
-Tu historia no termina allí.- vio los pies de Boris moverse con nerviosismo, como si marcara un ritmo desfasado, iracundo.
-¡Nada pasó!- se levantó del banco dándole la espalda al chino- Sólo... cuando salí del departamento, con la ultima maleta que podía retenerme en aquel lugar, caminé al ascensor sin voltear. Pero siempre con la esperanza de que Yuriy dijera algo.
"Nada. Observé mi reflejo cuando las puertas del ascensor se cerraron, y me veía como un imbécil enamorado. Un tonto que nunca sería capaz de ceder y decirle a Ivanov lo qué sentía.
Y, entré a mi nuevo 'hogar'. Las noches en éste eran desoladas, ni siquiera los rayos del sol podían dar abrigo a todas las habitaciones. No sabía qué hacer (porque para mi desgracia, había pedido vacaciones), así que, inicié la aburrida tarea de arreglar el departamento para sentirlo más mío.
Entre cajas y papeles encontré mucha basura que me recordaba al pelirrojo. Lavé mi ropa, y del bolsillo de una chaqueta cayó una nota."
El pelilavanda guardó silencio y volvió a tomar asiento junto a Rei.
-¿Qué decía la nota?- preguntó intrigado el chino.
-Decía; si me hubieras preguntado antes, te habría dicho que sí.
-O sea,- reflexionó Rei- Yuriy supo todo ese tiempo que le gustabas.- vio a Boris, quien tenía un gesto de indiferencia.
-Hubiera, Habría...- dijo, cambiando de tema- estoy cansado de esas palabras. ¿Tú no?- medio sonrío- Nunca fue y nunca será.
-No es fácil amar sin sufrir.
El gorgoteo de un pájaro interrumpió la tranquilidad del lugar. El viento movió los árboles y varias palomas emprendieron vuelo.
-Somos dos extraños unidos por una desgracia.
-Sí... igual que esas películas románticas de bajo presupuesto.
-Boris.- golpeó su costado.
-Tranquilo tigre, estamos en un lugar publico.
Ambos rieron, o eso intentaron hacer.
-¿Crees en los finales felices?
-Crecí en una abadía Rei. ¿Tú qué crees?- respondió con otra pregunta.
-yo sí.- dijo muy seguro el pelinegro. Boris lo miró fijamente- Aunque el chico no se quede con el chico al final de la historia.
Dorado y lavanda se enfrentaron. El primero centelleaba lleno de esperanza, el segundo reflejaba la duda. Ya nada importaba, comenzaba a amanecer, y eso era suficiente para sobrevivir otro día.
-Vamos Rei, te invito el desayuno.
-¿En serio?
-Claro... pero cada uno paga lo suyo.
-Ya sabía que esto no podía ser tan bueno.
-Sólo bromeo. Tú pagarás por los dos.
-¡Boris!- advirtió Rei.
o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.o Fin o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.o
Un intento de romance. No quería caer en la trillada situación de enamorados, así que relaté todo desde otra perspectiva xDDD
quizás y sólo quizás, escriba un lemon... todo depende del estado de animo y el tiempo libre xDDD
saludos a todos (Fito Paez, Naturaleza Sangre)
