Esta historia está ambientada totalmente en el mundo oriental, llevaba tiempo queriendo escribir algo así y entre un capítulo y otro de mi fic UsIr escribí este corto ^^ . La verdad es que la inspiración surgió escuchando la canción de Hetalia "Aiyaa, 4000 years" , de ahí que haga referencia a esa cantidad de tiempo. También debo mencionar que esta historia está dedicada a una de mis mejores amigas, mi querida sensei taiwanesa Yana 3 Espero que te guste tu regalo! ^^
Disclaimer: ni la serie de Hetalia ni sus personajes (por desgracia) me pertecen, todo el mundo sabe que son del gran Himaruya =3
Entre la espesa maleza de oriente, altas montañas como gigantes, e infinita muralla cual oceáno, se esconde una tierra sagrada en la que los dragones habitan tranquilamente junto a sus gentes, ese país era China.
Hace 4000 años, cuando apenas se conocía mundo, China era un gran imperio en el que lo primordial eran la familia, la patria, y los dragones. Una de las familias más ricas y conocidas, los "Zi shu" , tenían una hija conocida en todo el reino por su belleza, se llamaba Mei. Los ojos de la jóven eran negros y profundos como los de un dragón, y su larga, lisa y sedosa cabellera era de un tono castaño oscuro, tan parecido al de los árboles orientales, que parecía hija de la naturaleza. Su tez en cambio era pálida y suave, y su rostro dulce y amable inspiraba ternura a cualquiera que la mirara.
Un día, la joven se encontraba en su habitación decorando las paredes con tinta, la verdad es que tenía un talento innato para arte, era algo que le venía de familia, Al acabar, estaba tan satisfecha por su trabajo que decidió relajarse y dibujarse un dragón en su antebrazo. En ese momento alguién llamó a su puerta. Al abrir la puerta correriza se vio a la joven portando un precioso vestido rosa de corte oriental y anchas mangas, al cual acompañaba con una rosa blanca que decoraba su cabello.
- Yao, ¡Cúanto tiempo! ¿Cómo estás? - La joven de origen taiwanés sonrió dulcemente al ver a su amigo de la infancia. Yao era hijo de los Wan, una familia que había estado sirviendo a los Zi shu desde hace generaciones. Aun así, Mei y Yao tenían la misma edad, por lo que jugaban juntos de pequeños y siempre fueron grandes amigos.
- Tu padre te reclama, dice que tiene que hablar de algo importante.
-Pero no estés tan serio Yao~ ¡Es aburrido! -Bromeaba la taiwanesa golpeándole en el hombro.
- ¡Q-que duele,Aru!
- Jaja perdonaa princesita
- ¡No me llames princesita! Está claro que soy un hombre,Aru!
- ¿Por eso te confunden de vez en cuando con mi hermana?
- Kyaa! ¡Te vas a enterar Mei Zi shu! ¡Ven aquí! - Y corriendo por la casa los jovenes reían jugando al gato y al ratón hasta que toparon con el padre de Mei.
- ¿Ya estais otra vez de juegos? ¿No te ha dicho Yao que quería hablar contigo?
- Sí padre, solo le obligué a hacer algo de ejercicio, a ver si echa músculos de una vez -rió Mei.
- ¡Oye! Yo estoy perfectamente para ser un chino de 19 años -La verdad es que el chico no se veía mal, su cabello era tan negro que parecía tinta, y lo portaba recogido en una pequeña coleta. Sus ojos en cambio eran castaños, podría decirse que al contrario que Mei, como el yin y el yang. Aunque, hay que admitir, que no era muy alto, y tampoco muy musculoso, tal vez Mei tuviera razón.
- Bueno, ahora lo que importa es tu futuro Mei. Vas a cumplir 18 años, y pese a ser la princesa más bella de toda china sigues soltera, sabes que significa eso,no? - Mei desvió la mirada, sabía lo que significaba, pero ni loca se casaría con alguien por su fortuna, eso no iba con ella.- Si en tu próximo cumpleaños sigues soltera yo mismo me encargaré de organizar tu boda con el mejor postor, así que si no quieres que eso ocurra, ya sabes que debes hacer - Y dicho esto, se fue por donde había venido, dejando a una aturdida taiwanesa y a un preocupado amigo.
- Oye Mei, si quieres hablar...
- Gracias Yao, pero ahora mismo me apetece ir a caminar por el lago... ¿Quieres venir?
-¡No se hable más!
Los dos amigos se sonrieron y fueron a pasear por el gran jardín de la familia, el cual contaba con lago propio. Montaron en una pequeña barquita y mientras Yao remaba Mei iba cogiendo con sus manos varios nenúnfares que por allí flotaban.
- Te gusta mucho esa flor, ¿Cerdad?
- Ah, sí... la verdad es que la envidio...
- ¿Y eso? - Preguntó curioso su amigo.
- El nenúnfar es una flor preciosa, única entre todas las flores. Es la única capaz de ser independiente, separarse el grupo o lugar junto al que ha nacido, flotar, ir a donde quiera... es libre... y los insectos la respetan y visitan, pese a su hermosura nadie quiere hacerle daño, ni las carpas... - Yao escuchaba sonriente, realmente su amiga era increíble, y adoraba escucharla cuando hacía poesía, aun sin que ella fuera consciente de lo que hacía.
- ¿Sabes Mei? El hombre que se case contigo será afortunado - Ojalá pudiera decir lo mismo de mí -Y los dos estallaron en carcajadas, salpicándose agua y pasando juntos un agradable y familiar rato, uno de los últimos por desgracia.
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