Esta historia fue publicada por primera vez el día 4 de junio de 2010, pero por fallos técnicos tuvo que ser borrada el día 12 de junio de 2010. Ahora vuelve ha estar colgada para que pueda volver a ser leída.

Disclaimer: Nada reconocible es mío, sino de la maravillosa J. K. Rowling, yo sólo me atribuyo el mérito de la historia. Aclarado este punto: disfruta.


PEQUEÑO HANGLETON

Sorvolo Gaunt: poderoso y anciano

La niña termina de salir, y Sorvolo Gaunt observa como la mujer cierra los ojos, agotada. La orgullosa, hermosa y estúpida Eleonora Gaunt no puede con su alma, no se tiende en pie y se mantiene tumbada entre las asquerosas y mugrientas sábanas de su cama. Está débil, delgada y demacrada, las mejillas hundidas en los huesos, la piel pálida. La niña se parece a ella; igual de delgada, igual de pequeña, igual de bonita. Es una Gaunt, tiene los rasgos de la familia y eso es lo más importante, puede que no se adapte a los estereotipos de belleza del lugar, ni a los cánones de la época, pero a él no le importa, es una Gaunt, y en ella solo ve lo que necesita ver; otra descendiente de Salazar Slytherin, tal vez la mujer que en un futuro devolverá el honor a su familia, limpiará su nombre y les devolverá sus riquezas, la mujer que hará que los asquerosos muggles y sangresucias se postren a sus pies, que los magos más poderosos les rindan pleitesía y se conviertan en sus vasallos. ¿Quiénes son el director de ese colegio lleno de traidores a la sangre y escoria y el Ministro de Magia al lado de sus hijos, descendientes del mago más poderoso que jamás haya existido? Nadie. ¿Qué podrán hacer comparado con el futuro que les espera a Morfin y a Mérope? Nada. ¿Cómo serán capaces de mirarles a los ojos o dirigirles la palabra sin sentirse sucias ratas de alcantarilla? No podrán.

La comadrona le entrega la chiquilla. Sorvolo Gaunt acuna a la niña entre sus brazos con toda la delicadeza de la que es capaz. La mira a los ojos, marrones, grandes y brillantes, y con esfuerzo, sonríe. Una sonrisa algo desdentada, cansada, macabra. Su figura escuálida apenas parece capaz de aguantar el ligero peso de su hija, pero se las arregla para no caer. Tiembla, es la silueta de un hombre macilento, ha pasado hambre, pero no le importa. Ya nada importa. Los niños los sacaran de este infierno. Dejarán Pequeño Hangleton en cualquier momento.

La niña sonríe y levanta un bracito hacia su padre. Él la mira sin entender. No comprende a los niños, no conoce el significado del cariño o el afecto. Es su hija y tiene que protegerla, pero no sabe muy bien porqué. Tampoco es importante. Porque nada es importante más que el futuro, el futuro que les espera, que Morfin y Mérope les podrán dar. Porque está seguro que la niña, fea a los ojos de los demás, algún día será una princesa y volará con la gracia de una mariposa. Y Morfin se alzará poderoso, como el señor de las serpientes que es, y les protegerá.

Porque el poderoso y viejo anciano y su orgullosa, hermosa y estúpida esposa tendrán lo que se merecen, lo que siempre debería haber sido suyo; una casa grande y bonita, una fortuna imposible de dilapidar, la adoración que merecen por su apellido y un puesto en lo más alto de la pirámide de la comunidad mágica, lo más alto de la jerarquía.


Esta es la primera de una serie de cinco viñetas relacionadas con Pequeño Hangleton. Todas ellas se centrarán en un personaje distinto, pero seguramente algunas, como esta, darán especial atención a Mérope, depende del personaje. Supongo que le tengo algo de cariño a la chica, aunque no sé porqué.

Sé que ya tengo una serie de viñetas sobre T. Nott y Luna, y traigo entre manos un proyecto bastante grande de Twilight, pero como esto será pequeño y cortito he decidido dedicarme a él también. La continuidad de publicación de los otros proyectos no se verá afectada por Pequeño Hangleton, ni viceversa.

Dicho esto, espero que te/os haya gustado lo suficiente como para seguir leyendo.

Atte: Elle Percy Hunt (besos y abrazos a todo el mundo).