Disclaimer: PJO no me pertenece, sino a Rick Riordan


Primavera

No se puede aprender nada de los fantasmas; tampoco de los gigantes, mucho menos confiar en ellos.

Los pensamientos que se arremolinaban en su mente prácticamente se estancaban en esas palabras, en esos recuerdos que ahora eran aguijones del pasado que rasgaban su felicidad cada vez que recordaba.

El amanecer en soledad con las mejillas manchadas con lágrimas secas era algo frecuente, tan normal como la caída de la nieve en invierno, las lluvias en verano o las hojas marchitas en otoño; porque para ella, la primavera solo podría mostrarse cálida cuando sentía su presencia o sería tan gélida cual copo níveo en la acera.

El suave apretón en su hombro derecho la reconfortó, calmando las tormentosas nubes y los relámpagos centellantes de dolor en su corazón. Tal vez porque Zeus era su padre ella podía hacer eso; pensaba, mientras una leve sonrisa dulce dominaba su rostro.

Antes de que incluso pudiera reaccionar a su presencia y ponerse de pie, unos brazos la rodearon de la cintura, un cuerpo ligero y pequeño se apoyaba en su espalda; un cálido beso depositó en su mejilla, cuando logró colocar su rostro justo al lado suyo. Tan sutil, tan ligero; aun así le hacía tocar el cielo y acelerar su palpitar al extremo.

"Estoy aquí"

Ella se movió ligeramente, alejando su visión de dos pequeños santuarios de piedra que había construido para ellos; el recuerdo de su hermoso caballo y su preciada hermana, ambos caídos en batalla; ambos motivos importantes que le impedían avanzar con más frecuencia.

Unos labios ajenos la dominaron y si pudiera rodaría los ojos; tan dulces palabras pero la misma actitud salvaje, la que la había salvado de caer totalmente en la oscuridad.

Se apartó de su lado con calma, sus ojos azules la miraban comprensivamente; y sus labios le obsequiaron una pequeña sonrisa.

Solo para ella

Se puso de pie con lentitud, dando una última oración a su madre y al resto de los dioses por las almas de sus amigos; luego se dio la vuelta y entrelazó su mano izquierda con ella.

En una sonrisa sincera, solo para ella; se alejó de aquel lugar con una luz de esperanza renovada.

Su primavera había llegado.


Nuevamente dedicado a Lira, mi pequeño aporte para los amantes del Theyna como ella.

Te quiero preciosa y fue un gusto escribir esto para ti.