Disclaimer: Los personajes pertenecen a Suzanne Collins o a J. K. Rowling. Todo lo relacionado a el mundo mágico pertenece a J. K. Rowling. La idea es lo único que me pertenece.


— ¡Auch!— dijo Peeta mientras sacudía su mano.

— ¿En que estas pensando hijo? Con esta ya es la tercera vez que hoy te quemas y tú no eres el más descuidado de mis hijos.

—En nada…

— ¿Peeta?— dijo su padre encarnando una ceja.

—En una semana regreso al colegio.

Su padre aguardo un momento y al ver que Peeta no seguía, invitándolo a seguir dijo —Así es y…

— ¡Sólo me queda un año y quizás no la vuelva a ver!— explotó Peeta. — ¿Cómo se supone que me acerque a ella si en 12 años no pude?

—Katniss.

— ¿Quién más?

—Hace tiempo que no me hablas de ella, incluso llegue a pensar que ya no te importaba.

—Como si eso fuera posible— bufó.

—Mira, no voy a alentarte ni darte ánimos porqué si no logre convencerte de acercarte en 12 años dudo que lo haga ahora, pero lo que si te diré es que es posible que la veas después del colegio, su madre vive cerca.

— ¿y si no regresa? No son muy unidas.

El señor Mellark conocía tanto a su hijo que ese pesimismo, nada digno de él lo sorprendía, después de un momento dijo— Su amigo, Gary ¿todavía asiste al colegio?

—Gale, salió el año antepasado, juega para los Tornados de Tutshill, es cazador— Peeta dijo con pesadez.

—Entonces ya no andan de aquí para allá juntos ¿ahora qué te detiene? Porque eso era lo que te frenaba ¿no? –dijo mientras agitaba su varita y limpiaba la mesa.

—No puedo competir contra un jugador de Quidditch profesional.

— ¿Perdón? Peeta ni siquiera te consta que tengan ese tipo de relación y aunque la tuvieran tú no eres menos que ese Gael…

—Gale.

—Como sea, Peeta escúchame— dijo muy serio mientras posaba ambas manos en los hombros de su hijo. –Nunca te creas menos que los demás, que nadie ¿entendiste? Ni siquiera menos que el ministro mismo, el puesto o la ocupación en la que se desarrollan es eso, un trabajo, pero no determina quien realmente somos y tú eres un chico excepcional, eres gentil y amable, sabes mentir y eres muy persuasivo pero sé que nunca le harías daño a alguien si pudieras evitarlo, no tienes ningún problema en reírte de ti mismo, eres responsable y muy inteligente. Y dicho esto no quiero que te des aires de grandeza porque de eso tampoco se trata—. Dijo esto con una cálida sonrisa.

Peeta miro los ojos de su padre y quiso agradecer sus palabras pero al encontrarse con el mismo azul que decoraba su propio rostro se sincero. —No quiero que me rechace

— ¿y si no lo hace?

— ¿Y si sí? No podría ni volver a observarla.

—Podrías intentar ser su amigo.

—No tiene muchos amigos.

—Punto a tu favor. Se harían muy cercanos.

— ¿De qué le hablo? No tenemos nada en común.

Habían tenido este tipo de conversación muchas veces y el señor Mellark ya empezaba a cansarse de la inseguridad de su hijo. –El colegio, las clases, los profesores, su asignatura favorita, los ÉXTASIS…

La señora Mellark entro y en ese instante el papá de Peeta calló, ella los miro y dirigiéndose a su esposo dijo —Un pedido —. Él asintió y cruzo la habitación rumbo al mostrador. Ella giro sobre sí misma no sin antes regalarle una mirada inquisitiva a Peeta, dejando a este preguntándose sobre cuanto había escuchado su madre.

Peeta se dirigió a su habitación y mientras subía las escaleras repitió mentalmente la conversación que acababa de tener con su padre. Por su bien deseaba que su madre no hubiera escuchado la conversación, cada vez que ella lo oía hablar sobre Katniss empezaba a enumerar las virtudes que poseía su amiga Delly, la zapatería de sus padres estaba en la parte superior de esa lista, sin mencionar que le cargaba más trabajo (incluso cuando creía que no podría con más) y le decía bueno para nada dos veces más por encima del promedio.

Después de tantos años Peeta ya era inmune ese tipo de tratos y comentarios por parte de su madre, lo que nunca le había quedado claro era el porqué de estos, y tampoco entendía como alguien como su padre se casó con alguien como su madre. La única vez que Peeta le menciono esto a su padre este le contesto sólo con un "ella no fue siempre así".

Mientras se dejaba caer en su cama pensaba en Katniss y en la única vez que su madre había hecho un comentario a favor de ella. Había sido ya hace un año de eso, recordaba que estaban comiendo y uno de sus hermanos menciono que la chica furtiva (apodo que se sus hermanos le habían dado a Katniss por su caza) estaba en el quemador vendiendo queso de cabra, el cual ni siquiera sabían que hacía, aunque Peeta si lo sabía, ya que antes Katniss había ido a la panadería para venderle parte del queso a su padre, el cual lo pago con una generosa cantidad de pan. Su padre menciono el hecho de probablemente se había visto obligada a venderlo ya que su hermana pequeña entraría ese año a Hogwarts. Peeta se sorprendió de haber pasado por alto ese hecho, para el Prim era como una niña pequeña aun, pero lo que más le sorprendió fue el comentario que realizo su madre "esa chica es una sobreviviente, cualquiera en su lugar ya habría muerto". A Peeta le hervía la sangre y lucho consigo mismo para no responderle a su madre, le hubiera gustado decir –no gracias a ti- y echarle en cara la noche le había gritado a Katniss por revisar su basura, misma noche que Peeta se ganó un par de golpes por parte de ella.

No entendía como su madre podría hacer un cumplido a Katniss y molestarle el hecho de que su hijo estuviera enamorado de ella. Ante los ojos de su madre la única chica de la que debería enamorarse Peeta era Delly y eso no era posible, ya que él y Delly eran como hermanos y además esté sabía que no tendría ojos para nadie más que para Katniss.

Peeta empezaba a imaginar qué tipo de charla podría tener con Katniss cuando su madre le gritó pidiendo que bajara y limpiara quien sabe qué cosa. Peeta bajo las escaleras y le quedo claro que si su madre no había escuchado la conversación que sostuvo con su padre por lo menos se abría imaginado de quien hablaban.


¿Qué opinan? ¿merezco un review? :D:

Es mi primer fic, así que desean mandarme a los mutos háganlo con cariño.